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jueves, 29 de septiembre de 2016

Cómo me topé con el Muro de Berlín

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, o eso creía yo hasta que llegué al km 34 del Maratón de Berlín del pasado domingo.
Pero vayamos por partes, como decía el viejo Jack (el Destripador).

Recta final. Me costó llegar hasta allí, la verdad.

Como os comentaba en mi última entrada llegaba a este maratón mejor que nunca y con muy buenos datos para intentar bajar de 3:39 (mi MMP). Sabía cómo tenía que correr y tenía bien planificada la carrera.
Pero luego, allí, en algún lugar de la capital alemana cerca de Breitscheidplatz, en el km 34 de la carrera, me di de bruces con el Muro de Berlín, ése que felizmente derribaron hace ya años para todo el mundo menos para mí (y supongo que para muchos otros compañeros de fatigas).
La pregunta es: ¿por qué? Sabiendo que estaba bien y sabiendo a qué ritmos tenía que correr cada tramo de la carrera precisamente para que no me pasara esto, ¿por qué me pasó?
Y las respuestas son: por idiota, por ambicioso, por pecar de entusiasmo, por perseguir una marca, por…
Justo unos días antes de la carrera un amigo me escribió para animarme y para decirme que iba a conseguir mejorar esa MMP porque no conoce a nadie tan milimetrado como yo a la hora de correr. Pues sí, normalmente soy milimetrado y corro como tengo que correr, pero este domingo no lo hice.
Yo, según la prueba de esfuerzo y según los últimos entrenamientos, debía correr hasta la Media Maratón sin pasar de 137 ppm y luego hasta el km 38 sin pasar de 153 ppm. Si hubiese tenido un día bueno, a ese ritmo iba a correr a cerca de 5 min/km o poco más. Eso me hubiera asegurado llegar a la segunda parte de la carrera con chispa para luego acelerar poco a poco y terminar a tope como hice en Sevilla’15. Y con mi estado de forma actual seguramente podía haber terminado en Berlín en menos de 3:39.
¿Y por qué no corrí así? Pues porque también sabía que si tenía un día perfecto podía acercarme a terminar en un tiempo de 3:30, lo que me daba acceso a calificarme para Boston en los siguientes dos años. Así que, además de mirar el pulso iba mirando el ritmo, y ahí veía que iba un poco lento para esa marca. Y así, cuando estaba viendo que mi pulso en esa primera mitad de carrera se acercaba a 140 ppm (o incluso un poco más a veces), aunque intentaba bajarlo tampoco frenaba la suficiente. “Por 2 o 3 pulsaciones por encima no pasará nada” pensaba en mi obcecación por correr rápido. Además, también me pasé de las 153 ppm demasiado pronto.
"No pasará nada", seguía pensando. Y sí, sí que pasa.

Gráfica de mi pulso en la carrera. Subo de pulsaciones antes de tiempo y se ve la caída en la parte final. KO.


Pasa que, de entrada, estaba tan concentrado en el ritmo que no disfruté de la carrera (que siempre ha de ser mi principal objetivo). Berlín es un gran maratón, uno de los Majors, y yo me lo perdí por no mirar más allá del tiempo. No aprecié en su totalidad el ambiente de la gente animando, que sin llegar a ser como en Nueva York (nada es como en Nueva York) la animación del público era muy buena, excelente. No gocé de la inmejorable organización ni de la compañía de los demás corredores de todo el mundo (ni siquiera intercambié unas palabras con otros corredores). En fin. Me perdí muchas cosas por un sueño imposible de alcanzar sin correr con cabeza.
Puedo hablar de lo mal que dormí los días previos, del calor que hizo para ser Berlín a finales de septiembre, de… Excusas. Excusas que no justifican una mala carrera.
El caso es que corrí a 5:16 hasta el km 34. Un ritmo para hacer MMP si lo hubiera podido mantener. Pero a partir de ahí vi que no podía seguirlo. Sin más. No tenía hambre, pues en cuanto a geles y glucosa tomé más o menos lo de siempre y no fue una pájara por bajón de glucemia (como me pasó en mi primer maratón en Barcelona’96). Simplemente fue que al haber ido forzando ese poquito desde el principio, cuando llegué al punto en el que debía echar el resto ya no me quedaba nada del resto. Gasté mis balas demasiado pronto y cuando llegó el duelo final me quedé desarmado. Y ahí se me fueron 10 minutos en los últimos y eternos 8 kilómetros. Incluso tuve que pararme un poco un par de veces porque literalmente no podía con mi alma.
Según mi médico, Joseba Barrón (Senkirol.com) lo que me pasó es que: "Desde mi punto de vista la primera media está bien realizada. Prueba de ello es que tenías glucógeno suficiente para alcanzar tu frecuencia cardíaca máxima habitual en competición. Solo ha habido un error de precipitación que comparto con tu lectura de la carrera. El ascenso progresivo del pulso de la segunda mitad ha sido demasiado rápido. Eso se ha debido a la búsqueda de un ritmo por km en vez de un ritmo fisiológico de pulso. Ir por encima del segundo ritmo de carrera antes de llegar al km 38 ha supuesto el agotamiento de los depósitos de glucógeno".
En fin. Tampoco me puedo quejar ya que 3:49:09 es mi 4ª mejor marca de mis 15 maratones. Y he aprendido una buena lección. Espero que no me vuelva a pasar.
Por lo demás, y aparte de lo deportivo, el viaje a Berlín ha sido una maravilla. He conocido una ciudad estupenda y me lo he pasado en grande con mis amigos de los Beer Runners de Bilbao, Jon, Javi, Gabi y Enrique. Todos ellos terminaron y disfrutaron (y sufrieron) la carrera. Son unos grandes. Grandes personas y grandes deportistas.
Jon corrió conservador y así y todo hizo su primer maratón en 3:31:12. Seguro que en sus piernas tenía 3:20, pero creo que hizo bien en no arriesgar y acabar con muy buenas sensaciones y una marca muy buena. Gabi terminó su segundo maratón en 4:00:37, pero podía haber hecho mucha mejor marca ya que la primera parte estuvo acompañando a Javi. Como muestra de lo bien que llegó al final está el dato de que corrió el km 40 en 4:34. Chapó. Enrique se reguló muy bien y terminó en su debut en la distancia en 4:02:13 muy entero. Javi, por su parte, sufrió al final de molestias en las piernas para terminar en 4:15:58. También era su primer maratón. Enhorabuena a todos. Seguro que habrá más maratones para todos.
Y aquí os dejo unas cuantas fotos del viaje. Hablan por sí mismas de lo mucho que hemos disfrutado.










Con Martín Fiz en el aeropuerto de Bilbao. Qué grande es este tío. Dijo que quería hacer 2:26:30 y terminó en 2:26:32. Récord del Mundo de nuestra categoría M50 (somos de la misma edad) y un paso más en su reto de ganar los seis Majors. Un gran campeón muy asequible para los del montón como nosotros.

La correcta hidratación ha sido una parte fundamental en el viaje.

Soñando despierto el viernes.





Ya estábamos todos los importantes.

Paseo el sábado por la mañana trotando un poco.














Después de la carrera la foto del viernes cambió un poquito.



Impresionante el edificio del Parlamento alemán.


















Tiempos de paso intermedios. Muy regular hasta casi el km 35.