A la sombra tras la carrera. Contento por haber terminado.
Tras haber corrido bajo la lluvia hacía tres semanas en el Maratón de Burdeos, para este maratón que homenajea al gran campeón y gran persona Martín Fiz se esperaba calor para la parte final. Y así fue.
Antes de salir incluso hacía algo de frío, pero el día estaba despejado y la previsión era que acabaríamos la carrera cerca de los 30ºC, así que tenía que salir mentalizado de que iba a pasar calor y que era importante beber agua y refrescarme bien.
Correr se está convirtiendo en una hermosa forma de socializarnos con los demás, y gracias a internet y a grupos de corredores como los Beer Runners de Bilbao esta vez no fui solo al maratón, sino que me acompañó Elena, una chilena (bilbaina de adopción) que estaba muy motivada por correr su primer maratón. Antes de salir nos encontramos con Mark, un inglés (bilbaino de adopción) que es un amigo común de los dos. ¡Qué pequeño es el mundo!
Y así, con la ilusión de Elena y mi temor a ver cómo respondía mi cuerpo en el cuarto maratón del año empezamos a correr.
No me gustó la salida, ya que inmediatamente detrás de los que íbamos a hacer el maratón, salían los del medio-maratón, y seguido los de la carrera popular, por lo que en los primeros kilómetros un montón de corredores rápidos nos pasaban por encima.
Luego ya la cosa se calmó, pero como hasta el km 15 era el mismo recorrido para el maratón y la media, todo el rato iba rodeado de gente que no iba al ritmo que a mí me gustaba y a partir del km 15 ya íbamos más tranquilos pero sin el apoyo que da correr en un grupo más numeroso.
Yo creo que sería mejor que la media y la carrera popular salieran más tarde, y no mezclarnos. Pero, una vez más en la vida no puedes elegir y hay que adaptarse a lo que hay, y si los organizadores prefieren hacerlo así, pues quién soy yo para decidir otra cosa.
Hasta el km 10 procuré ir despacio, pero como la gente me aceleraba al final resultó que, pese a mis intentos por bajar el pulso, corrí ese tramo demasiado acelerado para mi gusto y no me encontré muy a gusto. Luego tuve un rato en el que iba mejor, pero no llegué a disfrutar de mi ritmo en ningún momento, así que mi cabeza trataba de pasar los kilómetros lo mejor que podía.
El medio maratón no lo pasé muy mal, pero ya empezaba a notarse el calor.
El maratón comienza en el km 30. Es lo que sé y lo que digo siempre. Y en esta ocasión llegué a "la salida" medio muerto, o sea, que tuve que echar mano de toda mi motivación y fuerza de voluntad para saber que me iba a tocar sufrir un poco más durante una hora y pico todavía.
La verdad es que, entre el calor y que esta parte del circuito era por las afueras de la ciudad, con poco público y a pleno sol todo el rato, se me hizo algo dura. No iba tan mal como en Barcelona en marzo, pero desde luego mis sensaciones no eran las de Sevilla en febrero.
Además, por lo que vi, en Vitoria hay muchas zonas verdes, pero pocas fuentes, así que solo podía coger agua cada 5 km en los avituallamientos. Menos mal que de vez en cuando había alguien del poco público de esa zona que nos daba algo de agua.
Yo sabía, porque así lo ponía en el perfil, que entre el km 35 y el km 40 picaba para arriba el circuito. Pero, según el perfil, a partir del km 40 debía ser todo bajar.
Pero, ¡ay! A unos 700 metros de la meta había que subir un repecho mortal de necesidad, y entre el calor que ya hacía (casi 30ºC a la sombra), la fatiga y esa cuesta, los últimos metros se me hicieron muy largos.
Pero acabé, que era lo importante. Y acabé contento, como debe ser.
Ahora me queda en junio el maratón de Laredo. Ya estoy inscrito y supongo que lo terminaré. Las piernas apenas sufrieron en Vitoria. De hecho ayer mi masajista me dijo que no se notaba que hubiera corrido un maratón el día antes. Pero como en Laredo haga calor, y teniendo en cuenta que es un maratón de cuatro vueltas al mismo circuito, creo que necesitaré que mi cabeza trabaje ese día al 110%. Y creo que se me está ocurriendo una idea para mantener la ilusión y la motivación bien altas hasta ese día. Ya os contaré.
El sábado con el dorsal.
Con Elena, Mark y otro amigo antes de salir. Todavía hacía fresquito.
En plena carrera.
Últimos metros.
Otra vez más feliz de acabar un maratón.
Con Elena, ya recuperados. Toda una campeona, pues pese al calor bajó de 4 horas que era su objetivo.
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