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viernes, 13 de octubre de 2017

Gorbeia Suzien 2017: barro, rocas y cuestas

El pasado sábado participé en la durísima carrera de trail “Gorbeia Suzien”. Sus datos lo dicen todo: casi 32 km con 2.400 metros de desnivel. Como me dijo Javi, un compañero Beer Runner que corrió conmigo y con Mario, haciendo un cálculo somero salen 16 km subiendo y 16 km bajando, y como hay que subir más de 2.400 metros (los mismo que hay que bajar) en 16 km, el cálculo sale que la pendiente media de subida es de un 15% de media. Teniendo en cuenta que la subida al Tourmalet es de 18,5 km a una media del 7,5%, pues me quedó bien clarito que esta carrera iba a ser mucho más dura de lo que había pensado ingenuamente al apuntarme al sorteo de dorsales.
En la Cruz de mi montaña favorita.

Y es que la Gorbeia Suzien es una de las grandes carreras de montaña del calendario y hay mucha gente que quiere participar. Forma parte de las “Skyrunner National Series” y este año era Campeonato Europeo de las Skyrunning. Pero el monte Gorbeia y el Parque Natural que lo rodea es un entorno protegido privilegiado que tenemos en Euskadi, y hay que cuidarlo, por lo que el número de plazas para correr aquí está limitado. Así que para participar hay un sorteo.
El caso es que me apunté al sorteo y me tocó un dorsal. En principio no tenía previsto hacer una carrera de monte tan dura en esta época del año, ya que tengo el Maratón de Valencia a la vuelta de la esquina. Pero el Gorbeia siempre ha sido mi montaña favorita y me hacía ilusión correr esta carrera, por lo que en septiembre hice cuatro entrenamientos por monte. Sí, ya lo sé. Muy pocos.
Así que allí estaba yo el sábado por la tarde, con Javi y con Mario en Zeanuri tomando una cerveza tras recoger el dorsal. Y fue entonces cuando Javi me puso los números de la carrera sobre la mesa y me dio también el dato de que Agus, otro compañero que es de los buenos en esto del trail, el año anterior había tardado unas 5 horas y media en acabar la carrera (hay 6:30 horas máximo). Y además, está la espada de Damocles de tener que pasar por el control de la Cruz del Gorbeia en menos de 3 horas, que parece mucho tiempo para hacer 13,5 km, pero teniendo en cuenta el terreno y el desnivel hasta allí (la mayor parte del total a sumar en la carrera) se me antojaba difícil.
Bueno. Tan tranquilo que estaba yo en mi ignorancia pensando que iba a tardar unas 5 horas en completar el recorrido. ¡Ay! ¡Qué ingenuo!
Rápidamente mi cabeza empezó a pensar en el plan B por si acaso no pasaba el corte en la Cruz. Por suerte, desde allí el recorrido hace un bucle de bajada y fuerte subida hasta el Aldamin para llegar al collado que separa el Aldamin del Gorbeia. Así que, en caso de necesidad, desde la Cruz podía bajar al collado (ya fuera de carrera) y unirme de nuevo al recorrido acortando 4 km y con una fuerte subida menos en las piernas. Pero bueno, ése era el Plan B, pero iba a luchar por el Plan A, o sea, terminar la carrera en menos de 6:30 horas pasando por la Cruz en el tiempo.

A por la Cruz
Tras un buen madrugón para poder aparcar en Zeanuri, tomamos la salida a las 9 en punto con ilusión y con miedo. Por suerte hacía un día muy bueno, así que no íbamos a tener que luchar contra la lluvia y el frío.
En la salida. Listos para sufrir.

Tras un primer km por asfalto para salir del pueblo, enseguida corríamos (y andábamos) monte arriba. Desde ahí hasta las inmediaciones del Lekanda (km 8) era todo cuesta arriba, con tramos con fuerte pendiente. Además, en los primeros kilómetros había ya muchas zonas con muchísimo barro acumulado, tanto que a veces se formaban atascos de varios minutos entre los que íbamos detrás para poder pasar. Tanto barro hace que avances mucho más lento que lo normal, y a veces ni avanzas, ya que los resbalones nos hacían descender cuesta abajo.
Subiendo como podía.

Javi y Mario un poco mejor que yo.

Por fin, tras 1:45 horas luchando con la pendiente y el barro llegué al km 7,5 bajo la peña Lekanda, para ir descendiendo por terreno más cómodo hacia Arraba, donde había un avituallamiento en el km 8,5. Me quedaba algo más de una hora para pasar el corte de la Cruz (km 13,5). Justito.
En Arraba me encontré con Almu, otra compañera de equipo que estaba viendo la carrera. Me dijo que Javi y Mario habían pasado por allí unos pocos minutos antes que yo. Ya lo sabía porque en la subida les vi en algún momento. Por lo que me dijo Almu, Mario ya iba metiendo presión a Javi porque se les echaba encima el tiempo de corte de la Cruz. Algo que yo ya lo veía también.
Tras un pequeño descanso y comer algo, corrí lo que pude por Arraba para ir subiendo hacia el cresterío de Arrabakoatxa, Aldabe, Artalarra y Gatzarrieta. Este cresterío mantiene más o menos la misma altitud, pero al ser un terreno muy rocoso, los que no tenemos técnica de correr por rocas debemos avanzar despacio para no rompernos la crisma, con lo que ahí perdí bastante tiempo.
Por fin dejé atrás las rocas y por una bajada muy pronunciada llegué al avituallamiento que había antes de comenzar la durísima subida hacia la Cruz. Llevaba 11,5 km en 2:30 horas, y solo tenía media hora para subir 2 km y salvar 450 metros de desnivel. Imposible para mí, ya que con ese desnivel sé que por los menos tardo unos 20 minutos por km.
Pero, en fin, decidí luchar hasta arriba, aunque veía que era inútil y además tampoco tenía mis mejores sensaciones. Esta cuesta no te da ni un respiro, y además no ves la Cruz hasta que casi estás en ella.
Cuando llegué llevaba 3 horas y 12 minutos. Fuera de control. Bien. Ahora empezaba el Plan B. Aproveché para descansar un momento, comer algo y hacer un par de fotos en este rincón de Euskadi que tanto significa para mí.


Por cierto, Javi y Mario, a los que había visto por última vez subiendo hacia Lekanda donde me llevaban unos pocos minutos de ventaja, pasaron el corte por segundos. Luego, al ver la clasificación final, he comprobado que los últimos clasificados que aparecen en la lista pasaron el corte de la Cruz en casi 3:09, así que yo me quedé fuera por muy poco. No sé si tomármelo a mal o alegrarme.
La sensación que tenía en la Cruz era de alivio, por una parte, por no tener que sufrir en la subida a Aldamin, y de una cierta pesadumbre por no poder terminar la carrera. Es la primera vez que no termino una carrera pedestre. En mi historial ciclista tengo algunos abandonos, pero pocos. No es algo que le guste a ningún deportista. Además, no dejaba de pensar en Agus y otros compañeros que se dedican casi en exclusiva al trail y que se quedaron sin dorsal. Me daba la sensación de haberles quitado el puesto para nada.

Bajada muy dura
Ya recuperado, empecé a bajar hacia el collado para unirme de nuevo al recorrido y seguirlo hasta la meta. Lo que no esperaba era que los 14 km que aún me quedaban iban a ser tan duros, ya que tardé casi tres horas más en llegar a Zeanuri por la cantidad de barro que había en muchos tramos. Casi en ningún momento pude correr a gusto. Además, tuve dos caídas y varios tirones en las piernas, ya que al haber tanto barro la exigencia a nivel muscular era muy grande para el poco entrenamiento que llevaba de correr por montaña.
Por fin llegué a la meta con 27 km en poco más de 6 horas y con 1.900 metros de desnivel acumulados. Una paliza incluso con el “atajo” que hice al recorrido original.
Poco después de llegar yo a Zeanuri terminó Javi su carrera. Mario tuvo que retirarse tras pasar Aldamin por problemas de estómago que le hicieron vomitar. Un día duro para él.
En fin. Que salvo que haya podido entrenar mucho por monte, no creo que participe en carreras de montaña tan exigentes y técnicas como ésta. Y mientras siga teniendo como grandes objetivos de cada temporada correr varios maratones de asfalto, mi actividad de trail será residual. Seguiré haciéndolo, claro, ya que me gusta mucho, pero en entrenamientos o carreras de dificultad media, sin tanta subida dura y tanto recorrido técnico. (Bueno, mientras escribo esto me doy cuenta de que uno de mis objetivos ya casi decidido para el año que viene será el Maratón del Stelvio, que son 42,2 km con 2.350 metros de desnivel, así que mejor no digo nada más, je, je).
Bajada del Aldamin.

Por Arraba.

Arraba. Al fondo Lekanda.




Aritz Egea. Ganador con un tiempo de 3:02:55. Cuando él había terminado yo aún no había llegada a la Cruz. ¡Qué nivel, Maribel!

Podio femenino, con Ingrid Mutter, Celia Chirón y Sheila Avilés.

Los tres en la meta. Tocaba la ducha y comer algo.


Detalle del barro en la pierna de Javi.
Y los datos de mi Strava:

2 comentarios:

  1. Bueno, tenías que intentarlo...Y aunque comentas lo del Stelvio, ten en cuenta que hay más desnivel en esta carrera en 32kms que en esa maratón.Saludos y nos vemos en Valencia

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  2. Ya, pero en el Maratón del Stelvio los primeros 16 km son casi llanos, y luego hay 4 de bajada, así que de subida son 22 km para 2350 m, menos pendiente que en esta carrera, pero tampoco muy fáciles. Eso sí, no habrá el barrizal que hemos tenido aquí, ni las pendientes tan fuertes en varios tramos. Además, el límite de tiempo para acabar en el Stelvio es generoso, ahí no voy a tener problemas.

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