Hacía tiempo que quería hacer el recorrido del maratón de montaña Zegama-Aizkorri, uno de los maratones de trail más prestigiosos del mundo, donde Kilian Jornet ha vencido nada menos que en 9 ocasiones, ahí es nada. Así que este año, ya que apenas hay carreras oficiales, he decidido hacer este maratón y el ultra Hiru Haundiak (101 km) por mi cuenta. Para Zegama me decidí por este mes de abril, y la Hiru Haundiak en principio me lo he anotado para el mes de junio, con los días más largos del año.
Viendo los pronósticos del tiempo, al final fue ayer lunes (Lunes de Pascua) el día elegido. No estoy en buena forma, que se diga, y además me ha coincidido esta semana uno de los brotes que me regala mi espondilitis, con dolor de espalda y días de especial sensación de fatiga. El martes pasado hice una ruta en bici que me dejó muy cansado, así que casi todos los días previos lo único que he hecho ha sido descansar. Por suerte, el domingo ya me encontraba mejor y esperaba tener un buen día el lunes por los montes de Zegama.
Un buen madrugón y a las 8:50 empecé a subir desde Zegama hacia el puerto de Otzaurte, a donde llegas tras los primeros 7 km del recorrido. Me sorprendió la dureza de los 4 primeros kilómetros. Una salida bestial para un maratón tan duro. Ya sufres desde el inicio. Tras pasar Otzaurte, empiezas un rodeo por Arkaungaina y Unamendi, con unos prados preciosos. Luego viene un descenso muy abrupto, pasas un puentecito para salvar un arroyo, y vuelve a endurecerse el recorrido para ir subiendo hacia la primera cima del día, el Aratz.
La primera parte de la subida no me pareció especialmente dura, pero la vista del Aratz ya te deja claro que la subida final va a ser dura. Sobre todo me sorprendió el terreno, porque atraviesas una zona de bosque y rocas con varias dolinas que te hacen subir zonas muy empinadas y técnicas. Eso sí, el recorrido está perfectamente marcado todo el año por la organización de la carrera, y es bastante fácil seguir las marcas de punto amarillo. Luego ya sales a una zona más aérea para coronar el Aratz. Solo llevaba 16 km y ya estaba muy cansado. Arriba hacía viento y me tuve que poner hasta el plumífero. Además, se me quedaron las manos congeladas, menos mal que llevé ropa de abrigo. Por suerte fue la única zona de todo el día en la que pasé frío. En Zegama al salir hacía solo 3ºC, pero el tiempo fue muy bueno todo el día.
De Aratz se baja hacia el túnel de San Adrián (km 19,5), un paso espectacular por la roca con la ermita en medio. Sin duda, uno de los puntos más icónicos del recorrido. En las bajadas procuré trotar donde podía, pero en general, todo el circuito es de un terreno complicado para correr cómodo, ya que o la pendiente es grande o hay mucha piedra y rocas. Los corredores que no somos muy fuertes ni muy hábiles en las bajadas no tenemos mucho margen para correr demasiado.
Tras el paso por San Adrián, cogí agua en una fuente, ya que me había bebido toda la que llevaba. No me suele gustar coger agua de fuentes en el monte, por el riesgo de que te puedes intoxicar, pero no me quedaba otra y me arriesgué.
Poco después, junto a la ermita de Sancti Spiritu, empieza el tramo más duro de la carrera, donde se concentran, sobre todo al final, la mayor parte de los espectadores que hacen de la Zegama la carrera que es, con multitud de público a lo largo del recorrido, a modo de lo que se ve en los grandes puertos del Tour de Francia.
Son unos 2,5 km con más de 500 metros de desnivel a salvar de aquí a la cima del Aizkorri. Muy empinados y por terreno rocoso. Hay una zona en la que el sendero hace unas eses para ganar altitud en la que sufrí más. Luego ya vas por zona más aérea bordeando el cresterío de la montaña y ya casi arriba ves por primera vez la ermita del Santo Cristo que hay junto a la cumbre, lo que me dio ánimos nuevos para llegar, por fin, a ese punto desde donde, ingenuo de mí, pensaba que ya venía lo más fácil.
Arriba había mucha gente. El Aizkorri (km 22,2), como el Gorbea, es un monte muy popular. Saqué unas fotos y paré un rato a comer algo y llamar a casa. Luego yo pensaba que enseguida empezaría la bajada hacia los llanos de Urbia, que ya había hecho lo más difícil. Pero al reanudar el recorrido me encontré que al de poco me apartaba del camino normal para seguir el cresterío hacia el Aketegi, el monte vecino del Aizkorri y que es la cima más alta de la Comunidad Autónoma de Euskadi, bueno no la primera cima, que alcancé enseguida, sino la siguiente, también conocida como Aitxuri (km 23,3). En esta zona el progresar es lento, ya que incluso hay que hacer alguna trepada con la ayuda de las manos. Después, por suerte, el recorrido ya no sube la siguiente cima, Iraule, sino que baja por una senda de hierba y piedras muy empinada hasta Urbia.
Ya en Urbia (km 25) el circuito da una vuelta de unos 5 kilómetros, más o menos llanos, que yo pensaba que serían fáciles. Pero aquí no hay nada fácil y buena parte de esta vuelta es por un terreno que me recordaba mucho a Itxina, en el Gorbea, y que no es nada cómodo para correr, porque es de rocas y con bastante sube y baja.
Por fin llegué al bar (km 29,3) que hay en Urbia y me detuve a por agua, ya no me quedaba nada, y me tomé una cerveza y comí algo. Empezaba a estar algo preocupado porque según mi Garmin iba a acabar más tarde de la 8 y media, por lo que de tener algún percance se me podía hacer de noche, y no llevaba linterna. Por suerte, en la última parte pude trotar más tiempo y terminé a las 8.
Para salir de Urbia me quedaba una subida de un kilómetro hasta un collado que deja a la derecha el Andreaitz (km 30,5). Se me hizo muy duro el ascenso, porque ya notaba mucho el cansancio. Luego la primera parte de la bajada es complicada, aunque luego se alternan zonas fáciles donde fui trotando mientras podía con alguna zona más técnica o con demasiada pendiente como para correr cómodo.
Ya por fin llegué al asfalto final, muy empinado y terminé, como he dicho, a las 8 de la tarde, con tiempo justo para llegar a casa antes del toque de queda nocturno de estos extraños meses.
En resumen, un recorrido muy duro y muy técnico poco apto para corredores como yo, limitados físicamente y sin mucha habilidad para movernos rápido en este terreno. Algunos amigos quieren hacerlo en junio, pero no sé si tengo ganas de volver a sufrirlo. Algún año me he apuntado al sorteo para ver si me toca un dorsal para correr la Zegama oficial, pero después de lo de ayer, no creo que ni siquiera me apunte. Me resultó un día de gran dureza. El recorrido es precioso, eso sí, pero no lo disfruté apenas.
Me parece de otro planeta que el record esté en unas 3 horas y 40 minutos. Yo en ese tiempo estaba aún por el Aratz. Hay que ser muy fuerte físicamente para correr en las subidas del inicio y ser muy hábil para pasar todo el cresterío con velocidad.
Sin contar las paradas para sacar fotos y para comer, tardé 9:30 horas. Con todo incluido me voy a las 11 horas y cuarto.
Os dejo el track y unas fotos.
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