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martes, 21 de noviembre de 2017

Maratón de Valencia 2017

Tras un par de meses preparando este nuevo maratón en Valencia, por fin llegó el tercer fin de semana de noviembre y me cité con la leyenda del maratón por décimo novena vez (por ahora).
Ésta es la foto que mejor resume este maratón: amistad, buen ambiente y paella.

Además, en esta ocasión, como ya ocurriera en Berlín’16, no iba solo, sino que un buen puñado de grandes personas del equipo Beer Runners Bilbao me iban a acompañar. Quiero pensar que el rollo que les meto muchas veces con los maratones ha ido arraigando en los corazones de varios de ellos hasta que les ha hecho animarse a experimentar en su propio cuerpo y mente qué hay de cierto en todo lo que rodea al mito del maratón. Pero sea por lo que sea, el caso es que del equipo nos animamos ¡17 personas! a enfrentarnos a los 42,2 km de Valencia, más algunas más que corrieron en la carrera de 10k. Todo un evento social para los Beer Runners Bilbao (como se está viendo en las redes sociales con decenas de fotos, de comentarios, de “me gustan”, de “kudos”, de “likes”,… En fin, que vamos a saturar los chats a tope, je, je.
Aparte de mí, algunos llegaban a Valencia con algún maratón en sus piernas, pero otros iban con el miedo normal a enfrentarse por primera vez a la distancia. Todos han entrenado duro y se han centrado en completar con éxito la aventura. Y me han dado mucha envidia al ver con qué ilusión han ido pasando las semanas, con sus kilómetros, sus tiradas largas, sus dudas, sus ilusiones, sus anhelos y sus sueños a punto de cumplirse. Y también me han dado mucha envidia al ver la felicidad en los rostros de la mayoría una vez pasado la línea de meta con todos (o casi todos) los objetivos cumplidos, o incluso al apreciar una cierta decepción en los rostros de algunos pocos por no culminar la carrera con el tiempo esperado. Esas sensaciones en un primer maratón (o en un segundo) son mucho más intensas que las que yo pueda tener tras casi veinte maratones completados (aunque me siga alegrando enormemente terminarlos), y las expresiones de sus caras, las casi lágrimas brotando, los abrazos compartidos, los comentarios en el Facebook y todas estas muestras de emociones a flor de piel me han llegado hondo. Yo no soy mucho de expresar sentimientos, pero que sepáis todos que me habéis emocionado, aunque no os lo haya dicho. Estoy terriblemente contento de haber podido veros disfrutar y sufrir.
Bueno, sigo con la crónica antes de que me ponga a llorar.
Todo el fin de semana ha sido mejor de lo que esperaba. Había mucho ambiente de maratón en Valencia, y el buen humor en el grupo ha sido constante. Hemos disfrutado de lo lindo. En la Feria del corredor se respiraba esa atmósfera que rodea a los grandes maratones internacionales. Por cierto, el sábado en la Feria me entrevistaron los de Maratón Radio sobre mi novela “42,2 Muerte en Central Park” (“he venido a hablar de mi libro”, ja, ja, ja).
Valencia tiene un maratón muy importante, de categoría oro, y se nota. Hay mucho corredor extranjero y mucha gente prepara este maratón de manera muy especial, ya que tiene un recorrido llano y de calles anchas que invita a correr rápido y a intentar mejorar marcas.
No era ése mi objetivo. No he llegado preparado para correr fuerte. He venido a correr bien, y lo he logrado. Mi intención era terminar sin mucha fatiga un poco por debajo de las 4 horas, y al final incluso fui más rápido que lo previsto con la sensación todo el maratón de no ir al límite.
La única pena que tengo es de no haber podido ayudar a algunos de mis compañeros a bajar de 4 horas. En especial en el caso de Iñakitxu (qué gran persona), al que le perdí la pista según íbamos al cajón de salida y no le vi hasta que llegó a meta, por lo que no pude ayudarle a ir con el ritmo adecuado. Creo que podía haber corrido cerca de las 4 horas, pero por esas razones que solo el maratón lo sabe, a partir del km 26 dejó de ir bien y se fue más allá de las 4 horas y media teniendo que caminar a tramos. Y me sabe mal por él, porque dentro de su particular personalidad de corredor, ha hecho las cosas más o menos bien en cuanto a los entrenamientos, y aunque ha terminado con éste cuatro maratones, él sigue sin considerarse maratoniano. Que sí, Iñaki, que lo eres.
También siento mucho que Gabi no haya podido bajar de las cuatro horas. Le pasó casi lo mismo que a Iñaki. Y eso que con Gabi fui los primeros 9 o 10 km y estaba corriendo bien, o esa impresión me dio. El resto del equipo más o menos terminó dentro de lo esperado, o no muy lejos del objetivo.
La salida
El único fallo en la organización que vi fue el caos que sufrimos, por lo menos donde estábamos nosotros, para entrar en el cajón gris. Estábamos una buena muchedumbre atascados, sin poder acceder al punto de acceso, y el cajón estaba bastante vacío. Al final la gente empezó a empujar y a levantar la valla y entramos de mala manera.
Ya cuando iban a dar la salida empezamos a caminar hacia la línea de salida y allí me di cuenta de que aún no había activado el Garmin para que me cogiera la señal del GPS. Y cuando mis amigos ya empezaban a correr, me tuve que quedar un minuto largo esperando hasta que por fin detectó la señal. Ya había salido todo el mundo de mi cajón, y estaba llegando a la línea de salida la marabunta del último cajón. Así que empecé a correr en solitario para ir cogiendo poco a poco a los últimos de mi cajón. Pero justo al pasar el arco de salida y pulsar el botón de inicio al Garmin, éste se apagó solo y comenzó a actualizarse. Como ya había pasado el arco, seguí corriendo y no pude empezar a grabar la carrera hasta que no llevaba ya más de 100 metros recorridos. Bueno, tampoco era grave la cosa.
Hice un primer km algo rápido y para el kilómetro 3 ya me había juntado con Gabi, Javi Arteche, Aitor y Vicente. Julen, Jon, Enrique, Bandolero y Juantxu ya iban por delante, pues iban más rápido que nosotros. De los demás no sabía nada porque en el caos de ir a la salida nos habíamos separado.
Seguimos tranquilos los cuatro juntos. En el km 6 o 7 nos pasó Txus, que venía del último cajón remontando. Iba rápido y nos dejó atrás con facilidad. Para antes del km 10 ya íbamos solo Aitor y yo, ya que el resto poco a poco se había ido quedando por detrás. Y enseguida también dejé de verle a Aitor y seguí yo solo del grupito que habíamos empezado juntos.
Ya en solitario mi objetivo era mantener un nivel de esfuerzo más o menos constante el mayor tiempo posible. Desde el km 5 empecé a tomar un gel con sales cada 5 km coincidiendo con cada avituallamiento para poder beber agua. Me fue muy bien esta estrategia en cuanto a alimentación y bebida ya que al terminar no tenía ni hambre.
Fueron pasando los kilómetros sin novedad, sin cambiar de ritmo y sin agobios. Veía que iba bien de pulsaciones, casi todo el rato en torno a las 138/140, y la potencia la mantenía entre 200 y 210 vatios. Todo controlado.
Pasé el Medio Maratón casi en 1:55. Mi plan era haberlo pasado más lento para cansarme lo menos posible teniendo en cuenta que en tres semanas me llega el Maratón de Lanzarote. Pero iba bien, notaba que el ritmo era bueno y no necesitaba ir más lento para no generarme fatiga. Así que mantuve el ritmo.
En el kilómetro 33 alcancé a Javi y a Nadia. No pensaba que les iba a coger, ya que habían salido antes que yo y su plan era tardar sobre las 3:50. Pero Nadia estaba sufriendo con las ampollas en los pies y habían empezado a tener problemas muy pronto. Les pregunté por Diana, que iba con ellos, y me dijeron que estaba algo por delante, que iba bien.
Me despedí de ellos y a partir de ahí empecé a correr más rápido, pero a la vez controlando para no pasarme de vueltas. Pensaba que no tardaría en alcanzar a Diana, pero esta chica es muy fuerte y no fue hasta casi el km 39 cuando la vi. Me junté con ella unos metros. Iba estupendamente y me dijo que siguiera para adelante. Como ya estábamos cerca de meta y vi que podía bajar de 3:50 le hice caso y apreté de nuevo.
Pero no sé si fue por este cambio de ritmo, o por un gesto raro que tuve que hacer para adelantar a un grupo, pero el caso es que me entró un repentino y agudo dolor de flato. Ya estaba cerca de meta y mi intención era correr toda la carrera sin detenerme ni un momento, así que, sufriendo y aguantando el dolor como pude, seguí hacia la meta más o menos acelerando un poco, lo que podía.
No veía el momento de pararme para aliviar el dolor. Hay mucha gente que tiene la suerte de no haber tenido nunca dolor de flato, porque realmente es muy molesto y es muy raro que se alivie sin parar a relajar los músculos del abdomen, pero quienes lo hemos conocido sabemos lo que fastidia.
Ya entré en el último kilómetro, y aunque el dolor había remitido un poco, seguía dando guerra y yo seguía luchando para no parar. Por fin ya empecé a pisar la alfombra azul de la preciosa meta que tiene el Maratón de Valencia y puse mi mejor cara para las fotos. Crucé la meta y me detuve para solucionar el maldito dolor.
Bueno. No me puedo quejar. No llegaba a este maratón en plena forma y salvo este problema del flato del final, solo tuve algunos pequeños dolores en las piernas, pero nada fuera de lo normal. Mi tiempo en meta fue de 3:49:58. Casi como en Berlín el año pasado, pero esta vez corriendo muy bien y con regularidad todo el rato. De hecho tardé casi lo mismo en el primer medio que en el segundo medio, y el parcial más rápido fue del 35 al 40. Según las estadísticas de la carrera, en los últimos 5 km pasé a 2.177 corredores y a mí solo me adelantaron 71.
A tres semanas de la carrera tuve un bajón importante en mi rendimiento, con una buena fatiga, pero el descanso de estas dos últimas semanas me ha venido muy bien. Lo mismo que hacer solo dos tiradas largas (26 y 30 km) que me han evitado un mayor cansancio y me han permitido llegar más o menos entero al maratón.
En meta estaban esperando Jon, Julen, Bandolero, Enrique y Juantxu. Poco después de llegar yo, entró Diana, y luego Javi, Nadia y Aitor, que también había tenido algunos problemas. Más tarde llegarían Arteche, Gabi, Vicente, Iñaki y Adrián. Algunos con mala cara. Txus había llegado bastante antes con un tiempazo de 3:21 en su primer maratón, y eso pese a tener que pararse por problemas en los abductores.
Una vez ya todos en meta y las fotos de rigor fuimos a dar buena cuenta de una excelente paella a un restaurante de la playa, junto a Amparo, nuestra guía local, Iraide, Amaya e Isa, que habían corrido el 10k.
En resumen, en lo personal muy satisfecho, un fin de semana genial, con buena gente, buenos amigos, una carrera de 10 y un ambiente increíble.
Ahora solo me queda recuperar bien para terminar la temporada en tres semanas con mi 20º maratón en Lanzarote.

Tiempos de paso:
Km
Tiempo
Ritmo
0-5 km
27:16
5:27
5-10 km
27:50
5:34
10-15 km
27:04
5:25
15-20 km
26:28
5:18
Primer medio
1:54:43
5:26
20-25 km
26:54
5:23
25-30 km
28:04
5:36
30-35 km
27:30
5:30
35-40 km
26:34
5:18
40-42,2 km
11:36
5:16
Segundo medio
1:55:15
5:27

Datos de potencia/pulso:
Potencia media/máxima: 210 w / 272 w
Pulsaciones medias/máxima: 142 ppm / 159 ppm
Hasta el km 33:
3:00 horas, pulso medio: 140 ppm, potencia media: 209 w.
Desde el km 33:
50 min, pulso medio: 151; potencia media: 214 w.


Comida precarrera.

A batir el récord.

Típica foto con camiseta y dorsal de la carrera.

Con los de Maratón Radio.

Antes de salir.

Con Nadia y Javi, antes de juntarnos con los demás.

Ya en el cajón, por fin.

Momento en el que Txus (con gafas) nos alcanzó.

Iñakitxu. Siempre sonriente.

Vicentón.

Arteche y Gabi, todavía con buena cara.

Iñakitxu haciendo vida social.

Aitor.

Juantxu con fuerzas.

Saludando a la capi de los Beer Runners Valencia, Mónica (gracias por las fotos).

Julen y Bandolero. Maravilloso.

Enrique.

Jon Speedy, el capi.

Aquí estoy cruzando la meta.


Volando sobre la alfombra azul.

Feliz.

En la meta, con parte del equipo.

Otra medallita más.

Relax en la playa del Saler, antes de coger el avión de regreso.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Un plan para cada persona. Seamos realistas

A menudo escucho a amigos que quieren enfrentarse por primera vez a un maratón decir que han encontrado en Internet o en alguna revista especializada un plan de entrenamiento para bajar de una marca dada en la carrera. Si son corredores más o menos novatos o no muy rápidos, suelen elegir un plan para bajar de 4 horas, o 4:15. Si son algo más rápidos y con más experiencia es muy normal que opten por un plan para hacer sub 3:30, o incluso menos.

Todo esto está muy bien. Tener un plan para saber cuánto y cómo entrenar para una carrera tan exigente como un maratón es un buen comienzo para apuntalar la consecución del objetivo final en la ardua empresa que tenemos por delante.
Pero, quizás mucha gente no es consciente de que no es tan fácil llevar a cabo con éxito un plan de entrenamiento si éste no lo hemos elegido bien según nuestras características personales: edad, capacidad física, estado de salud, disponibilidad de tiempo para entrenar, etc.
La cosa no es casi nunca tan fácil como coger un plan para bajar de un tiempo determinado, seguirlo a rajatabla y terminar el maratón en ese tiempo. Y es que, no por entrenar más vamos a conseguir bajar de un tiempo si éste tiempo supera con creces nuestras condiciones para el deporte y nuestras posibilidades. Aquí la genética manda mucho.
Si la cosa fuera tan sencilla, los atletas que más y mejor entrenan serían siempre los ganadores. Pero todos sabemos que los atletas de elite entrenan todos prácticamente igual, pero luego, en la realidad, los récords del mundo en maratón y en las demás distancias solo los consiguen unos pocos privilegiados. Los maratonianos de elite cuyas mejores marcas rondan el 2:13 o el 2:15, por ejemplo, por mucho que entrenen exactamente igual (o incluso más) que los pocos que son capaces de bajar de 2:05, difícilmente (por no decir nunca) van a conseguir acercarse a esos tiempos estratosféricos.
Si miramos en el ciclismo también pasa lo mismo. Los corredores que, como mucho, terminan entre los cinco primeros en el Tour de Francia, no entrenan menos que Chris Froome, y sin embargo, en circunstancias normales, nunca van a ganar el Tour.
Así pues, hemos de ser realistas con nuestras capacidades físicas para correr un maratón. Si somos corredores habituales, y más o menos entrenados, y en un 10k nos cuesta un mundo acercarnos siquiera a una marca de 50 minutos (o sea, correr a 5:00 min/km), no podemos esperar hacer un maratón en 3:30 horas (o sea, a 5 min/km). Por lo tanto, si elegimos un plan para hacer el maratón en 3:30, lo más normal es que tengamos problemas para seguir todo el plan sin sobrecargas (o incluso lesiones) o sin generarnos una fatiga que al final nos impida completar las últimas semanas del plan. Por tanto, lo más normal será que en el maratón suframos más de la cuenta si nos empeñamos en seguir el ritmo y al final nos caerá una minutada en los últimos kilómetros.
Porque los planes de entrenamiento, cuanto más ambiciosos son en cuanto a la marca a conseguir, más kilómetros y días de entrenamiento incluyen, y más tiradas largas (de 30km o más) programan.
En un libro de entrenamiento para maratón leí que cada persona tiene un límite de kilómetros semanales que puede hacer sin lesionarse. En los corredores profesionales ese límite será de 200, 250 o incluso más, según la persona. En los corredores populares el límite semanal soportable en muchos casos no se acerca ni de lejos a los 100 km, o incluso a los 80 km o menos.
Así que, si queremos preparar un maratón, lo primero que tenemos que saber, más o menos, es cuál es nuestra capacidad. Y eso solo lo podemos saber con la experiencia que tengamos en carreras de otras distancias y en los datos de ritmos, pulsaciones y sensaciones que nos dan estas carreras y los entrenamientos.
Una vez que tenemos claro cuál sería un objetivo realista en el maratón, habría que elaborar un plan personalizado que se adapte a nosotros. De nada nos sirve un plan en el que hay que correr cinco días a la semana, si por nuestra situación laboral y familiar no podemos correr más que cuatro días, como mucho, a la semana. Y también hay que analizar cuántas tiradas largas de las largas (más de 26 o 27 km) podemos aguantar sin generarnos una fatiga que nos reste en vez de que nos sume. Muchos planes, sobre todo los de sub 3:30 y menos, incluyen cuatro o cinco tiradas de 30 o 32 kilómetros en domingos consecutivos. Pero eso para muchas personas puede ser excesivo y les hará llegar fatigados al maratón. Para estas personas sería mejor hacer tres tiradas no tan largas y en tres domingos no consecutivos intercalando entre medio tiradas de 22 o 23 kilómetros, por ejemplo.
Otro punto que habría que tener en cuenta es qué maratón vamos a elegir para nuestro debut en la distancia. Si no estamos acostumbrados a correr en terreno ondulado y con cuestas, sería mejor debutar en un maratón llano (como Valencia, San Sebastián o Laredo, por ejemplo) que no en Madrid, que es bastante duro.
Y también hay que elegir bien la mejor fecha para nosotros a la hora de correr nuestro primer maratón. Si en agosto tenemos previsto un viaje con la familia en el que sabemos que vamos a tener difícil entrenar, no sería una buena idea elegir el Maratón de Berlín, que se corre en septiembre. Sin embargo, este maratón sería una buena elección para alguien que en vacaciones puede entrenar más que en otros meses, ya que Berlín, además de ser llano, tiene la ventaja de que es uno de los Majors, tiene muy buen ambiente de público, y por lo tanto la motivación para correrlo va a ser muy alta.
Por lo tanto, y resumiendo, antes de lanzarnos a por nuestro primer maratón debemos tener una experiencia previa en otras distancias y tenemos que ser realistas en cuanto a nuestro objetivo en la carrera. Luego tendremos que elaborar (o pedir ayuda a alguien que sepa para que nos lo haga) un plan realista para nuestras posibilidades. Por último, tendremos que tener la cabeza fría para no ser impulsivos y cargarnos el trabajo por querer ir demasiado rápido demasiado pronto, tanto en los entrenamientos como en la carrera. Y no olvidemos nunca que en el primer maratón, el objetivo principal de un corredor popular debe ser el acabar la carrera con buenas sensaciones, aunque sea un poco más lento de lo que habíamos pensado. Si no es así, además de sufrir mucho ese día, nos va a quedar muy mal sabor de boca.

martes, 7 de noviembre de 2017

¿Listo para otros dos maratones?

Pues no lo sé, pero lo sabré en pocas semanas. Con mi última tirada de 20 km de este pasado domingo, termino el ciclo que me planteé para preparar el Maratón de Valencia del 19 de noviembre, maratón que, a su vez, formará parte del entrenamiento para el Maratón de Lanzarote del 9 de diciembre. Han sido 10 semanas desde la última de agosto, más las dos de tapering que me restan (y luego otras tres hasta Lanzarote).

Mural en la ciudad de Maratón (Grecia), cerca de donde empieza el Maratón de Atenas.

Tras el parón que hice en verano para descansar bien de mis citas en Madrid, Lieja y el Ultra de Zermatt, a finales de agosto empecé un nuevo ciclo de entrenamientos con la idea de acumular kilómetros, pero sin acumular demasiada fatiga. Ni en Valencia ni en Lanzarote tengo intención de buscar ninguna marca. Con acabarlos me vale. Si pueden ser ambos por debajo de las 4 horas fenómeno, pero sin ninguna presión. En Valencia, además, la idea es acompañar a varios compañeros Beer Runners Bilbao para lograr, entre todos, ese sub 4.
En cuanto a los entrenamientos más o menos todo ha ido según lo previsto hasta estos últimos días, en los que me he encontrado más cansado de lo normal y he cogido algo de peso. Además, un brote de mi artritis me ha tenido unos días con dolores en la zona sacra y en los muslos a la altura de los trocánteres. Los dolores parece que ya han pasado, pero lo del cansancio ha resultado ser fruto de una Urea alta en sangre, algo que ya me pasó también el año pasado tras el Maratón de Berlín.
La solución es sencilla: descansar, aprovechando las dos semanas de tapering previstas hasta Valencia, y beber mucha agua, mucha más de la que bebo habitualmente. El beber poco es lo que hace que los riñones no trabajen bien y de ahí la subida de Urea en la sangre, lo que provoca fatiga. Así que estos días no paro de beber (y de ir al baño, je, je).
Os dejo aquí un resumen con los números de lo que he entrenado estos últimos meses:

Kilómetros por mes:

Julio: 131 km
Agosto: 116 km
Septiembre: 243 km
Octubre: 261 km (el tercer mes que más km he corrido en mi vida)
Noviembre (hasta hoy): 49 km

Kilómetros por semana de las diez últimas semanas empezando por la última:

50 km
70 km
72 km
50 km
48 km
58 km
58 km
55 km
67 km
53 km

Tiradas de más de 20 km desde agosto: dos de 20, una de 21, una de 22, una de 26 y una de 30. Además del Medio Maratón Zubiri – Pamplona en 1:41, y de una carrera de montaña dura de 27 km.

Comentario: Seguro que a muchos os ha llamado la atención que el plan para Valencia sea de solo 12 semanas y con solo dos tiradas largas de verdad (26 y 30 km). Como nos comentó Chema Martínez cuando vino a entrenar a Bilbao por un evento, para un corredor habitual una preparación de 8 o 10 semanas para un maratón es suficiente, porque más puede conducir a una fatiga como la de haber corrido el maratón antes del maratón.
Aunque es cierto que he hecho menos tiradas largas que lo que hago habitualmente, en cuanto a kilometraje total de los dos meses previos ha sido alto para mí. Creo que, por lo menos para mí, es mejor aumentar el kilometraje semanal distribuyéndolo en varios días de rodajes a diferentes ritmos (rodajes lentos de regeneración y series rápidas) que hacer un porcentaje importante de kilómetros semanales en una tirada larguísima del domingo. También creo que da más fondo hacer un entreno de ritmo medio de unos 15 km el sábado y una tirada a ritmo más tranquilo de unos 23-25 kms el domingo, que no basarlo todo en una de 30 o más el domingo. Y además, así reduces el riesgo de lesiones y de fatiga. Pero eso cada cual debe valorar qué le viene mejor.

En fin. Que ya veremos cómo me va en las dos últimas citas del año. Os contaré.