Ésta es la foto que mejor resume este maratón: amistad, buen ambiente y paella.
Además, en esta ocasión, como ya ocurriera en Berlín’16, no iba solo, sino que un buen puñado de grandes personas del equipo Beer Runners Bilbao me iban a acompañar. Quiero pensar que el rollo que les meto muchas veces con los maratones ha ido arraigando en los corazones de varios de ellos hasta que les ha hecho animarse a experimentar en su propio cuerpo y mente qué hay de cierto en todo lo que rodea al mito del maratón. Pero sea por lo que sea, el caso es que del equipo nos animamos ¡17 personas! a enfrentarnos a los 42,2 km de Valencia, más algunas más que corrieron en la carrera de 10k. Todo un evento social para los Beer Runners Bilbao (como se está viendo en las redes sociales con decenas de fotos, de comentarios, de “me gustan”, de “kudos”, de “likes”,… En fin, que vamos a saturar los chats a tope, je, je.
Aparte de mí, algunos llegaban a Valencia con algún maratón en sus piernas, pero otros iban con el miedo normal a enfrentarse por primera vez a la distancia. Todos han entrenado duro y se han centrado en completar con éxito la aventura. Y me han dado mucha envidia al ver con qué ilusión han ido pasando las semanas, con sus kilómetros, sus tiradas largas, sus dudas, sus ilusiones, sus anhelos y sus sueños a punto de cumplirse. Y también me han dado mucha envidia al ver la felicidad en los rostros de la mayoría una vez pasado la línea de meta con todos (o casi todos) los objetivos cumplidos, o incluso al apreciar una cierta decepción en los rostros de algunos pocos por no culminar la carrera con el tiempo esperado. Esas sensaciones en un primer maratón (o en un segundo) son mucho más intensas que las que yo pueda tener tras casi veinte maratones completados (aunque me siga alegrando enormemente terminarlos), y las expresiones de sus caras, las casi lágrimas brotando, los abrazos compartidos, los comentarios en el Facebook y todas estas muestras de emociones a flor de piel me han llegado hondo. Yo no soy mucho de expresar sentimientos, pero que sepáis todos que me habéis emocionado, aunque no os lo haya dicho. Estoy terriblemente contento de haber podido veros disfrutar y sufrir.
Bueno, sigo con la crónica antes de que me ponga a llorar.
Todo el fin de semana ha sido mejor de lo que esperaba. Había mucho ambiente de maratón en Valencia, y el buen humor en el grupo ha sido constante. Hemos disfrutado de lo lindo. En la Feria del corredor se respiraba esa atmósfera que rodea a los grandes maratones internacionales. Por cierto, el sábado en la Feria me entrevistaron los de Maratón Radio sobre mi novela “42,2 Muerte en Central Park” (“he venido a hablar de mi libro”, ja, ja, ja).
Valencia tiene un maratón muy importante, de categoría oro, y se nota. Hay mucho corredor extranjero y mucha gente prepara este maratón de manera muy especial, ya que tiene un recorrido llano y de calles anchas que invita a correr rápido y a intentar mejorar marcas.
No era ése mi objetivo. No he llegado preparado para correr fuerte. He venido a correr bien, y lo he logrado. Mi intención era terminar sin mucha fatiga un poco por debajo de las 4 horas, y al final incluso fui más rápido que lo previsto con la sensación todo el maratón de no ir al límite.
La única pena que tengo es de no haber podido ayudar a algunos de mis compañeros a bajar de 4 horas. En especial en el caso de Iñakitxu (qué gran persona), al que le perdí la pista según íbamos al cajón de salida y no le vi hasta que llegó a meta, por lo que no pude ayudarle a ir con el ritmo adecuado. Creo que podía haber corrido cerca de las 4 horas, pero por esas razones que solo el maratón lo sabe, a partir del km 26 dejó de ir bien y se fue más allá de las 4 horas y media teniendo que caminar a tramos. Y me sabe mal por él, porque dentro de su particular personalidad de corredor, ha hecho las cosas más o menos bien en cuanto a los entrenamientos, y aunque ha terminado con éste cuatro maratones, él sigue sin considerarse maratoniano. Que sí, Iñaki, que lo eres.
También siento mucho que Gabi no haya podido bajar de las cuatro horas. Le pasó casi lo mismo que a Iñaki. Y eso que con Gabi fui los primeros 9 o 10 km y estaba corriendo bien, o esa impresión me dio. El resto del equipo más o menos terminó dentro de lo esperado, o no muy lejos del objetivo.
La salida
El único fallo en la organización que vi fue el caos que sufrimos, por lo menos donde estábamos nosotros, para entrar en el cajón gris. Estábamos una buena muchedumbre atascados, sin poder acceder al punto de acceso, y el cajón estaba bastante vacío. Al final la gente empezó a empujar y a levantar la valla y entramos de mala manera.
Ya cuando iban a dar la salida empezamos a caminar hacia la línea de salida y allí me di cuenta de que aún no había activado el Garmin para que me cogiera la señal del GPS. Y cuando mis amigos ya empezaban a correr, me tuve que quedar un minuto largo esperando hasta que por fin detectó la señal. Ya había salido todo el mundo de mi cajón, y estaba llegando a la línea de salida la marabunta del último cajón. Así que empecé a correr en solitario para ir cogiendo poco a poco a los últimos de mi cajón. Pero justo al pasar el arco de salida y pulsar el botón de inicio al Garmin, éste se apagó solo y comenzó a actualizarse. Como ya había pasado el arco, seguí corriendo y no pude empezar a grabar la carrera hasta que no llevaba ya más de 100 metros recorridos. Bueno, tampoco era grave la cosa.
Hice un primer km algo rápido y para el kilómetro 3 ya me había juntado con Gabi, Javi Arteche, Aitor y Vicente. Julen, Jon, Enrique, Bandolero y Juantxu ya iban por delante, pues iban más rápido que nosotros. De los demás no sabía nada porque en el caos de ir a la salida nos habíamos separado.
Seguimos tranquilos los cuatro juntos. En el km 6 o 7 nos pasó Txus, que venía del último cajón remontando. Iba rápido y nos dejó atrás con facilidad. Para antes del km 10 ya íbamos solo Aitor y yo, ya que el resto poco a poco se había ido quedando por detrás. Y enseguida también dejé de verle a Aitor y seguí yo solo del grupito que habíamos empezado juntos.
Ya en solitario mi objetivo era mantener un nivel de esfuerzo más o menos constante el mayor tiempo posible. Desde el km 5 empecé a tomar un gel con sales cada 5 km coincidiendo con cada avituallamiento para poder beber agua. Me fue muy bien esta estrategia en cuanto a alimentación y bebida ya que al terminar no tenía ni hambre.
Fueron pasando los kilómetros sin novedad, sin cambiar de ritmo y sin agobios. Veía que iba bien de pulsaciones, casi todo el rato en torno a las 138/140, y la potencia la mantenía entre 200 y 210 vatios. Todo controlado.
Pasé el Medio Maratón casi en 1:55. Mi plan era haberlo pasado más lento para cansarme lo menos posible teniendo en cuenta que en tres semanas me llega el Maratón de Lanzarote. Pero iba bien, notaba que el ritmo era bueno y no necesitaba ir más lento para no generarme fatiga. Así que mantuve el ritmo.
En el kilómetro 33 alcancé a Javi y a Nadia. No pensaba que les iba a coger, ya que habían salido antes que yo y su plan era tardar sobre las 3:50. Pero Nadia estaba sufriendo con las ampollas en los pies y habían empezado a tener problemas muy pronto. Les pregunté por Diana, que iba con ellos, y me dijeron que estaba algo por delante, que iba bien.
Me despedí de ellos y a partir de ahí empecé a correr más rápido, pero a la vez controlando para no pasarme de vueltas. Pensaba que no tardaría en alcanzar a Diana, pero esta chica es muy fuerte y no fue hasta casi el km 39 cuando la vi. Me junté con ella unos metros. Iba estupendamente y me dijo que siguiera para adelante. Como ya estábamos cerca de meta y vi que podía bajar de 3:50 le hice caso y apreté de nuevo.
Pero no sé si fue por este cambio de ritmo, o por un gesto raro que tuve que hacer para adelantar a un grupo, pero el caso es que me entró un repentino y agudo dolor de flato. Ya estaba cerca de meta y mi intención era correr toda la carrera sin detenerme ni un momento, así que, sufriendo y aguantando el dolor como pude, seguí hacia la meta más o menos acelerando un poco, lo que podía.
No veía el momento de pararme para aliviar el dolor. Hay mucha gente que tiene la suerte de no haber tenido nunca dolor de flato, porque realmente es muy molesto y es muy raro que se alivie sin parar a relajar los músculos del abdomen, pero quienes lo hemos conocido sabemos lo que fastidia.
Ya entré en el último kilómetro, y aunque el dolor había remitido un poco, seguía dando guerra y yo seguía luchando para no parar. Por fin ya empecé a pisar la alfombra azul de la preciosa meta que tiene el Maratón de Valencia y puse mi mejor cara para las fotos. Crucé la meta y me detuve para solucionar el maldito dolor.
Bueno. No me puedo quejar. No llegaba a este maratón en plena forma y salvo este problema del flato del final, solo tuve algunos pequeños dolores en las piernas, pero nada fuera de lo normal. Mi tiempo en meta fue de 3:49:58. Casi como en Berlín el año pasado, pero esta vez corriendo muy bien y con regularidad todo el rato. De hecho tardé casi lo mismo en el primer medio que en el segundo medio, y el parcial más rápido fue del 35 al 40. Según las estadísticas de la carrera, en los últimos 5 km pasé a 2.177 corredores y a mí solo me adelantaron 71.
A tres semanas de la carrera tuve un bajón importante en mi rendimiento, con una buena fatiga, pero el descanso de estas dos últimas semanas me ha venido muy bien. Lo mismo que hacer solo dos tiradas largas (26 y 30 km) que me han evitado un mayor cansancio y me han permitido llegar más o menos entero al maratón.
En meta estaban esperando Jon, Julen, Bandolero, Enrique y Juantxu. Poco después de llegar yo, entró Diana, y luego Javi, Nadia y Aitor, que también había tenido algunos problemas. Más tarde llegarían Arteche, Gabi, Vicente, Iñaki y Adrián. Algunos con mala cara. Txus había llegado bastante antes con un tiempazo de 3:21 en su primer maratón, y eso pese a tener que pararse por problemas en los abductores.
Una vez ya todos en meta y las fotos de rigor fuimos a dar buena cuenta de una excelente paella a un restaurante de la playa, junto a Amparo, nuestra guía local, Iraide, Amaya e Isa, que habían corrido el 10k.
En resumen, en lo personal muy satisfecho, un fin de semana genial, con buena gente, buenos amigos, una carrera de 10 y un ambiente increíble.
Ahora solo me queda recuperar bien para terminar la temporada en tres semanas con mi 20º maratón en Lanzarote.
Tiempos de paso:
Km
|
Tiempo
|
Ritmo
|
0-5 km
|
27:16
|
5:27
|
5-10 km
|
27:50
|
5:34
|
10-15 km
|
27:04
|
5:25
|
15-20 km
|
26:28
|
5:18
|
Primer medio
|
1:54:43
|
5:26
|
20-25 km
|
26:54
|
5:23
|
25-30 km
|
28:04
|
5:36
|
30-35 km
|
27:30
|
5:30
|
35-40 km
|
26:34
|
5:18
|
40-42,2 km
|
11:36
|
5:16
|
Segundo medio
|
1:55:15
|
5:27
|
Datos de potencia/pulso:
Potencia media/máxima: 210 w / 272 w
Pulsaciones medias/máxima: 142 ppm / 159 ppm
Hasta el km 33:
3:00 horas, pulso medio: 140 ppm, potencia media: 209 w.
Desde el km 33:
50 min, pulso medio: 151; potencia media: 214 w.
Comida precarrera.
A batir el récord.
Típica foto con camiseta y dorsal de la carrera.
Con los de Maratón Radio.
Antes de salir.
Con Nadia y Javi, antes de juntarnos con los demás.
Ya en el cajón, por fin.
Momento en el que Txus (con gafas) nos alcanzó.
Iñakitxu. Siempre sonriente.
Vicentón.
Arteche y Gabi, todavía con buena cara.
Iñakitxu haciendo vida social.
Aitor.
Juantxu con fuerzas.
Saludando a la capi de los Beer Runners Valencia, Mónica (gracias por las fotos).
Julen y Bandolero. Maravilloso.
Enrique.
Jon Speedy, el capi.
Aquí estoy cruzando la meta.
Volando sobre la alfombra azul.
Feliz.
En la meta, con parte del equipo.
Otra medallita más.
Relax en la playa del Saler, antes de coger el avión de regreso.
Muuuuuuy completita esta entrada del blog, que fenómeno
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