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viernes, 2 de febrero de 2018

Mi entrenamiento invisible

Se suele denominar “entrenamiento invisible” a todo lo que hacemos cuando no estamos entrenando y que, en buena parte, determinará nuestras prestaciones deportivas en las carreras. Aquí se incluye el descanso, por supuesto, y también la alimentación, la hidratación, la higiene postural, el sueño… En fin. Como durante la semana pasamos muchas más horas sin entrenar que entrenando, lo que hagamos en esas horas nos ayudará, o no, a avanzar en la dirección adecuada para estar en forma. No voy a poner aquí qué es lo mejor para que ese entrenamiento invisible sea el más eficaz que podamos hacer. Creo que todos tenemos claro, más o menos, que lo mejor sería dormir las horas necesarias, estirar bien, cuidarnos en las comidas, beber mucha agua, bla, bla, bla.
Todo esto es cierto, lo sé. Pero en estas líneas lo que voy a explicar es lo que suelo hacer yo, que en algunas cosas es lo que se considera habitualmente lo correcto para un maratoniano, pero en otras no.

Aquí veis mi entrenamiento invisible favorito.

Descanso
Aquí creo que actúo de manera ortodoxa para lo que se recomienda hacer. Yo suelo correr, normalmente, cuatro o cinco días a la semana. Rara vez seis, y casi nunca he corrido todos los días de una semana.
De los cuatro o cinco días, uno o dos, según la semana, los dedico a hacer un entrenamiento de regeneración activa, que consiste en correr no demasiado tiempo, entre media hora y tres cuartos de hora, a un ritmo muy suave, a pulsaciones bajas o muy bajas. Este entrenamiento suave me viene fenomenal para asimilar el entrenamiento del día anterior, que normalmente es más exigente por los ritmos o por la distancia. Y si por alguna razón me encuentro más cansado de lo normal, pues sustituyo el entrenamiento suave por un día de descanso total, o sea, que no hago nada de deporte. Como suelo decir siempre, no todo suma, hay entrenamientos que si los hacemos con el cuerpo muy fatigado lo único para lo que sirven es para prolongar el tiempo que necesitaremos para recuperarnos del todo, o sea, que restan en vez de sumar.
Entrenar sin ganas y con mal cuerpo no lo veo compatible con ser un corredor popular, que se supone que lo hacemos para disfrutar. Así que, para mí, un buen descanso es la parte más importante del entrenamiento invisible que realizo.

Alimentación
Hacer deporte consume mucho, es un hecho. Y si tenemos algo de sobrepeso nos va a costar más correr que si estuviésemos en nuestro peso ideal. Así que tenemos que mantener un equilibrio entre comer lo suficiente para tener gasolina en nuestras piernas y no comer demasiado y no coger peso que nos lastre. Para muchas personas esto es complicado, pues enseguida cogen peso, pero si no comen lo suficiente pueden tener problemas de salud, como una anemia, por ejemplo.
Yo tengo la suerte de contar con un cuerpo que no engorda fácilmente, y la comida no es una de mis mayores preocupaciones. Sin embargo, suelo cuidarme al comer, sobre todo en las cantidades. Como de todo, o de casi todo. No soy vegetariano, pero me gustan mucho las verduras y las ensaladas. Pero, por la parte contraria, como muy poca fruta. Lo que no me gusta es terminar las comidas con la sensación de saciedad. Tengo comprobado que lo que mejor me sienta es no comer demasiado.
Lo que sí tomo son algunos complementos que sé que me van bien, como magnesio (que ayuda a evitar calambres musculares) y hierro por recomendación médica, ya que hacer deporte consume mucho hierro y mis valores son siempre algo bajos, dentro de lo normal.

Hidratación
Una de las cosas en las que me suelo descuidar es en beber agua suficiente a lo largo del día, y no solo cuando hace calor. Siempre se dice eso de que hay que beber dos litros de agua al día. No sé si así de exacto el tema, pero sí que me ha pasado dos veces el sentirme anormalmente cansado durante unos días y al hacerme un análisis de sangre resultó que tenía la urea en sangre alta, lo que es un síntoma claro de que los riñones no funcionan bien debido a no beber lo suficiente.
Así que, procuro beber agua a menudo. En mi mesa de trabajo siempre tengo a mano una botella para que no se me olvide.
Y una cosa, aunque me gusta beber vino en las comidas de vez en cuando y tomar cervezas con los amigos, no me olvido de beber agua. Por ejemplo, antes de una comida en la que voy a beber vino suelo beber un vaso de agua. El vino es para disfrutarlo, no para quitar la sed.

Higiene postural
Como la espalda es uno de mis puntos débiles, aunque estar tumbado en el sofá es una de mis actividades favoritas, sé que de vez en cuando debo levantarme y moverme para que no se anquilose la columna.
Siempre procuro sentarme correctamente con la espalda recta para evitar en lo posible molestias y dolores derivados de una mala postura.
Lo que no suelo hacer muy bien es mantener una postura correcta al dormir. Normalmente duermo boca abajo, sin almohada, y sé que no es lo mejor para el cuello. Pero, qué queréis que os diga, peor es no dormir.

Sueño
Hablando de dormir, seguramente esta es la mejor actividad que podemos hacer para recuperarnos de los entrenamientos y de las posibles molestias que tengamos. Dormir las horas que necesitamos es un seguro de vida para estar bien durante el día.
Y, yo, la verdad, no duermo muy bien. Normalmente me voy pronto a la cama, ya que para las diez o diez y media de la noche ya estoy agotado. Pero me gusta leer en la cama, así que hasta las once y media o las doce de la noche no me duermo. Y luego casi siempre me despierto demasiado pronto, bastante antes de la hora a la que pongo el despertador. Y los fines de semana me despierto también a la misma hora.
Luego al mediodía, siempre que puedo, me tumbo un rato después de comer. Algunos días logro echar una cabezadita de unos veinte minutos que me saben a gloria. Otros días no me duermo.
En fin. Es lo que hay. Me gustaría dormir mejor, pero no puedo.

Estiramientos
Aquí es donde más me separo de las convenciones al respecto. Casi todo el mundo, entrenadores, médicos, libros de entrenamiento, etc., dicen que hay que estirar nuestros músculos después de entrenar para evitar lesiones. Pero aquí las cosas también van cambiando. Antes se recomendaba estirar antes y después de correr, y ahora nos dicen que estirar antes no es conveniente porque nuestros músculos están fríos.
Yo, he de confesarlo, estiro muy poco. Casi nada. Sí que suelo hacer, y no siempre, ejercicios de movilidad de la cadera y de la espalda, antes y después de correr. Pero lo que es estirar los músculos de las piernas casi nunca lo hago y, si lo hago, lo despacho en un par de minutos, como mucho.
Reconozco que estirar es bueno, o eso dicen. Hay gente que estira mucho y se lesiona mucho, y hay gente que nunca estira y nunca se lesiona. Yo, cruzo los dedos, me lesiono muy pocas veces. Quizás es debido a que descanso bien de los entrenamientos fuertes o quizás a que pocas veces corro al límite. No sé.

Masajes
Quizás esta es la clave de no lesionarme aunque no estire. Normalmente, dos o tres veces al mes voy a donde mi masajista de confianza para que me dé un masaje de descarga. No espero a tener contracturas y sobrecargas musculares para ir al masaje. Voy antes de que eso pase, y por ahora me va bien. Además, así evito esas sesiones de masaje que son una tortura por el dolor que produce masajear un músculo contracturado.

Como veis, el entrenamiento invisible es algo a lo que hay que dar la importancia que se merece. Entrenar fuerte y luego pasar los días comiendo mal y trasnochando no es una buena idea.

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