El domingo pasado pude, por fin, ponerme un dorsal oficial. Desde los duatlones de febrero y marzo no había corrido ninguna carrera por culpa de esta maldita pandemia que tanto nos está amargando la vida. Por supuesto, y como sabéis los que me seguís, he hecho actividades muy bonitas y motivantes, pero poder correr una carrera de verdad siempre es mejor.
La carrera ha sido la Otso25k Andorra, una carrera en asfalto que consiste en ascender desde la localidad de Encamp, en el Principado de Andorra, en mitad de los Pirineos, hasta la cima del puerto de Envalira, que con sus 2.408 metros de altitud es el más alto de la cordillera pirenaica. Como esta carrera es totalmente por asfalto, tiene la particularidad de que es la tercera carrera de asfalto con la meta más alta de Europa. La primera y la segunda, que no sabían que existían cuando corrí esta, son la Subida a La Bonette-Restefond, en los Alpes franceses y la Subida al Stelvio desde Bormio. Lo supe tras leer el libro de Jorge González de Matauco Corriendo por los puertos míticos unos meses después.
Es cierto que en los Alpes hay puertos más altos (como La Bonette-Restefond, 2.802 m; L'Iseran, 2.770 m; Stelvio, 2.758 m; Galibier, 2.654 m; etc.), pero, que yo sepa, no hay carreras a pie por asfalto que asciendan estos puertos en su totalidad, salvo en La Bonette-Restefond y en el Stelvio, donde sí que hay una carrera que lo sube desde Bormio. El Maratón del Stelvio, que empieza en Prato allo Stelvio, y que lo corrí en 2018, aunque sus últimos 7 km es por la carretera hasta la cima, el resto del recorrido es un trail de montaña en buena parte, no es una carrera que suba el puerto.
Luego está la carretera del Pico Veleta, que no es un puerto de montaña, porque no da acceso a otro valle, y que ya no es la carretera asfaltada más alta de Europa desde que sus últimos kilómetros dejaron de estar asfaltados para convertirse en una pista hace unos años. Por eso, la Subida al Veleta, que la corrí en 2019 y que termina a 3.300 metros, no es una carrera 100% de asfalto como la Otso25k.
Otra carrera que tiene una meta muy alta es el Zermatt Ultra Marathon, que corrí en 2017 y cuya meta está en Gornergrat, a casi 3.100 metros, pero que también es un trail.
Y por último, carrera que también conocí por el libro mencionado, está la Supermaratona dell'Etna, que asciende al Etna, a 3.000 metros, desde el mar en 43 km.
Así que entre la Otso25k, el Zermatt Ultra Marathon, el Stelvio Marathon y la Subida al Veleta creo que he corrido cuatro de las siete carreras con las metas más altas de Europa. Si sabéis de carreras que terminen más arriba me lo decís, a ver si puedo correrlas. Sobre el debate de cuál es la carrera más dura no me meto.
Bueno, vamos a la carrera.
Aprovechando que el lunes era festivo, fuimos el sábado a Andorra por España para pasar los tres días. Nuestra intención era regresar el lunes por Francia, pero una nevada de estas que se están adelantando al invierno, no nos dejó subir Envalira el lunes hasta el túnel y tuvimos que dar la vuelta.
Nada más llegar, y con muchas medidas por la Covid 19, recogí el dorsal, dejé la mochila con bastante ropa para que me la llevaran a la meta y después subimos en coche hasta Envalira para echar un vistazo a la carretera y la meta. Arriba hacía 1ºC, viento y mucha niebla. Estaba muy desagradable. Luego regresamos al hotel para cenar. En Andorra estos días están los bares cerrados y en los restaurantes hay limitaciones de hora y aforo.
Antes de acostarme empecé a a tener un dolor fuerte en salva sea la parte. Hace 10 años tuve que operarme de unas hemorroides internas sangrantes que al durar mucho tiempo me provocaron una anemia importante. Ese año estaba haciendo bastante ciclismo, con marchas duras de bastante kilometraje y a ese gasto importante se añadió la pérdida de sangre abundante durante semanas. No me dolían mucho, solo algunos días, pero casi todas las semanas sangraba al ir al baño varias veces. Supongo que las mujeres deportistas saben el problema de tener la regla en días de entrenamientos exigentes. Pues yo tenía la regla varios días seguidos durante varias semanas seguidas.
El caso es que cada vez estaba más cansado, con el hierro bajo pese a tomar suplementos, y terminé con una fatiga importante. Al final tuve que operarme y os puedo asegurar que los días posteriores de esta intervención son de lo peor que recuerdo. Ir al baño era una tortura. Me han operado de varias cosas, entre ellas de la rodilla (me pusieron un tornillo de 4 cm), y de un tumor del oído interno que aún tengo (un neurinoma del acústico) para lo que me tuvieron que abrir el cráneo. Pues lo de las hemorroides es mucho peor y no quisiera tener que volver a pasar por eso.
Pero, desde hace unos días me están dando otra vez bastante guerra y estoy sangrando a diario. Y el sábado previo a la carrera me dolieron especialmente. Casi no podía moverme cuando me fui a la cama. Por suerte el domingo el dolor solo era molestia y pude correr, pero ya me veía en la cama todo el día.
No es muy glamuroso hablar de este problema de salud, y por eso en los anuncios de pomadas se dice eso de que "lo sufrimos en silencio". Pero creo importante comentarlo por si puedo ayudar a alguien a que se anime a ir al médico si le pasa lo mismo. No es ya que a veces duelan (porque las hemorroides internas muchas veces no duelen), sino que si el sangrado es persistente, el riesgo de acabar con una anemia es muy alto para los que hacemos deporte. Entrenar y competir gastan nuestras reservas de hierro más de lo que pensamos. Además, podemos pensar que solo son hemorroides y resulta que el sangrado puede proceder de algo más serio. Por de pronto tengo cita la semana que viene. Esperemos no tener que pasar por quirófano otra vez (cruzo los dedos).
En fin. Sigo con la carrera.
El domingo amaneció en Encamp con no demasiado frío, unos 5ºC. Desayuné bien y bajé a la salida. En la carrera había dos distancias: los que hacíamos los 25 km, que éramos unos 60; luego los que hacían solo los últimos 7 km, unos 70; y unos pocos hacían también los últimos 7 km en roller skies. Por el tema del virus, la salida era en formato contrareloj cada 30 segundos. A mí me tocó empezar a correr a las 8:41:30. Por supuesto, no pasé a nadie de los que habían salido por delante, y por detrás me pasaron todos, salvo los que se retiraron.
Aunque no hacía mucho frío, la previsión en la meta era de unos -3ºC con sensación térmica de -12ºC por el viento. Pese a ello, yo era de los pocos que salimos con bastante ropa. Mucha gente iba en pantalón corto y algunos incluso en camiseta de manga corta. No creo que era una buena idea. Por muy rápido que corras y mucho calor que generes en pleno esfuerzo, el viento y la temperatura de los últimos kilómetros creo que aconsejaban llevar el cuerpo más cubierto.
Yo decidí salir con unas mallas largas encima de las cortas, una buena camiseta térmica de manga larga, la camiseta de Beer Runners (más que nada por si podía sacar alguna foto arriba), un buff, una cinta para las orejas, unos guantes de invierno y la chaqueta de lana merino que compré en el Maratón de Spitsbergen, en el Ártico y que tan buen resultado me dio allí. Aquel día la temperatura fue parecida a la que me esperaba en la cima del Col d'Envalira, -1ºC y sensación térmica de -10ºC. Pero la diferencia con la carrera de Andorra era que allí el tiempo iba a ser el mismo toda la carrera y aquí sales de una altitud con un tiempo no muy malo y vas a llegar a mucha altitud con un tiempo muy desagradable, por lo que las opciones eran o salir poco abrigado y pasar mucho frío al final, o arriesgarte a que te sobre ropa durante media carrera para ir más a gusto al final. Esta opción es la que elegí yo, que llevo muy mal quedarme frío.
Por encima de la chaqueta llevé la camiseta oficial de la carrera, que según el reglamento tenía que ir todo el rato por encima de cualquier prenda. En fin. Era la norma. Menos mal que no llovió, porque sino hubiese sido un poco absurdo ponerme el chubasquero que llevaba en la cintura y después la camiseta por encima para que se mojara bien.
Por fin me tocó salir y empecé a correr. De entrada teníamos un circuito de unos tres kilómetros con una primera parte en bajada para luego ya salir a la carretera hacia la meta. Había calculado tardar unas 3 horas en llegar a meta, así que puse un ritmo cómodo y dejé pasar los kilómetros mientras los corredores que salieron por detrás me iban pasando a mí. Había mucho nivel entre los participantes y la gente iba muy rápido, por lo menos eso me parecía a mí.
Antes de salir de Encamp, me paré quitarme la chaqueta y me la anudé a la cintura junto al chubasquero. No era muy cómodo ir así, pero os aseguro que me alegré de llevar todas esas prendas en los últimos kilómetros.
La pendiente del puerto es bastante regular. Solo entre Meritxel y Canillo hay un tramo duro y luego otro más corto en Soldeu, pero en general no es un puerto de grandes desniveles. En eso no se parece al Tourmalet, al que he subido dos veces corriendo. Eso sí, es más largo. Desde Encamp son 22 km, pero si vienes en bici desde Andorra la Vella son 27 km, que ya son kilómetros.
Los primeros 15 km los pasé más o menos bien. En los avitiuallamientos bebí agua y en todos me tomé uno de los geles que llevaba. Ya llegando a El Tarter, a unos 1650 metros de altitud, el viento se empezaba a notar y tuve que ponerme de nuevo la chaqueta, que ya no me iba a sobrar. Hacia el km 18 me empezaron a molestar los psoas de ambas piernas y empecé a caminar a ratos para no sobrecargarlos. Justo entonces me alcanzó la moto que cerraba la carrera y luego se me juntó la ambulancia. Los pocos corredores que no me habían alcanzado se habían retirado (tal vez por el frío si eran de los que no llevaron mucha ropa) y me quedé cerrando la carrera. Bueno. Alguien debe ir el último. Los últimos 5 kilómetros los hice más caminando que corriendo. Había ventisca, la temperatura ya era bajo cero y había algo de hielo en el arcén. En el último avitullamiento los vasitos de agua tenían una capa de hielo de unos 3 mm que había que quitar para beber. Me resultó tan curioso que saqué unas fotos antes de seguir hacia la meta.
El último autobús que bajaba a los corredores ya había salido pero me esperaba una furgoneta VIP que me bajó a mí junto a otro corredor y el speaker de la carrera, que estaba ya esperándome para recoger todo. Solo terminamos la carrera de 25 km 48 corredores. La verdad es que con la ropa que llevé no llegué a pasar frío en ningún momento y en la meta, como solo estuve lo justo para sacarme unas fotos, ni siquiera abrí la mochila para cambiarme de ropa.
Poco después de terminar ya estaba en el hotel para ducharme y salir a comer. Por la tarde apoveché el SPA del hotel y estuve un rato en un jacuzzi relajando las piernas.
En fin. Una nueva experiencia y otra bonita carrera para mi historial. Por cierto, como he comentado antes, al día siguiente cayó una nevada que dejó el puerto cerrado si no llevabas cadenas ya antes de llegar al túnel, a unos 7 km de la cima. Menos mal que no nevó el domingo porque hubiesen tenido que acortar el recorrido, supongo.
Datos:
Distancia: 25 km.
Pendiente media de la carrera: 5,4% incluyendo la poca bajada del inicio.
Desnivel positivo: 1.200 metros.
Tiempo oficial: 3:13:58 (ritmo medio 7:46 min/km).
Tiempo en movimento: 3:07:55 (ritmo medio 7:32 min/km).
Potencia media: 191 w.
Pulso medio: 133 ppm.
Puesto: 48º de 48.
Categoría M55: 3º de 3.
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