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domingo, 31 de mayo de 2015

Me temo que será duro (Nadie dijo que fuera fácil)

Me queda una semana. Justo una semana. El próximo domingo 7 de junio tomaré la salida en Laredo en el que será mi quinto maratón del año, el último del reto "5x5 maratones 2015", cinco maratones en cinco meses (menos mal que no se me ocurrió hacer diez). Después del de Sevilla en febrero (en el que corrí muy bien), el de Barcelona se me hizo duro en marzo, pero los de Burdeos (abril) y Vitoria-Gasteiz (mayo) los completé algo mejor.
Pero este domingo va a ser duro. Será un maratón prácticamente llano, pero el cuerpo me dice que va a ser como un Tourmalet, porque (precisamente por empezar a entrenar para el reto de julio de subir el Tourmalet corriendo) el entrenamiento que hice hace dos sábados en Erlaitz, subiendo y bajando dos veces este puerto de 4 km al 10% me dejó las piernas mucho más tocadas de lo que pensaba.
Esta semana he entrenado algo menos de lo que había previsto, por si acaso, y durante estos días intentaré recuperarme lo mejor posible.
Solo me queda uno para terminar los cinco, y eso hace que la meta final parezca muy accesible, a tiro de piedra. Pero correr un maratón es siempre correr un maratón y hasta que no pasas la meta no has terminado, y sé muy bien que se me hará muy dura la última vuelta de las cuatro que hay que dar al circuito de Laredo.
Por cierto, justo el 7 de junio del año pasado subí el Tourmalet (en bici) por la Vía Fignon y me encontré con la carretera en muy mal estado. Justo fue un año antes del Maratón de Laredo de 2015. ¿Será una metáfora de lo que me espera?
Bien. Así es el deporte. Nadie dijo que fuera a ser fácil, aunque espero tener la cabeza suficiente para saber dosificarme bien, gestionar los malos momentos y terminar entero, que es el único objetivo.

Subida al Tourmalet (7 junio de 2014). Los obstáculos nos los ponen ahí para superarlos.
Circuito Maratón de Laredo.



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