He
dejado pasar un par de semanas desde la “Behobia – San Sebastián” para comentar
algo sobre el triste fallecimiento de un compañero corredor nada más pasar la
meta. Y he querido que pase el tiempo para que se calmen las aguas y podamos
reflexionar con la calma que merecen estos hechos y no desde el dolor y el
pesar del momento que, muchas veces, nos impiden analizar como es debido las
cosas.
Como
desconozco las causas exactas que provocaron el fallecimiento del joven navarro
no voy a comentar nada sobre este caso concreto. Tan solo enviaré desde aquí un
abrazo a sus amigos y a su familia, que sé que es poco consuelo, pero…
Tras estos
hechos todos los medios de comunicación del País Vasco, y muchos de fuera,
abrieron sus informativos con la noticia y colocaron en portada este triste hecho. Se
dedicaron horas de tertulias en las que en algunas, con suerte, hablaba gente
con conocimiento del tema (entrenadores, médicos deportivos, corredores
experimentados,…), pero que en la mayoría de los casos los que daban su opinión
poco o nada demostraban saber sobre lo que es la salud y el deporte. Solo
quiero decir a este respecto que eso que se suele decir de que todas las opiniones
son respetables es mentira. Son respetables las personas que expresan su opinión,
pero muchas veces sus opiniones no son respetables, sino que hay que trabajar
para que las cambien (¿o acaso eran respetables las opiniones de Hitler?).
Sé que
muchos de estos tertulianos hablaban de buena fe, pero que alguien diga que
correr es peligroso y que los que lo hacemos es porque está de moda y por
sacarnos la foto, pues hombre, yo no respeto esa opinión.
Bueno.
Voy al grano.
Una
idea está clara, y además la he consultado con algunos médicos: Hacer deporte
es más sano que no hacer deporte. El número de muertes por infarto es mayor
entre personas sedentarias que entre personas deportistas.
Sin
embargo, y como ha ocurrido en el caso de este año en la Be-SS, al ver los
periódicos del día siguiente cualquiera llega a la conclusión de que los que
corremos estamos flirteando con la muerte en cada kilómetro. Se entiende que un
fallecimiento en esa carrera sea una noticia, y claro, no es noticia que nos
digan cuántos infartos hubo ese domingo en el País Vasco en personas
sedentarias, que comen y beben en exceso, que trasnochan, etc.
Sí.
Hacer deporte es más sano que no hacerlo. Pero, por supuesto, cualquiera que
vaya a correr carreras del tipo de la Be-SS, o que vaya a iniciarse en el
deporte, debe tener también la cabeza suficiente como para, de entrada, hacerse
un buen chequeo médico con prueba de esfuerzo que le asegure que su cuerpo no
tiene ninguna patología incompatible con el deporte, y para luego saber cuál es
su ritmo, qué distancia puede o no correr con salud, y para saber escuchar a su
cuerpo y decidir, si es el caso, retirarse en una carrera antes de ponerse en
riesgo.
Y no
estaría de más que los organizadores de pruebas deportistas populares exigieras
a los participantes una prueba de esfuerzo reciente, como se hace en Francia y
en otros muchos países. Por supuesto el Riesgo Cero no existe, pero seguramente
habría menos sustos en las carreras.
Yo creo
que solamente con esas precauciones la mayoría de la gente puede correr (o
hacer otros deportes) sin tener que preocuparse más de la cuenta. Va a mejorar
su salud y su autoestima, va a poder hacer nuevos amigos, va poder conocer
nuevos lugares, y, sobre todo, va a sentirse mucho mejor.
Yo, que
vengo del mundo del ciclismo, he escuchado muchas veces eso de que correr un
Tour de Francia te quita años de vida, que no hay ganadores del Tour que hayan
llegado a viejos, y cosas así.
Siempre
lo he puesto en duda, sobre todo lo de que los ganadores del Tour no llegan a
viejos, ya que no hay un número suficientemente grande de ganadores del Tour
como para hacer un estudio comparativo con personas de su edad y entorno.
Pero
hace poco, leyendo el libro “Por qué corremos: Las causas científicas del furor
de las maratones”, de los argentinos Ambrosio y Losada, me encontré con este
estudio científico:
“{Una investigación} hecha en el departamento
de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, analizó
vida y muerte de 834 ciclistas franceses, belgas e italianos nacidos entre 1892
y 1942, y que terminaron al menos un Tour de France entre 1930 y 1964, y la
comparó con los datos de los censos de población general de esos mismos países.
El resultado es espectacular. Mientras el índice de supervivencia de la
población general es del 50% a los 73,5 años, casi el 70% de los participantes
del Tour aún estaban vivos a esa edad, y el índice del 50% lo alcanzaban a los
81,5 años, lo que significa, según los autores, un 17% de incremento en la
longevidad media.”
Más
claro agua. Deportistas de elite, ciclistas que terminaron el Tour en los años
en los que el ciclismo era mucho más duro que hoy en día vivieron muchos más
años que sus conciudadanos.
Pero
hay más.
Un poco
después el libro añade este otro párrafo:
“Lo mismo pasa con los remeros de Oxford y
Cambridge en comparación con los no remeros de sus mismas aulas (lo que
elimina, de paso, los sesgos que causa comparar la vida de los deportistas, un
grupo muy específico, con la población en general, de diferentes edades y
condición social); y también los de Harvard y los de Yale, y los universitarios
japoneses que participaban en competiciones deportivas y los campeones
deportivos de Dinamarca, y los no maoríes del equipo de rugby de Nueva Zelanda.
Resultados impactantes.”
Y ya en
relación a los maratones, en el mismo libro nos cuentan lo siguiente:
“Un estudio analizó treinta años, entre 1980
y 2010, de las marcas de la maratón de Nueva York y halló que los más viejos
fueron los que más mejoraron sus registros. ‘Los tiempos de los corredores se
redujeron significativamente en los varones mayores de 64 años y en las mujeres
mayores de 44. Estos datos sugieren que estos corredores todavía no han
alcanzado sus límites en la performance de la maratón’, escribieron Romuald
Lepers y Thomas Cattagni, expertos del Instituto Nacional de la Salud y la
Investigación Médica, de Francia, en la revista especializada Age, que
reprodujo el diario La Nación, en un artículo de Sebastián Ríos. Señalan dos
factores: la explosión mundial del running por un lado y, por otro, a que el
límite del rendimiento físico para los viejos está más lejos de lo que se
pensaba.”
Conclusiones
que saco: Con un poco de sentido común, el deporte es sano para todo el mundo,
incluso a un nivel profesional, y nos hará llegar a la vejez en mejores
condiciones que si no fuésemos deportistas.
Sigamos
corriendo y haciendo deporte. Sigue siendo más sano que no hacerlo.
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