Ya os comenté en julio, cuando estuve en Pirineos para ver el Tour de Francia, que tenía en mente la idea de subir corriendo el Tourmalet desde Luz Saint Sauveur, unos 18,5 km con un desnivel acumulado de casi 1.600 metros. Y por fin, ayer domingo 11 de octubre de 2015 llegó el día perfecto.
Aprovechando el puente festivo fui a Luz con mi familia. El sábado hicimos una visita al Observatorio Astronómico del Pic du Midi, al que se accede desde La Mongie por un teleférico, y pudimos disfrutar del hermoso día que hizo y de las impresionantes vistas hacia todo el Pirineo desde sus 2.877 metros de altitud.
Ya el domingo por la mañana puse en marcha todo mi plan logístico para la aventura de subir corriendo esos 18,5 km. En bici lo he subido ni sé las veces: por las dos vertientes; con buen tiempo; con frío y lluvia; tranquilo en una única subida de mañana; en medio de durísimas marchas cicloturistas de más de 300 km;... En fin. Que es el puerto que mejor conozco y donde me siento como en casa, pero nunca lo había subido entero corriendo (sí la parte final por ambas caras).
Hasta ayer.
Me levanté temprano, fui a la pastelería del pueblo para desayunar bien, y subí en coche hasta la cima, donde hacía frío, pero menos de lo que yo esperaba (unos 8ºC).
Allí dejé el coche y bajé en bici bien abrigado de nuevo a Luz, donde tomé un café, me cambié y me terminé de preparar para correr, y a las 10:19 arranqué desde Luz, justo donde la señal nos señala la dirección hacia el puerto.
Ya desde el principio puse un ritmo sostenible sabiendo que la subida iba a ser larga. Según mis cálculos iba a tardar unas 2:45 horas. Una buena última tirada larga antes del Maratón de Washington que tengo el domingo 25 de octubre.
Los primeros kilómetros trascurrieron con normalidad. Iba corriendo por la izquierda de la carretera. No sentí que ningún tramo fuera peligroso, ya que hay muchas rectas y se ven bien los coches que bajan. De todas formas, en esta época del año hay muy poco tráfico. En pleno verano hay que ir con más cuidado.
Más o menos cada media hora hice una pequeña parada para tomar algo de glucosa o un gel, beber, desbeber y estirar un poco, ya que en algún momento me parecía que me iba a dar alguna contractura. Eso sí, paradas cortas y vuelta a correr. La idea era no caminar ni un metro.
Hacia el km 8, al paso del pueblo de Barèges, que es la primera zona dura de la subida (la segunda es el último kilómetro y medio), el gemelo derecho empezó a hacer un amago de que se iba a subir. Bajé un poco el ritmo y procuré distraerme, y la verdad es que un problema del trabajo que el sábado por la noche no me dejó dormir bien me sirvió para olvidarme de la pierna y para cuando me di cuenta ya no me dolía el gemelo y había pasado el tramo más duro.
Poco después pasó una furgoneta y el conductor me gritó: "¿Eres Javier?". Le dije que sí y me animó con un gesto. La verdad es que me ayudó bastante. Había puesto en Facebook que si alguien me veía por allí que me saludara, y mira por dónde...
En el km 10, tras un ligero descanso, tomé el cruce a la derecha para ir por la
Vía Fignon, por la antigua carretera, que me gusta más. El tiempo era muy bueno y el paisaje era espectacular y pese a que ya iba notando la fatiga y la altitud la verdad es que estaba disfrutando mucho de la subida. Además, a estas alturas del año apenas hay tráfico y casi todo el Tourmalet era para mí solo. Un sueño.
Ya se veía el final y eso me daba nuevas fuerzas, pues ya intuía que lo iba a lograr.
En el cruce donde de nuevo me unía a la carretera actual, a unos 4 km de la cima, se me acabó el agua. Un pequeño problema, pero bueno, tampoco muy grave.
Por fin llegué a los dos últimos kilómetros, y allí empezaba lo más duro. Vi a dos chavales del club ciclista de Artziniega que bajaban en bici. Les pedí agua y no tenían entre los dos más que un pequeño sorbo, y luego vi a una pareja en una furgoneta que me dieron un trago, porque apenas tenía agua ellos tampoco. Estaba claro que era el día sin agua para todos, jeje.
El último kilómetro y medio se me hizo muy duro, pues la pendiente es casi todo el rato de más del 10% y ya se nota que está a más de 2.000 metros de altitud, pero por fin llegué a la cima y detuve el crono en 2:43:37. Casi lo que había planeado. Me conozco bien. En este tiempo están contadas las paradas cortas, excepto tres un poquito más largas para sacarme alguna foto con el trípode. El tiempo total es de unas 2:52 horas. Sin contar ninguna parada el tiempo en movimiento fue de 2:37.
En fin. Un día memorable y buenas sensaciones casi toda la subida, pese a la dureza. Una tirada larga muy especial y un reto conseguido con cabeza y planificación.
Por cierto, desde la cima comienza la pista de 7 km que sube desde los 2.115 metros del Tourmalet hasta los 2.877 del Pic di Midi. Desde Luz son 25 km. Tal vez el año que viene...
Pic du Midi.
Última curva del Tourmalet, con la mítica pintada "Marino lehendakari" en homenaje a Marino Lejarreta que lleva ahí desde más o menos 1989.
La cima solitaria a primera hora de la mañana. Se echa en falta la estatua del ciclista, que se guarda en Bagnères de Bigorre desde septiembre hasta junio.
Estas llamas vinieron a darme suerte antes de bajar en bici a Luz.
Restaurante cerrado entre la temporada de verano y la de esquí. Una pena.
Primeros kilómetros.
Se nota que disfruté, ¿no?
El paisaje estaba precioso.
Cruce de la Vía Fignon.
El Tourmalet en otoño es espectacular.
Toda la carretera para mí solo.
Poco a poco para arriba.
La multitud jaleando mi esfuerzo.
Desde aquí ya se ve el final. Me quedaban unos 5 km.
Terminando el tramo de la Vía Fignon. No pueden pasar vehículos, así que es muy tranquila para subir en bici, o corriendo.
El Pic de Midi desde la carretera del Tourmalet.
Último kilómetro, realmente duro.
Así paré el cronómetro.
Falta el "Gigante del Tourmalet", pero todos los que subimos en bici o a pie somos grandes.
Aprovechando el panel que han puesto para los ciclistas este verano me saqué una foto con mi "marca" en la cima.