Con la misma lentitud con la que corrí mi 33º maratón, afronto la escritura de esta crónica, y por ello he tardado tanto en hacerla.
No era un maratón de esos que espero con ansiedad y los preparo con algo de mimo. Bueno, sinceramente, creo que, desde el Maratón de Milán en 2019 no he preparado con mimo un maratón. Simplemente me limito a correr varios días a la semana y de vez en cuando hago algunas tiradas largas o hago algunas series de “velocidad”, pero sin pasarme. Pero lo que es entrenar expresamente para un maratón, pues no, no lo hago. No lo hago, y luego me arrepiento en la carrera, je, je. Sobre todo cuando, como el pasado domingo, voy penando en los últimos kilómetros diciéndome a mí mismo que tenía que haber entrenado más, ja, ja. Pero bueno, uno es como es por lo que hace, ya lo dijo el sabio Forrest Gump.
De todas formas, y al ser un nuevo maratón en casa, lo esperábamos con ganas todos los maratonianos de Bilbao y alrededores. La pena fue que varios fallos organizativos de última hora (ciertamente inexplicables), hicieran que la carrera comenzara con mal pie su andadura, con muchos corredores que se fueron de Bilbao con muy mal sabor de boca. Esperemos que el año que viene corrijan todo esto y este maratón se asiente en el calendario. De mientras, no me gustaría estar en la piel del organizador y tener que leer todas las críticas que se escribieron, muchas de ellas justificadas. De todas formas, como a mí no me gusta hacer sangre se estas cosas, no me detendré más en ello.
Sobre el recorrido solo diré que estaba bien, en general. Es similar al del antiguo maratón de Bilbao, el Bilboko Herri Maratoia que fue mi tercer maratón en el año 2000, y es mucho más atractivo que el recorrido a dos vueltas del Bilbao Night Marathon, aunque yo hubiera preferido alargar más las primeras vueltas por Bilbao y no tener que hacer dos vueltas y media por el Campo Volantín al final, que se hicieron un poco aburridas. Y también hubiera agradecido una mejor señalización del circuito en esta zona, ya que fuimos bastantes los que nos equivocamos de carril y por el Arenal hicimos un primer paso más largo que el que tocaba (250 metros de más) y luego tuvimos que deshacer parte del camino para volver a entrar en el circuito correcto.
Del grupo de los Beer Runners de Bilbao, unos cuantos corrimos el maratón. Para algunos era su primer maratón, lo que siempre emociona más. En general todos terminaron en los tiempos esperados menos yo, puesto que unos problemas en los psoas (o por esa zona) me hicieron penar más de la cuenta en los últimos 15 kilómetros y no disfruté mucho.
Aunque no llegaba muy en forma, creo que podía haber estado en un tiempo final sobre las cuatro horas. Hasta el kilómetro 25, más o menos, fui bien, en los ritmos y sensaciones que esperaba. Pero a partir de ahí, las molestias fueron creciendo y ya en el kilómetro 31 tuve que hacer una primera parada a estirar. En los últimos kilómetros el dolor me obligaba a alternar el correr con caminar, algo siempre frustrante para un maratoniano.
Pero bueno. Supe aguantar y terminé con un discreto tiempo final de 4:20, bastante por encima de lo que podría haber hecho, pero pudo haber sido peor, así que he de estar contento.
Bueno. Ahora a por la segunda gran cita del año, la París Roubaix cicloturista en abril. Esta vez solo voy a hacer el recorrido corto de 70 kilómetros. Ya la corrí entera hace 10 años y no estoy como para repetir. Con recordar las sensaciones en los 20 kilómetros de pavés que me tocan ya es suficiente.
Mis datos del maratón:
Tiempo total: 4:20:04
Puesto: 622 de 688 finishers.
Puesto en mi categoría M55: 40 de 47.
Potencia media: 193 w
PPM medias: 135 ppm
Ritmo medio: 6:05
Hasta el kilómetro 23 (la parte buena):
Potencia: 210 w
Pulso: 139 ppm
Ritmo: 5:34
Desde el kilómetro 23 al kilómetro 31 (ya en declive):
Potencia: 196 w
Pulso: 138 ppm
Ritmo: 6:00
De ahí a meta como pude.
