miércoles, 28 de marzo de 2018

Azkoitia-Azpeitia 2018

El sábado pasado participé por tercera vez en esta bonita carrera homenaje al gran txapeldun Diego García. Azpetia y Azkoitia están casi pegados, separados por muy pocos kilómetros. Sin embargo, dando unas vueltitas aquí y otras allá, la organización prepara un interesante medio maratón bastante llano (además de una carrera de 8 km) entre estas dos localidades de Gipuzkoa. Y este año, como el pasado, el cielo no acompañó y la lluvia fue protagonista una vez más. Vaya invierno.
Últimos kilómetros, con la Basílica de Loyola al fondo.

Unos cuantos Beer Runners Bilbao tomamos parte tanto en la carrera corta como en el medio maratón, además de un montón de Beer Runners de Logroño, que fueron en un autobús.
Por lo que a mí respecta, no llegué muy bien a Azkoitia. Después del Maratón de Barcelona no estaba recuperando bien. Las pulsaciones matinales eran algo altas y a pesar de comer bien estaba perdiendo peso. El correr en la ciudad condal tras diez días enfermo hizo que, a pesar de acabar bastante entero el maratón, el esfuerzo fuera mayor de lo normal y por lo tanto la recuperación está siendo más lenta de lo habitual en mí. Por eso, mi intención era correr en Azkoitia a medio gas, incluso barajé el correr solo la carrera corta.
Una vez en Azpeitia, y tras aparcar el coche, tuvimos la suerte de encontrarnos con los logroñeses que nos llevaron en su autobús a Azkoitia, a la salida, y así nos ahorramos el tener que esperar la cola para coger el autobús de la organización.
En Azkoitia cogimos los dorsales, dejamos las mochilas y enseguida llegó la hora de salir. Primero los de la corta, en donde corrían Sandra, Vero y Mario, y luego ya el medio maratón, donde tomamos parte Alatz, Rober, Aralar, Rubén, Aitana y yo.
Yo salí suave, a ver qué pasaba. Fui pasando los kilómetros, hice una paradita para un pis y, como suele ser normal en mí, a media carrera me encontraba mejor que al comienzo. Ya iba con un ritmo algo más vivo, y como me encontraba bien y no tenía hambre, cometí el error de no tomarme el gel que tenía previsto. "Total -pensé-, para un medio maratón no hace falta". Y sí que me hubiera hecho falta, pues cuando quedaban unos tres kilómetros empecé a sentirme vacío y me costaba mantener el ritmo.
Así que, penando un poco en la última parte, llegué a la meta con un tiempo de 1:48:53. Un tiempo discreto, ya que el mes pasado, antes de Barcelona, corrí en Irún en un recorrido mucho más duro en 1:43:50 con unas sensaciones muchísimo mejores.
Nada más pasar la meta, fui al avituallamiento y comí un quintal de fruta. ¡Qué hambre! Luego ya nos duchamos y nos tomamos una cervecita con un bocadillo de tortilla antes de volver a casa.
Bien. La buena noticia es que, salvo por el error del gel, corrí mucho mejor que lo que esperaba, visto cómo llegué. Eso quiere decir que un poco me he recuperado de Barcelona. La mala noticia es que, tras hacerme este lunes unos análisis de sangre, me sale que tengo un poco de anemia, algo que ya sospechaba por las sensaciones de estos días. A la fatiga del maratón y de la bronquitis, se me ha sumado que la semana pasada las hemorroides internas que tengo (de las que me operé hace unos años) me han sangrado varios días. Quita y no pon, se acaba el montón (de hierro, en este caso).
Bueno. Por de pronto voy a correr a medio gas unas semanas. Nada de series ni de tiradas largas. La semana que viene me haré una prueba de esfuerzo y las carreras que tenía previsto correr de aquí al Stelvio Marathon del 16 de junio quedan en el aire, incluyendo el Maratón Martín Fiz de Vitoria, en el que estoy apuntado.
Pero la salud es lo primero y los dos objetivos importantes de esta primera parte del año eran Barcelona y Stelvio. Así que a recuperarme para asegurar terminar la carrera italiana. Si no puedo correr en Vitoria no pasa nada. Haré el Medio Maratón, si puedo.

Con Diego García.


Javi Maratones (en horas bajas).



Por fin podré comer algo.

Vero (Pili).

Sandra (Mili).

Alatz, que arriesgó y perdió. A por la siguiente.

Mario voló en la corta.

Antes de salir,

En ruta.

2 comentarios:

  1. Excelente comentario. Nos ha pasado a todos. La pregunta es: ¿por qué nos olvidamos de tomar el gel?- ¿Cuál es el enrevesado mecanismo cerebral que nos impide tomar la decisión adecuada? El estrés! El exceso de Cortisol. La hormona del estrés está disparada y evita los mecanismos de reflexión normales. Eso nos lleva a reconocer que si la situación previa era de poca recuperación, las probabilidades de que este cortisol estuviese elevado eran muy altas y por lo tanto,sus consecuecnias previsibles

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  2. Efectivamente. Sabemos que lo tenemos que tomar y no lo tomamos. Fallo mío. Je, je.

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