martes, 15 de mayo de 2018
Momentos mágicos del running (2)
Salir a correr un día cubierto y que empiece a llover justo cuando terminas.
Empezar a entrenar tras una lesión y no notar ningún dolor.
Que te toque un dorsal para una carrera.
Correr viendo amanecer.
Que el público te anime cuando estás flojeando.
Eliud Kipchoge casi bajando de las dos horas.
Correr viendo anochecer.
Que se te acabe la batería del reloj justo al terminar la tirada larga.
Correr en una isla.
Terminar bien un maratón al que no has llegado muy bien.
Apuntarte a la lotería de Londres y creer que te puede tocar un dorsal.
Kawauchi ganando Boston.
Verte en una foto en la revista de un maratón.
Planificar las carreras del próximo año.
Volver a una gran carrera muchos años después.
Que tu hijo te diga que quiere empezar a correr.
Martín Fiz ganando su sexto Major.
Retirar, con pena, unas zapatillas para estrenar otras.
Grabarte tu nombre en una camiseta para que te animen por tu nombre en el extranjero.
Que te animen por tu nombre en el extranjero.
Que pronuncien bien tu nombre al animarte en el extranjero.
Tener un día libre inesperado y poder salir a entrenar.
Descubrir una ruta nueva para correr.
Terminar de entrenar y tener todo el día por delante.
Entrenar para terminar bien el día.
Batir tu record semanal de kilómetros (y sentirte el rey del mundo).
Llegar al cartel del Km 40 y seguir con fuerzas.
Tomar un café antes de un maratón.
Comer un bocadillo con una cerveza después de un maratón.
Correr los primeros doscientos metros de un maratón y escuchar a alguien decir que ya solo quedan 42 km.
Correr los primeros 42 km de un maratón y sufrir para correr doscientos metros más.
Pasear por la ciudad donde vas a correr un maratón y ver en las calles la línea azul pintada.
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