sábado, 23 de noviembre de 2019

Final de la temporada maratoniana

Pues unas semanas antes de lo previsto he decidido poner punto final a este año de maratones y carreras. La lesión de la rodilla, que no parecía importante en agosto, no se me acaba de curar del todo, así que voy a olvidarme del Maratón de Málaga, la última gran cita que tenía para este año, y a ver si así se cura del todo y puedo empezar 2020 sin problemas.

No me puedo quejar. Pese a la lesión, por lo menos pude completar el 50k de Washington.

La lesión en sí no es muy importante. Según la RMN es solo una leve condropatía con un discreto edema óseo en la rótula. En principio con unas semanas de reposo sería suficiente para que remitan las molestias.
Sin embargo, desde que me empezó a doler, allá por agosto en el Maratón del Río Boedo, no he reposado todo lo que debería haber reposado y por eso sigo con molestias tres meses después.
La causa del dolor no está muy clara, pero en el informe de la RMN ya apunta a posible sobrecarga. Y creo que esa es la causa. Tras la Subida al Veleta, corrí dos semanas después ese maratón sin tenerlo previsto en mi calendario. Llegué con el cuádriceps sobrecargado (no tenía molestias pero en el masaje se notó) y además los últimos 15 km del maratón los corrí pisando mal por una dolorosa rozadura en el muslo, además de que era por pista, no por asfalto.
Total, que terminé el maratón con algo de dolor en la rodilla, y como tenía que entrenar para el 50k de Washington del 27de octubre no paré lo que me aconsejaron parar. Seguí corriendo algunos días (para probar) con la obsesión de que no podía parar mucho para poder terminar el 50k. Por si acaso, cancelé algunas carreras, como la Panes-Potes y el Medio Maratón de Plazaola.
Ya parecía recuperado y empalmé tres semanas buenas de entrenos con una tirada larga de 31 km sin molestias. Pero luego, tal vez por una salida dura en bici con unas zapatillas nuevas que no tenían las calas correctamente colocadas, empezó a molestarme otra vez a unos días de Washington e incluso tuve que abortar el último entreno largo a mitad del recorrido por dolor.
Luego en Washington tuve suerte, y aunque me molestó un poco la rodilla, no me impidió acabar la carrera. Al regresar de Washington tenía algo de dolor y me hicieron la RMN y es cuando me vieron lo del edema.
Así que, estas cuatro semanas después del 50k solo he corrido tres días, uno de 15 minutos y dos de poco más de media hora, y no noto que se me vaya del todo la molestia.
Por tanto, aunque tengo dorsal para el Maratón de San Sebastián, que es mañana, y quería correr los últimos 10 km para ayudar a mi amiga Vero a completar su primer maratón, finalmente no correré. Y en el Maratón de Málaga del 15 de diciembre, que iba a ser mi última cita importante del año, solo espero poder correr los primeros kilómetros si en estas tres semanas de reposo veo que me desaparecen del todo las molestias. Serán, en ese caso, unos primeros kilómetros de pretemporada de cara al año 2020.
En fin. No me puedo quejar. Pese a la lesión he logrado salvar la cita de Washington, que era la más importante de la segunda parte del año. Y, además, en la primera parte del año pude completar todos mis objetivos, que fueron mcuhos y muy atractivos, como el Maratón de Milán, el de Spitsbergen, la Subida al Veleta y la subida al Tourmalet. Solo alguno de esos retos ya es un objetivo importante para un año, así que haber completado todos (menos Málaga) es un éxito.
Solo espero que con esta decisión se me cure del todo la rodilla y así poder empezar el año 2020 entrenando sin problemas para los retos que me esperan, que serán muy atractivos, ya os comentaré.

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