martes, 25 de abril de 2017

Maratón de Madrid: una tirada larga estupenda con cuestas (y calorcito)

Tal y como tenía señalado en mi calendario, en el mes de abril me llegaba mi primer maratón del año, esta vez en Madrid, un gran maratón que no conocía, pero que tenía ganas de correrlo. Además, este año, con el reto del Ultra Maratón de Zermatt (Suiza) del 1 de julio, tenía más ganas de correrlo, ya que una buena tirada larga con cuestas me viene muy bien este mes.
Una nueva foto en una nueva meta. Siempre un momento de felicidad.

Casualmente, una vez decidido que lo iba a correr, me di cuenta de que este año era la 40ª edición de la carrera. En 2015 corrí la 40ª edición del Marine Corps Marathon, en Washington, en 2016 participé en la 40ª edición del Maratón de París, y en 2017 he corrido la 40ª edición de Madrid. Casualidad. Y para seguir la racha miré a ver qué maratones cumplían 40 años próximamente y he visto que en 2018 será Barcelona. Así que, allí estaré para mi tercera participación en la ciudad condal. Seguiré buscando, je, je.
Como os he dicho, mi objetivo en Madrid solo era completar un maratón más y acumular un buen entreno de fondo progresivo con cuestas. Nada de ir a hacer marca. Primero, porque en Madrid es muy difícil por el perfil, y segundo porque de aquí al 1 de julio tengo otros objetivos, como el Beer Lover’s Marathon en Lieja (Bélgica) el 4 de junio, y no quiero llegar muy cansado a Suiza.

El fin de semana en Madrid
A Madrid hemos ido una gran representación de los Beer Runners de Bilbao, la mayoría han ido al Medio Maratón y dos hemos ido al Maratón. La pena es que como hemos ido un poco desperdigados nos hemos visto poco. Habíamos quedado antes de la carrera para hacer una foto conjunta con los Beer Runners España, pero por la hora, y por el lío de dejar las cosas en el Guardarropa y tal, al final algunos no llegamos a la cita. Además, yo me despisté de mi grupo y en el cajón de salida nº 6 no me encontré con nadie, así que corrí solo toda la carrera. Un fastidio, porque varios compañeros iban a hacer el Medio Maratón a un ritmo adecuado para mí y hubiese tenido compañía hasta el km 14, donde se separan ambas carreras. Lástima.
De todas formas lo hemos pasado bien (algunos muy bien, a juzgar por los vídeos que han puesto en el Facebook del grupo, ja, ja, ja). Y enhorabuena a todos, ya que cumplieron sus diferentes objetivos. Solo Andoni, que hizo el Maratón, terminó un poco disgustado por no hacer la marca prevista. No pasa nada Andoni, estuviste cerca y tal vez Madrid no era el maratón adecuado para la marca que querías. A por la siguiente.
El sábado por la mañana yo había quedado para correr un poco por El Retiro con algunos maratonianos a los que solo conocía por Instagram de compartir fotos y comentarios. Allí desvirtualicé a Lisbeth (maratoniana73, gran lectora de mis novelas) y a Agustín (bobal7355) entre otros. Un placer ponernos cara real y trotar un rato juntos. Disfruté mucho.
Luego fui a la Feria a por el dorsal y allí comimos en la Pasta Party. La pena es que no coincidí con Chema Martínez en el stand de Adidas. Me hacía ilusión verle otra vez después del día que vino a correr a Bilbao. Por la tarde me dediqué a descansar antes de ir a cenar y dejar todo preparado para el domingo.

La carrera
A pesar de que fuimos temprano, entre una cosa y otra al final, como he dicho, se nos hizo tarde y no llegamos a la foto. Según íbamos para el guardarropa me encontré con uno de mis escritores favoritos, Pío Baroja, y me saqué una foto con él.
Ya en el cajón, sin amigos alrededor (salvo otro conocido de Instagram, Manu, a_mis_40_y), esperé a la salida y tardé casi 15 minutos en empezar a correr desde la hora oficial.
Mi plan era sencillo: no cansarme y correr a pulsaciones sin superar mi umbral hasta casi el final. Una tirada larga progresiva, más larga de lo normal. Además, los primeros kilómetros son en subida y si te empeñas en seguir un ritmo preestablecido puedes ir gastando más de la cuenta para un maratón. Paciencia.
Se veía que iba a hacer calorcito, aunque eso a mí no me preocupa demasiado. Lo que sí me preocupaba era una sobrecarga con la que llevo desde hace unos días que me coge el piramidal derecho y me produce una tensión en el muslo y en el gemelo. Procuré estirar en la salida y salí mentalizado a beber bastante para evitar calambres por deshidratación.
Pero no sé si por los nervios o qué, el caso es que el primer pinchazo en el gemelo me vino en el km 2, y aún no había tenido tiempo ni de empezar a deshidratarme. Por suerte fue un tirón pasajero y pude seguir corriendo. Pero mala señal.
Ya para el km 4 empecé a sentir sed, así que esperaba con ansia el avituallamiento del km 5. Y aquí me encontré con un fallo de la organización (tal vez el único reseñable, por otro lado). Mientras corría en busca de agua, apareció la primera mesa del avituallamiento, por lo menos del lado derecho de la calzada, y en ella no quedaban botellas, salvo unas pocas en una caja en el suelo. Miré hacia delante, para seguir corriendo hasta la siguiente mesa y comprobé, contrariado, que no había más mesas. Así que di la vuelta a la mesa, por la acera, como otros corredores, y tomé una de las últimas botellas que quedaban. La gente comentaba el hecho insólito de que no quedara agua. Poco después comprobamos con alivio que había más mesas con agua, pero las habían colocado tan distantes que entre el pelotón de corredores no se veían desde donde estaba la primera mesa.
Bueno. Un contratiempo solventado. De eso tratan los maratones, de ir solventando los problemas y aceptándolos a medida que se presentan, como en la vida normal. Hay que salir mentalizado de que te puede pasar cualquier cosa para no bloquearte mentalmente.
Seguimos subiendo hasta que ya por fin el recorrido empieza a ser más llevadero. Ahora empezaba mi juego mental de ir buscando el final de cada etapa de 5 km. Una vez paso el km 5, busco el km 10, etc. Además, al hacer calor y como nos daban el agua en botellas, iba bebiendo poco a poco cada botella, de forma que cuando ya la terminaba estaba a mitad de cada etapa de 5 km y así se pasan más rápido.
A partir del km 10, además del juego de las etapas, empezaba también mi juego de los geles y glucosa. Tengo comprobado que el mejor método de no tener un bajón en el rendimiento a partir del km 30 (el famoso muro) es empezar a meter gasolina desde el km 10. Y así, yo voy alternando un gel o dos pastillas de Glucosport cada 5 km empezando en el 10. Muchas veces incluso no me hace falta tomar nada a partir del km 35 porque voy bien.
Iban pasando los km lentamente entre comer, beber, desbeber de tanto beber (paré cuatro veces a hacer un pis) y refrescarme. En el km 13,5 nos separábamos del recorrido del Medio Maratón entre aplausos y ánimos de los participantes del Medio para los que seguíamos al Maratón (muchas gracias, compañeros).
Parecía que el gemelo me aguantaba. Pero en el km 14, un nuevo pinchazo, esta vez más fuerte, me obligó a parar a estirar un poco. Seguí corriendo y más o menos en el km 18 otra vez un fuerte pinchazo. Nuevo estiramiento para intentar solventar el problema, pero ya me empezaba a rondar por la cabeza que si la cosa seguía así, mal lo iba a tener para terminar el maratón.
Aquí, por cierto, vi también que los avituallamientos no coincidían exactamente cada 5 km, que es lo habitual, sino que algunos me coincidieron en el km 16 o 21. Para mi juego mental casi que me venía bien, pues yo ya iba con el gel preparado para tomarlo con el agua, y como el avituallamiento estaba un km más lejos de lo que yo pensaba, para cuando cogía el agua y me bebía la botella, ya estaba casi a la mitad o más de mis micro etapas de 5 km y así se me pasaban más rápido.
Bueno, pues ahí seguía yo, corriendo a un ritmo tranquilo y uniforme y casi esperando al siguiente pinchazo en el gemelo.
No sé si será habitual en corredores de larga distancia, pero a mí me pasa muchas veces que cuantos más kilómetros llevo, mejor me encuentro. Hay semanas en las que entreno muchos más kilómetros que los habituales y cuando voy a mi masajista resulta que tengo las piernas mejor que otras semanas que he descansado.
Pues bien. No sé si sería por eso, pero el caso es que el pinchazo fuerte del km 18 fue el último que tuve. Hacia el km 35 sí que noté un dolor cerca del tobillo que llevo tiempo sintiendo de vez en cuando, pero ya no tuve apenas molestias en las piernas, ni siquiera en la última parte del maratón, que pica mucho para arriba.
Pasé el medio maratón en un tiempo lento de 2:03:38 y seguí pasando los km con mis juegos mentales. La cosa marchaba más o menos bien. De sensaciones iba muy cómodo, y salvo la espada de Damocles del gemelo, todo marchaba según lo previsto.
En el km 30 ya empecé a prepararme para la larga subida que se inicia más o menos en el km 32 hasta el km 41. Y tal vez por ir mentalizado a encontrarme con esos kilómetros finales duros, no se me hicieron nada duros. De hecho, mirando los parciales de cada tramo de 5 km, resulta que mis parciales más rápidos fueron del 5 al 10, que son en bajada, y del 35 al 40 que son en subida. Hice un final muy bueno pasando a mucha gente. Se notaba que el calor hizo estragos en mucha gente. Para mí, la verdad, no hizo tanto calor. Recuerdo haber corrido los maratones de Vitoria y de Laredo en 2015 con mucho más calor, más de 30 grados y mucha humedad en Laredo. En Madrid hizo calorcito, pero para mí la temperatura fue buena (será que soy del sur de Bilbao).
En el km 37 algunos de mis compis Beer Runners me animaron, y en el km 38 estaba mi mujer esperándome. Me paré a darle un beso y seguí hacia la meta con la sensación de correr a gusto y sabiendo que ya iba a terminar en más o menos el tiempo que tenía previsto de poco más de 4 horas.
Final de la cuesta y entrada al Parque del Retiro. Entrenamiento progresivo (pulso controlado hasta el km 30 y luego ya subiéndolo poco a poco) y con cuestas superado con nota y mi 17º maratón completado. Muy satisfecho.
Ahora a recuperar lo más posible ese gemelo y el piramidal para correr a gusto en dos semanas la Wings for life Run de Valencia, y el maratón de Lieja, y llegar así a tope a Zermatt.

Mis datos
Aquí tenéis mis datos por parciales. Como se ve, bastante regular, incluso acabado más rápido que el principio. Segundo medio Maratón 1:48 minutos más rápido que el primer medio, pese a que la segunda parte es más dura por terminar cuesta arriba.
Parciales bastante regulares.

Pulso en progresión muy controlado.

Como veis, adelanté a muchos corredores durante la carrera. El puesto que sale aquí es solo de la categoría Hombres.


Organización
Salvo el fallo comentado del primer avituallamiento, la organización me pareció buena. No es un maratón para correr fuerte, por el recorrido duro y porque había muchos embudos, incluso ya cerca del final.
El ambiente ha sido bueno, aunque se concentraba mucho en algunos puntos del recorrido, como en Sol, pero había muchos sitios algo tristones. Y para ser un Rock&Roll Marathon, eché en falta más música. Recuerdo que en NY casi dejabas de oír un grupo cuando ya estabas empezando a oír al siguiente.
¡Ah! Y a ver si el ayuntamiento arregla los baches de las calles, que si te despistabas te podías hacer un esguince fácilmente.










miércoles, 19 de abril de 2017

Maratón o ciclismo. ¿Qué es más duro?

Este domingo termina la temporada de clásicas en el ciclismo con la disputa de la Lieja – Bastoña - Lieja, y también este domingo correré un nuevo maratón en Madrid, mi 17º.
En 2013 terminé con la Milán - Sanremo mi participación en las versiones cicloturistas de los llamados “Monumentos ciclistas”, que son las cinco clásicas más prestigiosas del calendario profesional: Milán – Sanremo, Vuelta a Flandes, París – Roubaix, Lieja – Bastoña – Lieja y el Giro de Lombardía (ésta no tiene hoy en día versión cicloturista). En 2009 completé la Vuelta a Flandes, en 2011 la Lieja, en 2012 la Roubaix y en 2013, como he dicho, hice la Milán – Sanremo (la más larga, con 294 km, pero la más fácil de todas).
Subiendo el Tourmalet con frío y lluvia en L'Etape du Tour'12. Un día muy duro.

Además de estas clásicas, en mi larga vida como cicloturista he completado numerosas marchas durísimas en Pirineos (como la Quebrantahuesos en varias ocasiones, o la Luchón – Bayona de un tirón dos veces, con sus 325 km en los que se suben Peyresourde, Aspin, Tourmalet, Soulor y Aubisque uno detrás de otro). También he subido puertos como Alpe d’Huez, Galibier, Izoard, Stelvio, Angliru,… He participado en Vueltas por etapas en Canarias, Baleares, Alemania,… He completado cuatro veces la Transpirenaica por carretera, dos de ellas con alforjas. Y, aunque era muy malo, de joven corrí algunas carreras como amateur.
Como maratoniano llevo 16 maratones completados, y tengo la experiencia de correr cinco maratones en un intervalo de cuatro meses. Eso sí, mis marcas son discretas: 3:39 como mejor marca en San Sebastián’97 y 3:42 en Sevilla’15 son mis mejores resultados.
También como runner tengo otras experiencias en medios maratones, subida a Lagos de Covadonga, subida al Tourmalet, un ultra de 80 km, etc.
Valga esta presentación de mi “currículum” deportivo como ciclista y como maratoniano para avisar al lector de que algo sé del tema del que quiero hablar hoy, que es reflexionar sobre si es más duro correr maratones o ser ciclista.
Por supuesto, todo lo que comento aquí es desde mi experiencia y no pretendo llegar a ninguna conclusión definitiva. Hay muchas personas que practican o han practicado ambos deportes con mucha más experiencia que yo y además a un nivel incluso profesional (hay muchos exclistas profesionales que corren maratones a un nivel alto, como Abraham Olano o Laurent Jalabert, que tras estar en la elite del ciclismo mundial han corrido maratones en torno a 2:40, que es una marca estupenda para un corredor popular).

Gasto físico
Uno de los parámetros que se suelen usar para definir la dureza de un deporte es el gasto físico al que se expone el cuerpo.
Está claro que correr un maratón, sobre todo si lo hacemos al máximo de nuestro nivel, supone para el cuerpo un desgaste muy grande. Durante la carrera no podemos bajar mucho el esfuerzo cardiaco, salvo que caminemos un rato, y nuestras articulaciones y nuestros músculos acaban muy agotados (por eso al día siguiente nos cuesta caminar con normalidad).
En ciclismo el desgaste a nivel muscular y articular no es tan grande, por eso normalmente podemos enlazar varios días seguidos más o menos duros, y el desgaste cardiaco siendo alto en muchos momentos (subidas de puertos a ritmo fuerte, aceleraciones y ataques,…) presenta muchos momentos en cada carrera en los que el corazón recupera totalmente (descensos largos, zonas de llano en los que se rueda tranquilo, etc.).
Quizás el maratón a nivel de desgaste cardiaco se parezca más a una contrarreloj en ciclismo, donde el corredor debe ir todo el rato cerca del máximo esfuerzo para no perder tiempo. Aunque es raro encontrar hoy en día contrarrelojs que duren lo mismo que un maratón en tiempo.
Aunque en ciclismo también hay carreras en las que, por cómo se estén desarrollando, los corredores no pueden relajarse apenas. Por ejemplo, en la última París – Roubaix se salió tan fuerte que se lanzó la carrera desde el principio, y luego, una vez que metidos en los tramos de pavés, ya es imposible rodar tranquilo a rueda del grupo, como pasa en muchas carreras. Pues bien, viendo en Strava el pulso medio de la carrera de varios corredores encontramos que la mayoría terminó la Roubaix con unas pulsaciones medias de las 6 horas de carrera de más de 160 ppm, cuando en una etapa de montaña del Tour el pulso medio de muchos corredores no pasa de 140 ppm.
Así que estamos hablando de un esfuerzo cardiaco casi máximo durante 6 horas, a los que hay que añadir el sufrimiento muscular de una carrera con más de 50 km de tramos de pavés. No creo que esto sea más fácil que correr un maratón a tope. Y este año tuvieron suerte y no llovió ni hizo frío.

Gasto psicológico

Veamos ahora las diferencias entre competir en ciclismo o competir en Maratón en cuanto al desgaste metal de ambos deportes.
En el Maratón, como en la mayoría de las pruebas de atletismo, se compite por un lado por el puesto en la carrera (por ganarla) pero por otro lado se compite contra una marca. Por ejemplo, la mayoría de los maratonianos profesionales cuando salen en un maratón importante (Boston, Berlín, Nueva York,…) saben que no tienen opciones de ganar la carrera según qué maratonianos de elite participen. Sin embargo, pongamos por ejemplo el caso de un maratoniano de elite francés, o italiano, o alemán. Sabe que no tiene nada que hacer para ganar hoy en día a los kenianos y a los demás maratonianos que son capaces de bajar de 2:05 (un pequeño puñado de atletas). Pero sí que puede, si está muy en forma y el día es bueno en cuanto a temperatura, etc., intentar tal vez hacer su MMP, o el récord de su país, o lograr la mínima para ir a los JJ.OO.
Así que, para la mayoría de los maratonianos, su desgaste psicológico en la carrera solo será grande si ve que no le están saliendo bien las cosas y no va a su ritmo objetivo del día. Solo unos pocos, tres o cuatro a lo sumo, tienen el desgaste mental que supone luchar con un contrincante que ven que les están sacando de punto.
En ciclismo, por el contrario, solo se compite por la victoria, o a lo sumo por el podio. Pero no se compite por una marca. Si ganas la París – Roubaix, no importa si ha sido la edición más rápida o más lenta de la historia, pues eso depende de muchos factores. En ciclismo, en la mayoría de carreras solo importa quién la gana. Si quedas el cuarto no tienes como consuelo el haber hecho ninguna marca. Tal vez en las grandes carreras por etapas algunos pueden quedarse con el consuelo de haber hecho un top-5 o un top-10 en la general, pero, la verdad, eso no vale para mucho.
Por tanto, en el ciclismo, cuando un corredor ve que está perdiendo al grupo de favoritos que se van a jugar la victoria, sufre lo indecible por mantenerse cerca y tener una pequeña opción de llegar al último kilómetro en el grupo delantero. Y en una prueba por etapas como el Tour de Francia, cualquier corredor con mínimas opciones para la general, sufre desde el primer día un estrés angustioso por no perder mucho tiempo en las primeras etapas llanas, en las que hay caídas y cortes del pelotón que pueden echar por tierra sus posibilidades. Y en las etapas en las que en el último tramo hay encerronas, como pasos estrechos por pueblos o un final en un repecho durísimo, todos los favoritos tienen que luchar continuamente por mantenerse en las posiciones delanteras del pelotón y no verse cortados por una caída, por ejemplo. Y este desgaste no lo tienen los maratonianos.

Dureza externa

Quiero comentar, por último, un aspecto que añade una gran dureza a un deporte ya duro como es el ciclismo, y que, normalmente, no lo padecen los maratonianos. Me refiero al sufrimiento que da la meteorología y al sufrimiento que da el peligro de competir en bici.
Como he comentado antes, una París – Roubaix con lluvia, viento y frío es muchísimo más dura que si hace buen tiempo. En el ciclismo el frío, la lluvia y el viento en contra, son elementos que pueden convertir una carrera dura en un verdadero martirio.
Salvo condiciones extremas de frío o de calor, correr es más llevadero con mal tiempo que montar en bici. Una etapa de montaña con frío y lluvia (incluso a veces nieve en los puertos más altos) supone una durísima prueba para los ciclistas. Incluso con la ropa tan magnífica que hay hoy en día, bajar un puerto mojado y con frío puede hacer que un corredor que va en cabeza acabe retirándose con hipotermia. Y hay muchos puertos en Alpes, Pirineos o Dolomitas, con bajadas muy largas, en las que llegas al valle helado tras haber subido el puerto a tope.
Y luego está el riesgo del ciclismo, donde hay siempre el peligro de las caídas que, por supuesto, no existe en el Maratón. Las bajadas de los puertos se hacen a toda velocidad, y los corredores que son buenos bajadores suelen arriesgar mucho para descolgar a los menos habilidosos con la bici o a los que tienen más miedo. Porque bajar un puerto a tope, con lluvia, con una carretera bacheada y con muchas curvas puede dar mucho miedo, pero si estás compitiendo no te queda otra que superarlo.

En fin. Que tanto el Maratón como el ciclismo son dos de los deportes más duros que existen (aunque para mí lo más duro es el alpinismo en alta montaña, el himalayismo). Para muchos siempre será más duro el maratón que el ciclismo, y para otros será al revés.
Yo, por lo que os he comentado, creo que es más duro el ciclismo. De hecho no creo que en ninguno de mis 16 maratones haya sufrido tanto como algunos días lo hice en la bicicleta.
Sufriendo en el Maratón de París'15. Otro día duro.

lunes, 10 de abril de 2017

Prueba de esfuerzo y últimos entrenos para Madrid

El pasado viernes pasé una vez más por la ITV de Senkirol para ver cómo está mi motor tras estos meses de entrenamientos (y algunas carreras), ahora que ya se acercan los grandes retos de mi temporada runner de aquí al verano: Maratones de Madrid y Lieja, Wings for life y Zermatt Ultramarathon.
El domingo, tras mi última tirada larga.

Desde el Maratón de San Sebastián del pasado mes de noviembre hasta ahora he corrido bastante. En diciembre me lo tomé con calma y solo corrí 105 km. También hice algo de monte, pero en general fue un mes de recuperación tras Berlín y San Sebastián.
Ya en enero comencé a sumar kilómetros con la idea de que para poder correr con garantías el Zermatt Ultramarathon del 1 de julio voy a necesitar un buen volumen de trabajo repartido a lo largo de estos seis meses. En febrero ya metí también entrenos de calidad, con series y alguna carrera de trail, y es lo que he hecho también en marzo (aunque con menos monte para evitar una lesión de cara a Madrid).

Total de kilómetros desde el 1 de enero: 836 km

  • Enero: 253 km.
  • Febrero: 226 km.
  • Marzo: 263 km.
  • Abril (hasta el día 9): 94 km.

Como dato creo que es interesante destacar que enero y marzo han sido, salvo agosto de 2016 con 268 km, los meses en los que más kilómetros he acumulado en mi vida.
También es importante añadir que entre enero y febrero he hecho varias salidas (incluyendo la carrera de Apuko) de trail running con bastante trabajo en cuesta.
Otra cosa que he cambiado para la preparación del Maratón de Madrid (que es mi primera gran carrera del año), es que no he hecho demasiadas tiradas muy largas, sino que he espaciado el total de kilometraje a lo largo de la semana. Solo he hecho una tirada de 32 km y otra de 25 km. La mayoría han sido entre 20 y 23 km centrándome más en el tiempo de las tiradas (2 horas o poco más) que en los kilómetros, ya que varias de estas tiradas han sido por recorridos con muchas cuestas.
Con todo este volumen los datos de la prueba de esfuerzo del viernes son los siguientes:

  • Consumo máximo de Oxígeno (VO2): 63,98 ml/kg/min. No es mi mejor dato pero es muy bueno (en septiembre 71,32).
  • Punto de Conconi (umbral aeróbico): 139 ppm a 5 min/km (en septiembre fue de 137 a la misma velocidad).
  • Potencia máxima mantenible (umbral anaeróbico): 156 ppm a 4 min/km en septiembre fue de 153 a 4:16 min/km).
  • Recuperación en el minuto 1 (R1): 30 ppm.
  • Resto de datos compatibles con el deporte.

Como mi objetivo en Madrid es solo hacer un buen entreno de fondo de cara a los demás retos y terminar la carrera lo menos cansado posible, el plan será correr casi todo el rato entre 130 y 139 ppm, lo que puedo hacer a poco más de 5 min/km sin castigar mucho al corazón. Suficiente.
En el último entreno largo que hice ayer, 25 km en 2:10, fui casi todo el rato por debajo del umbral y en los últimos kilómetros podía mantener una velocidad de alrededor de 4:50 min/km todo el rato por debajo de 139 ppm. Solo al final aceleré más y tras detenerme a 149 ppm, en un minuto me bajó el pulso a 103 ppm. Muy buena recuperación.
En fin. Que la cosa va bien. Me quedan ahora dos semanas de trabajo ya más cómodo, buscando la regeneración del cuerpo para llega a Madrid con las piernas descansadas y listas para afrontar una tirada larga de unas 4 horas de calidad.

Los datos de la gráfica del pulso en la prueba de esfuerzo. Está señalado el punto de Conconi.

jueves, 6 de abril de 2017

Medio Maratón Azkoitia-Azpeitia'17

Hace tres años tomé parte por primera vez en esta bonita carrera. Como este año 2017 me coincidía bien con mis entrenamientos para el Maratón de Madrid, y además estrenaban recorrido, me inscribí junto con varios miembros del equipo Beer Runners Bilbao.
Entrando en meta contento, como siempre.

La tarde se anunciaba lluviosa, aunque, por suerte, hasta más o menos mitad de carrera nos aguantó el tiempo. De todas formas salí algo abrigado para no coger frío, que ando con un poco de catarro.
Mi idea era hacer un entrenamiento de calidad de cara a Madrid, nada de intentar acercarme a mi MMP de Medio Maratón (digo acercarme porque no estoy como para mejorarla). El plan el habitual: correr más o menos controlando el ritmo con pulsaciones cerca o un poquito por encima del umbral, y luego ir acelerando progresivamente para terminar rápido.
Tras la salida de la carrera corta, en la que participaban algunos compañeros, ya nos tocaba salir a nosotros. Empecé a correr quizás un poco rápido pero ya para el km 3 o 4 me había estabilizado tanto en velocidad como en sensaciones, así que fui dejando pasar los kilómetros sin preocuparme mucho de los demás.
Más o menos en el km 7 me alcanzó Alatz, que quería bajar de 1:45. Nos juntamos en un grupito majo y nos acoplamos al ritmo. A mí no me gusta correr a rueda, así que en varios tramos me puse delante marcando un ritmo uniforme que me viniera bien a mí y que le sirviera a Alatz para conseguir su objetivo. De todas formas de vez en cuando se me quejaba de que iba un poco rápido. Es un protestón, je, je.
El nuevo recorrido me gustó mucho más que el anterior, con alguna ligera cuesta, pero nada del otro mundo. Fuimos pasando los kilómetros y hacia el km 16 Alatz me dijo que se quedaba un poco. Íbamos a buen ritmo, para bajar con holgura de su meta de 1:45. Me dijo que yo siguiera, así que aproveché para hacer los últimos 4 km fuertes. Llegué a la meta con un tiempo oficial de 1:42:27 (a 4:53 de media), muy bueno para mí, y Alatz llegó solo 36” por detrás, así que aguantó muy bien el final de carrera sin perderme de vista. Hizo un Medio Maratón muy bueno e inteligente, saliendo sin forzar y acelerando al final. Si le pude servir de liebre para lograr su objetivo me quedo satisfecho. Por cierto, mucho nivel en esta carrera, ya que con mi tiempo solo quedé en el puesto 495 de 719.
Los demás miembros del equipo más o menos todos corrieron bien, como habían planeado. Aunque es de destacar la carrera de Nadia, que acompañada por Javi corrió a un ritmo muy bueno, como para hacer 1:40, hasta casi al final, cuando unos problemas estomacales le obligaron a frenar mucho y terminó en 1:45:35. Y luego está el caso de Txus, que “supuestamente” es nuevo en esto de correr y el martes había salido a entrenar 10 km y acabó haciendo él solo un medio maratón en más o menos 1:45. Pues va el sábado y completa la Azkoitia Azpetia en un increíble tiempo de 1:32:53. Me quito el sombrero. Chapeau!

Final del camino hacia Madrid

Tras esta carrera, el martes hice unas series buenas y este fin de semana haré los últimos entrenamientos de volumen, pero sin pasarme. Pero antes tengo cita mañana viernes para hacerme una Prueba de Esfuerzo. Nunca está de más ver cómo estoy de salud y de forma. Luego ya solo me quedarán dos semanas más relajadas hasta el Maratón de Madrid.
Este Maratón solo será un paso más hacia el Zermatt Ultra Marathon, así que mi objetivo será simplemente terminarlo lo menos cansado posible, por lo que calculo que mi tiempo rondará las 4 horas, o quizás un poco más. No me preocupa. Será un maratón más a sumar a mi “palmarés”, un maratón que no conozco y que tengo ganas de correrlo. Dicen que es duro, que tiene muchas cuestas. Bien. Precisamente por eso lo elegí como entreno de calidad para Zermatt.
Ya veremos qué pasa. Por ahora voy animado. Sigo por el buen camino.

Sandra en la carrera corta.

Alatz e Iñakitxu más atrás en la salida.

La "máquina de correr". Txus.

Alguno de los tramos adoquinados. Estamos en época de clásicas belgas.

Iñakitxu sufriendo.

Javi y Nadia todavía con buen ritmo.

Bonito bidegorri por el que se pasa.

Alatz de camino a su MMP.

Juanmi "Bandolero" pasando por contrameta.

Enseñando la camiseta a los que me siguen (que son pocos, hay más por delante que por detrás).

Alatz en el último tramo.

Y entrando en meta más feliz que una perdiz.

Javi y Nadia en la meta, en pleno chaparrón.

Antes de volver a casa nos sacamos una foto con Diego García.

Verónica en la carrera corta (con su "otra" gorra).

Parte del equipo en la meta.

Almu y Vero en la salida.