viernes, 1 de diciembre de 2017

No mata la bala, mata la velocidad

Me viene hoy a la cabeza este dicho del mundillo ciclista de que no mata la bala, sino que mata la velocidad. Si alguien me tira con la mano una bala me puede hacer daño si me da fuerte en un ojo, pero si me la arroja con una pistola me puede matar.
Corriendo despacio podremos correr tan lejos como Forrest Gump.

Y es una frase que tiene todo el sentido si hablamos de deportes de resistencia, como el ciclismo o el atletismo de fondo. En un Tour de Francia o en una Vuelta a España, por ejemplo, por muy dura que sea una etapa sobre el papel, con multitud de puertos encadenados y con un desnivel positivo acumulado considerable, si los ciclistas deciden tomársela con calma nunca va a ser una carrera exigente. Sin embargo, una etapa corta y llana disputada a mil por hora y con continuos ataques resultará extenuante.
En el running pasa lo mismo. Podemos hacer un rodaje de diez kilómetros tranquilos, de charla con los amigos, y nos resultará un paseo suave. Sin embargo, si corremos un 10k intentando batir nuestra MMP llegaremos a la meta al límite de nuestras fuerzas.
En italiano se dice, y con mucha razón, que “chi va piano va sano e va lontano”. Esto es, si vamos despacio llegaremos lejos.
Viene esto a cuento porque las carreras de fondo, sobre todo ya de medio maratón en adelante, normalmente nos dan mucho respeto (o miedo directamente, para qué engañarnos). Por supuesto, hacemos bien en no perderles el respeto. No podemos enfrentarnos a una carrera de este tipo sin habernos preparado. Pero, cualquiera se dará cuenta de que no es lo mismo correr un maratón a ritmo moderado, simplemente buscando llegar a la meta enteros, que correrlo buscando nuestra MMP en la distancia.
Si estamos bien preparados, con mucho fondo, con nuestras reservas de glucógeno altas y comiendo y bebiendo de manera inteligente durante la prueba, corriendo a un ritmo moderado para nosotros es casi seguro que vamos a tener éxito en el maratón, entendiendo por éxito el terminarlo enteros y con buenas sensaciones.
Sin embargo, con esa misma preparación, si hasta la mitad de carrera vamos a un ritmo muy por encima de nuestras posibilidades es seguro que en algún momento antes de llegar a la meta vamos a reventar y tendremos que bajar mucho el ritmo o incluso caminar a ratos.
Es bueno no olvidar la frase de Manfred Steffny, maratoniano olímpico alemán: “El maratón es el arte de saber esperar”. Es cierto que un maratón es una carrera y como en cualquier carrera, normalmente de lo que se trata es de correr lo más rápido posible. Pero también es muy cierto en este caso ese sabio refrán que dice que las prisas nunca son buenas consejeras.

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