lunes, 9 de julio de 2018

Jugando a ser ultrarunner

Para cualquier corredor que guste de coleccionar maratones y enlazarlos unos con otros, es normal que en su cabeza resuene de vez en cuando la pregunta de ¿qué hay más allá? Bueno, no sé si es normal, pero al menos es lo que me pasa a mí.
En varios de mis últimos maratones he salido con la peregrina idea de seguir corriendo una vez alcanzada la meta. ¿Hasta dónde? No lo sé. Tal vez hasta los 45 km, o quizás hasta los 50 km. Pero, por una cosa o por otra (o tal vez, sencillamente porque 42,2 km ya son suficientes) nunca he seguido corriendo una vez terminado un maratón.
Eso sí. En el ultra del Gornergrat Zermatt Marathon (45,5 km) y el día que hice Bilbao-Gorbea-Bilbao (81 km) sobrepasé los 42,2 km con bastantes tramos de correr, junto a tramos de caminar por las cuestas. Pero estas fueron dos experiencia de trail. Me quedaba la espinita de pasar de los 42 km por asfalto.
Contento con la experiencia junto al Ayuntamiento de Lekeitio. Seguimos aprendiendo.

Una de estas ideas que de vez en cuando se me asoma a la cabeza era la de ir corriendo desde Bilbao, donde vivo, hasta Lekeitio, mi pueblo donde paso los veranos. Y este año, no sé por qué, la idea me había retumbado más y más. Tanto que al final no pude desoírla y me animé a hacerla.
Como terminé muy entero el Stelvio Marathon el 16 de junio, y como tampoco quería dejarlo para más adelante para tener tiempo para descansar y preparar bien los maratones de otoño, sobre todo el del Médoc, que es a primeros de septiembre, pues me decidí a hacerlo este pasado sábado. Se anunciaba buen tiempo, no demasiado calor y sin lluvia, y me animé. Sin más. Tampoco lo tenía muy claro. Incluso el jueves salí a correr con normalidad, no haciendo un trote suave más acorde a lo que haría los días previos a un maratón. Ha sido un poco a lo Chema Martínez, "No pienses, corre", je, je.
Al principio había pensado salir de casa y llegar a mi otra casa. Pero al final me decidí por hacer el recorrido de un Ayuntamiento al otro. Más que nada porque así me ahorraba dos kilómetros y quedaba como más institucional.

Perfil del recorrido.

Por tanto, el viernes llevé el coche a Lekeitio y volví a Bilbao en autobús, y el sábado me levanté sin prisa, desayuné bien, bajé en Metro hasta el Ayuntamiento, me saqué un foto y empecé a correr. Bueno, el primer kilómetro fue casi todo andando porque subí desde la Plaza del gas a Begoña por el Parque de Etxebarria y hay una cuesta considerable.
Como equipaje me decidí por un pantalón naranja y mi camiseta Beer Runner que preparé para la Wings for life 2016, para llevar ropa bien llamativa (ya que iba a correr todo el día por carretera), una gorra blanca y mi chaleco de trail de Salomon donde llevé dos botellas de agua, el móvil, dinero, nueve geles, vaselina y crema de sol. Suficiente.
Los primeros 20 km eran en ligera ascensión hasta Amorebieta. Hasta Galdakano hay todo el rato acera o zona protegida del tráfico. Luego ya fui por el arcén con cuidado. La verdad es que no me encontré con mucho tráfico en todo el día y en ese aspecto fue una ruta tranquila.
Mi plan era correr sin parar hasta el pie de Autzagane, en Amorebieta, y luego caminar en las subidas y correr en las bajadas de los dos puertos que tenía, Autzagane y Balcón de Bizkaia. A partir de Munitibar, en los últimos 17 km hasta Lekeitio, el cuerpo me diría cuándo correr.
Con calor, llegué a Amorebieta según lo previsto, con paradas cortas para coger agua, pero casi sin parar. Puse un ritmo cómodo, de Regeneración Activa (RA) y llegué a Amorebieta (km 19,5) a un ritmo medio de 6:09 min/km, con una media de 193 vatios y 133 ppm. Hasta ahí fui guiándome por mis sensaciones y por el potenciómetro para regularme (sin pasar de 200 w) y llegar a los puertos sin haber gastado muchas balas.
Lo que sí que noté fue que el calor y la humedad me estaban afectando, ya que apenas tuve ganas de orinar en todo el día por la sudada que llevaba. En Amorebieta bebí bien, me refresqué, cogí agua fresca de la fuente de Urgozo y luego me compré un pastel antes de empezar a subir Autzagane.
Al empezar el puerto me equivoqué en un tramo y subí unos 500 metros que tuve que bajar de nuevo. Nada importante. Luego, subiendo por la vía lateral para ciclistas y peatones que esquiva el nuevo túnel, llegué al puerto sin más contratiempos. Segunda foto.

Autzagane. Primer puertito del día.

La bajada la hice corriendo tranquilo y en el cruce de Zugaztieta paré un rato en la fuente para refrescarme, pues estaba un poco fundido. Ahora venía la subida larga del día. Primero son 5,3 km hasta Urrutxua, y luego, otros 3 km con algunas zonas llanas antes.
Hasta Urrutxua casi todo el rato subí caminando, para no fundir todas las fuerzas. Ya en Urrutxua, con una buena sudada encima, entré al bar y me tomé una coca-cola y un bocadillo pequeño de tortilla de patatas. Luego seguí hasta la cima, corriendo algo en las zonas fáciles.
Por fin, en el km 35, llegué a la cima del puerto. Nueva foto. Ahora me quedaba "lo más fácil", bajar hasta Munitibar, y luego seguir el río Lea hasta Lekeitio por terreno descendente con repechos.

Balcón de Bizkaia. La subida más dura y larga del día.

La bajada, sin novedad. Luego, en Munitibar hice otra paradita, comí un pastel en un bar, me refresqué y seguí. Las sensaciones no eran muy buenas, ya que por el calor y la humedad estaba bastante tocadito. Ya veía que no iba a poder correr todo el rato hasta Lekeitio, por mucho que el terreno fuera más favorable.
Me quedaban unos 18 km con algunos repechos. El calor apretaba más de lo deseado y el cuerpo no me respondía tan bien como me hubiera gustado. Así que, desde ahí hasta Lekeitio tuve que ir alternando el correr con el caminar, de forma que esta última parte la hice a más de 7 min/km de media.
En los pueblos de Aulestia y Gizaburuaga hice otras dos paradas más, para refrescarme, comer algo y beber. Por suerte, en los últimos kilómetros el cielo se cubrió algo y acabé con mejores sensaciones que el tramo anterior.
Entré en Lekeitio algo más recuperado y me detuve en la plaza, junto al Ayuntamiento. Foto final. Muy contento y algo cansado. De piernas llegué bastante bien. Si no llega a ser por la humedad, que me hizo sudar mucho, hubiese ido mejor. Pero bueno, prueba superada con buena nota. He jugado a ultrarunner y me he divertido.
Ha sido una nueva jornada de autoconocimiento de mis capacidades tanto físicas como mentales. Las pruebas de resistencia siempre me han llamado la atención, y los ultras me atraen bastante. Poco a poco voy viendo si sirvo o no. No voy mal, por ahora. Ya veremos.

Datos del día
Distancia: 56,9 km.
Tiempo con paradas: 7:44 horas.
Tiempo sin paradas: 6:35 horas.
Desnivel según el Garmin Connect: 1.255 metros.
Desnivel según el Strava: 1.024 metros.
Calorías consumidas según Garmin Connect: 3.063 c.
Calorías consumidas según el Strava: 5.064 c.
Ritmo medio sin paradas: 6:57 min/km.
Ritmo medio con paradas: 8:09 min/km.
Comida durante el día: 7 geles, dos pasteles, un bocadillo de tortilla pequeño y un pincho de jamón, bastante agua y dos coca-colas.

Antes de empezar a correr, frente al Ayuntamiento de Bilbao.

Mapa de la ruta.

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