martes, 23 de octubre de 2018

III. Medio Maratón Zubiri-Pamplona


El sábado pasado, mientras la mayor parte de mi equipo Beer Runners Bilbao correteaba por las calles de mi ciudad en las diferentes distancias (10k, Medio Maratón y Maratón) y se lo pasaban como enanos (lo reconozco, me han entrado ganas de correr el maratón en Bilbao el año que viene), yo participé por tercera vez en este bonito Medio Maratón entre el pequeño pueblo de Zubiri y la capital navarra. Las dos ediciones anteriores me agradaron mucho y esta ha sido igual. Es una buena excusa para pasar el fin de semana en Iruña-Pamplona.
En plena subida a la cuesta de Santo Domingo. Siempre hay tiempo para sonreír.

Como en los años anteriores, la organización pone un servicio de autobuses para llevarnos a los corredores a la salida, desde allí nos trasladan las mochilas hasta la meta, y en la meta hay un buen servicio de duchas, una pequeña fiesta donde nos invitan a un pincho de txistorra y una cerveza, y además nos ofrecen junto a la medalla de la carrera una bolsa con un montón de productos, incluyendo una botella de vino navarro. Qué más se puede pedir.
Respecto a mi carrera, este año, a pesar de que tengo el Maratón de Nueva York a la vuelta de la esquina (en dos semanas) no me encuentro tan bien de forma como el año pasado, cuando corrí este medio maratón en 1:40:38, así que la idea era tomármelo con calma y hacer una tirada larga de calidad.
Llegué a Zubiri en el autobús, charlando con algunos de la organización casualmente, y tras tomarme un café y saludar al speaker Juan Mari Guajardo (que por la noche haría también este trabajo en Bilbao), me cambié, dejé la mochila en el guardarropa y corrí cuatro kilómetros suaves antes de ir a la salida de la carrera, así haría un total de 25 km de entreno de fondo.
Antes de salir, programé mi Garmin para terminar la carrera en 1:50 y así podía ir viendo en todo momento si iba por encima o por debajo de ese tiempo. No sabía que en mi Garmin tuviera esa función, pero me la enseñó un corredor en el autobús.
Salimos y empecé a mirar mis vatios, ya que quería ir todo el rato en torno a los 220 w. También iba comprobando que mantenía un ritmo algo más rápido que el de terminar en 1:50. De pulso iba por debajo del umbral. Todo bien.
Esta carrera es muy agradecida, ya que el perfil, salvo la brutal entrada a Pamplona por la cuesta de Santo Domingo, es descendente. La predicción del Garmin fue durante toda la carrera bajando cada vez más de tiempo, para estabilizarse en un tiempo previsto final de 1:45. Iba todo el rato concentrado en mantener los vatios en torno a los 220 sin problemas.
A mitad de carrera, tras dos repechitos que se suben, metí un puntito más y así fui hasta la entrada en Pamplona. Subí todo lo rápido que pude la cuesta hasta la meta del Ayuntamiento y paré el crono en un tiempo bueno de 1:44:54. Muy contento. Mucho mejor que lo que esperaba. Según el Strava, en la subida final solo tardé un segundo más que el año pasado.

Datos:
Tiempo: 1:44:54
Ritmo medio: 4:57
Pulsaciones medias: 142 ppm
Potencia media: 227 w
Cadencia media: 183
Puesto final: 369 de 643 clasificados

Primera parte hasta el km 10,5:
Ritmo: 4:58
Potencia media: 224 w
Pulso medio: 138 ppm

Segunda parte:
Ritmo: 4:56
Potencia media: 229 w
Pulso medio: 145 ppm
Pulso en meta 160 ppm
Bonita meta en la Plaza del Ayuntamiento.

Pasando el Puente de Curtidores, poco antes de la cuesta final.

Perfil de la carrera y gráficas de pulso y potencia.

martes, 9 de octubre de 2018

Gernika-Bilbao 2018: un punto de inflexión

En las dos primeras ediciones de esta carrera novedosa en Bizkaia no pude participar porque me coincidieron con algunos maratones en mi calendario. Por eso, este año tenía una gran ilusión por poder correr, por fin, entre las localidades de Gernika y Bilbao. Una tirada larga, más larga de lo habitual, y además, con el Alto de Autzagane de por medio (amén de unas cuantas cuestas más).
Entrando a meta con la camiseta de Un paso más por el Tourette.

Y digo que es una carrera novedosa, porque en su formato se puede decir que son cuatro carreras en una, pues los participantes podemos elegir entre cuatro salidas (y cuatro distancias) diferentes, con lo que una misma competición atrae a todo tipo de runners, tanto los que disfrutamos de las pruebas largas de fondo, como los que prefieren distancias más cortas para poder correr muy rápido o porque aún no tienen la confianza suficiente para afrontar distancias mayores.
A veces se dice que esta carrera quiere parecerse en Bizkaia a lo que es la Behobia-San Sebastián en Gipuzkoa. Pero no hay que olvidar que en Bizkaia ya existe desde hace mucho la Santurce-Bilbao, que quizás es la prueba más similar a la Behobia, por formato, fechas y por número de participantes (salvando las distancias, claro).
Por eso creo que la Gernika-Bilbao debe seguir por el camino que ha iniciado desarrollando su propia personalidad y sus características. Una carrera que aúna cuatro distancias, cuatro salidas en localidades distintas; que une Gernika, corazón emocional de Euskadi, con Bilbao, la capital vasca más importante (se nota de dónde soy, je, je); no necesita mirarse en el espejo de otras carreras, por muy bonitas e importantes que sean. La Gernika-Bilbao debe seguir trabajando para afianzarse en el calendario y ser en pocos años cita obligada para todos los aficionados vascos a las pruebas de ruta.


Mi carrera
Como he comentado antes, por fin en esta edición me encajaba en el calendario poder correr la Gernika-Bilbao en su modalidad más larga, la del dorsal Oro, saliendo desde Gernika para totalizar unos 35 kilómetros. Entre el Maratón de Médoc que corrí en septiembre, y los maratones de NY y San Sebastián que tengo en noviembre, me encajaba bien esta carrera como una tirada larga de calidad.
Viendo el recorrido, y teniendo en cuenta la subida casi al principio del Alto de Autzagane, y las cuestas del tramo final desde Basauri a la meta, es una carrera en la que es difícil saber qué ritmo mantener.
Más o menos la teoría era para todo el mundo la misma: hacer una primera parte conservadora hasta pasar Autzagane (km 10,4) y luego ir apretando poco a poco mientras se guardan fuerzas para los repechos del final.
Como el domingo anterior algunos de los Beer Runners Bilbao habíamos hecho un entrenamiento para reconocer el tramo final, ya sabía, más o menos, qué ritmo podría mantener durante la carrera para no estrellarme en la última subida desde Bolueta a Txurdinaga. De todas maneras, y aprovechando la tecnología, me había trazado un plan en base a los vatios que puedo mover durante un maratón para guiarme en la carrera.
Mi plan quedaba así: mantenerme en torno a los 210-215 vatios desde la salida hasta alcanzar Boroa, la cuesta que hay a la salida de Amorebieta. Durante la subida a Autzagane podía subir un poco los vatios, pero sin pasar de unos 230-235 w. Después, entre Boroa y Galdakao, donde el terreno es favorable, podía aumentar un poco el ritmo, pero manteniéndome entre los 215-220 w. Y luego, en el tramo con más subidas, controlar en los repechos para no hundirme al final. Mi idea era terminar en unas 3:15 horas, a 5:30 de media, sin exprimirme demasiado.
Así que, salí de Gernika, empecé a leer mis sensaciones y a mirar en mi reloj la pantalla de vatios, y fui dejando pasar los kilómetros mientras se marchaban casi todos los grupos (desde Gernika salimos algo más de 100 corredores). En cada avituallamiento (muy buenos, por cierto) me tomé un gel y bebí agua, como si fuera un maratón.
Antes de Autzagane me junté con unos pocos corredores y subimos juntos el puerto. En el grupo estaba la que luego terminaría como cuarta mujer. Arriba del puerto tuve que parar a hace un pis y enseguida me junté de nuevo con los demás. Esta bajada de tres kilómetros hasta Amorebieta es muy mala porque sin querer corres rápido y se te cargan un poco las piernas y eso puede darte guerra más tarde.
Tras pasar por el pueblo, subimos tranquilos la cuesta de Boroa (km 15,5) y ya desde allí, como tenía previsto, metí un puntito más de velocidad hasta las primeras cuestas de Basauri (km 28), por lo que dejé al grupo un poco atrás. Al ser el terreno algo descendente, los vatios no me subieron mucho, salvo por el paso de Galdakao, por una cuesta que no me esperaba porque pensaba que seguiríamos por la carretera general en vez de pasar por el medio del pueblo.
Después de Galdakao nos cayeron algunos fuertes chaparrones, que me dejaron un poco frío. Igual por eso me empezó a molestar la rodilla izquierda. Menos mal que llevé el chubasquero, porque me lo tuve que poner varias veces en la carrera. Llegué ya a las cuestas de Basauri más o menos según lo esperado. Tuve que parar otra vez a hacer pis (es lo que tiene beber mucho y estar mojado), con lo que el grupito de la cuarta mujer me alcanzó de nuevo. Subí con ellos el repecho duro de Basauri, animándoles, y luego alcancé a Pablo, un compañero de equipo que se había ido por delante con Danen en la salida (Txus y José Mari, los otros del equipo que salieron de Gernika, iban muy delante, en otra liga). En el siguiente repecho duro, el de Bolueta, me fui otra vez del grupo de la cuarta chica (yo todavía no sabía que era la cuarta) y ya en el avituallamiento de Txurdinaga nos juntamos Pablo y yo con Danen, que venía con la tercera chica desde la salida (Pablo iba con ellos hasta Basauri, donde le cogí yo).
Así pues, nuestro objetivo era ahora ayudar a la tercera mujer (Maite, a la que había conocido en la meta del Maratón de Médoc, casualmente) a mantener su posición hasta la meta de la Gran Vía. Subimos el Col de la Basilíc (Begoña), bajamos al Ayuntamiento, y entramos en meta los cuatro juntos unos cien metros por delante de la cuarta fémina. Objetivo cumplido.
Tiempo final: 3:17:19 a un ritmo medio de 5:30, incluyendo las dos paradas técnicas. Perfecto.

Un punto de inflexión
En el título de esta crónica he puesto lo del punto de inflexión. Lo explico. No tiene nada que ver con la carrera ni con mis entrenamientos.
Las semanas previas a la carrera, todos los integrantes de los Beer Runners Bilbao que íbamos a participar en las diferentes distancias (casi 30 personas), nos hemos ido coordinando y dando ánimos e información por medio de un chat de whatsapp. Han sido unas semanas muy agradables, con buen humor y buen ambiente tanto en este chat como en las quedadas en las que hemos idos coincidiendo.
Además, hemos organizado un modesto gesto de apoyo a Amaya Álvarez, una madre que lucha por sus hijos aquejados de una rara enfermedad (Síndrome de Tourette), al coordinarnos para correr la mayoría esta carrera con la camiseta de apoyo a su lucha, “Un paso más por el Tourette”, y darle así una sorpresa.
El día de la carrera, tanto en los traslados en tren a las salidas, como en la carrera (especialmente en la salida de Amorebieta, desde donde también corría Amaya) y sobre todo en la meta de Bilbao, hemos disfrutado de un ambiente de camaradería entre los Beer Runners Bilbao que ya casi no recordábamos. Muchos hemos sentido de nuevo la ilusión por el grupo con la que fue creciendo hace unos pocos años.
Por diferentes motivos, tal vez por el propio desarrollo de un grupo cada vez más numeroso, en los últimos meses el ambiente entre nosotros se había enrarecido. Pero, me atrevo a asegurar, que con esta carrera y todo lo que hemos vivido a su alrededor, estamos ante un punto de inflexión en el devenir para bien de nuestro grupo.
Que así sea.

Datos de la carrera
Distancia: 35,8 km.
Tiempo total: 3:17:19.
Tiempo sin paradas: 3:15:35
Ritmo medio: 5:30.
Ritmo medio sin paradas: 5:27
Cadencia media: 180 pasos por minuto.
Potencia media (sin paradas): 213 w.
Pulsaciones medias: 137 ppm
Pulsaciones máximas: 152 ppm
Puesto: 79 de 98 clasificados en la distancia Oro.

Comentarios sobre la organización
Buena organización. Avituallamientos muy completos. Solo cambiaría la posición del último (Txurdinaga) ya que está en zona de subida y es difícil poder comer o beber en cuesta. Estaría bien que dieran medallas en la meta.
Sobre el recorrido: Sería más lógico entrar a Bilbao desde Galdakano siguiendo la N-634 y subir a Begoña directamente sin pasar por Basauri, siguiendo la ruta natural desde Gernika a Bilbao. Supongo que por las afecciones al tráfico y otro tipo de permisos se hace así. Quizás si en el futuro aumenta la participación y la carrera coge más fuerza pueda cambiarse el final.
Por lo demás, y como resumen, carrera muy recomendable y bonita.

 Perfil de la carrera.

 Con Pablo, Danen y Txuss, antes de la salida (y después de cantar el Gernikako Arbola, ji, ji).

 El grupo más numeroso, en la salida de Zornotza, con Amaya.

 Pasando junto al Ayuntamiento de Bilbao, casi al final.


Entrada en meta con Danen, Maite y Pablo. Subidón.



Primeros kilómetros, poco antes de subir Autzagane.