El pasado 26 de marzo, cuando se lanzó el reto
WOP Challenge, el
whatsapp de los Beer Runners Bilbao empezó a echar humo. En un
momento habíamos creado un grupo nuevo solo para la carrera y en poco tiempo
teníamos montado un equipo de 10 personas para participar.
Llegando a meta. Nos faltaba Javirutxu.
La verdad es que no sabríamos decir por qué, pero desde el
principio este reto nos motivó mucho a unos cuantos. El hecho de que fuera
solidario; que fuera no solo un reto deportivo, sino una verdadera aventura;
que hubiera etapas nocturnas; que tuviéramos que organizar toda la logística
necesaria para movernos por toda Bizkaia en 24 horas sin paradas;… Todo ello
nos sedujo de inmediato y ya estábamos “cachondos”, como se dice, para correr
sin parar a lo largo de las 19 etapas y los 226 km.
El reto
WOP Challenge
se incluye dentro de la actividad
WOP
Sports, y está organizado por la Fundación
The Walk On Project (WOP).
Como pone en su web: “Superación, determinación, esfuerzo,
compromiso, trabajo en equipo, ilusión… Son palabras llenas de significado,
importantes en el deporte y también para WOP porque a ellas nos aferramos cada
día desde que comenzó nuestro camino, aquél verano de 2008 cuando Jontxu, de 6
años, se tropezaba en el monte. Era el anuncio del diagnóstico que el 13 de
octubre de ese año comunicaron a Mikel y Mentxu, sus padres. Diagnóstico de una
grave enfermedad neurodegenerativa que si nada lo remediaba haría que Jon
muriera. Pero no. Jon vive, en una pelea que comenzó desde entonces. Un reto
diario. Y así surgió la Fundación The
Walk On Project (WOP) con el objetivo de divulgar esa realidad y apoyar la
investigación en terapias curativas contra estas patologías, luchando con todas
nuestras fuerzas”.
El WOP Challenge
nace, por tanto, como un reto por equipos mixtos (al menos un hombre y una
mujer en cada equipo de entre 2 y 10 personas), y es una aventura a relevos que
recorre 226km, saliendo de Bilbao y pasando por los lugares más emblemáticos de
Bizkaia como el Urkiola, Urdaibai, San Juan de Gaztelugatxe, la Casa de Juntas
de Gernika, el Bosque de Oma, el cabo Matxitxako, el Puerto Viejo de Algorta,
el Puente Colgante… Y como hay un máximo de 24 horas para completarlo, varias
de las etapas se corren de noche y por el monte.
Bien. El guante del WOP
Challenge estaba lanzado y los Beer
Runners Bilbao fuimos los primeros en recogerlo, ya que fuimos el primer
equipo en apuntarse a la aventura. A entusiasmo no nos gana nadie, je, je.
El reto de
organizarnos
A partir de entonces empezó una complicada labor de encaje
de bolillos. Había que tomar muchas decisiones: qué etapas haría cada uno, cómo
repartir las etapas más duras y las nocturnas, si era mejor hacer etapas
alternas o enlazar un corredor dos etapas o incluso tres, cómo llevar a los
corredores a la salida de cada etapa y cómo recogerlos al terminar,…
Entre las cosas buenas que tiene nuestro equipo una de las
mejores es, sin duda, la variedad de personas que somos. Y no me refiero al
aspecto deportivo, donde es normal que algunos sean corredores con experiencia
y de cierto nivel y otros lleven poco tiempo gastando zapatillas, sino a que
por nuestros diferentes orígenes tengamos personalidad, trabajos y formación
muy diversa y habilidades diferentes. Diferentes sí, pero en muchos casos muy
complementarias.
Así que, tampoco fue tan complicado el ir preparando una
logística de carrera con buen sentido, y al de unas semanas ya teníamos un
Excel con las etapas repartidas y una previsión de tiempos de paso.
Y de forma paralela fuimos confeccionando un plan para con
pocos vehículos cubrir todas las necesidades de traslados ajustándonos a los
horarios que teníamos disponibles, ya que no todos podíamos estar desde el
viernes hasta el sábado por la tarde con una disposición plena para el reto.
Una de las grandes suertes que tuvimos fue la de poder
contar con una autocaravana y con chóferes de apoyo. Cuando pensamos en
alquilar una, enseguida Sandra consiguió que unos amigos suyos que llevan un
negocio de alquiler de autocaravanas nos prestaran una. Muchísimas gracias a
FunFun Caravans, a Gorka, a Fon y a Alberto.
Por si esto fuera poco lío, también teníamos el hándicap de
que dos de los compañeros estaban lesionados en el momento de crear el equipo,
y como mucho iban a poder correr una sola etapa cada uno. En ningún momento se
nos pasó por la cabeza el cambiar a estos dos compañeros por otros. Ellos se
habían unido como los demás y si el equipo tenía que hacer un esfuerzo extra
para compensar sus lesiones no había ningún problema. Los corredores más
fuertes se ofrecieron para correr tres etapas y listo.
Y, por último, la última etapa, la más corta y fácil de solo
3 km, la íbamos a hacer los 10 juntos, para llegar a meta como un equipo, que
era nuestro principal objetivo, además de terminar dentro del límite de 24
horas.
La verdad es que fue un reto muy bonito la propia planificación
de la logística. A mí personalmente me atrae la dificultad de la organización
de este tipo de actividades. Ves con qué personas y con qué medios cuentas, y
te pones a encajar todo de la forma más eficiente posible. Al principio parece
que no vas a encontrar una solución sencilla, pero poco a poco vas viendo la
luz. Y también nos motivó mucho el ir a reconocer cada uno sus etapas las
semanas previas a la carrera. Fue una buena ocasión para hacer entrenamientos
diferentes y conocer rincones de Bizkaia que de otra forma no hubiésemos visto.
En la caravana, organizando.
Finalmente el reparto de las etapas quedaba así:
Y aquí tenéis un esquema con la logística resumida:
El WOP Challenge
Por fin llegó el 14 de junio. La salida era a las 6 de la
tarde y estaba previsto que lloviera por la tarde-noche. Pero la lluvia se
adelantó y ya antes de salir empezó a lloviznar, así que la primera etapa, la
que corría Vero, fue bajo la lluvia. Era una primera etapa no muy difícil, pero
tampoco fácil, ya que subía a Buya desde La Peña.
Vero y los demás equipos a punto de iniciar el reto.
Vero ya la conocía (el haber reconocido nuestras etapas fue
una de las claves del éxito) y se reguló muy bien. Al final de la cuesta del
Consorcio detuvimos la autocaravana para animarla.
Como anécdota cabe decir que el chip que nos habían dado a
cada equipo no funcionaba, y en la web del seguimiento de la carrera parecía
que Vero estaba todavía en la salida (tomando una cerveza, como me comentó un
compañero de otro equipo más tarde, je, je).
Avisada la organización, poco antes de la llegada a Arrigorriaga le
cambiaron el chip y solucionado.
Nos cuenta Vero su etapa:
“Disfruté bajo la lluvia del
recorrido entre el Museo Marítimo y el polideportivo de Arrigorriaga, compartí
carrera con un integrante del equipo..., un Canario muy simpático que conocía
el recorrido por Google maps y que
aprovechando que tuvieron que cambiar mi gps me abandonó, eso sí, le seguí
haciendo de guía desde la distancia. Hice el primer relevo en poco más de una
hora, muy contenta. Y me fui a casa a intentar descansar… cosa que no pude. Siguiendo por whatsapp a los
compañeros, ¿quién podía pensar en dormir? Se neutralizó la carrera en Urkiola,
íbamos como motos, luego vino la lesión de Javirutxu, uno de los nuestros, así
y todo, terminó su etapa y a las 3:40 ya estaba junto a Sandra López y uno de nuestros
"chóferes" camino de Kortezubi. Allí esperamos la llegada de Mikel
Lasa y de la caravana, relevo y a Murueta donde comenzaba mi segunda etapa”.
Sin más contratiempo, Vero le pasó el relevo a Mikel Lasa,
que iba a volar en su primera etapa hacia Ermitabarri.
La etapa contada por Mikel:
“Llega Vero sonriendo como siempre
y me pasa el chip, con las prisas se me olvida coger el chaleco, pero bueno no
es obligatorio hasta la noche. Como siempre, salgo rápido, porque no sé
reservarme, y empiezo a pasar a unos cuantos. Hay uno que se pone a mi par y
vamos juntos desde el km 4 casi hasta el final, un tío de Dima muy majo.
Pasamos a otros dos y llegamos a los últimos km que son de asfalto y bajada
supervertical, ahí se me va, lo de asfalto no es lo mío. Llego asfixiado al
relevo en Ermitabarri, y ahí está Mikel Ostáriz, tan majo como siempre, que
sale pitando para Dima. El Garmin me dice que he hecho 12,16km a 4:45 min/km,
aunque el track oficial marcaba
11,5km.”
Mikel llegando a Ermitabarri.
La etapa siguiente, Mikel Ostariz la corrió muy rápido, sin
contratiempos, y llegó a Dima un poco antes de lo previsto. En Dima le estaba
yo esperando, pero entre unas cosas y otras me pilló el toro y salí de la
caravana cuando Mikel ya había llegado.
Llovía un poco y me esperaba la llegada a Urkiola ya de
noche y con mal tiempo. Nada más empezar a correr me di cuenta de que me había
dejado el chubasquero en la caravana, pero pensé que con la ropa que llevaba no
iba a quedarme frío. Además, salvo la llegada a Urkiola, era una etapa todo el
rato subiendo.
La parte inicial de la etapa iba mucho por asfalto,
incluyendo 1,6 km por la carretera de Dima. Al contrario que los dos día que
había ido a reconocer el recorrido, esta vez hice casi toda esta primera parte
corriendo, sin caminar salvo en un repecho fuerte que daba paso a la carretera.
Luego ya cogí la pista que daba inicio a la parte más dura de la etapa. Seguía
lloviendo un poco y cada vez había más niebla a medida que la noche iba
cayendo. En un cruce me despisté un poco, y eso que había completado dos veces
el recorrido, pero ahora, entre la tensión de la carrera y la niebla, pues me
equivoqué, aunque solo perdí apenas un minuto.
Al coger ya el camino bueno me alcanzaron tres compañeros de
otros equipos. Uno de ellos luego se fue para adelante pero los otros dos se
juntaron conmigo y ya hicimos juntos lo que quedaba. En la parte de arriba,
bordeando el Saibigain, no se veía nada. Con los tres frontales veíamos por
dónde teníamos que ir, pero con la llovizna y la niebla cerrada el haz de luz
de nuestras frontales creaba una difusa esfera de luz por delante, pero no
permitía ver el detalle del suelo ni nada más alrededor.
Más rápido de lo que yo había previsto, llegamos a Urkiola
donde enseguida nos enteramos que habían neutralizado la carrera porque las
diferencias entre los primeros y los últimos eran muy grandes nada más comenzar
la noche. Así, con tranquilidad me duché en la caravana y vimos la salida de
Javirutxu a las 23:30.
Nada más llegar a Urkiola.
Niebla y noche.
La cena de Mikel y Javirutxu.
Trabajo hecho.
Javirutxu a puntito de salir.
Nos cuenta Javirutxu su aventura:
“A las 23:30 dan la salida de mi
etapa. Como había mucha distancia entre el primero y el último han decidido que
saldremos todos juntos desde Urkiola a las 23:30. Por una parte ha venido bien,
ya que en este rato que hemos estado parados ha dejado de llover. Como teníamos
la suerte de tener la caravana incluso aproveché para echarme un rato en la
cama antes de empezar a prepararme.
Según salimos hay un kilómetro de
bajada por camino estrecho y con piedras en el que me adelanta casi todo el
mundo. Las zapatillas de asfalto no ayudan en este terreno e incluso alguno al
adelantarme me hace alguna broma sobre el tema. En lo que salimos a una pista
ancha y sencilla alcanzo a un grupito de cuatro personas del mismo equipo que
me dicen que están haciendo 4 etapas seguidas. Como van a un ritmo tranquilo decido
tirar más rápido y enseguida me quedo solo.
Voy corriendo cómodo, a buen
ritmo. La temperatura es fresca y anima a subir el ritmo para entrar en calor.
Todo va bien hasta el kilómetro 5 donde me tuerzo un tobillo. En el momento
tengo mucho dolor y paro unos pocos segundos pero, de la misma, empiezo a
trotar de nuevo y enseguida vuelvo a coger ritmo. Voy sumando kilómetros aunque
con la cabeza preocupada por las molestias que tengo en el tobillo.
En el kilómetro 8 viene una fuerte
subida de kilómetro y medio que aprovecho para quitarme el chubasquero y que
creo que es donde perdí mi buff de Beer Runners. Desde ahí todo fácil ya,
llegando primero a Durango para desde ahí ir a Matiena sin problemas.
Allí me esperaban Mario, al que
doy el relevo, y Enrique que quiere salir cuanto antes porque vamos a andar
justos de tiempo para llegar al control de Oiz. Pero antes de irnos paso por la
ambulancia de la DYA ya que veo que tengo el tobillo muy hinchado. La médico me
lo venda, me da un ibuprofeno y una bolsa de frio y en ese momento dentro de la
ambulancia ya soy consciente de que el reto ha acabado para mí.
Lo que me queda a partir de ese
momento es un mareo monumental que cojo en la subida en coche a Oiz. Esto
mezclado con la sensación de sueño, cansancio y bajonazo por la lesión hace que
llegue a Aulestia tocado y que pase unas horas realmente malas hasta que sobre
las 5 de la mañana Gorka me acercó hasta el portal de casa, aprovechando su
relevo de chófer de la caravana en Kortezubi”.
En Matiena, Javirutxu le dio el relevo a Mario, que se marcó
una subida al Oiz espectacular, ya que tardó casi media hora menos que lo que
teníamos previsto. Adelantó a dos equipos, aunque a él le adelantaron otros dos
máquinas también.
Le pedí una foto a Mario de noche y cumplió su palabra de hacerla, ja, ja.
En Oiz empezaba el turno de Enrique, que tenía una buena
bajada hasta Munitibar por la carretera del Balcón de Bizkaia (donde había unos
“graciosos” haciendo derrapes en unos deportivos) y luego por un camino ya
llegaba a Aulestia.
Nos lo cuenta Enrique:
"La primera toma de contacto con la
carrera fue en el aparcamiento del hotel San Blas de Matiena, inicio de la
etapa que acabaría en la ermita de San Kristobal del monte Oiz. Allí, mientras
esperábamos a que Javirutxu acabase su etapa, Mario y yo nos dimos cuenta que
reinaba el desconcierto entre los relevistas sobre el momento en el que tenían
que empezar la etapa. Algunos equipos que habían sido neutralizados en Urkiola,
podían salir cuando llegase el relevista que estaba corriendo la etapa, mientras otros equipos que no habían
sido neutralizados, tenían que esperar hasta que la organización se lo
indicase. De todas formas, a las dos personas de la organización que
controlaban los tiempos les vi con control de la situación, y dando
instrucciones precisas a los equipos. En nuestro caso, como habíamos sido
neutralizados. En cuanto Javirutxu llegó al punto de control y le pasó el
chaleco y el transpondedor a Mario, este comenzó la subida al monte Oiz.
Javirutxu se había torcido el tobillo en el kilómetro 5, y aun así decidió
completar los 10 kilómetros restantes de la etapa. Le atendieron en una
ambulancia de la DYA, donde nos dimos cuenta que tenía la zona bastante
inflamada. Tristeza en Javi al darse cuenta de que el reto había acabado para
él, y preocupación por no saber si llegaría en condiciones para hacer trekking en su viaje a Rumania. Subimos
en coche hasta la ermita, con menos margen de tiempo del que me hubiese
gustado, pero las circunstancias mandaron. La cima del Oiz nos recibió con
niebla, era lo esperado. Aun así, afortunadamente no era muy tupida, y permitía
ver unos dos metros aproximadamente. Eran las dos de la mañana y lo primero que
pensé al llegar fue que a Mario no le faltaría mucho para completar la etapa.
Él mismo me había comentado antes de salir, que su previsión era hacer media
hora menos del tiempo que estaba previsto. Así que cuando Jon me dijo que le
quedaban solamente 2 kilómetros para llegar, me preparé tan rápido como pude y
fui al punto de relevo a esperarle. Efectivamente Mario llegó enseguida,
prácticamente no me dio tiempo ni a calentar, menos mal que me había dado crema
con efecto calor en las piernas. Intercambio de bártulos, y al lío. Los
primeros 6 kilómetros eran de bajada continua, los tres primeros con una
pendiente bastante pronunciada por pista de hormigón hasta llegar a la
carretera. Desde allí otros tres
kilómetros de bajada por carretera hasta Munitibar. En la bajada no disfruté
nada, de hecho estaba deseando que se acabase. En buena parte porque sabía que
tanta pendiente por hormigón y carretera iban a dejarme tocadas las piernas,
como así fue. La tranquilidad de la noche la rompió súbitamente el chillido de
unos Neumaticos. Luego vi como dos bmw estaban derrapando en las curvas. Cuando
me vieron aminoraron la velocidad al rebasarme. Más adelante les vi parados, y
un chavalillo que conducía uno de los coches
me preguntó que “qué había”, y me dio ánimos al decirle que se trataba
de una carrera.
Me alegré de llegar a
Munitibar, sabía que la cuesta abajo
había acabado, y empezaba la parte más divertida de la etapa. Noté las piernas
ligeramente agarrotadas, probablemente por haber bajado más rápido de lo que debía.
Serían las ganas por acabar la bajada. Entraba en las pistas de tierra, a la
luz del frontal, y con el constante murmullo del rio Lea fluyendo a mi derecha.
En esos 6 kilómetros que me separaban del final de la etapa en Aulesti,
disfruté del tobogán pistas por las que corría, a la vez que agradecí haber
hecho el reconocimiento previo de la etapa. Si no lo hubiera hecho me hubiese
perdido, o al menos hubiese dudado en alguno de los muchos cruces. Aun así, en
uno de ellos me equivoqué, pero enseguida me di cuenta del error, primero al
consultar el navegador del pulsómetro y después al darme cuenta de que el río
discurría por mi izquierda. Retomada la ruta llegué al último núcleo de caseríos
antes de llegar al pueblo. En el reconocimiento de día varios perros habían
saludado mi paso con sonoros ladridos, menos mal que estaban atados. En carrera
sin embargo, los perros estaban dentro de una cabaña, y sus ladridos sonaban
menos amenazadores. Por fin, tras una pequeña cuesta llegue al aparcamiento de
Aulesti donde estaba instalado el punto de control. Allí estaban Gorka, Mario y
Mikel Lasa, quien cogió mi relevo. También estaba el sorpresón de la noche. Una
autocaravana enorme que nos permitió ducharnos, y descansar entre etapa y
etapa. En ella seguí el resto de la carrera compartiendo charlas, risas,
nervios y ánimos con el resto de compis Beer
Runners, que iniciaban o acababan sus etapas. No pude dormir mucho, en
parte por tener el cuerpo activado por el ejercicio, en parte por el deseo de
vivir la carrera con el resto del equipo".
En Aulestia nos juntábamos todos. Mario y Javi en el coche,
Enrique corriendo, y Mikel Lasa y yo en la caravana conducida por Gorka. Habíamos
previsto esta parada larga de la caravana en Aulestia para poder intentar
dormir algo. Gorka y Mikel lograron echar una cabezadita, pero yo aunque lo
intenté durante una hora no pegué ojo. Luego ya me puse a mirar el tracking de la carrera y menos mal,
porque vi que Mario había corrido mucho y pude despertar a tiempo a Mikel.
Luego Mikel Lasa cogió el relevo de Enrique y marchábamos a
juntarnos de nuevo en Kortezubi.
Como Javirutxu no iba a poder correr su segunda etapa, entre
Bakio y Armintza, Mikel L. se ofreció a hacerla, aunque para mí era más lógico
que la hiciera yo, que la había revisado con Javi, y así hacíamos tres etapas
cada uno, y no él cuatro. Pero Mikel se veía fuerte y lo dejamos así. Si luego
él se encontrara muy cansado entonces yo haría su etapa de Barrika, pero la
verdad es que a nivel deportivo Mikel es muy fuerte, como quedó demostrado.
Mikel a punto de salir, con Mario.
La etapa de Aulestia a Kortezubi por Mikel:
“Nos comentan que Javirutxu se ha
torcido el tobillo, y como su etapa Bakio - Armintza está entre una de Javi y
otra de Enrique, propongo hacerla yo, porque si llego a Kortezubi a las 5
tendré 3 horitas para descansar, eso sí tomándome la etapa con tranquilidad no
sea que haga crack y la fastidiemos. Entonces me echo a dormir 3 horitas en la
autocaravana, en la litera de abajo, de 12 a 3, previendo que Enrique llegue a
las 4. Pero a las 2:30 me despierta Javi: ¡Que van con media hora de adelanto,
rápido, que enseguida está Enrique aquí! Pues nada, me levanto, me pongo el
chubasquero y el frontal, me tomo unos higos, dátiles (¡kriptonita!) y un
batido de chocolate y a calentar un poquillo. Buena temperatura, ya no llueve y
luna llena, la verdad es que estoy con ganas de correr, ya han pasado 8 horas
de la etapa anterior y no noto nada de cansancio. Lo de la autocaravana y poder
echarnos un rato es la clave.
Llegan Mario y Javirutxu, con el
tobillo superhinchado. Está claro que no puede seguir, una pena porque la
semana que viene tiene un viaje a Rumanía. Bueno, a ver si se recupera.
A las 3:30 llega Enrique a buen
ritmo, me pasa los trastos y salgo cuesta arriba hacia Nabarniz. Como hice el
recorrido de día, ida y vuelta, y además conozco un poco la zona, no tengo
miedo de perderme. Una gozada correr así, silencio absoluto y el resplandor de
la luna, reduzco la luz del foco porque los primeros km el camino es pista y no
necesito mucha luz. Me viene a la cabeza Moonlight
shadow de Mike Oldfierld y sin enterarme ya he hecho los primeros km y estoy
casi arriba. Empiezo a ver una lucecilla a lo lejos, y al principio creo que es
uno que va delante de mí y aprieto a ver si le cojo, pero al de poco veo que
viene hacia mí. ¿Uno de la organización por aquí? Llega a mi altura y veo que
es otro corredor, que me dice que está totalmente perdido, que no le va el track en el reloj y se había
desorientado. Como lleva luz en el pecho y en la cabeza, ni le veo la cara. Le
digo que tranquilo, que yo conozco el camino y que vamos juntos. Cuando
llevamos como un km llegamos a Nabarniz, y me dice: ¡coño si eres Mikel!,
resulta que es Jerónimo, un colega supermajo del equipo de tri de Sestao, que
nos conocemos desde que empezamos a correr hace unos cuantos años. Un crack el
tío, el año pasado hizo el Ironman de Vitoria y lo acabó. Me cuenta que desde
entonces ha tenido un montón de lesiones, y que le ha bajado la motivación para
entrenar. Está claro que el Ironman es demasiada paliza, no es bueno ni para el
cuerpo ni para la cabeza. De hecho, ya veo que le cuesta un poco mantener el
ritmo, incluso en los km de asfalto bajando Nabarniz. Bueno. Aflojo el ritmo,
porque no puedo dejarle solo.
Hacemos 1,5 km de bajada por
carretera y empieza lo divertido: hay que coger un senderillo a la derecha,
dejar la carretera y meterse por el bosque de Oma, aquí seguro que se despista
mucha gente. Hay tres caminos con una dirección parecida y hay que coger el que
menos pinta tiene. Cuando llevamos un poco Jerónimo me dice: “¡pero esto es trail 100% y me habían dicho que podía
venir con zapas de asfalto!” Por lo visto debió de leerlo para alguna de las
etapas finales y entendió que era para todas. Bueno, pues el pobre hacía lo que
podía, pero el sendero era para llevar tacos de trail, con barro, piedras... Pues aflojo un poco más y tranquilidad,
así llegaré mejor a las próximas etapas.
El recorrido del bosque es alucinante, con la luna llena, y encima a
ritmo tranquilo... Me viene a
la cabeza esa canción de John Denver, Annie´s
song: "... you fill up my senses
like a night in the forest...". Total, que al de un rato de ir
charlando Jerónimo dice: "Oye que vamos ya por el km 11, faltan sólo 2.
¡Qué corto se ha hecho!”, y efectivamente vemos a lo lejos ya las luces de
Basondo. Giramos a la derecha y tiramos por la carretera hacia Gernika. Al de 1
km llegamos al otro punto de despiste del recorrido, que hay que coger un
caminillo a la derecha hacia Kortezubi, pero lo tenía en la cabeza y sin
problemas. Cuando ya estamos llegando me suena el móvil ¿a las 5 de la mañana?
Cuando lo cojo ya han colgado. Es WOP. Les devuelvo la llamada y me dicen que
habían perdido mi señal casi desde Aulestia y que tampoco conectaban por
teléfono, probablemente no había cobertura. Les digo que voy con Jerónimo de
Egurre y que estamos ya a punto de llegar a Kortezubi. Y llegamos. Ahí estaba
Sandra en la carretera y un poco más adelante Javi, Mario, Enrique y compañía.
Le paso el relevo a Sandra que sale disparada con Mario hacia Murueta. Una
etapa superchula. Correr en Urdaibai no tiene precio. Me daban ganas de seguir
con Sandra y Mario, sobre todo por el tramo de la marisma, por Murueta. Pero
todavía quedaban más etapas y hubiera pinchado seguro.... Me han salido 13km a
6:10 min/km”.
En Kortezubi Javi se va con Gorka a casa. Han llegado Fonso
y Alberto, unos amigos de Gorka y Sandra, que van a conducir la caravana y el
coche. Además de a Sandra también han traído a Vero.
La etapa desde aquí a Murueta le toca a Sandra, pero Mario
va a ir con ella porque es de noche y Sandra va a ir más tranquila. Hacen una
etapa preciosa, primero de noche y luego ya casi amaneciendo por las marismas
de Urdaibai.
Sandra y Mario empezando a correr.
Y llegando a Murueta.
Nos la cuenta Sandra:
“Se ven dos luces a lo lejos y no
se ve quiénes son. Estamos esperando a Mikel que viene de Aulestia. Estoy
nerviosa ya que es mi primera etapa en este reto y son las 5 de la mañana.
Totalmente de noche y con la compañía de Mario (sola me da mucho respeto) vamos
a hacer Kortezubi-Murueta. Llega Mikel, encendemos frontales, me pongo el
geolocalizador y nos ponemos en marcha. No se ve nada, pero sé por dónde vamos.
Ese recorrido lo hicimos Javi, Vero y yo de día. Un camino de pasarelas que
llega a un cruce y nos metemos en el camino que llega a la carretera. ¡Ni un
alma! Nos metemos en un camino y llegamos a Gernika. Allí nos pasa un corredor
y hacemos algún comentario entre los tres. Pasamos la Casa de Juntas, llegamos
al Picasso y nos hacemos foto.
Mario me va dando consejos y me va
regulando. ¡¡Qué tranquila voy!! Estoy encantada de ir con él. Seguimos,
llegamos a la carretera. Un par de km y cruce. Empezamos el camino hacia las
marismas de Urdaibai. Empieza a amanecer y vamos comentando lo bonito del
sitio. Se hace largo, muy largo. Todo es igual y serán unos 3 km. Mario me va
diciendo que ya no queda nada, que el final del camino está ahí. Yo sé que no,
no veo el final pero ahí estoy, ¡dándolo todo! Me hace el camino ameno con sus
comentarios y por fin... ¡vemos la luz al final del túnel!
Ahora sí que sí. Ya estamos
llegando a meta. Nos queda un caminito de tierra por las marismas y cruzar las
vías. Me cuesta reconocer el camino de después, ya que en 15 días han crecido
las hierbas y no se ve mucho. Empiezan los últimos metros en cuesta. Mario me
anima a subirla despacio y hasta el final, y así lo hacemos. Vemos a Fon y a
Vero que nos anima y... ¡¡subidón!! ¡¡Hemos llegado!! Vero está esperando para
hacer su etapa hasta Bermeo”.
Llegan a Murueta donde esperaba ya Vero el testigo hasta
Bermeo.
Habla Vero:
“... ¿Y qué hacemos mientras
esperamos? Charlar con las personas que están en los puntos de avituallamiento,
los motoristas, otros corredores, dar un paseíto, ir a ver las ovejas...buscar
un sitio discreto para hacer un pis… ¿Sabíais que el cementerio de Murueta
tiene las rejas abiertas de noche? No, no se me ocurrió entrar. Va llegando la
hora, te preparas, decido no llevar el reloj con el track, me sé la etapa de memoria y está amaneciendo, decido no
llevar el frontal tampoco, llegan Sandra y Mario Gonzalez Martin, nos pasamos
el relevo, y comienza mi segunda etapa, de Murueta a Bermeo, me noto más
cansada que en la primera, pero sé que lo voy a hacer bien, sorteo 135
caracoles por el bidegorri, me
equivoco de desvío, entro en un caserío y me reciben tres perros, pego un
brinco y salgo por patas. Veo amanecer en el Urdaibai, llego a Mundaka feliz de
saber que esta vez no me pierdo, el día que hicimos el recorrido estuvimos
Sandra y yo un buen rato para encontrar el camino marcado en el track, llego a la ermita de Santa
Katalina y ya sé que una cuesta después inicio el descenso hacia Bermeo...donde
Javi Maratones me esperaba”.
Amaneciendo en Urdaibai.
Relevo en Bermeo.
Esperando en Bermeo.
Y llega Vero.
Al haber tenido que acercar a Mario a Kortezubi para que
corriera con Sandra, la otra parada larga de la noche prevista en Bermeo se
acortó bastante, así que no pude volver a intentar dormir algo. Para cuando
llegó Vero a Bermeo yo ya estaba listo y con una mañana muy bonita afronté esta
preciosa etapa hasta Bakio, con una increíble subida por el faro de Matxitxako
con san Juan de Gaztelugatxe a mis pies.
El tiempo era muy bueno, con sol. Qué diferencia con la fría
llegada a Urkiola. No estaba muy bien por no haber dormido, pero solo tardé en
completar la etapa 4 minutos más que el día que la hice entrenando bastante
rápido. La bajada de Eneperi a Bakio se hace dura, porque correr por asfalto
con rampas en bajada de casi el 20% es muy incómodo, pero llegué bastante bien
a Bakio y allí Mikel L. salió disparado hacia Armintza mientras en Bakio nos
quedábamos Alberto, Enrique y yo.
Bakio.
La etapa de Mikel hasta Armintza:
“Llegamos a Bakio con la caravana,
nos tomamos un café y a esperar a que llegue Javi desde Bermeo. La etapa tiene
unos km de monte y luego llega a la carretera, y ya es todo asfalto pasando por
la central nuclear de Lemoniz. Como era la etapa que iba a hacer Javirutxu, no
tenía el track cargado en el reloj,
pero otro corredor que había por allí me lo pasa al móvil y desde allí al
reloj. Estamos acabando la operación y ya vemos a Javi apareciendo por el paseo
de Bakio, por los pelos. Bueno, ya es de día y aunque me despisté por algún
camino, ya conozco la carretera y llegar, llegaré a ella. A veces solemos venir
por aquí en bici, es una zona con poco coche que, aunque el asfalto no está muy
bien, se puede ir rápido en bici. Sin
mucho despiste empalmo con la carretera y empiezo con los toboganes. No es un
recorrido muy bonito, y la parte de la central es horrorosa, parece Chernóbil.
El tema de asfalto no me va, y menos las bajadas largas, pero poco a poco lo
hago y llego a Armintza, donde me esperan con la caravana y le paso el relevo a
Enrique que sale hacia Barrika. Me han salido 13 km a un ritmo de 5:21, he ido
casi a todo lo que podía”.
En Armintza esperamos a Mikel L. ya con calor. Cuando llega
vemos que ha ido a tope, y eso que le queda enseguida su última etapa. Enrique
coge el relevo y sale a por su recorrido. Le esperaremos en Barrika.
Sigue Enrique:
"Cuando llegó la hora de correr mi
segunda etapa lucia ya el sol. Notaba las piernas cargadas, y dadas las
circunstancias me propuse hacer una tarea de aliño, o sea correr con cabeza. La primera parte de la
etapa entre Armintza y Barrika era un tramo de
cuesta continua por pista hasta la cima del Ermua Mendi. Fui con
tranquilidad, a ratos andando ligero en las pendientes pronunciadas. Después la
parte más bonita de la etapa, un tramo llano por pista entre el bosque, viendo
de vez en cuando el mar. La bajada hasta el faro de Gorliz la hice con
precaución. La conocía del día del reconocimiento, y sabía que era mejor llevar
un poco más de taco del que tenían las zapatillas de carretera que calzaba, así
que con cuidado. De todas formas me alegré de haber elegido las zapatillas de
asfalto, ya que salvo ese tramo, el resto de la etapa se adecuaba mejor a ese
tipo de calzado. A partir del faro una cuesta abajo de asfalto que notaron mis
piernas, hasta llegar a la playa de Gorliz. En el recorrido de Gorliz a Plentzia
me impuse un ritmo constante y no muy alto, porque temía que en cualquier
momento me pegas un tirón. Hasta que llegó la subida a final a Barrika que hice
a pasitos cortos hasta llegar al punto de control donde le di el relevo a Mikel
Lasa. Estoy seguro de que en otras condiciones hubiese hecho mejor tiempo, pero
aun así contento porque hice un tiempo prácticamente igual al programado para
esa etapa".
A Barrika llega Enrique más o menos en el tiempo esperado.
Ahora Mikel tiene la etapa que pasa por su casa y, como nos cuenta, quiere
hacerlo bien:
“Bueno, esto es jugar en casa, es
probablemente el recorrido que más veces he hecho corriendo en mi vida, lo
conozco bien. Además, el finde pasado hice la Kosta Trail, y ahora es parecido,
pero sin bajar a las playas. Intento ir rápido para hacer a 5 min/km, pero noto
las piernas pesadillas, sobre todo en los descensos. Creo que los tramos de
descenso en asfalto de la etapa anterior me han dejado las pantorrillas
cargadas. Pues poliki - poliki voy
tirando hacia casa. Me cruzo con unos amigos en la subida de Azkorri que me
gritan "¡Un poco más de ritmo Míkel!". Qué graciosos, si no puedo con
mi alma.... La parte de Azkorri a
Algorta la hago por el acantilado, por tierra que es lo mío. Aunque es más
lento, me gusta el tacto blando de la tierra, y así las pantorrillas no las
cargo más. Y ya llego al Puerto Viejo, me ha salido un ritmo de 5:13 para 12,3
km, un poco por encima de lo que quería, pero bien. Allí me espera Alatz y le
paso el relevo. Luego con Javi, Jon y Enrique vamos a tomar algo al Itxasbide.
El majo de Jon me acerca a casa, que si no con la mochila y cuesta arriba me
hubiera costado un ratillo. Duchita, picar algo y luego a Zorroza a hacer la
última etapa todos juntos”.
En el Puerto Viejo coge el relevo Alatz hasta Gallarta.
Tiene que pasar el Puente Bizkaia y le preocupa perder allí mucho tiempo. Pero
le vendrá bien para no darse mucha paliza, que viene de una larga lesión y no
está en forma.
Crujiente de Idiazabal en el Itsas Bide.
La etapa de Alatz:
“Son las 7:15 y ya no puedo dormir
más. Lo último que sé de la carrera es que Javirutxu se había hecho un esguince
y que habían neutralizado la carrera. Cojo el móvil y empiezo a leer los
mensajes y veo que todo está en orden, he dormido fatal, continuamente pensando
en mis compañeros. Me dispongo a desayunar y no tengo ni hambre, tengo la tripa
revuelta, tengo unos nervios que me recuerdan a cuando debute en la media
maratón y maratón.
Según el plan que teníamos, debía
estar a las 11:50 en el puerto viejo de Algorta. Me toca aparentemente la etapa
más fácil: ir hasta Gallarta cruzando el puente colgante. Me recoge Jon y nos
damos cuenta que vamos a tener un día de mucho calor. Llegamos a Getxo,
aparcamos y le acompaño a comerse una croqueta de Idiazabal. Al de unos minutos
llega la caravana con algunos compis y comentamos qué tal ha ido la noche. Tras
charlar un rato vemos por el geolocalizador que Mikel está llegando: Me
preparo, bebo un poco de agua. Por fin llega, hacemos el relevo y al lío.
Nervios fuera. Esto es solo
correr, pero llevaba tanto tiempo sin competir que salgo más rápido de lo que
tenía previsto. Primer km a 4:49, segundo 5:01 y tercero a 5:04, tengo ganas de
llegar al puente colgante, no quiero justo perderlo y tener que esperar. Giro a
la ría y veo que está en mi lado, así que medio esprinto y consigo cogerlo.
Estoy sudando como si no hubiera
un mañana. Hace un calor terrible para mi gusto pero este ratito parado a la
sombra me va a venir bien. Llevo ya 4 minutos y esto no arranca. El subidón del
principio ya se me ha bajado y me noto algo cansado. Me doy cuenta que se ha tirado
una persona haciendo puenting y de
ahí la tardanza del paso. Bien, ya se está moviendo, en un minuto volvemos a
arrancar pero me toca la parte difícil, poco más de 6 km con cuestas. Llegamos
y salgo con ganas, empiezo a subir las rampas mecánicas despacito pero sin
parar. Al de unos minutos, poco antes de llegar al bidegorri, veo una fuente y decido parar, necesito hidratarme. Ya
estoy en el bidegorri y recupero
bajando una cuesta y empieza lo jodido, pues me quedan 3 o 4 km y se nota la
falta de entrenos y decido hacer la táctica los ca-cos. Mando un audio
diciendo: “chicos, voy jodido pero llegaré”.
Me acuerdo de que hace unos meses
nos apuntamos a esta aventura cuando no podía ni correr, del dolor que tenía al
levantarme todos los días, del querer es poder, de las quejas que ha tenido que
aguantar Leire, del reto en sí, de mis compañeros y metro a metro sigo. Por
suerte la cadera va bien, aunque mi cabeza me dice lo contrario, “te va a doler
en nada ya lo verás”.
Veo otra fuente y paro de nuevo.
Estoy sofocado. Me queda poco más de 1 km. Tiro de orgullo. Veo a Vero a lo
lejos y me digo: “lo que queda corriendo”. Veo el punto de relevo, veo a toda
la gente que está, llego, le paso a Sandra el geolocalizador y ya está. Mi reto
en sí ya estaba cumplido. Me propuse hacer una etapa aunque fuera andando y
casi la consigo entera corriendo”.
En Gallarta, Alatz le pasa el relevo a Sandra, que va a
hacer su segunda etapa. Entre esta etapa y la anterior va a ser su record de km
en un día. Es una etapa bonita y fácil por la vía verde de Galdames, pero hace
mucho calor.
Nos lo cuenta ella misma:
"Comienzo la etapa de Gallarta a
las 13:05 haciéndole el relevo a Alatz. Ya venía diciendo que hacía mucho
calor. Me pongo en marcha con muchas ganas dejando allí a Mario, Vero, Jon,
Gorka, Javi y Alatz. Voy toda feliz repasando el camino en mi cabeza, para
cuando me doy cuenta estoy ya en el km 3. Me encuentro con una dotación de la
DYA que me ofrece agua y tiro para hacia adelante. Empiezo a sentir el calor,
pero de momento tengo arbolado que me hace sombra. En nada paso el primer túnel
y sé que en breve empieza la zona del paseo que llega hasta Galdames. Sigo
corriendo y aprieta el calor. Llevo ya 8 km y empiezo a sentirme muy cansada.
Es el calor que me funde. Casi no hay sombras porque me pilla el sol muy
arriba.
En el km 10 comienzo a andar,
necesito recuperar y aprovecho a hacer unas fotos y a mandar un whatsapp a mis compañeros. Oigo ruidos,
miro hacia atrás y veo a un corredor que me dice… “¡venga Sandra, no queda nada!”.
Es un chico del equipo del Metropolitan que me pasa. Recupero y voy animándome
yo sola diciendo... “venga ya no queda nada”.
Sé que voy despacio pero quiero
llegar, hace mucho calor y en ese momento no tengo agua. Por fin llego a los
últimos túneles y saliendo del último veo a Alatz y a Vero... ¡¡Que subidón!!
¡¡He llegado!!
Sigo corriendo mientras me animan
y llego a mi meta. Me espera Mario que estaba todo nervioso y me dice... ¡Ya
era hora!
He tardado 10 min más de lo
previsto. El calor, haber hecho una etapa anterior y no descansar hace que no
me salgan las previsiones.
Aprovecho el restaurante que está
allí mismo y como un pincho de tortilla, me cambio de ropa y nos ponemos rumbo
a Sodupe a esperar a Mario que llega con calor pero eufórico. Se ha cascado muy
buena etapa”.
Cuando Sandra llega a Galdames ya estamos esperándola y
Mario sale disparado a hacer la etapa, por un recorrido que lo conoce de
memoria, por lo que aprieta tanto que vuelve a pulverizar el tiempo previsto.
En Sodupe, es ahora Mikel O. quien toma el relevo. Solo
quedan dos etapas y vamos mucho mejor de tiempo que lo que habíamos calculado.
Mario se marcó dos etapones.
Pili y Mili en la caravana. Dos campeonas.
Mikel con una buena sudada.
En Zorroza estamos todos (menos Javirutxu) esperando a Mikel
O. para hacer juntos la última etapa testimonial hasta Bilbao. El relevista
oficial es Jontxu, que lleva más de medio año sin ponerse un dorsal por una
rotura de un hueso en un pie. ¡Qué mejor ocasión que esta para correr de nuevo
una carrera!
A punto de comenzar la última etapa.
Hacemos la última etapa muy tranquilos, todos juntos, muy
cansados pero increíblemente satisfechos. Llegamos a la meta los nueve de la
mano. Ha sido una experiencia brutal. Hemos hecho un gran trabajo de equipo
desde que empezamos a preparar el reto. Todos hemos dado lo que teníamos por
los demás: nuestro esfuerzo, nuestras habilidades, nuestra mejor disposición
para ir solucionando los problemas que surgían. Se dice que una mar en calma no
hace un marino. Nosotros hemos tenido que sortear olas y rompientes en forma de
frío, de calor, de falta de sueño, cansancio, lesiones,… Y hemos superado todo con
un sobresaliente. Hemos demostrado que somos mucho más que un equipo, mucho más
que correr, como dice el lema de los Beer
Runners.
Muchas gracias y enhorabuena, amigos.
La llegada a meta fue un momento que no podremos olvidar.
Reconocimiento a los equipos al día siguiente, en la Estropatada.
Sandra: Ha sido
un reto con mucho compañerismo.
MUCHO MÁS QUE CORRER. La logística perfecta,
gracias a la ayuda de tres grandes amigos Gorka, Fon, Alberto (entre ellos mi
media naranja) que nos han hecho de chófer en los coches y autocaravana. ¡Eso
sí que ha sido un lujo! Parte de mis compañeros han podido ir “descansando
algo”, mientras otros corrían, gracias a #FunFunCaravans.
¡Todo ha salido perfecto! Desde la primera etapa con Vero
hasta la última con Jon. Bueno.... menos un esguince bonito que se ha hecho
Javirutxu en una de las etapas. No ha podido terminar físicamente, pero estaba
en esa meta con nosotros. ¡¡Animo y a cuidarse ese tobillo!!
¡Teníamos de tope 24h para conseguir el reto, y lo hemos
conseguido! ¡Lo que dan 24h con el tiempo! Hemos tenido de todo... Lluvia,
niebla, humedad, sol, calor, nubes,… Aun así, no ha podido con este equipo. Estoy
súper orgullosa de haberlo hecho. En 12 horas me he hecho 30 km, mi mayor
distancia en un día.
Dar mil gracias a Mario, que me ha acompañado en la etapa
nocturna para no ir sola. Estaba un poco “acojonada”, qué le voy a hacer.
¡Eso sí!!.... Dormir y comer ha estado sobrevalorado.
Realmente estamos de atar, pero, ¿que sería esto sin locuras
increíbles de estas?
Vero: El viernes
a las 18:00 comenzaba una aventura que a los Beer Runners Bilbao nos ha llevado 22h 04m para completar los 226 km
del reto WOP Challenge 2019. Los 19
equipos que hemos formado parte de esta primera edición nos hemos unido en un
reto: conseguir minutos para el estudio de las enfermedades neurodegenerativas.
Juntos hemos recorrido Bizkaia en 19 etapas, juntos o en soledad, de día y de
noche, con sol, lluvia, niebla...
Pero este reto no empezó realmente el viernes. Este reto
empezó el día que a uno de nosotros le llegó la noticia de que se iba a
celebrar. No tardamos en formar un equipo, de hecho fuimos los primeros en
inscribirnos, un equipo formado por 2 mujeres (Pili y Mili) y 8 hombres (Jon,
Javirutxu, Maratones, Mario, Mikel O., Mikel L., Enrike y Alatz), y 3 chóferes
(Gorka, Fon y Alberto) que desinteresadamente se apuntaron a acompañarnos. En
logística lo hemos "petado". Nuestra autocaravana ha sido
"admirada" por todos. Muchas gracias #funfuncaravans.
Gracias a Javier Sánchez-Beaskoetxea por encargarse de la
distribución de etapas según nuestras posibilidades, preferencias, marcar
tiempos, diseñar la logística... Todos hemos aportado nuestras impresiones,
hemos reconocido nuestras etapas track
en mano, solos o en compañía… ¡Joder! Nos lo hemos currado. Admiración absoluta
a los que habéis hecho las etapas nocturnas, a los que habéis apretado dientes
para intentar llegar en el tiempo acordado, al que se ha hecho una etapa más
para acompañar a quien lo necesitaba, al que se ha ofrecido a hacer su cuarta
etapa cuando el compañero se lesionaba y no iba a poder continuar. Todos con
una sonrisa y ese brillo en los ojos de saber que esto es #muchomasquecorrer.
Me siento feliz y orgullosa de haber participado en esta
aventura, de haber compartido reto con los 19 equipos y con las personas que lo
han organizado. ¡Qué bonito es estar un poco loco!
En cuanto a mi participación, me tocaron la primera y la décima
etapa, rompiendo el hielo. Dos etapas de las "fáciles" aunque yo no
estoy muy de acuerdo con la descripción.
Ha sido un gran evento, un gran reto. Compartir impresiones,
consejos, abrazos, sonrisas... ¡MOMENTOS!
Volver a ver a dos de los nuestros con un dorsal, a Alatz,
que corrió desde el Puerto Viejo hasta Gallarta y a nuestros Capi Jon, que hizo
la última etapa. Ambos han estado unos meses recuperándose de sus lesiones. Lo
sabíamos cuando iniciamos este reto, pero también sabíamos que éramos un
equipo. Hemos corrido juntos la última etapa, desde Zorroza hasta el museo
Marítimo ya cansados pero felices. Entrar junto a ellos en meta no tiene
precio, aunque no pudimos estar los 10... Javirutxu también cruzaba esa meta.
Gracias a los que nos acompañasteis el viernes en la salida
y nos esperabais en meta. Las felicitaciones y los ánimos vía whatsapp.
¡ENHORABUENA A TODOS!
Y como siempre os digo, lo mejor la compañía, la gente de
#QTENTA, amigos, conocidos de carreras, voluntarios, motoristas, la gente de la
DYA... Y GRACIAS con Mayúsculas a los responsables de esta "locura"
WOP Challenge Bilbao 2019.
Alatz: Intentar
irte a dormir y no poder porque tus compis están corriendo no tiene precio. El
año que viene a volver a vivir este retazo.
Enrique: Lo mejor
sin duda la última etapa corriendo todo el equipo junto, menos Javirutxu
desafortunadamente, y entrando todos en meta agarrados de la mano y con los
brazos en alto. En definitiva una gran experiencia, por su componente
solidario, de cierta aventurilla y de trabajo en equipo con lo que eso supone,
de dependencia y apoyo entre todos. Una
gran carrera que espero repetir.
Mikel L.: Gracias
por todo, Sandra. Tú y Vero habéis sido el alma del equipo.
Vero: Jolines, este equipo ha tenido 10 almas como mínimo.
Sandra:
Totalmente de acuerdo con Vero. Todos y más, hemos sido el alma. “Mucho más que
correr”.
Mario:
Esta es la quinta vez que empiezo esta crónica (lo juro), cada vez que estoy en
la mitad de esta página miro para atrás y pienso que me falta de escribir algo…
No voy a describir mi experiencia desde el primer mensaje de Javi Maratones
pidiéndome que participara en el reto Wop
Challenge Bilbao hasta mi llegada a casa el sábado 15 de junio a las 7:30
de la tarde después de correr 38kms en 3 relevos no consecutivos y dormir 4
horas je, je,… Voy a contar solo dos cosas que concretan bastante qué ha sido
esta experiencia para mí.
Son las 2:00 de la madrugada
aproximadamente. Estoy conduciendo mi coche de camino a Aulestia bajando del
monte Oiz. Tengo a mi lado a mi compañero Javirutxu lesionado con un esguince
de tobillo, mareado en parte por mi culpa je, je ( hice mi relevo demasiado
rápido, mis piernas y mis buenas sensaciones me hicieron venirme arriba).Tengo
que ir despacio ya que no conozco la carretera, y con las ventanillas bajadas
para que el aire le ayude a Javi a pasar el mal trago. Llegamos a Aulestia y
nos encontramos con la auto caravana (de lujo) en el parking, con el resto de
compañeros. Aulestia es un pueblo pequeñísimo perdido en las profundidades de
Bizkaia. Imaginaos el único parking que hay en todo el pueblo lleno de coches a
esas horas de la mañana, el movimiento de coches, con la gente del punto
control avituallamiento charlando y hablando con los corredores, acompañantes y
conductores ocasionales, todo eso como si fuera una hora o un día normal entre
semana, ja, ja.
Esta vez son las 6:00 de la madrugada. Estoy
corriendo por una senda junto a mi gran compañera Sandra, ella corre a mi
izquierda, ella pone el ritmo, va muy bien aunque diga que se ahoga un poco. Está
amaneciendo. Nos estamos acercando a Murueta. La senda es paralela a un río en
medio del Urdaibai y casi todo el camino hay árboles a derecha e izquierda, la
luz se refleja en el río haciendo el efecto espejo. El cielo está despejado. No
hablamos mucho. Hay mucho silencio y solo digo algo de vez en cuando para
animarla o distraerla. A veces no hace falta decir nada.
Y como epilogo tengo que mencionar momento
de entrada en meta. Tampoco me acuerdo muy bien, porque mi cuerpo muscularmente
estaba muerto y solo la fuerza e ilusión de mis compañeros por llegar juntos me
hicieron avanzar.
Acaso esto era una experiencia por un reto
solidario, para un buen fin. Pero para mí, además, se convirtió en una preciosa
manera de conocer un poco más a mis compañeros (corredores o chóferes por
igual). Por ello os doy las gracias.
Clasificación:
Novenos al final. Séptimos en tiempo real.
Tiempos finales: