lunes, 24 de junio de 2019

Gorbea Beat the Sun (2º Acto)


A finales de junio de 2016 realicé la ruta montañera entre mi casa en Bilbao y la Cruz del Gorbea (la montaña más alta de Bizkaia) ida y vuelta de un tirón. Una distancia de 80 km y con un máximo de tiempo de lo que dura el día más largo del año (21 de junio) en Bilbao, que son 15 horas y 24 minutos. Como expliqué entonces, este reto personal me lo inspiró una prueba deportiva en los Alpes, la Asics Beat the Sun, que daba la vuelta al Montblanc a relevos en el día más largo del año corriendo contra el Sol todo el día.
En la Cruz, una vez más, un día caluroso.

Tres años después me entraron ganas de repetir la experiencia, con la dificultad añadida de salir de casa con todo lo necesario en la mochila, sin dejar, como la otra vez, el coche a mitad de camino (en Bikotx Gane) con ropa y avituallamiento. Un poco más difícil al llevar más peso, pero con la idea de que así iba a parar menos durante el reto y ganar algo de tiempo.
Elegí el sábado 22 de junio para hacerlo y a las 6:37 (con unos minutos de retraso respecto al amanecer porque se me bloqueó el Garmin al intentar cargar el track) empecé a trotar desde casa hacia el Pagasarri.
Subí la primera parte sin más contratiempo y ya cogí la pista fácil hacia el collado de Pastorekorta evitando la subida al Pagasarri. La idea es ir de Bilbao al Gorbea por monte, pero por la ruta más fácil, así que iba esquivando las cimas en la medida de lo posible.
Collado de Pastorekorta.

Del collado de Pastorekorta, bordeando la cima de este monte, llegué a la dura pendiente de cemento que baja a Ugao. Y con seis minutos de adelanto respecto a 2016 entré en Ugao, donde paré a tomar un café y a llenar las botellas de agua, pues desde este pueblo hasta Pagomakurre (más de 21 km con una subida fuerte) ya no hay ninguna fuente.
Bordeando Pastorekorta.

Al fondo a la derecha Untzeta y a la izquierda Gorbea.

Tras corretear por el asfalto llano de Ugao, ya empieza la subida dura hasta Untzeta, unos cinco largos kilómetros con zonas bastante empinadas. Poco antes del final me despisté un poco ya que han pasado las máquinas y un pinar que ya conocía ahora no existe. Además, como no había podido cargar el track en el reloj para cuando me di cuenta de que me había equivocado ya había perdido algo de tiempo (1,3 km de más y 13 minutos perdidos). Una vez de nuevo en la ruta, subí la última rampa hasta Untzeta y allí paré a comer algo. Entre el despiste y que subí algo más lento ahora iba con 18 minutos de retraso respecto a 2016. Tampoco me preocupaba mucho ese tema, pues pensaba recuperar luego el tiempo con paradas más cortas que en aquella ocasión.
Rampa llegando a Untzeta. Al fondo el Ganeko, el Pagasarri y Pastorekorta y la bajada a Ugao.

Llegando a la cima de Untzeta.

Parte inclinada que bordea la cima de Untzeta. Primero por hierba y luego con placas rocosas y piedras. Al fondo el Gorbea.

Entre Untzeta y el alto de Bikotx Gane hay ocho kilómetros de sube y baja, que no serían muy difíciles salvo por tres tramos en los que hay zonas malas para caminar. La primera es entre la cima de Untzeta y el inicio de una pista fácil. Es un tramo bastante inclinado de rocas lisas y terreno de tierra y piedras en el que hay que andar con cuidado, incluso apoyando la mano en ocasiones para no perder el equilibrio. Además, el sendero que lo cruza no es muy evidente y hay que ir orientándose todo el rato para buscar el paso correcto.
Una vez atravesada esta zona vienen unos kilómetros de sube y baja hasta la cima de Arrugaeta, a la que se accede por una pendiente fuerte. Y más tarde, antes de llegar a la carretera de Bikotx Gane hay que bordear la zona rocosa de Garaigorta por otro sendero casi oculto entre helechos y ortigas que también exige concentración.
Tras esta zona complicada llegué a Bikotx Gane en 5 horas y 20 minutos, con 25 minutos de retraso. De todas formas, esta vez solo hice una parada de 5 minutos allí, por lo que al reiniciar la marcha el horario no era mucho peor que en 2016, cuando paré bastante porque era donde tenía el coche.
Desde Bikotx sale una pista fácil que va subiendo hasta el aparcamiento de Pagomakurre, a donde llegué casi una hora después de salir de Bikotx. Iba unos 20 minutos más lento. Hice una parada para rellenar el agua y comer y beber. Ahora empezaba la parte más bonita de la ruta, con la subida clásica a la Cruz desde Pagomakurre.
Arrabakoate. A mi espalda Gorbea.


Lekanda desde Arrabakoate.

Bajando a Egiriñao antes de la cuesta final.

Subí ligero hasta Arraba y enseguida me planté en Egiriñao. Ahora empezaba la parte más dura de toda la ruta, una cuesta muy empinada de piedras y hierba al final de solo un kilómetro y medio en la que vas todo el rato a más de 20 min/km parándote cada poco porque es asfixiante. Sudando la gota gorda, y ya acusando el calor, alcancé por fin la Cruz. Poco menos de 8 horas (unos 15 minutos de retraso sobre el 2016) para 41,2 km, contando el despiste de Untzeta. Desde Pagomakurre a la Cruz empleé 1:25 horas, un poco más que en 2016. Hacía un día estupendo y, aunque soplaba un poco de aire en la cima, hacía calor, quizás demasiado. Arriba estuve 10 minutos para recuperar el aire, sacar unas fotos y cambiarme la camiseta sudada por una seca. El día era muy luminoso y había bastante gente. Lo normal en un bonito sábado de junio, además el sábado más cercano al solsticio de verano.




Al empezar a bajar quise correr un poco, pero las piernas se quejaban por varios lados y no me quise arriesgar a tener una contractura, así que bajé a Arraba ligero, pero sin correr mucho. Llegué a Pagomakurre en poco más de una hora desde la Cruz y allí paré a comer algo, refrescarme y cargar las botellas de agua para afrontar la parte dura hasta Ugao.
No estaba mal del todo. Sí cansado, por supuesto, pero dentro de lo normal. Pero ya notaba que el calor empezaba a dejarse notar. Respecto al tiempo, iba algo justo para terminar en el horario, ya que en 2016 empleé 15:21 horas y ahora iba un cuarto de hora por encima. Podía intentarlo, pero también comencé a valorar bajar directo a Areatza y volver desde allí en autobús a Bilbao. Bueno. Por ahora tenía que seguir bajando hasta el cruce con la pista de Bikotx Gane. Ahí tenía que tomar la decisión. Podía seguir hacia Bilbao y coger el tren en Ugao, pero esa solución no me gustaba mucho, ya que si entre Bikotx Gane y Ugao (un tramo de unas tres horas) me quedaba muy fundido, me metía en una encerrona, sin agua y sin ninguna escapatoria. De usar una vía de escape, bajar a Areatza era la más sensata.
Tras el pequeño descanso de Pagomakurre, reinicié el descenso, corriendo a tramos pero más caminando cuesta abajo. Llegué al cruce y vi que iba media hora por encima del tiempo de 2016. Había parado en Pagomakurre y no iba a parar en Bikotx apenas, que es donde me detuve mucho tiempo en 2016, así que iba algo por encima pero no demasiado, si podía mantener el ritmo hasta Bilbao, claro.
Al final me decidí a seguir con el plan. Cogí la pista hacia Bikotx Gane con decisión, pero al de unos minutos vi que tenía demasiado calor incluso en ese tramo en el que había árboles y sombra. Nada. No era buena idea seguir. Tenía muchas posibilidades de quedarme fundido antes de llegar a Untzeta, con muchos tramos al sol y zonas malas para avanzar. Así que di la vuelta y cogí en el cruce la pista que baja hasta Areatza. Me quedaban unos 6 km de bajada.
Con 57 km llegué al pueblo, vi que había un autobús a Bilbao a punto de llegar, pero quería ir a un bar a tomar una cerveza fría y a descansar y refrescarme un poco, así que cuando vi que venía el bus le dejé marchar y decidí coger el siguiente, una hora después, más descansado y refrigerado. El termómetro de la plaza marcaba 29 grados. Un mal día para una paliza muy exigente.
Pórtico de la iglesia de Areatza.

Descansando mientras espero al autobús.

Bueno. El 2º acto del Gorbea Beat the Sun no había sido completado como quería. Pero viendo el calor que hacía y el haber salido con todo el peso en la mochila, ir a pie, andando y trotando, desde casa al Gorbea y bajar luego a Areatza a por un transporte público también había sido un reto considerable y exigente. No me arrepiento de no haber seguido hasta Bilbao. Como siempre digo: “Todo no suma”. Sí. Hubiese hecho 80 km y más de 15 horas de paliza, pero hubiese terminado demasiado fatigado y corriendo el riesgo de un golpe de calor. No merecía la pena. Está bien así este 2º Acto.
Ahora a descansar, recuperar bien y pensar en la Subida al Veleta en agosto. Otra buena paliza. Pero eso será otra historia.

BILBAO – GORBEA – AREATZA
57 km.
Tiempo total: 11:09
Tiempo en movimiento: 9:32
Ritmo en movimiento: 10:02 min/km

Rutómetro y tiempos de paso (en rojo año los del año 2016 y diferencia):

Km 7,7. Collado Pastorekorta: 1:11 (1:17. -6)
Km 13,5. Ugao: 1:59 (parada 7 min) (2:05. -6)
Km 14,6. Comienzo subida Untzeta: 2:15 (2:17. -2)
Despiste en la subida de 13 minutos (1,3 km)
Km 21. Untzeta: 3:31 (parada 10 min) (3:13. +18)
Km 25,2: Arrugaeta: 4:35 (4:02. +33)
Km 27,8. Bordeo Garaigorta: 5:02 (4:26. +36)
Km 29,1. Bikotx Gane: 5:20 (Parada 5 min) (4:45 y 24 min parado. +35)
Km 35. Pagomakurre: 6:22 (parada 11 min) Salgo a 6:33. (6:04 y 6 min parado. +31)
Km 37,5. Arrabakoate: 7:01 (parada 2 min fotos) (6:42. +14)
Km 38,7. Aldape: 7:13 (6:53. +20)
Km 39,7. Egiriñao: 7:24 (7:03. +21)
Km 41,2. Cruz: 7:58 (parada 10 min) (7:47 con un despiste de 9 min subiendo y 9 min parada en la cima. +12)
Km 42,7. Egiriñao: 8:32 (8:20. +12)
Km 43,6. Aldape: 8:43 (8:29. +14)
Km 44,8. Arrabakoate: 8:54 (8:40. +14)
Km 47,3. Pagomakurre: 9:15 (parada 15 min) (9:00. +16)
Km 50,9. Cruce a Bikotx: 10:04 (camino 8 min -800 m- y vuelta al cruce: 10:11) (9:29. +35)
Km 57. Areatza: 11:08

Parciales de la Cruz:

Pagomakurre – Cruz: 1:25 (1:27 con 9 min despiste, sin despiste era mi 2ª mejor marca)
Cruz – Pagomakurre: 1:06 (1:04, mi segunda mejor marca)

viernes, 21 de junio de 2019

WOP Challenge. Mucho más que una carrera a relevos


El pasado 26 de marzo, cuando se lanzó el reto WOP Challenge, el whatsapp de los Beer Runners Bilbao empezó a echar humo. En un momento habíamos creado un grupo nuevo solo para la carrera y en poco tiempo teníamos montado un equipo de 10 personas para participar.
Llegando a meta. Nos faltaba Javirutxu.

La verdad es que no sabríamos decir por qué, pero desde el principio este reto nos motivó mucho a unos cuantos. El hecho de que fuera solidario; que fuera no solo un reto deportivo, sino una verdadera aventura; que hubiera etapas nocturnas; que tuviéramos que organizar toda la logística necesaria para movernos por toda Bizkaia en 24 horas sin paradas;… Todo ello nos sedujo de inmediato y ya estábamos “cachondos”, como se dice, para correr sin parar a lo largo de las 19 etapas y los 226 km.
El reto WOP Challenge se incluye dentro de la actividad WOP Sports, y está organizado por la Fundación The Walk On Project (WOP).
Como pone en su web: “Superación, determinación, esfuerzo, compromiso, trabajo en equipo, ilusión… Son palabras llenas de significado, importantes en el deporte y también para WOP porque a ellas nos aferramos cada día desde que comenzó nuestro camino, aquél verano de 2008 cuando Jontxu, de 6 años, se tropezaba en el monte. Era el anuncio del diagnóstico que el 13 de octubre de ese año comunicaron a Mikel y Mentxu, sus padres. Diagnóstico de una grave enfermedad neurodegenerativa que si nada lo remediaba haría que Jon muriera. Pero no. Jon vive, en una pelea que comenzó desde entonces. Un reto diario. Y así surgió la Fundación The Walk On Project (WOP) con el objetivo de divulgar esa realidad y apoyar la investigación en terapias curativas contra estas patologías, luchando con todas nuestras fuerzas”.
El WOP Challenge nace, por tanto, como un reto por equipos mixtos (al menos un hombre y una mujer en cada equipo de entre 2 y 10 personas), y es una aventura a relevos que recorre 226km, saliendo de Bilbao y pasando por los lugares más emblemáticos de Bizkaia como el Urkiola, Urdaibai, San Juan de Gaztelugatxe, la Casa de Juntas de Gernika, el Bosque de Oma, el cabo Matxitxako, el Puerto Viejo de Algorta, el Puente Colgante… Y como hay un máximo de 24 horas para completarlo, varias de las etapas se corren de noche y por el monte.


Bien. El guante del WOP Challenge estaba lanzado y los Beer Runners Bilbao fuimos los primeros en recogerlo, ya que fuimos el primer equipo en apuntarse a la aventura. A entusiasmo no nos gana nadie, je, je.

El reto de organizarnos
A partir de entonces empezó una complicada labor de encaje de bolillos. Había que tomar muchas decisiones: qué etapas haría cada uno, cómo repartir las etapas más duras y las nocturnas, si era mejor hacer etapas alternas o enlazar un corredor dos etapas o incluso tres, cómo llevar a los corredores a la salida de cada etapa y cómo recogerlos al terminar,…
Entre las cosas buenas que tiene nuestro equipo una de las mejores es, sin duda, la variedad de personas que somos. Y no me refiero al aspecto deportivo, donde es normal que algunos sean corredores con experiencia y de cierto nivel y otros lleven poco tiempo gastando zapatillas, sino a que por nuestros diferentes orígenes tengamos personalidad, trabajos y formación muy diversa y habilidades diferentes. Diferentes sí, pero en muchos casos muy complementarias.
Así que, tampoco fue tan complicado el ir preparando una logística de carrera con buen sentido, y al de unas semanas ya teníamos un Excel con las etapas repartidas y una previsión de tiempos de paso.
Y de forma paralela fuimos confeccionando un plan para con pocos vehículos cubrir todas las necesidades de traslados ajustándonos a los horarios que teníamos disponibles, ya que no todos podíamos estar desde el viernes hasta el sábado por la tarde con una disposición plena para el reto.
Una de las grandes suertes que tuvimos fue la de poder contar con una autocaravana y con chóferes de apoyo. Cuando pensamos en alquilar una, enseguida Sandra consiguió que unos amigos suyos que llevan un negocio de alquiler de autocaravanas nos prestaran una. Muchísimas gracias a FunFun Caravans, a Gorka, a Fon y a Alberto.
Por si esto fuera poco lío, también teníamos el hándicap de que dos de los compañeros estaban lesionados en el momento de crear el equipo, y como mucho iban a poder correr una sola etapa cada uno. En ningún momento se nos pasó por la cabeza el cambiar a estos dos compañeros por otros. Ellos se habían unido como los demás y si el equipo tenía que hacer un esfuerzo extra para compensar sus lesiones no había ningún problema. Los corredores más fuertes se ofrecieron para correr tres etapas y listo.
Y, por último, la última etapa, la más corta y fácil de solo 3 km, la íbamos a hacer los 10 juntos, para llegar a meta como un equipo, que era nuestro principal objetivo, además de terminar dentro del límite de 24 horas.
La verdad es que fue un reto muy bonito la propia planificación de la logística. A mí personalmente me atrae la dificultad de la organización de este tipo de actividades. Ves con qué personas y con qué medios cuentas, y te pones a encajar todo de la forma más eficiente posible. Al principio parece que no vas a encontrar una solución sencilla, pero poco a poco vas viendo la luz. Y también nos motivó mucho el ir a reconocer cada uno sus etapas las semanas previas a la carrera. Fue una buena ocasión para hacer entrenamientos diferentes y conocer rincones de Bizkaia que de otra forma no hubiésemos visto.
En la caravana, organizando.


Finalmente el reparto de las etapas quedaba así:

Y aquí tenéis un esquema con la logística resumida:


El WOP Challenge

Por fin llegó el 14 de junio. La salida era a las 6 de la tarde y estaba previsto que lloviera por la tarde-noche. Pero la lluvia se adelantó y ya antes de salir empezó a lloviznar, así que la primera etapa, la que corría Vero, fue bajo la lluvia. Era una primera etapa no muy difícil, pero tampoco fácil, ya que subía a Buya desde La Peña.
Vero y los demás equipos a punto de iniciar el reto.








Vero ya la conocía (el haber reconocido nuestras etapas fue una de las claves del éxito) y se reguló muy bien. Al final de la cuesta del Consorcio detuvimos la autocaravana para animarla.
Como anécdota cabe decir que el chip que nos habían dado a cada equipo no funcionaba, y en la web del seguimiento de la carrera parecía que Vero estaba todavía en la salida (tomando una cerveza, como me comentó un compañero de otro equipo más tarde, je, je).  Avisada la organización, poco antes de la llegada a Arrigorriaga le cambiaron el chip y solucionado.
Nos cuenta Vero su etapa:

“Disfruté bajo la lluvia del recorrido entre el Museo Marítimo y el polideportivo de Arrigorriaga, compartí carrera con un integrante del equipo..., un Canario muy simpático que conocía el recorrido por Google maps y que aprovechando que tuvieron que cambiar mi gps me abandonó, eso sí, le seguí haciendo de guía desde la distancia. Hice el primer relevo en poco más de una hora, muy contenta. Y me fui a casa a intentar descansar… cosa que no pude. Siguiendo por whatsapp a los compañeros, ¿quién podía pensar en dormir? Se neutralizó la carrera en Urkiola, íbamos como motos, luego vino la lesión de Javirutxu, uno de los nuestros, así y todo, terminó su etapa y a las 3:40 ya estaba junto a Sandra López y uno de nuestros "chóferes" camino de Kortezubi. Allí esperamos la llegada de Mikel Lasa y de la caravana, relevo y a Murueta donde comenzaba mi segunda etapa”.

Sin más contratiempo, Vero le pasó el relevo a Mikel Lasa, que iba a volar en su primera etapa hacia Ermitabarri.
La etapa contada por Mikel:

“Llega Vero sonriendo como siempre y me pasa el chip, con las prisas se me olvida coger el chaleco, pero bueno no es obligatorio hasta la noche. Como siempre, salgo rápido, porque no sé reservarme, y empiezo a pasar a unos cuantos. Hay uno que se pone a mi par y vamos juntos desde el km 4 casi hasta el final, un tío de Dima muy majo. Pasamos a otros dos y llegamos a los últimos km que son de asfalto y bajada supervertical, ahí se me va, lo de asfalto no es lo mío. Llego asfixiado al relevo en Ermitabarri, y ahí está Mikel Ostáriz, tan majo como siempre, que sale pitando para Dima. El Garmin me dice que he hecho 12,16km a 4:45 min/km, aunque el track oficial marcaba 11,5km.”

Mikel llegando a Ermitabarri.

La etapa siguiente, Mikel Ostariz la corrió muy rápido, sin contratiempos, y llegó a Dima un poco antes de lo previsto. En Dima le estaba yo esperando, pero entre unas cosas y otras me pilló el toro y salí de la caravana cuando Mikel ya había llegado.
Llovía un poco y me esperaba la llegada a Urkiola ya de noche y con mal tiempo. Nada más empezar a correr me di cuenta de que me había dejado el chubasquero en la caravana, pero pensé que con la ropa que llevaba no iba a quedarme frío. Además, salvo la llegada a Urkiola, era una etapa todo el rato subiendo.
La parte inicial de la etapa iba mucho por asfalto, incluyendo 1,6 km por la carretera de Dima. Al contrario que los dos día que había ido a reconocer el recorrido, esta vez hice casi toda esta primera parte corriendo, sin caminar salvo en un repecho fuerte que daba paso a la carretera. Luego ya cogí la pista que daba inicio a la parte más dura de la etapa. Seguía lloviendo un poco y cada vez había más niebla a medida que la noche iba cayendo. En un cruce me despisté un poco, y eso que había completado dos veces el recorrido, pero ahora, entre la tensión de la carrera y la niebla, pues me equivoqué, aunque solo perdí apenas un minuto.
Al coger ya el camino bueno me alcanzaron tres compañeros de otros equipos. Uno de ellos luego se fue para adelante pero los otros dos se juntaron conmigo y ya hicimos juntos lo que quedaba. En la parte de arriba, bordeando el Saibigain, no se veía nada. Con los tres frontales veíamos por dónde teníamos que ir, pero con la llovizna y la niebla cerrada el haz de luz de nuestras frontales creaba una difusa esfera de luz por delante, pero no permitía ver el detalle del suelo ni nada más alrededor.
Más rápido de lo que yo había previsto, llegamos a Urkiola donde enseguida nos enteramos que habían neutralizado la carrera porque las diferencias entre los primeros y los últimos eran muy grandes nada más comenzar la noche. Así, con tranquilidad me duché en la caravana y vimos la salida de Javirutxu a las 23:30.
Nada más llegar a Urkiola.

Niebla y noche.

La cena de Mikel y Javirutxu.


Trabajo hecho.


Javirutxu a puntito de salir.


Nos cuenta Javirutxu su aventura:

“A las 23:30 dan la salida de mi etapa. Como había mucha distancia entre el primero y el último han decidido que saldremos todos juntos desde Urkiola a las 23:30. Por una parte ha venido bien, ya que en este rato que hemos estado parados ha dejado de llover. Como teníamos la suerte de tener la caravana incluso aproveché para echarme un rato en la cama antes de empezar a prepararme.
Según salimos hay un kilómetro de bajada por camino estrecho y con piedras en el que me adelanta casi todo el mundo. Las zapatillas de asfalto no ayudan en este terreno e incluso alguno al adelantarme me hace alguna broma sobre el tema. En lo que salimos a una pista ancha y sencilla alcanzo a un grupito de cuatro personas del mismo equipo que me dicen que están haciendo 4 etapas seguidas. Como van a un ritmo tranquilo decido tirar más rápido y enseguida me quedo solo.
Voy corriendo cómodo, a buen ritmo. La temperatura es fresca y anima a subir el ritmo para entrar en calor. Todo va bien hasta el kilómetro 5 donde me tuerzo un tobillo. En el momento tengo mucho dolor y paro unos pocos segundos pero, de la misma, empiezo a trotar de nuevo y enseguida vuelvo a coger ritmo. Voy sumando kilómetros aunque con la cabeza preocupada por las molestias que tengo en el tobillo.
En el kilómetro 8 viene una fuerte subida de kilómetro y medio que aprovecho para quitarme el chubasquero y que creo que es donde perdí mi buff de Beer Runners. Desde ahí todo fácil ya, llegando primero a Durango para desde ahí ir a Matiena sin problemas.
Allí me esperaban Mario, al que doy el relevo, y Enrique que quiere salir cuanto antes porque vamos a andar justos de tiempo para llegar al control de Oiz. Pero antes de irnos paso por la ambulancia de la DYA ya que veo que tengo el tobillo muy hinchado. La médico me lo venda, me da un ibuprofeno y una bolsa de frio y en ese momento dentro de la ambulancia ya soy consciente de que el reto ha acabado para mí.
Lo que me queda a partir de ese momento es un mareo monumental que cojo en la subida en coche a Oiz. Esto mezclado con la sensación de sueño, cansancio y bajonazo por la lesión hace que llegue a Aulestia tocado y que pase unas horas realmente malas hasta que sobre las 5 de la mañana Gorka me acercó hasta el portal de casa, aprovechando su relevo de chófer de la caravana en Kortezubi”.

Mala pinta.

En Matiena, Javirutxu le dio el relevo a Mario, que se marcó una subida al Oiz espectacular, ya que tardó casi media hora menos que lo que teníamos previsto. Adelantó a dos equipos, aunque a él le adelantaron otros dos máquinas también.
Le pedí una foto a Mario de noche y cumplió su palabra de hacerla, ja, ja.


En Oiz empezaba el turno de Enrique, que tenía una buena bajada hasta Munitibar por la carretera del Balcón de Bizkaia (donde había unos “graciosos” haciendo derrapes en unos deportivos) y luego por un camino ya llegaba a Aulestia.
Nos lo cuenta Enrique:

"La primera toma de contacto con la carrera fue en el aparcamiento del hotel San Blas de Matiena, inicio de la etapa que acabaría en la ermita de San Kristobal del monte Oiz. Allí, mientras esperábamos a que Javirutxu acabase su etapa, Mario y yo nos dimos cuenta que reinaba el desconcierto entre los relevistas sobre el momento en el que tenían que empezar la etapa. Algunos equipos que habían sido neutralizados en Urkiola, podían salir cuando llegase el relevista que estaba corriendo la  etapa, mientras otros equipos que no habían sido neutralizados, tenían que esperar hasta que la organización se lo indicase. De todas formas, a las dos personas de la organización que controlaban los tiempos les vi con control de la situación, y dando instrucciones precisas a los equipos. En nuestro caso, como habíamos sido neutralizados. En cuanto Javirutxu llegó al punto de control y le pasó el chaleco y el transpondedor a Mario, este comenzó la subida al monte Oiz. Javirutxu se había torcido el tobillo en el kilómetro 5, y aun así decidió completar los 10 kilómetros restantes de la etapa. Le atendieron en una ambulancia de la DYA, donde nos dimos cuenta que tenía la zona bastante inflamada. Tristeza en Javi al darse cuenta de que el reto había acabado para él, y preocupación por no saber si llegaría en condiciones para hacer trekking en su viaje a Rumania. Subimos en coche hasta la ermita, con menos margen de tiempo del que me hubiese gustado, pero las circunstancias mandaron. La cima del Oiz nos recibió con niebla, era lo esperado. Aun así, afortunadamente no era muy tupida, y permitía ver unos dos metros aproximadamente. Eran las dos de la mañana y lo primero que pensé al llegar fue que a Mario no le faltaría mucho para completar la etapa. Él mismo me había comentado antes de salir, que su previsión era hacer media hora menos del tiempo que estaba previsto. Así que cuando Jon me dijo que le quedaban solamente 2 kilómetros para llegar, me preparé tan rápido como pude y fui al punto de relevo a esperarle. Efectivamente Mario llegó enseguida, prácticamente no me dio tiempo ni a calentar, menos mal que me había dado crema con efecto calor en las piernas. Intercambio de bártulos, y al lío. Los primeros 6 kilómetros eran de bajada continua, los tres primeros con una pendiente bastante pronunciada por pista de hormigón hasta llegar a la carretera. Desde allí  otros tres kilómetros de bajada por carretera hasta Munitibar. En la bajada no disfruté nada, de hecho estaba deseando que se acabase. En buena parte porque sabía que tanta pendiente por hormigón y carretera iban a dejarme tocadas las piernas, como así fue. La tranquilidad de la noche la rompió súbitamente el chillido de unos Neumaticos. Luego vi como dos bmw estaban derrapando en las curvas. Cuando me vieron aminoraron la velocidad al rebasarme. Más adelante les vi parados, y un chavalillo que conducía uno de los coches  me preguntó que “qué había”, y me dio ánimos al decirle que se trataba de una carrera.
Me alegré de llegar a Munitibar,  sabía que la cuesta abajo había acabado, y empezaba la parte más divertida de la etapa. Noté las piernas ligeramente agarrotadas, probablemente por haber bajado más rápido de lo que debía. Serían las ganas por acabar la bajada. Entraba en las pistas de tierra, a la luz del frontal, y con el constante murmullo del rio Lea fluyendo a mi derecha. En esos 6 kilómetros que me separaban del final de la etapa en Aulesti, disfruté del tobogán pistas por las que corría, a la vez que agradecí haber hecho el reconocimiento previo de la etapa. Si no lo hubiera hecho me hubiese perdido, o al menos hubiese dudado en alguno de los muchos cruces. Aun así, en uno de ellos me equivoqué, pero enseguida me di cuenta del error, primero al consultar el navegador del pulsómetro y después al darme cuenta de que el río discurría por mi izquierda. Retomada la ruta llegué al último núcleo de caseríos antes de llegar al pueblo. En el reconocimiento de día varios perros habían saludado mi paso con sonoros ladridos, menos mal que estaban atados. En carrera sin embargo, los perros estaban dentro de una cabaña, y sus ladridos sonaban menos amenazadores. Por fin, tras una pequeña cuesta llegue al aparcamiento de Aulesti donde estaba instalado el punto de control. Allí estaban Gorka, Mario y Mikel Lasa, quien cogió mi relevo. También estaba el sorpresón de la noche. Una autocaravana enorme que nos permitió ducharnos, y descansar entre etapa y etapa. En ella seguí el resto de la carrera compartiendo charlas, risas, nervios y ánimos con el resto de compis Beer Runners, que iniciaban o acababan sus etapas. No pude dormir mucho, en parte por tener el cuerpo activado por el ejercicio, en parte por el deseo de vivir la carrera con el resto del equipo".

En Aulestia nos juntábamos todos. Mario y Javi en el coche, Enrique corriendo, y Mikel Lasa y yo en la caravana conducida por Gorka. Habíamos previsto esta parada larga de la caravana en Aulestia para poder intentar dormir algo. Gorka y Mikel lograron echar una cabezadita, pero yo aunque lo intenté durante una hora no pegué ojo. Luego ya me puse a mirar el tracking de la carrera y menos mal, porque vi que Mario había corrido mucho y pude despertar a tiempo a Mikel.
Luego Mikel Lasa cogió el relevo de Enrique y marchábamos a juntarnos de nuevo en Kortezubi.
Como Javirutxu no iba a poder correr su segunda etapa, entre Bakio y Armintza, Mikel L. se ofreció a hacerla, aunque para mí era más lógico que la hiciera yo, que la había revisado con Javi, y así hacíamos tres etapas cada uno, y no él cuatro. Pero Mikel se veía fuerte y lo dejamos así. Si luego él se encontrara muy cansado entonces yo haría su etapa de Barrika, pero la verdad es que a nivel deportivo Mikel es muy fuerte, como quedó demostrado.
Mikel a punto de salir, con Mario.

La etapa de Aulestia a Kortezubi por Mikel:

“Nos comentan que Javirutxu se ha torcido el tobillo, y como su etapa Bakio - Armintza está entre una de Javi y otra de Enrique, propongo hacerla yo, porque si llego a Kortezubi a las 5 tendré 3 horitas para descansar, eso sí tomándome la etapa con tranquilidad no sea que haga crack y la fastidiemos. Entonces me echo a dormir 3 horitas en la autocaravana, en la litera de abajo, de 12 a 3, previendo que Enrique llegue a las 4. Pero a las 2:30 me despierta Javi: ¡Que van con media hora de adelanto, rápido, que enseguida está Enrique aquí! Pues nada, me levanto, me pongo el chubasquero y el frontal, me tomo unos higos, dátiles (¡kriptonita!) y un batido de chocolate y a calentar un poquillo. Buena temperatura, ya no llueve y luna llena, la verdad es que estoy con ganas de correr, ya han pasado 8 horas de la etapa anterior y no noto nada de cansancio. Lo de la autocaravana y poder echarnos un rato es la clave.
Llegan Mario y Javirutxu, con el tobillo superhinchado. Está claro que no puede seguir, una pena porque la semana que viene tiene un viaje a Rumanía. Bueno, a ver si se recupera.
A las 3:30 llega Enrique a buen ritmo, me pasa los trastos y salgo cuesta arriba hacia Nabarniz. Como hice el recorrido de día, ida y vuelta, y además conozco un poco la zona, no tengo miedo de perderme. Una gozada correr así, silencio absoluto y el resplandor de la luna, reduzco la luz del foco porque los primeros km el camino es pista y no necesito mucha luz. Me viene a la cabeza Moonlight shadow de Mike Oldfierld y sin enterarme ya he hecho los primeros km y estoy casi arriba. Empiezo a ver una lucecilla a lo lejos, y al principio creo que es uno que va delante de mí y aprieto a ver si le cojo, pero al de poco veo que viene hacia mí. ¿Uno de la organización por aquí? Llega a mi altura y veo que es otro corredor, que me dice que está totalmente perdido, que no le va el track en el reloj y se había desorientado. Como lleva luz en el pecho y en la cabeza, ni le veo la cara. Le digo que tranquilo, que yo conozco el camino y que vamos juntos. Cuando llevamos como un km llegamos a Nabarniz, y me dice: ¡coño si eres Mikel!, resulta que es Jerónimo, un colega supermajo del equipo de tri de Sestao, que nos conocemos desde que empezamos a correr hace unos cuantos años. Un crack el tío, el año pasado hizo el Ironman de Vitoria y lo acabó. Me cuenta que desde entonces ha tenido un montón de lesiones, y que le ha bajado la motivación para entrenar. Está claro que el Ironman es demasiada paliza, no es bueno ni para el cuerpo ni para la cabeza. De hecho, ya veo que le cuesta un poco mantener el ritmo, incluso en los km de asfalto bajando Nabarniz. Bueno. Aflojo el ritmo, porque no puedo dejarle solo.
Hacemos 1,5 km de bajada por carretera y empieza lo divertido: hay que coger un senderillo a la derecha, dejar la carretera y meterse por el bosque de Oma, aquí seguro que se despista mucha gente. Hay tres caminos con una dirección parecida y hay que coger el que menos pinta tiene. Cuando llevamos un poco Jerónimo me dice: “¡pero esto es trail 100% y me habían dicho que podía venir con zapas de asfalto!” Por lo visto debió de leerlo para alguna de las etapas finales y entendió que era para todas. Bueno, pues el pobre hacía lo que podía, pero el sendero era para llevar tacos de trail, con barro, piedras... Pues aflojo un poco más y tranquilidad, así llegaré mejor a las próximas etapas.  El recorrido del bosque es alucinante, con la luna llena, y encima a ritmo tranquilo... Me viene a la cabeza esa canción de John Denver, Annie´s song: "... you fill up my senses like a night in the forest...". Total, que al de un rato de ir charlando Jerónimo dice: "Oye que vamos ya por el km 11, faltan sólo 2. ¡Qué corto se ha hecho!”, y efectivamente vemos a lo lejos ya las luces de Basondo. Giramos a la derecha y tiramos por la carretera hacia Gernika. Al de 1 km llegamos al otro punto de despiste del recorrido, que hay que coger un caminillo a la derecha hacia Kortezubi, pero lo tenía en la cabeza y sin problemas. Cuando ya estamos llegando me suena el móvil ¿a las 5 de la mañana? Cuando lo cojo ya han colgado. Es WOP. Les devuelvo la llamada y me dicen que habían perdido mi señal casi desde Aulestia y que tampoco conectaban por teléfono, probablemente no había cobertura. Les digo que voy con Jerónimo de Egurre y que estamos ya a punto de llegar a Kortezubi. Y llegamos. Ahí estaba Sandra en la carretera y un poco más adelante Javi, Mario, Enrique y compañía. Le paso el relevo a Sandra que sale disparada con Mario hacia Murueta. Una etapa superchula. Correr en Urdaibai no tiene precio. Me daban ganas de seguir con Sandra y Mario, sobre todo por el tramo de la marisma, por Murueta. Pero todavía quedaban más etapas y hubiera pinchado seguro.... Me han salido 13km a 6:10 min/km”.

En Kortezubi Javi se va con Gorka a casa. Han llegado Fonso y Alberto, unos amigos de Gorka y Sandra, que van a conducir la caravana y el coche. Además de a Sandra también han traído a Vero.
La etapa desde aquí a Murueta le toca a Sandra, pero Mario va a ir con ella porque es de noche y Sandra va a ir más tranquila. Hacen una etapa preciosa, primero de noche y luego ya casi amaneciendo por las marismas de Urdaibai.
Sandra y Mario empezando a correr.


Y llegando a Murueta.

Nos la cuenta Sandra:

“Se ven dos luces a lo lejos y no se ve quiénes son. Estamos esperando a Mikel que viene de Aulestia. Estoy nerviosa ya que es mi primera etapa en este reto y son las 5 de la mañana. Totalmente de noche y con la compañía de Mario (sola me da mucho respeto) vamos a hacer Kortezubi-Murueta. Llega Mikel, encendemos frontales, me pongo el geolocalizador y nos ponemos en marcha. No se ve nada, pero sé por dónde vamos. Ese recorrido lo hicimos Javi, Vero y yo de día. Un camino de pasarelas que llega a un cruce y nos metemos en el camino que llega a la carretera. ¡Ni un alma! Nos metemos en un camino y llegamos a Gernika. Allí nos pasa un corredor y hacemos algún comentario entre los tres. Pasamos la Casa de Juntas, llegamos al Picasso y nos hacemos foto.
Mario me va dando consejos y me va regulando. ¡¡Qué tranquila voy!! Estoy encantada de ir con él. Seguimos, llegamos a la carretera. Un par de km y cruce. Empezamos el camino hacia las marismas de Urdaibai. Empieza a amanecer y vamos comentando lo bonito del sitio. Se hace largo, muy largo. Todo es igual y serán unos 3 km. Mario me va diciendo que ya no queda nada, que el final del camino está ahí. Yo sé que no, no veo el final pero ahí estoy, ¡dándolo todo! Me hace el camino ameno con sus comentarios y por fin... ¡vemos la luz al final del túnel!
Ahora sí que sí. Ya estamos llegando a meta. Nos queda un caminito de tierra por las marismas y cruzar las vías. Me cuesta reconocer el camino de después, ya que en 15 días han crecido las hierbas y no se ve mucho. Empiezan los últimos metros en cuesta. Mario me anima a subirla despacio y hasta el final, y así lo hacemos. Vemos a Fon y a Vero que nos anima y... ¡¡subidón!! ¡¡Hemos llegado!! Vero está esperando para hacer su etapa hasta Bermeo”.

Llegan a Murueta donde esperaba ya Vero el testigo hasta Bermeo.
Habla Vero:

“... ¿Y qué hacemos mientras esperamos? Charlar con las personas que están en los puntos de avituallamiento, los motoristas, otros corredores, dar un paseíto, ir a ver las ovejas...buscar un sitio discreto para hacer un pis… ¿Sabíais que el cementerio de Murueta tiene las rejas abiertas de noche? No, no se me ocurrió entrar. Va llegando la hora, te preparas, decido no llevar el reloj con el track, me sé la etapa de memoria y está amaneciendo, decido no llevar el frontal tampoco, llegan Sandra y Mario Gonzalez Martin, nos pasamos el relevo, y comienza mi segunda etapa, de Murueta a Bermeo, me noto más cansada que en la primera, pero sé que lo voy a hacer bien, sorteo 135 caracoles por el bidegorri, me equivoco de desvío, entro en un caserío y me reciben tres perros, pego un brinco y salgo por patas. Veo amanecer en el Urdaibai, llego a Mundaka feliz de saber que esta vez no me pierdo, el día que hicimos el recorrido estuvimos Sandra y yo un buen rato para encontrar el camino marcado en el track, llego a la ermita de Santa Katalina y ya sé que una cuesta después inicio el descenso hacia Bermeo...donde Javi Maratones me esperaba”.

Amaneciendo en Urdaibai.


Relevo en Bermeo.

Esperando en Bermeo.

Y llega Vero.

Al haber tenido que acercar a Mario a Kortezubi para que corriera con Sandra, la otra parada larga de la noche prevista en Bermeo se acortó bastante, así que no pude volver a intentar dormir algo. Para cuando llegó Vero a Bermeo yo ya estaba listo y con una mañana muy bonita afronté esta preciosa etapa hasta Bakio, con una increíble subida por el faro de Matxitxako con san Juan de Gaztelugatxe a mis pies.


El tiempo era muy bueno, con sol. Qué diferencia con la fría llegada a Urkiola. No estaba muy bien por no haber dormido, pero solo tardé en completar la etapa 4 minutos más que el día que la hice entrenando bastante rápido. La bajada de Eneperi a Bakio se hace dura, porque correr por asfalto con rampas en bajada de casi el 20% es muy incómodo, pero llegué bastante bien a Bakio y allí Mikel L. salió disparado hacia Armintza mientras en Bakio nos quedábamos Alberto, Enrique y yo.
Bakio.

La etapa de Mikel hasta Armintza:

“Llegamos a Bakio con la caravana, nos tomamos un café y a esperar a que llegue Javi desde Bermeo. La etapa tiene unos km de monte y luego llega a la carretera, y ya es todo asfalto pasando por la central nuclear de Lemoniz. Como era la etapa que iba a hacer Javirutxu, no tenía el track cargado en el reloj, pero otro corredor que había por allí me lo pasa al móvil y desde allí al reloj. Estamos acabando la operación y ya vemos a Javi apareciendo por el paseo de Bakio, por los pelos. Bueno, ya es de día y aunque me despisté por algún camino, ya conozco la carretera y llegar, llegaré a ella. A veces solemos venir por aquí en bici, es una zona con poco coche que, aunque el asfalto no está muy bien, se puede ir rápido en bici.  Sin mucho despiste empalmo con la carretera y empiezo con los toboganes. No es un recorrido muy bonito, y la parte de la central es horrorosa, parece Chernóbil. El tema de asfalto no me va, y menos las bajadas largas, pero poco a poco lo hago y llego a Armintza, donde me esperan con la caravana y le paso el relevo a Enrique que sale hacia Barrika. Me han salido 13 km a un ritmo de 5:21, he ido casi a todo lo que podía”.

En Armintza esperamos a Mikel L. ya con calor. Cuando llega vemos que ha ido a tope, y eso que le queda enseguida su última etapa. Enrique coge el relevo y sale a por su recorrido. Le esperaremos en Barrika.

Sigue Enrique:

"Cuando llegó la hora de correr mi segunda etapa lucia ya el sol. Notaba las piernas cargadas, y dadas las circunstancias me propuse hacer una tarea de aliño, o sea  correr con cabeza. La primera parte de la etapa entre Armintza y Barrika era un tramo de  cuesta continua por pista hasta la cima del Ermua Mendi. Fui con tranquilidad, a ratos andando ligero en las pendientes pronunciadas. Después la parte más bonita de la etapa, un tramo llano por pista entre el bosque, viendo de vez en cuando el mar. La bajada hasta el faro de Gorliz la hice con precaución. La conocía del día del reconocimiento, y sabía que era mejor llevar un poco más de taco del que tenían las zapatillas de carretera que calzaba, así que con cuidado. De todas formas me alegré de haber elegido las zapatillas de asfalto, ya que salvo ese tramo, el resto de la etapa se adecuaba mejor a ese tipo de calzado. A partir del faro una cuesta abajo de asfalto que notaron mis piernas, hasta llegar a la playa de Gorliz. En el recorrido de Gorliz a Plentzia me impuse un ritmo constante y no muy alto, porque temía que en cualquier momento me pegas un tirón. Hasta que llegó la subida a final a Barrika que hice a pasitos cortos hasta llegar al punto de control donde le di el relevo a Mikel Lasa. Estoy seguro de que en otras condiciones hubiese hecho mejor tiempo, pero aun así contento porque hice un tiempo prácticamente igual al programado para esa etapa".

A Barrika llega Enrique más o menos en el tiempo esperado. Ahora Mikel tiene la etapa que pasa por su casa y, como nos cuenta, quiere hacerlo bien:

“Bueno, esto es jugar en casa, es probablemente el recorrido que más veces he hecho corriendo en mi vida, lo conozco bien. Además, el finde pasado hice la Kosta Trail, y ahora es parecido, pero sin bajar a las playas. Intento ir rápido para hacer a 5 min/km, pero noto las piernas pesadillas, sobre todo en los descensos. Creo que los tramos de descenso en asfalto de la etapa anterior me han dejado las pantorrillas cargadas. Pues poliki - poliki voy tirando hacia casa. Me cruzo con unos amigos en la subida de Azkorri que me gritan "¡Un poco más de ritmo Míkel!". Qué graciosos, si no puedo con mi alma....  La parte de Azkorri a Algorta la hago por el acantilado, por tierra que es lo mío. Aunque es más lento, me gusta el tacto blando de la tierra, y así las pantorrillas no las cargo más. Y ya llego al Puerto Viejo, me ha salido un ritmo de 5:13 para 12,3 km, un poco por encima de lo que quería, pero bien. Allí me espera Alatz y le paso el relevo. Luego con Javi, Jon y Enrique vamos a tomar algo al Itxasbide. El majo de Jon me acerca a casa, que si no con la mochila y cuesta arriba me hubiera costado un ratillo. Duchita, picar algo y luego a Zorroza a hacer la última etapa todos juntos”.


En el Puerto Viejo coge el relevo Alatz hasta Gallarta. Tiene que pasar el Puente Bizkaia y le preocupa perder allí mucho tiempo. Pero le vendrá bien para no darse mucha paliza, que viene de una larga lesión y no está en forma.
Crujiente de Idiazabal en el Itsas Bide.

La etapa de Alatz:

“Son las 7:15 y ya no puedo dormir más. Lo último que sé de la carrera es que Javirutxu se había hecho un esguince y que habían neutralizado la carrera. Cojo el móvil y empiezo a leer los mensajes y veo que todo está en orden, he dormido fatal, continuamente pensando en mis compañeros. Me dispongo a desayunar y no tengo ni hambre, tengo la tripa revuelta, tengo unos nervios que me recuerdan a cuando debute en la media maratón y maratón.
Según el plan que teníamos, debía estar a las 11:50 en el puerto viejo de Algorta. Me toca aparentemente la etapa más fácil: ir hasta Gallarta cruzando el puente colgante. Me recoge Jon y nos damos cuenta que vamos a tener un día de mucho calor. Llegamos a Getxo, aparcamos y le acompaño a comerse una croqueta de Idiazabal. Al de unos minutos llega la caravana con algunos compis y comentamos qué tal ha ido la noche. Tras charlar un rato vemos por el geolocalizador que Mikel está llegando: Me preparo, bebo un poco de agua. Por fin llega, hacemos el relevo y al lío.
Nervios fuera. Esto es solo correr, pero llevaba tanto tiempo sin competir que salgo más rápido de lo que tenía previsto. Primer km a 4:49, segundo 5:01 y tercero a 5:04, tengo ganas de llegar al puente colgante, no quiero justo perderlo y tener que esperar. Giro a la ría y veo que está en mi lado, así que medio esprinto y consigo cogerlo.
Estoy sudando como si no hubiera un mañana. Hace un calor terrible para mi gusto pero este ratito parado a la sombra me va a venir bien. Llevo ya 4 minutos y esto no arranca. El subidón del principio ya se me ha bajado y me noto algo cansado. Me doy cuenta que se ha tirado una persona haciendo puenting y de ahí la tardanza del paso. Bien, ya se está moviendo, en un minuto volvemos a arrancar pero me toca la parte difícil, poco más de 6 km con cuestas. Llegamos y salgo con ganas, empiezo a subir las rampas mecánicas despacito pero sin parar. Al de unos minutos, poco antes de llegar al bidegorri, veo una fuente y decido parar, necesito hidratarme. Ya estoy en el bidegorri y recupero bajando una cuesta y empieza lo jodido, pues me quedan 3 o 4 km y se nota la falta de entrenos y decido hacer la táctica los ca-cos. Mando un audio diciendo: “chicos, voy jodido pero llegaré”.
Me acuerdo de que hace unos meses nos apuntamos a esta aventura cuando no podía ni correr, del dolor que tenía al levantarme todos los días, del querer es poder, de las quejas que ha tenido que aguantar Leire, del reto en sí, de mis compañeros y metro a metro sigo. Por suerte la cadera va bien, aunque mi cabeza me dice lo contrario, “te va a doler en nada ya lo verás”.
Veo otra fuente y paro de nuevo. Estoy sofocado. Me queda poco más de 1 km. Tiro de orgullo. Veo a Vero a lo lejos y me digo: “lo que queda corriendo”. Veo el punto de relevo, veo a toda la gente que está, llego, le paso a Sandra el geolocalizador y ya está. Mi reto en sí ya estaba cumplido. Me propuse hacer una etapa aunque fuera andando y casi la consigo entera corriendo”.

En Gallarta, Alatz le pasa el relevo a Sandra, que va a hacer su segunda etapa. Entre esta etapa y la anterior va a ser su record de km en un día. Es una etapa bonita y fácil por la vía verde de Galdames, pero hace mucho calor.
Nos lo cuenta ella misma:

"Comienzo la etapa de Gallarta a las 13:05 haciéndole el relevo a Alatz. Ya venía diciendo que hacía mucho calor. Me pongo en marcha con muchas ganas dejando allí a Mario, Vero, Jon, Gorka, Javi y Alatz. Voy toda feliz repasando el camino en mi cabeza, para cuando me doy cuenta estoy ya en el km 3. Me encuentro con una dotación de la DYA que me ofrece agua y tiro para hacia adelante. Empiezo a sentir el calor, pero de momento tengo arbolado que me hace sombra. En nada paso el primer túnel y sé que en breve empieza la zona del paseo que llega hasta Galdames. Sigo corriendo y aprieta el calor. Llevo ya 8 km y empiezo a sentirme muy cansada. Es el calor que me funde. Casi no hay sombras porque me pilla el sol muy arriba.
En el km 10 comienzo a andar, necesito recuperar y aprovecho a hacer unas fotos y a mandar un whatsapp a mis compañeros. Oigo ruidos, miro hacia atrás y veo a un corredor que me dice… “¡venga Sandra, no queda nada!”. Es un chico del equipo del Metropolitan que me pasa. Recupero y voy animándome yo sola diciendo... “venga ya no queda nada”.
Sé que voy despacio pero quiero llegar, hace mucho calor y en ese momento no tengo agua. Por fin llego a los últimos túneles y saliendo del último veo a Alatz y a Vero... ¡¡Que subidón!! ¡¡He llegado!!
Sigo corriendo mientras me animan y llego a mi meta. Me espera Mario que estaba todo nervioso y me dice... ¡Ya era hora!
He tardado 10 min más de lo previsto. El calor, haber hecho una etapa anterior y no descansar hace que no me salgan las previsiones.
Aprovecho el restaurante que está allí mismo y como un pincho de tortilla, me cambio de ropa y nos ponemos rumbo a Sodupe a esperar a Mario que llega con calor pero eufórico. Se ha cascado muy buena etapa”.

Cuando Sandra llega a Galdames ya estamos esperándola y Mario sale disparado a hacer la etapa, por un recorrido que lo conoce de memoria, por lo que aprieta tanto que vuelve a pulverizar el tiempo previsto.


En Sodupe, es ahora Mikel O. quien toma el relevo. Solo quedan dos etapas y vamos mucho mejor de tiempo que lo que habíamos calculado.
Mario se marcó dos etapones.

Pili y Mili en la caravana. Dos campeonas.






Mikel con una buena sudada.

En Zorroza estamos todos (menos Javirutxu) esperando a Mikel O. para hacer juntos la última etapa testimonial hasta Bilbao. El relevista oficial es Jontxu, que lleva más de medio año sin ponerse un dorsal por una rotura de un hueso en un pie. ¡Qué mejor ocasión que esta para correr de nuevo una carrera!
 A punto de comenzar la última etapa.

Hacemos la última etapa muy tranquilos, todos juntos, muy cansados pero increíblemente satisfechos. Llegamos a la meta los nueve de la mano. Ha sido una experiencia brutal. Hemos hecho un gran trabajo de equipo desde que empezamos a preparar el reto. Todos hemos dado lo que teníamos por los demás: nuestro esfuerzo, nuestras habilidades, nuestra mejor disposición para ir solucionando los problemas que surgían. Se dice que una mar en calma no hace un marino. Nosotros hemos tenido que sortear olas y rompientes en forma de frío, de calor, de falta de sueño, cansancio, lesiones,… Y hemos superado todo con un sobresaliente. Hemos demostrado que somos mucho más que un equipo, mucho más que correr, como dice el lema de los Beer Runners.
Muchas gracias y enhorabuena, amigos.








La llegada a meta fue un momento que no podremos olvidar.

Reconocimiento a los equipos al día siguiente, en la Estropatada.



Sandra: Ha sido un reto con mucho compañerismo. MUCHO MÁS QUE CORRER. La logística perfecta, gracias a la ayuda de tres grandes amigos Gorka, Fon, Alberto (entre ellos mi media naranja) que nos han hecho de chófer en los coches y autocaravana. ¡Eso sí que ha sido un lujo! Parte de mis compañeros han podido ir “descansando algo”, mientras otros corrían, gracias a #FunFunCaravans.
¡Todo ha salido perfecto! Desde la primera etapa con Vero hasta la última con Jon. Bueno.... menos un esguince bonito que se ha hecho Javirutxu en una de las etapas. No ha podido terminar físicamente, pero estaba en esa meta con nosotros. ¡¡Animo y a cuidarse ese tobillo!!
¡Teníamos de tope 24h para conseguir el reto, y lo hemos conseguido! ¡Lo que dan 24h con el tiempo! Hemos tenido de todo... Lluvia, niebla, humedad, sol, calor, nubes,… Aun así, no ha podido con este equipo. Estoy súper orgullosa de haberlo hecho. En 12 horas me he hecho 30 km, mi mayor distancia en un día.
Dar mil gracias a Mario, que me ha acompañado en la etapa nocturna para no ir sola. Estaba un poco “acojonada”, qué le voy a hacer.
¡Eso sí!!.... Dormir y comer ha estado sobrevalorado.
Realmente estamos de atar, pero, ¿que sería esto sin locuras increíbles de estas?

Vero: El viernes a las 18:00 comenzaba una aventura que a los Beer Runners Bilbao nos ha llevado 22h 04m para completar los 226 km del reto WOP Challenge 2019. Los 19 equipos que hemos formado parte de esta primera edición nos hemos unido en un reto: conseguir minutos para el estudio de las enfermedades neurodegenerativas. Juntos hemos recorrido Bizkaia en 19 etapas, juntos o en soledad, de día y de noche, con sol, lluvia, niebla...
Pero este reto no empezó realmente el viernes. Este reto empezó el día que a uno de nosotros le llegó la noticia de que se iba a celebrar. No tardamos en formar un equipo, de hecho fuimos los primeros en inscribirnos, un equipo formado por 2 mujeres (Pili y Mili) y 8 hombres (Jon, Javirutxu, Maratones, Mario, Mikel O., Mikel L., Enrike y Alatz), y 3 chóferes (Gorka, Fon y Alberto) que desinteresadamente se apuntaron a acompañarnos. En logística lo hemos "petado". Nuestra autocaravana ha sido "admirada" por todos. Muchas gracias #funfuncaravans.
Gracias a Javier Sánchez-Beaskoetxea por encargarse de la distribución de etapas según nuestras posibilidades, preferencias, marcar tiempos, diseñar la logística... Todos hemos aportado nuestras impresiones, hemos reconocido nuestras etapas track en mano, solos o en compañía… ¡Joder! Nos lo hemos currado. Admiración absoluta a los que habéis hecho las etapas nocturnas, a los que habéis apretado dientes para intentar llegar en el tiempo acordado, al que se ha hecho una etapa más para acompañar a quien lo necesitaba, al que se ha ofrecido a hacer su cuarta etapa cuando el compañero se lesionaba y no iba a poder continuar. Todos con una sonrisa y ese brillo en los ojos de saber que esto es #muchomasquecorrer.
Me siento feliz y orgullosa de haber participado en esta aventura, de haber compartido reto con los 19 equipos y con las personas que lo han organizado. ¡Qué bonito es estar un poco loco!
En cuanto a mi participación, me tocaron la primera y la décima etapa, rompiendo el hielo. Dos etapas de las "fáciles" aunque yo no estoy muy de acuerdo con la descripción.
Ha sido un gran evento, un gran reto. Compartir impresiones, consejos, abrazos, sonrisas... ¡MOMENTOS!
Volver a ver a dos de los nuestros con un dorsal, a Alatz, que corrió desde el Puerto Viejo hasta Gallarta y a nuestros Capi Jon, que hizo la última etapa. Ambos han estado unos meses recuperándose de sus lesiones. Lo sabíamos cuando iniciamos este reto, pero también sabíamos que éramos un equipo. Hemos corrido juntos la última etapa, desde Zorroza hasta el museo Marítimo ya cansados pero felices. Entrar junto a ellos en meta no tiene precio, aunque no pudimos estar los 10... Javirutxu también cruzaba esa meta.
Gracias a los que nos acompañasteis el viernes en la salida y nos esperabais en meta. Las felicitaciones y los ánimos vía whatsapp.
¡ENHORABUENA A TODOS!
Y como siempre os digo, lo mejor la compañía, la gente de #QTENTA, amigos, conocidos de carreras, voluntarios, motoristas, la gente de la DYA... Y GRACIAS con Mayúsculas a los responsables de esta "locura" WOP Challenge Bilbao 2019.

Alatz: Intentar irte a dormir y no poder porque tus compis están corriendo no tiene precio. El año que viene a volver a vivir este retazo.

Enrique: Lo mejor sin duda la última etapa corriendo todo el equipo junto, menos Javirutxu desafortunadamente, y entrando todos en meta agarrados de la mano y con los brazos en alto. En definitiva una gran experiencia, por su componente solidario, de cierta aventurilla y de trabajo en equipo con lo que eso supone, de dependencia y apoyo entre  todos. Una gran carrera que espero repetir.

Mikel L.: Gracias por todo, Sandra. Tú y Vero habéis sido el alma del equipo.

Vero: Jolines, este equipo ha tenido 10 almas como mínimo.

Sandra: Totalmente de acuerdo con Vero. Todos y más, hemos sido el alma. “Mucho más que correr”.

Mario: Esta es la quinta vez que empiezo esta crónica (lo juro), cada vez que estoy en la mitad de esta página miro para atrás y pienso que me falta de escribir algo… No voy a describir mi experiencia desde el primer mensaje de Javi Maratones pidiéndome que participara en el reto Wop Challenge Bilbao hasta mi llegada a casa el sábado 15 de junio a las 7:30 de la tarde después de correr 38kms en 3 relevos no consecutivos y dormir 4 horas je, je,… Voy a contar solo dos cosas que concretan bastante qué ha sido esta experiencia para mí.
Son las 2:00 de la madrugada aproximadamente. Estoy conduciendo mi coche de camino a Aulestia bajando del monte Oiz. Tengo a mi lado a mi compañero Javirutxu lesionado con un esguince de tobillo, mareado en parte por mi culpa je, je ( hice mi relevo demasiado rápido, mis piernas y mis buenas sensaciones me hicieron venirme arriba).Tengo que ir despacio ya que no conozco la carretera, y con las ventanillas bajadas para que el aire le ayude a Javi a pasar el mal trago. Llegamos a Aulestia y nos encontramos con la auto caravana (de lujo) en el parking, con el resto de compañeros. Aulestia es un pueblo pequeñísimo perdido en las profundidades de Bizkaia. Imaginaos el único parking que hay en todo el pueblo lleno de coches a esas horas de la mañana, el movimiento de coches, con la gente del punto control avituallamiento charlando y hablando con los corredores, acompañantes y conductores ocasionales, todo eso como si fuera una hora o un día normal entre semana, ja, ja.
Esta vez son las 6:00 de la madrugada. Estoy corriendo por una senda junto a mi gran compañera Sandra, ella corre a mi izquierda, ella pone el ritmo, va muy bien aunque diga que se ahoga un poco. Está amaneciendo. Nos estamos acercando a Murueta. La senda es paralela a un río en medio del Urdaibai y casi todo el camino hay árboles a derecha e izquierda, la luz se refleja en el río haciendo el efecto espejo. El cielo está despejado. No hablamos mucho. Hay mucho silencio y solo digo algo de vez en cuando para animarla o distraerla. A veces no hace falta decir nada.
Y como epilogo tengo que mencionar momento de entrada en meta. Tampoco me acuerdo muy bien, porque mi cuerpo muscularmente estaba muerto y solo la fuerza e ilusión de mis compañeros por llegar juntos me hicieron avanzar.
Acaso esto era una experiencia por un reto solidario, para un buen fin. Pero para mí, además, se convirtió en una preciosa manera de conocer un poco más a mis compañeros (corredores o chóferes por igual). Por ello os doy las gracias.

Clasificación:
Novenos al final. Séptimos en tiempo real.

Tiempos finales: