lunes, 20 de abril de 2015

Frío, lluvia, barro, adoquines... el Maratón de Burdeos.

Dentro de este bonito e interesante reto que me he planteado este año 2015 de correr 5 maratones en 5 meses, este sábado me tocaba mi tercera etapa, el Maratón de Burdeos. Era una carrera que me motivaba y a la vez me asustaba ya que es un maratón nocturno (con salida a las 20:00) y nunca he corrido tantos kilómetros a esas horas en las que normalmente ya me entra sueño. Además, era la primera edición de este maratón, y Burdeos es una ciudad preciosa que conocí el año pasado.
Con todo esto, me animé a apuntarme a la carrera, que por cierto, ha sido un éxito puesto que en su primera edición ya hacía meses que no había dorsales libres. Entre el Maratón, el Medio Maratón, y las modalidades del Maratón a relevos nos dimos cita más de 18.000 corredores, la mayoría franceses. No sé exactamente cuántos estábamos apuntados al Maratón, pero en la clasificación final hay 5.609 finishers, lo que creo que es un éxito.
Satisfecho tras terminar la carrera (y con ganas de ducharme y secarme).

Sobre mi experiencia, la verdad es que ha sido bastante interesante y muy buena para aprender para futuras carreras.
Viajé de Bilbao el mismo sábado, ya que había tiempo, y al llegar a Burdeos hacía buen tiempo, incluso calor. Anunciaban bastante lluvia para última hora de la noche y la madrugada, pero después de recoger el dorsal y ya descansando en el hotel, a media tarde empezó a llover cada vez más fuerte y ya no paró hasta casi las 10 de la noche. Así que salí con una camiseta de manga larga (la de NY'13), guantes y el paravientos de Rotterdam'14 que no sirve para la lluvia, pero no tenía otro.
Mientras esperábamos en la salida llovía bastante, así que me quedé algo frío y creo que todo el mundo estaba deseando empezar a correr.
Por fin dieron la salida y empecé a correr suave. Mi objetivo era terminar lo más entero posible para afrontar bien el Maratón de Martín Fiz en Vitoria el 10 de mayo, mi siguiente etapa.
Al de poco de empezar aprendí que no había elegido bien la estrategia de la comida durante el sábado. Al ser la primera vez que corría un maratón nocturno, procuré comer lo suficiente durante el día intentado dejar unas horas para hacer la digestión, pero algo no hice bien porque ya de salida me notaba pesado y con gases, y durante la primera hora casi deseaba que me entraran ganas de vomitar para ver si mejoraban las sensaciones.
Tras una primera vuelta de unos 5 km por la margen derecha del Garonne, se pasaba cerca de la salida y de allí ya nos íbamos hacia Pessac, a las afueras de la ciudad. Seguí durante un buen rato a ritmo tranquilo, sin que se me pasara el malestar del estómago y sin saber si ponerme o quitarme el paravientos, ya que a ratos tenía frío, lo que no me gusta nada.
Al de una hora empecé a sentirme algo mejor, por lo que parecía que me iba animando y ya empecé a tomar algo de glucosa. No me apetecía, pero mi experiencia me obligaba a tomarla.
Hacia el km 13 íbamos ya por las afueras de la ciudad cuando a la izquierda vi una gran campa verde y una línea con potentes focos de luz a ras de tierra. Al principio pensé que era una campo de fútbol y que había un partido, pero enseguida vi que por allí iban corredores. Un giro a la izquierda de 90º y entrábamos por un camino entre lo que se supone que eran viñedos (no se veía nada). Pero no era un camino asfaltado, no. En pleno maratón de asfalto nos metían por caminos de tierra, que gracias a la abundante lluvia de la tarde, era a ratos un barrizal.
De repente me vi en medio de la París Roubaix. Giros de 90º, barro, hierba en los bordes del camino más cómoda para rodar,... Sí, allí estaba. Corriendo una París Roubaix como en 2012 pero sin el traqueteo de la bicicleta. Qué emoción. Me vine arriba por momentos.
Este primer tramo duró un kilómetro entero, y al salir me di cuenta de que había dejado de llover. Buena señal.
Un par de kilómetros más tarde, de nuevo otro giro a la izquierda y entrábamos por una camino de piedritas encharcadas para pasar junto a un precioso château iluminado que era una pasada de bonito. Y para salir de ese château, llamado Pape Clément, teníamos que atravesar otra zona de barro en la que seguro que a más de uno se le quedó atrapada alguna zapatilla. Como para ir con unas bonitas zapatillas nuevas.
Después, ya de nuevo por asfalto regresábamos hacia el centro de Burdeos. A partir de km 25, más o menos, dábamos varias vueltas que nos hacían pasar por los lugares más bonitos del centro de la ciudad. Además, había bastante público, por lo que animación para correr no faltaba. Por aquí había varios tramos de zonas adoquinadas (más París Roubaix) y había que tener cuidado con las vías del tranvía. De eso estábamos avisados.
Mi estómago no estaba demasiado bien, así que una vez llegado a la zona más urbana cada vez que veía un bar abierto me entraban ganas de entrar para ir al baño. No acababa de decidirme, pero al final, en el km 27 entré en un bar, pedí un café y me dirigí al servicio a ver si solucionaba el problema. Falsa alarma. No me quité ningún peso de encima. Tomé el café mientras los del bar alucinaban porque un corredor se hubiera metido a tomar un café (no me conocen) y me daba muchos ánimos. Después, me incorporé a la carrera y fui pasando los kilómetros lo mejor que podía a ritmo tranquilo.
En el km 34 nuevo tramo de barro y charcos de casi un kilómetro, pasando por un gran parque. Ya quedaba menos. A partir de ahí me empezó a doler un poco una pierna, pero nada del otro mundo. Lo normal en un maratón.
Por fin ya empecé la última vuelta corta que nos pasaba por la zona más céntrica de la ciudad. Luego pasábamos por debajo de la Porte Cailhau, impresionante, y ya entré en la recta de meta con la ilusión y el subidón que dan los últimos metros de un maratón.
Incluyendo la parada en boxes para el café, tardé un tiempo oficial de 4:17:09, poco más que en Barcelona, pero con sensaciones mucho mejores que allí. La diferencia es que en Barcelona corrí solo tres semanas después de correr a tope en Sevilla, y en Burdeos he corrido cinco semanas después de correr despacio en Barcelona.
Espero estar bien para Vitoria. Por ahora estoy bien. Las piernas no me dolían casi ni al acabar la carrera, y hoy he ido al masaje y están perfectas.
Resumiendo el Maratón de Burdeos:
-La inscripción un poco cara para la organización que había (75 euros), ya que en los sitios donde nos desviaban a los del Maratón y a los de relevos o el Medio no había señalización, solo gente avisando en francés.
-Recorrido precioso (lástima de la lluvia).
-Lo de los caminos de tierra-barro es para gustos. Si no hubiese llovido seguro que a todos les hubieran gustado, pero con tanto barro no lo tengo muy claro.
-Los avituallamientos, bien, sin más. Eché en falta geles (menos mal que yo siempre llevo los míos).
-El ambiente y el público muy bien.

Primeros kilómetros.

Da lo mismo las veces que termines un Maratón, siempre es un momento feliz.

Antes de salir del hotel a enfrentarme con la lluvia.

Nada más pasar la meta. Más feliz que una perdiz.

Después del cross, digo, del maratón. Pobres zapas. Creo que ya les toca jubilarse. Han cumplido tras más de 800 km y tres maratones.

Una medallita más.

Viendo a los últimos desde mi hotel. Les queda poco.

La Porte Cailhau, acceso a la meta.

Os pongo ahora unas fotos que he cogido del periódico Sud Ouest, para que veáis el ambiente.
Bonito Burdeos.

Otro bello paso por el centro.

Llegando a la meta.

Puente de Piedra. Km 5.

Una de las zonas de viñedos. Ésta es de las que estaba en buenas condiciones, casi sin barro.


viernes, 17 de abril de 2015

Último entreno bajo la lluvia para el Maratón de Burdeos

Hoy tenía pensado hacer una última salida suave para relajar las piernas tras el masaje de ayer y tener el cuerpo listo para el Maratón de Burdeos que correré mañana por la tarde-noche. Será mi décimo maratón y el tercero de este año, pero el primero que voy a correr a esas horas en las que normalmente me entra ya el sueño y me voy temprano a la cama.
Al final, lo que iba a ser un paseo cómodo sacando unas fotos por el bidegorri de Sodupe, se ha convertido en una incómoda carrera ya que ha empezado a llover según iba hacia allí en el coche y ya no ha parado.
Bueno. Por lo menos he podido correr casi media hora tranquilo, como tenía previsto, y sí que he sacado unas fotos, pero al final la máquina de fotos se ha mojado y ha dejado de funcionar.
Las fotos no han quedado como quería, pero jugando un poco con el Photoshop he podido obtener algunas que me dicen algo.
Bueno. A ver mañana qué tal se me adapta el cuerpo a la nocturnidad y alevosía (además puede que llueva) y al tercer maratón en tres meses.
Ya os contaré.




martes, 7 de abril de 2015

"42,2 Muerte en Central Park"

"La velocidad de la luz es más de un millón de veces superior a la del sonido, por lo que de no haber muerto al instante no te habrías dado cuenta de lo que era el resplandor que viste a lo lejos en el parque esa noche hasta que hubiera llegado a tus oídos el inconfundible sonido de un disparo."
Con este párrafo comienza mi novela "42,2 Muerte en Central Park" que ya está a la venta en formato e-book con la editorial especializada SB-Ebooks. Ojalá, más adelante, pueda publicarse en formato clásico en papel.

La sinopsis de la novela es la siguiente:

David viaja a Nueva York en noviembre de 2012 para participar en el maratón más famoso del mundo, pero a causa de la tormenta tropical Sandy el alcalde Michael Bloomberg suspende la carrera dos días antes. Al ver la desesperación y la frustración de los miles de participantes que se quedan con la miel en los labios, David decide hacer justicia y regresa unos días después y mata al alcalde en Central Park de un disparo.
Al año siguiente vuelve de nuevo a Nueva York para correr la carrera y mientras describe lo que siente kilómetro a kilómetro en este mítico maratón recuerda los hechos del año anterior y su fuga a lo largo de Estados Unidos seguido muy de cerca por Peter, el único policía que descubrió que él mató al alcalde y que se sirvió de David para sus fines. A la vez, David se prepara para lo que le espera tras cruzar por fin la soñada meta de Central Park.
Durante aquel viaje de 5 000 kilómetros de costa a costa, David se vio obligado por Peter a erigirse en varias ocasiones de nuevo en justiciero, dejando otros cadáveres en el camino. Además, por el camino encontró, sin buscarlo, el amor.
El libro nos habla de la justicia y de la venganza en un relato que mezcla el mundo real con el mundo onírico en el que el sueño de correr el Maratón de Nueva York se convierte en realidad.

Como veis, el Maratón de Nueva York, el sueño de Nueva York, tiene una gran importancia en mi vida. Soñé con él muchos años atrás, retomé ese sueño más tarde y lo hice realidad por fin en 2013.
Y durante unos meses, y gracias a la escritura de esta novela, lo he vuelto a soñar una y otra vez.

domingo, 29 de marzo de 2015

Correr con los Beer runners: garantía anti estrés.

Ya sabemos todos que hacer deporte en general, y correr en particular, es una de las mejores terapias anti estrés que existen. Tras una jornada de trabajo, de nervios, de discusiones agotadoras, cambiarte de ropa, ponerte las zapatillas y correr media hora es garantía de que volveremos a la calma, es garantía de saber que nos vamos a relajar.
Si además corremos con gente, vamos a multiplicar los efectos relajantes de correr, ya que mientras lo hacemos podremos mantener una charlita distendida sobre cualquier tema ajeno a nuestro universo particular. Y eso sí que terminará de sacar de nuestra cabeza los temas de nuestro día a día que nos complican nuestro bienestar.
Yo soy de los de que corren solos normalmente. Pero desde este invierno procuro salir de vez en cuando con el grupo de los Beer Runners de Bilbao. ¿Y quienes son los Beer Runners? Pues un movimiento de corredores a los que les gusta quedar para correr por su ciudad y tomarse una cerveza al terminar. ¿A que suena bien?
Aquí tenéis toda la información sobre los Beer Runners, un movimiento que comenzó en EE.UU. a raíz de una investigación científica que demostraba que beber cerveza después del ejercicio es una buena forma de recuperarse. No sé si la validez del estudio sigue en vigor o si ha sido desmentido por otro estudio científico, pero es igual. Todos sabemos que tomar una cerveza no hace daño a nadie, y tomártela después de correr mientras charlas un ratito seguro que es bueno, lo digan o no los científicos.
En Bilbao tenemos un bonito y agradable grupo de Beer Runners (con grupo en Facebook) integrado por gente aficionada a correr de todos los niveles deportivos. Cualquiera es bienvenido, no hace falta haber corrido un maratón o hacer los 10 km en 40 minutos. Solo necesitas ganas de correr.
Os animáis. Lo vais a pasar bien.

martes, 17 de marzo de 2015

Maratón de Barcelona: del (casi) cielo al (casi) infierno en tres semanas

Bueno, pues ya está completada la segunda etapa de mi Tour de Maratones de este año. Finisher por segunda vez en el Maratón de Barcelona.
En noviembre de 2013 también enlacé dos maratones en tres semanas, New York y San Sebastián, y en aquella ocasión el segundo maratón lo corrí con buenas sensaciones, mientras que esta vez, en Barcelona, he corrido mal casi desde antes del km 20.
La diferencia principal es que entonces el primer maratón lo corrí despacio, sacando vídeos y sin castigar el cuerpo en exceso, y esta vez vengo de correr en Sevilla casi a ritmo de mi MMP. Así que era de esperar que en Barcelona corriese con cierta fatiga.
El problema es que esa fatiga esperada se ha visto agravada por un brote de la espondilitis que tengo y que me ha hecho tener días antes de Barcelona una fatiga superior a la normal. Bueno, por lo menos parece que voy mejorando.
Así que tras Sevilla descansé todo lo que pude para llegar a Barcelona con ganas de correr.
Llegué el sábado por la tarde, recogí el dorsal, paseé un rato por la Feria del Corredor (muy completa, me recordó a la de New York), y tras aguantar una fuerte tormenta me acerqué al Estadi Olimpic de Montjuïc (ahora Lluís Companys) a recordar aquel día de marzo de 1996 en el que corrí un maratón por primera vez y me enganché a esta distancia.
El domingo, con un bonito día, aunque algo frío para mi gusto, desayuné bien y me acerqué andando tranquilamente a la salida. Mi salida era en la cuarta oleada con un ambiente muy bonito, muy internacional, con mucho público que presagiaba el gran día del maratón que vivimos en la capital catalana.
Mi estrategia estaba clara. Correr lo más tranquilo posible la mayor parte de la carrera. Iba mirando el pulso, pero no como en Sevilla para ir lo más cerca posible del límite que me había marcado, sino para intentar llevarlo todo el rato por debajo del umbral, 136 ppm.
Así que fui pasando los kilómetros preocupado solamente en que fuera pasando el tiempo y en disfrutar del recorrido urbano y de las miles de personas que nos animaban todo el rato.
 
Llegada a la meta. Un momento siempre de felicidad.

Hay que decir que este maratón es bastante más duro que el de Sevilla, ya que hasta el km 20 hay bastantes tramos que son cuesta arriba, así que es importante no apretar demasiado en esta primera mitad.
A partir del km 10 empecé a tomar geles y glucosa, como hago siempre. Pero mi sorpresa fue que ya en el km 20 empecé a sentir hambre, lo que puede ser el primer aviso de un pajarón, sensación que me es muy familiar de mis años de ciloturista. Así que procuré tomar más geles y más glucosa y además comí algunos trozos de fruta en los avituallamientos (que por cierto eran muy completos y muy bien repartidos por todo el recorrido).
Pasé el medio maratón en 2:02, bastante más lento que en Sevilla, y eso que allí no corrí esa parte a muchas más pulsaciones que aquí, pero la fatiga se dejaba ya notar. Pensé que podría mantener ese ritmo hasta la meta, pero no fue así, y la segunda media maratón la hice en 2:12, y eso sin subir las pulsaciones hasta el último km y medio.
Y así fui dejando pasar los kilómetros, con una sensación de vacío incómoda y además, desde el km 31 con molestias en la parte alta de los cuádriceps, que no me impedían correr pero que no eran agradables. Incluso en los últimos km me paré más de una vez a caminar aprovechando los avituallamientos.
En Sevilla los últimos 10 km los hice de menos a más, pasando a mucha gente y con la agradable sensación de dominar mi ritmo. En Barcelona, en cambio, estos km fueron duros, cada vez más cansado y descontando casi cada metro que me separaba del final.
Solo los dos últimos km, y al ver que bajaba de 4:15, apreté a tope y llegué a la meta esprintando haciendo al final 4:14:14, una marca muy discreta.
Lo bueno de haber corrido con este cansancio es que castigué muy poco al cuerpo, corriendo toda la carrera a unas pulsaciones medias de 137 ppm, y además, salvo esas molestias en los cuádriceps, al terminar apenas sentía las piernas cansadas. De hecho ayer lunes podía bajar escaleras corriendo sin ningún problema y por la mañana el pulso en reposo era de 48 ppm.
Conclusión: Puedo correr sin problemas dos maratones en tres semanas si los dos los corro tranquilo, pero si he corrido el primero a tope ya sé que el siguiente será duro.
Ahora me quedan cinco semanas hasta la tercera etapa de este Tour que me he marcado. Será el 18 de abril en Burdeos y el objetivo será terminarlo y correrlo con mejores sensaciones que en Barcelona.
Sobre la organización de Barcelona he de decir que me ha sorprendido gratamente. El ambiente era fenomenal, olía a un gran maratón internacional, con mucha gente del extranjero, mucho público, muy buenos avituallamientos, una Feria muy completa y en general una organización de sobresaliente. Tal vez la camiseta que nos regalaron podía ser un poco más bonita (aunque eso es según los gustos), pero es que es de Asics y en el stand de Asics había varios modelos de camisetas personalizadas para este maratón que eran muchísimo más bonitas. La que nos han regalado la usaré, seguro, pero si llega a ser una de las del stand la usaría mucho más, también seguro.
Lo único que le pediría a la organización es que pongan más WCs portátiles por el recorrido, ya que al ser todo urbano no quedaba muy bien ver a tantos corredores desbebiendo entre contenedores de basura y en las paredes de los parques.


Con la camiseta de regalo y el dorsal.
Bonita Barcelona.
Después de la tormenta.
Como iba a necesitar toda la motivación, llevé esta pulsera que nos regalaron a los que fuimos al Maratón de New York en 2012 y regresamos en 2013 tras la anulación como premio a la perseverancia.
Con la medalla tras la carrera.
Mis tiempos de paso.
Pulso en Barcelona.
Pulso en Sevilla.

jueves, 5 de marzo de 2015

Mi palmarés (una forma de recordar mi vida)

Hace unos días, Enrique, un compañero cicloturista y seguidor de mi actividad deportiva y periodística y de mis actualizaciones de FB y de mis blogs, me decía que debería publicar mi palmarés deportivo, ya que él considera que es destacable (lo que me extraña ya que, por lo que he visto, el suyo es bastante más importante que el mío).
Pero bueno, su sugerencia me ha servido para recordar grandes momentos de mi vida deportiva (o sea, de mi vida, ya que el deporte ha sido y es una parte importante de mi existencia) y he hecho esta lista de mis "hazañas" como montañero, cicloturista y como maratoniano.


Ciclismo/cicloturismo:

Pruebas por etapas en las que he participado:
  • Vuelta a Maspalomas (Gran Canaria) (2000)
  • Giant Tour (Vuelta cicloturista a Alemania) (2004 y 2005)
  • Vuelta a la Palma (2005)
  • Semana ciclismo Ibiza (2005)
  • Volta a Menorca (4 ediciones desde el 2005)
  • Transpirenaica en solitario con alforjas 2006 y 2007 (en ambos sentidos)
  • Transpirenaica llevando a un grupo en 2008 y 2009
  • Volta a Mallorca (2009)
  • Burdeos - Bilbao (2014)


Transpirenaica 2006


Pruebas de un día (entre otras de menos importancia):
París Roubaix 2012
L'Etape du Tour 2012



Puertos ascendidos (entre muchísimos otros):
  • Angliru
  • Lagos de Covadonga
  • Alped’Huez
  • Izoard
  • Stelvio
  • Casi todos los de Pirineos
  • Mont Ventoux

Mont Ventoux 2013
Tourmalet (2012). Seguramente el puerto que más veces he ascendido en mi vida.


Maratones:
  1. Barcelona 1996
  2. San Sebastián 1997 (mejor marca 3:39:21)
  3. Bilbao 2000
  4. San Sebastián 2012
  5. New York 2013
  6. San Sebastián 2013
  7. Rotterdam 2014
  8. Sevilla 2015 (2º mejor marca 3:42:24)
  9. Barcelona 2015
  10. Burdeos 2015
  11. Vitoria 2015
  12. Laredo 2015
  13. Washington 2015
New York 2013



Montaña:



Cima Toubkal (Marruecos 1985)

jueves, 26 de febrero de 2015

Relación entre la Prueba de esfuerzo y mi Maratón de Sevilla

Mi médico/amigo/entrenador Joseba Barrón ha publicado en su web SENKIROL un muy interesante artículo en el que relaciona los datos de mi Prueba de esfuerzo previa al Maratón de Sevilla y mi prestación deportiva durante la carrera.
Os dejo el enlace. No os lo perdáis.

https://senkirol.wordpress.com/2015/02/25/la-maraton-perfecta/

La gráfica de mi pulso a lo largo de la carrera. Primer medio maratón controlando y luego de menos a más.

Paso por la Torre del Oro en los primeros kilómetros de la carrera.

lunes, 23 de febrero de 2015

Maratón de Sevilla'15: Una carrera perfecta

Por fin. Después de varios meses entrenando para este día, ayer corrí uno de mis mejores maratones. No ha sido el más rápido (que era uno de mis objetivos -no el más importante-), ni ha sido el que más he disfrutado, pero ha estado muy bien.

La carrera en sí misma me ha gustado bastante. El recorrido es bonito (aunque no he visto mucho, ya que iba concentrado en la carrera), la gente anima bastante y, como era de esperar, ha hecho muy buen tiempo, lo que para los que vivimos en el norte es de agradecer, sobre todo tras las semanas que llevamos de frío y lluvia.
La organización creo que ha sido bastante buena en general. La Feria del corredor estaba bastante completa y además pude sacarme allí una foto con Martín Fiz (magnífico el documental "Fiz, puro maratón") y con Joseba Beloki. Ambos tenían objetivos ambiciosos para la carrera, pero por problemas musculares los dos tuvieron que readaptar sobre la marcha sus maratones, pero los terminaron como los campeones que son.
Durante la carrera, la única pega que tengo es que cuando llegué al primer avituallamiento tuve que cambiar de trazada, ya que yo estaba corriendo por la derecha y las mesas estaba a la izquierda, y hasta varios metros después no vi que también había mesas a la derecha más adelante. Tal vez fue un error mío no verlas, pero lo dejo apuntado por si se puede mejorar.
Lo que sí me pareció que hay que mejorar es las comunicaciones entre la zona de meta y el centro de la ciudad, ya que tras terminar donde había autobuses había una cola muy grande y fuimos caminando bastantes minutos hasta salir de la zona cortada al tráfico para intentar conseguir un taxi. Misión imposible, ya que había muchos más corredores a la caza del taxi que taxistas, que no podían acceder a la zona del estadio. Creo que deberían haberles dejado pasar como a los autobuses, así por lo menos no hubiéramos tenido que caminar tanto para estar esperando un taxi que no llegó nunca. Al final, entre un buen rato caminando y un tramo de autobús urbano llegamos al hotel más de dos horas después de acabar la carrera.
Sobre mi carrera, y desde el punto de vista deportivo, he de decir que me salió perfecta. Aquí podéis ver los datos:

Si os fijáis en el gráfico del pulso, seguí en todo momento la estrategia que había planeado. De acuerdo con la última prueba de esfuerzo que me hice con mi médico-amigo-entrenador Joseba Barrón, hasta el Medio Maratón el plan era procurar no pasar de 136 ppm, que es mi umbral. Así que hasta el Medio Maratón no miré la tabla de tiempos que llevaba ni me preocupé de seguir a nadie en la carrera. Simplemente corrí mirando cada poco el pulsómetro que me guiaba como no lo puede hacer ninguna liebre con globo. Dejé pasar los kilómetros y a partir del km 10 empecé a tomar la glucosa y los geles más o menos cada 4 o 5 km, que es lo mejor, junto con mantener el pulso sin pasar del umbral, para mantener el nivel de glucógeno estable el mayor tiempo posible, que es lo que hace que en los últimos 10 km de un maratón te estrelles contra el "muro" o pases a decenas de corredores.
Ya en el medio maratón miré mi tabla de referencia. Lo pasé en 1:52:25, por lo que vi que iba por debajo de mi Maratón de Rotterdam'14, pero por encima del tiempo de referencia para hacer 3:39, que era mi segundo objetivo del día, después de terminar bien la carrera y disfrutarla que era el objetivo principal.
Así que, como vi que tenía difícil bajar de 3:39, pero que estaba en mis piernas bajar de 3:45 y hacer mi segunda MMP, fui acelerando progresivamente el pulso siempre manteniéndolo bajo control. Poco a poco iba corriendo a un ritmo un poco más rápido, pero sintiéndome fuerte. No quería forzar demasiado, porque en un Maratón cualquier esfuerzo de más lo puedes pagar caro al final. Llegué al km 30 y vi que por delante me iba acercando al globo de la liebre de 3:45, que hasta entonces estaba muy lejos por delante. Mantuve el ritmo y seguí tomando geles y glucosa y agua en todos los avituallamientos, y poco a poco alcancé al pelotón que iba con la liebre y en un par de kilómetro les dejé atrás.
A partir del km 35 aceleré un puntito más y de ahí a la meta creo que no me pasó nadie y adelanté a decenas de corredores, con lo que queda claro que mi estrategia en la carrera fue perfecta. Apenas tuve algunas pequeñas molestias musculares, pero nada importante.
Aquí noté que los entrenos que había hecho me han venido muy bien. Llegué descansado y fuerte al maratón gracias a no haberme empeñado en hacer tiradas largas agotadoras. Solo he hecho tres para este maratón, una de 24, otra de 26 y otra de 27 km. Suficiente.
Y así llegué a los dos últimos kilómetros donde ya sí noté el cansancio ya que aunque quise meter un puntito más no puede y me limité a seguir el ritmo que llevaba y a disfrutar de la entrada en el estadio y de terminar mi 8º Maratón con mi segunda MMP, 3:42:24 tiempo oficial, y la mejor desde que retomé los maratones en 2012, lo cual está muy bien porque mi MMP (3:39:21) es de cuando tenía 34 años, hace ya 17 años. Seguro que a mucha gente le gustaría correr casi igual con 51 años que con 34.
Otro dato que deja claro lo bien que corrí, es que hice el segundo Medio Maratón en 1:49:59, más de dos minutos más rápido que el primer medio. Es la primera vez que hago la segunda mitad más rápida que la primera, y es la primera vez que corro todo un maratón sin parar ni a mear. No dejé de correr ni para beber.
En fin. Una experiencia muy bonita, un viaje muy agradable a Sevilla, y un primer reto de 2015 superado con sobresaliente. Ahora a descansar unos días y a pensar en el 15 de marzo en Barcelona. Ya no queda nada. Allí será otra historia, ya que la marca me da lo mismo, solo quiero acabarlo entero.
(PD: Enhorabuena a mi amigo Carlos Bilbao, que logró terminar su primer maratón muy bien).