lunes, 29 de junio de 2015

Stage de recuperación en Isaba

Qué pena que los fines de semana, incluso alargándolos, solo duren tres días.
Este fin de semana he estado con mis amigos de la Sociedad Ciclista Bilbaina en Isaba (Navarra). Como yo estoy de recuperación activa no he podido hacer mucho deporte, pero he disfrutado como el que más. Un poco de bicicleta el sábado, subiendo suave hasta el antiguo refugio de Belagua, y una carrera a pie muy despacio el domingo por el encantador valle de Belabarze. Una pocholada de lugar.
Y después, mucho tiempo de coche sacando fotos y acompañando a mis amigos en sus dos rutas ciclistas.
La verdad es que a mí me gusta mucho esta labor de ir de coche de apoyo cuando no voy en bici. Me lo paso muy bien y me quedo muy satisfecho ayudándoles llevando bebidas, comida y dándoles apoyo moral. Es una forma diferente de hacer un stage de entrenamiento. Y creo que me ha venido muy bien. Además de un poco de deporte suave, lo que me toca ahora, han sido tres días estupendos para desconectar totalmente de la rutina normal. Solamente con cambiar de aires y hacer algo diferente la cabeza se nos resetea y cogemos de nuevo fuerzas para seguir el reto de la vida. Y por si fuera poco, el nivel de bobadas que decimos y hacemos todo el rato hace que no pares de reír desde que sales hasta que llegas. Lo dicho, un placer.
Bueno. Os dejo unas pocas fotos que seguro que os darán envidia. El pirineo navarro es una maravilla.
























 


viernes, 19 de junio de 2015

Prueba de esfuerzo y cambio de planes

Tras las cinco maratones en cinco meses (que en realidad, si miro el tiempo pasado entre el de Sevilla -22 de febrero- y el de Laredo -10 de junio- han sido cinco en menos de cuatro meses) me ha parecido conveniente hacerme una nueva prueba de esfuerzo para ver cómo se ha comportado mi cuerpo tras tanto esfuerzo.
La última prueba de esfuerzo la hice el 18 de febrero, justo antes de ir a Sevilla, y me dio muy buenos valores. Fui a Sevilla bien preparado, como se vio después en la carrera en la que corrí perfecto y con mi segunda MMP.
Esta mañana he pasado por la consulta de mi amigo/médico Joseba Barrón, de Senkirol, y me ha sometido a su protocolo de prueba de esfuerzo.
Bueno. Hay buenas y malas noticias.

Buenas noticias:
Por un lado mi Consumo Máximo de Oxígeno (VO2) sigue estando en valores excelentes (58,09), un poco menor que en febrero (61,83) pero sigue siendo muy bueno para mi edad.
El Punto de Conconi, el umbral aeróbico, ha subido a 140 ppm, de los 136 ppm de febrero, y la potencia que muevo en ese punto ha subido de 3,32 w/kg en febrero a 3,96 w/kg ahora, uno de mis mejores valores desde el 2009.
También la Potencia Máxima Mantenible ha subido de 4,46 w/kg de febrero a 4,68 w/kg ahora. También he mejorado la Potencia pico, que la tengo en 780 w, o sea, 11,81 w/kg.
La recuperación en 1 minuto ha mejorado también de un valor de 17 pulsaciones en febrero a 23 pulsaciones ahora.

Malas noticias:
La tensión arterial es correcta en el esfuerzo, pero lenta en recuperación. Puede ser por la fatiga.
Electrocardiograma: Aquí viene lo peor de todo. Hasta hoy solamente alguna vez me había aparecido algún extrasístole ventricular aislado en recuperación. Sin embargo hoy se han registrado 65 extrasístoles ventriculares durante el calentamiento, en el esfuerzo y en la recuperación.
Posible causa: Hasta febrero estuve preparando el maratón de Sevilla de forma progresiva. Pero después de Sevilla, a la fatiga normal de correr el maratón a tope se ha podido sumar el que luego he seguido entrenando suave para recuperar entre maratones y un día al mes, en cada maratón, le he metido una paliza al corazón, no de intensidad pero sí de duración del esfuerzo.

¿Y qué significa esto? Que como mis siguientes grandes objetivos del año son el Maratón de Washington en octubre (que ya he pagado el viaje), y la Behobia-SS, que quiero correrla bien, es necesario hacer una buena recuperación del corazón con un entrenamiento controlado durante los siguientes dos meses y repetir la prueba en agosto para ver que hayan desaparecido estos extrasístoles, ya que si no pueden dar origen en el futuro a alguna arritmia, lo cual ya es más serio.
Por tanto, de aquí a agosto seguiré el plan que me ha recomendado Joseba, con entrenos muy suaves a pulsaciones bajas.
O sea que, adiós por ahora a mi plan de subir el Tourmalet corriendo en julio. Lo dejaré para otra ocasión. Me hacía ilusión hacerlo, pero creo que con lo que he hecho hasta ahora este año puedo estar más que satisfecho y prefiero guardar la salud y poder ir a Washington sabiendo que puedo correr el maratón.
Hay que saber escuchar a los médicos y al cuerpo.




martes, 9 de junio de 2015

5 maratones x 5 meses: Y en Laredo terminé (with a happy end)

Bueno, ya está hecho. El domingo corrí el Maratón de Laredo y llegué a la meta. Ya está. Se acabó. Han sido unos meses muy interesantes y que, con esta tontería de los maratones, se me han pasado volando.
En primer lugar haré algún comentario sobre la carrera de Laredo.
Eran cuatro vueltas a un mismo circuito, por lo que mentalmente ya es una carrera dura, pues las dos últimas vueltas se hacen pesadas, sobre todo la 3ª, ya que en la última como ya ves que llegas al final te animas más.
El tiempo acompañó bastante. Hacía algo de calor, no demasiado, pero el cielo se mantuvo casi todo el rato algo cubierto, con lo que no llegó a calentar demasiado. Hacía algo de viento, pero solo era molesto en un par de rectas llegado a la zona de giro del puerto.
En la salida había más o menos unos 900 participantes en el Medio Maratón (daban dos vueltas saliendo a la vez que nosotros), y 215 en el Maratón.
Ya he comentado alguna vez que no me gusta que salgan juntas las diferentes carreras, ya que es difícil acoplarte a un grupo desde la salida. Pero bueno, ya lo sabíamos.
Llegué a Laredo temprano desde casa y sin prisas. El sábado por la tarde me acerqué hasta allí a recoger el dorsal, así que el domingo llegué pronto, dejé el coche junto al polideportivo donde nos duchábamos después, y me preparé con tranquilidad. Luego tomé un par de cafés, y fui a la salida a esperar.
Allí me encontré con Bego Beristain, a la que he tenido el placer de conocer hace poco corriendo y bebiendo cervezas en Bilbao, y que está preparando su reto de un triatlón en San Sebastián con las Irongirls, y que iban a hacer la Media. Suerte a todas.
Se dio la salida con buen ambiente y traté de poner un ritmo cómodo de salida, pero como todo el mundo iba rápido no lograba coger el ritmo que yo quería y me salieron los dos primeros kilómetros algo rápidos e iba un poco alto de pulsaciones, así que aproveché en el km 4 para parar en un baño a desbeber y así me obligaba a bajar el pulso.
Enseguida me incorporé de nuevo a la carrera y me junté con un grupito que iba animando a una compañera para hacer la media, así que iban suave y me vino muy bien hacer con ellos el resto de la primera vuelta (luego la chica se paró y ya seguí solo porque se quedaron atrás).
En la segunda vuelta fui un rato en diferentes grupos intentando mantenerme en mi ritmo, hasta que me junté con dos guipuzcoanos que iban bien. En esos kilómetros es cuando mejor me encontré, tanto que mi cerebro empezó a rumiar la idea de, al terminar la carrera, correr un poco más tiempo para hacer por primera vez en mi vida 45 km seguidos. Cosas que se te ocurren en los momentos de euforia, cuando te vuelves un poco tonto.
Ya en la tercera vuelta me empezó a molestar la pierna izquierda (aún me quedaban los dolores de correr en Erlaitz cuesta arriba y cuesta abajo hace dos semanas) y para intentar aguantar acorté el paso y me quedé solo. Luego alcancé a una chica y fui con ella un buen rato. Le di uno de mis geles, ya que iba un poco justa y se quedó algo por detrás al paso por la meta de la tercera vuelta, lo que fue una pena, pues seguro que los dos juntos nos hubiéramos animado mutuamente. Al de un rato parecía que me iba a alcanzar de nuevo, pero vi que tuvo que parar un par de veces así que ya fui en solitario hasta el final.
El resto de la última vuelta fui controlando que el dolor de la pierna no fuera a peor, y ajusté el paso para sufrir lo mínimo posible. Por supuesto mi cerebro se recuperó de la locura anterior y decidió, con buen criterio, que con el maratón ya era suficiente.
En la meta marqué 4:06, lo mismo que en Vitoria un mes antes.
Sensación en meta: dolor de piernas pero muy satisfecho y contento.
Tras acabar comprobé que yo estaré pirado, pero hay gente mucho peor que yo. El que acabó justo detrás de mí me dijo que ya llevaba terminados 98 maratones, y su amigo, que iba el último, con éste hacía 230 y pico o una burrada así. Buf. Me quito el sombrero.
Por cierto. No me gustó que al llegar ya no cogían a más gente para el masaje, pues con los que estaba esperando ya tenían para una hora. Se supone que el cierre de control era de 5 horas, así que solo pudieron tener acceso a masaje los del medio maratón y los que acabaron el maratón en menos de 3:30. Un fallo, a mi entender.
Tampoco me gustó que no hubiera medallas. No es que me importen mucho, pero me hacía ilusión tener las de los cinco maratones del año juntas.
Pero un 10 para los voluntarios. Animaban mucho y los chavales que estaban en los avituallamientos eran unos cracks. No me faltó agua y Acuarius en toda la carrera. Con eso y mis geles y mi Glucosport llego a donde sea.

Resumen de los cinco maratones:

Sevilla: Muy buena carrera, mi segunda MMP. Controlando el ritmo todo el rato sin problemas y muy satisfecho. El entrenamiento que llevé demostró ser correcto.
Barcelona: Noté el cansancio de Sevilla y sufrí la segunda mitad. Iba bastante cansado e incluso tuve que parar a caminar un poco dos o tres veces. Tres semanas son poco tiempo para recuperar de un maratón corrido a tope.
Burdeos: Salvo molestias estomacales y la incomodidad de la lluvia y el correr de noche, no corrí muy mal. Fueron cinco semanas desde Barcelona y había recuperado bien.
Vitoria-Gasteiz: Tampoco me noté excesivamente cansado, pero el calor me dejó frito al final.
Laredo: Si no hubiese llegado con las piernas muy tocadas por las cuestas de Erlaitz hubiese corrido mucho mejor, ya que no he llegado excesivamente cansado a esta última cita.

¿Y ahora qué?
Pues a montar un poco en bici, seguir corriendo pero sin tiradas largas de fondo (creo que ya no me hacen falta por ahora) y en julio mantengo la idea de subir el Tourmalet corriendo aprovechando los días en el Tour de Francia. Luego la segunda mitad de julio pararé del todo y en agosto empezaré a preparar el Maratón de Washington (24 de octubre) y la Behobia-SS.
¿Quién dijo que esto se había acabado?
Todas las llegada a meta.

Con Begoña Beristain nada más salir. (Foto atletismocantabria.es)

Con los que hice la primera vuelta. (Foto atletismocantabria.es)

Con los guipuzcoanos. (Foto atletismocantabria.es)

Llegada a meta. (Foto atletismocantabria.es)

Cinco en cinco. (Foto Raquel)

domingo, 31 de mayo de 2015

Me temo que será duro (Nadie dijo que fuera fácil)

Me queda una semana. Justo una semana. El próximo domingo 7 de junio tomaré la salida en Laredo en el que será mi quinto maratón del año, el último del reto "5x5 maratones 2015", cinco maratones en cinco meses (menos mal que no se me ocurrió hacer diez). Después del de Sevilla en febrero (en el que corrí muy bien), el de Barcelona se me hizo duro en marzo, pero los de Burdeos (abril) y Vitoria-Gasteiz (mayo) los completé algo mejor.
Pero este domingo va a ser duro. Será un maratón prácticamente llano, pero el cuerpo me dice que va a ser como un Tourmalet, porque (precisamente por empezar a entrenar para el reto de julio de subir el Tourmalet corriendo) el entrenamiento que hice hace dos sábados en Erlaitz, subiendo y bajando dos veces este puerto de 4 km al 10% me dejó las piernas mucho más tocadas de lo que pensaba.
Esta semana he entrenado algo menos de lo que había previsto, por si acaso, y durante estos días intentaré recuperarme lo mejor posible.
Solo me queda uno para terminar los cinco, y eso hace que la meta final parezca muy accesible, a tiro de piedra. Pero correr un maratón es siempre correr un maratón y hasta que no pasas la meta no has terminado, y sé muy bien que se me hará muy dura la última vuelta de las cuatro que hay que dar al circuito de Laredo.
Por cierto, justo el 7 de junio del año pasado subí el Tourmalet (en bici) por la Vía Fignon y me encontré con la carretera en muy mal estado. Justo fue un año antes del Maratón de Laredo de 2015. ¿Será una metáfora de lo que me espera?
Bien. Así es el deporte. Nadie dijo que fuera a ser fácil, aunque espero tener la cabeza suficiente para saber dosificarme bien, gestionar los malos momentos y terminar entero, que es el único objetivo.

Subida al Tourmalet (7 junio de 2014). Los obstáculos nos los ponen ahí para superarlos.
Circuito Maratón de Laredo.



domingo, 24 de mayo de 2015

A veces soñar me da dolor (de piernas)

Pues es cierto, me encanta soñar con lo que me gustaría hacer en el futuro. Siempre lo he hecho y creo que lo seguiré haciendo. Además, tengo la suerte de que algunos de los sueños que he tenido los he podido cumplir. Otros nunca los cumpliré, pero no me importa, solo son sueños.
Cuando era niño recuerdo que a veces soñaba con algún amigo que de mayores iríamos a Canadá, al Lago Athabasca, a vivir en la naturaleza salvaje de ese país que suponíamos que era el más maravilloso del mundo por sus paisajes. Nunca he estado en Canadá.
También soñaba con ser un rudo marino como el Capitán Chimista, ese personaje de las novelas del mar de Pío Baroja, y que recorrería el mundo navegando y viviendo aventuras. Luego fui marino un tiempo y he cruzado el Atlántico y otros mares varias veces en un gran barco.
Y también soñaba que sería un gran novelista como lo era el propio Pío Baroja. Y sigo soñando con ello (y escribiendo algo de vez en cuando para ver si me acerco un poco a este sueño).
Otro de mis sueños era el de subir al Everest alguna vez. Nunca lo haré (tengo miedo a las alturas), pero sí que ascendí al Toubkal (el monte más alto del norte de África) y otras montañas más fáciles.
También soñé alguna vez en correr un maratón, y ya llevo once. Y soñé con correr el Maratón de Nueva York, y pese al Sandy en 2012, lo pude hacer en 2013.
Por último, el año pasado soñé con correr cinco maratones en cinco meses y solo me queda uno en junio para lograrlo.
Hace unas semanas empecé a soñar con subir mi puerto favorito, el Tourmalet, corriendo, y ayer empecé a entrenar ya pensando en julio, durante el Tour de Francia, que es cuando lo intentaré hacer.
Y por eso me duelen las piernas hoy.
Ayer un amigo mío cumplió también un sueño. El del Reto Everest que consiste en acumular en un solo día en bici el desnivel del Everest, o sea, casi 8.850 metros. Lo hizo en el puerto de Erlaitz, en la carretera que va de Irun hacia el Castillo del inglés. Él lo subió 21 veces y media en algo más de 150 km de bici. Yo, para animarle y para empezar a preparar mi subida al Tourmalet, me acerqué hasta allí y lo subí dos veces corriendo. Son 4 km a una media del 10% con rampas de hasta el 15%.
Y por eso hoy me duelen las piernas.
Sí. Soñar puede hacer que nos duela algo de vez en cuando, pero no soñar sería mucho peor, sería como estar muerto.




miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Correr o correr rápido? Correr.

Cada cierto tiempo leo en diferentes foros sobre atletismo, carreras y maratones el ya viejo debate de si tiene más mérito correr un maratón en un tiempo rápido que correr varios maratones más o menos seguidos o un ultra o algo así. Para algunos parece como si la esencia de correr un maratón se basa en lograr un buen registro, en intentar estar siempre cerca de tu MMP, y que correr un maratón, pongamos, en 5 horas, no es correr un maratón sino trotar durante ese tiempo y que no tiene mucho mérito.
En primer lugar, a mí me parece mucho más difícil correr un 10.000 en 32' que correr un maratón en 4:30. Pero eso solo es porque por mucho que yo entrene, con mis cualidades, mi objetivo en un 10.000 como mucho estaría en intentar bajar de 45' sufriendo a tope, y, sin embargo, con mi estado de forma actual correr un maratón en 4:30 lo puedo hacer sufriendo menos. Bueno, no sé si es sufrir menos, pero por lo menos iría a un ritmo cómodo todo el rato, en cambio para bajar de 45' en un 10k tendría que ir forzado todo el rato, lo que para mí es peor.
Pero, en segundo lugar, yo soy de los que creo que todo el mundo que corre tiene mérito. Para mucha gente bajar de una hora en una carrera de 10 km es un objetivo, y es tan motivamente y meritorio como puede ser para alguien hacer un sub-3 horas en un maratón.
Además, qué más da si uno va lento o va rápido, cada cual que corra las carreras como quiera. Están abiertas a todos los ritmos, siempre y cuando las hagas dentro del tiempo que pone en el reglamento.
¿Y tiene más mérito correr dos maratones al año rozando tu MMP que correr un ultra de 100 km rozando el tiempo límite para acabarlo? Pues no soy quién para decirlo. Las dos cosas me parece que tienen mucho mérito.
Hace poco salió un estudio (podéis verlo aquí en inglés) sobre diferentes datos de maratones internacionales entre 2009 y 2014 y lo que más llamó la atención en los medios y foros españoles fue el dato de que los maratonianos españoles son los más rápidos del mundo entre los corredores populares.
Según los datos del estudio, la media de tiempo de todos los corredores populares que participaron en los maratones analizados fue de 4:21:21, figurando España, con un tiempo de 3:55:35, como el tiempo medio más rápido de los países analizados.
¿Es un dato positivo que los maratonianos españoles sean los más rápidos de promedio? No lo sé. Puede que a algunos les guste este dato, pero yo creo, y es mi modesta opinión, que en muchos países del mundo se practica mucho más deporte que en España y que lo practica mucha gente solo por el hecho de participar y que no hay esa obsesión por las marcas. En Nueva York, en Burdeos y en Rotterdam, que son los maratones que conozco fuera de España, hay muchos participantes con el único objetivo de acabar, que ya es suficiente.
En cambio, y repito que es mi opinión, aquí parece que mucha gente piensa que si no puede correr rápido una carrera pues que entonces es mejor no ir, y con esa misma filosofía hay mucha gente que piensa que si no está en edad ni en condiciones de ser un deportista de competición pues no merece la pena hacer deporte. Una pena, y un error.
Pero hay otros datos que también se pueden destacar del estudio.
Si vemos cuántas mujeres participan en estos maratones nos encontramos que en porcentaje de participación EE.UU. está a la cabeza con un 45% de participantes femeninos, mientras que España se queda muy atrás, en concreto en el último lugar (puesto 47 de los países estudiados), con solo un 6.4% de mujeres participantes.
No sé. Tal vez habría que intentar mejorar este último dato de mujeres en los maratones en vez de sacar pecho con el dato de ser los populares más rápidos.
Así que, a la pregunta de ¿correr o correr rápido? mi respuesta es que lo más importante es correr, y si luego puedes correr rápido, pues a darle caña, que de vez en cuando viene bien.

jueves, 14 de mayo de 2015

Correr por un motivo: ayudar

Como os comenté en el post sobre el Maratón de Vitoria, para mi 5º maratón del año, el de Laredo, creo que voy a necesitar una buena dosis de motivación extra, ya que al cansancio lógico de correr un maratón al mes se añade la pelea psicológica de correr un maratón dando cuatro vueltas al mismo circuito.
Así que he tenido una idea para poder luchar con más garantías contra las ganas de retirarme. La idea la tuve leyendo el libro de Rafa Vega, "Efecto maratón", y su objetivo de recaudar dinero para una asociación de ayuda a las familias de niños con cáncer.
Pues bien. Si mi objetivo inicial cuando se me ocurrió este bonito reto era el de correr cinco maratones en cinco meses, he decidido donar 50 euros por cada uno de estos maratones a un fin solidario.
Y ayer, casualidades de la vida, vi en Facebook la campaña del montañero y aventurero Jesús Calleja para recaudar fondos para intentar ayudar todo lo que se pueda a la gente humilde del pueblo Sherpa que lo ha perdido todo en Nepal por los terremotos de estas semanas.
Jesús Calleja me parece un tío simpático y todo el mundo sabe que está muy implicado con la gente de Nepal, sobre todo con los Sherpas. Por eso, no me cabe la menor duda de que todo el dinero que recaude va a estar empleado de la forma más eficiente posible sobre el terreno, en esos valles hermosos del Himalaya donde la vida es siempre dura.
Así que hoy mismo he hecho mi donación de 250 euros a su campaña. Y además, así, como ya he donado por los cinco maratones, me obligo a terminar el Maratón de Laredo, pase lo que pase.
Os animo a todos a colaborar en esta campaña, o en cualquier otra que os parezca mejor. Estemos como estemos, todos los que vivimos en esta parte del mundo somos unos privilegiados respecto a otros que han tenido la mala suerte de nacer en otro sitio.
Os copio aquí el texto de Calleja con su mensaje y su Nº de Cuenta para colaborar:

"Amigos, esta vez sí que os voy a pedir colaboración. El nuevo terremoto de Nepal sumado a los que ya han pasado ha dejado los pueblos de la montaña arrasados. Allí la ayuda apenas llega, no tienen casas, ni comida, ni asistencia sanitaria, ni escuelas, nada de nada... El monzón esta a punto de empezar con las fuertes lluvias, nieves e intenso frío, viven entre 3000 a 5000 metros. Queremos ayudar al pueblo Sherpa de las montañas, sabemos como hacerlo y os prometo que cada euro de la colecta llegará a quien más lo necesita. Todo Nepal esta sufriendo, pero repito, los habitantes de las montañas están abandonados.
Os dejo este número de cuenta:
ES18 2080 0924 2930 4000 1966
Damnificados terremoto de Nepal
LA CUENTA ESTÁ A MI NOMBRE y os aseguro que cada euro llegará a los sherpas de las montañas
Miles de gracias!!!
Apenas hay fotos de los pueblos en las montañas, pero las avalanchas de rocas y nieve así como el mismo terremoto ha convertido los valles en trampas mortales."



martes, 12 de mayo de 2015

Maratón Martín Fiz: calor, calor, calor...

Bueno, pues el pasado domingo terminé mi cuarto maratón del año (11º de mi palmarés). Fue un día de récords para mí, ya que es la primera vez que corro un maratón que no sea a nivel del mar, y también fue la primera vez que corro un maratón con tanto calor. Este año en el País Vasco hemos tenido un invierno duro, con mucha lluvia y frío, y justo nos toca el día más caluroso del año coincidiendo con este maratón. Pero, en fin. Qué le vamos a hacer. En la vida, y en los maratones, tienes que adaptarte a lo que te toca. Casi nunca puedes elegir.

A la sombra tras la carrera. Contento por haber terminado.


Tras haber corrido bajo la lluvia hacía tres semanas en el Maratón de Burdeos, para este maratón que homenajea al gran campeón y gran persona Martín Fiz se esperaba calor para la parte final. Y así fue.
Antes de salir incluso hacía algo de frío, pero el día estaba despejado y la previsión era que acabaríamos la carrera cerca de los 30ºC, así que tenía que salir mentalizado de que iba a pasar calor y que era importante beber agua y refrescarme bien.
Correr se está convirtiendo en una hermosa forma de socializarnos con los demás, y gracias a internet y a grupos de corredores como los Beer Runners de Bilbao esta vez no fui solo al maratón, sino que me acompañó Elena, una chilena (bilbaina de adopción) que estaba muy motivada por correr su primer maratón. Antes de salir nos encontramos con Mark, un inglés (bilbaino de adopción) que es un amigo común de los dos. ¡Qué pequeño es el mundo!
Y así, con la ilusión de Elena y mi temor a ver cómo respondía mi cuerpo en el cuarto maratón del año empezamos a correr.
No me gustó la salida, ya que inmediatamente detrás de los que íbamos a hacer el maratón, salían los del medio-maratón, y seguido los de la carrera popular, por lo que en los primeros kilómetros un montón de corredores rápidos nos pasaban por encima.
Luego ya la cosa se calmó, pero como hasta el km 15 era el mismo recorrido para el maratón y la media, todo el rato iba rodeado de gente que no iba al ritmo que a mí me gustaba y a partir del km 15 ya íbamos más tranquilos pero sin el apoyo que da correr en un grupo más numeroso.
Yo creo que sería mejor que la media y la carrera popular salieran más tarde, y no mezclarnos. Pero, una vez más en la vida no puedes elegir y hay que adaptarse a lo que hay, y si los organizadores prefieren hacerlo así, pues quién soy yo para decidir otra cosa.
Hasta el km 10 procuré ir despacio, pero como la gente me aceleraba al final resultó que, pese a mis intentos por bajar el pulso, corrí ese tramo demasiado acelerado para mi gusto y no me encontré muy a gusto. Luego tuve un rato en el que iba mejor, pero no llegué a disfrutar de mi ritmo en ningún momento, así que mi cabeza trataba de pasar los kilómetros lo mejor que podía.
El medio maratón no lo pasé muy mal, pero ya empezaba a notarse el calor.
El maratón comienza en el km 30. Es lo que sé y lo que digo siempre. Y en esta ocasión llegué a "la salida" medio muerto, o sea, que tuve que echar mano de toda mi motivación y fuerza de voluntad para saber que me iba a tocar sufrir un poco más durante una hora y pico todavía.
La verdad es que, entre el calor y que esta parte del circuito era por las afueras de la ciudad, con poco público y a pleno sol todo el rato, se me hizo algo dura. No iba tan mal como en Barcelona en marzo, pero desde luego mis sensaciones no eran las de Sevilla en febrero.
Además, por lo que vi, en Vitoria hay muchas zonas verdes, pero pocas fuentes, así que solo podía coger agua cada 5 km en los avituallamientos. Menos mal que de vez en cuando había alguien del poco público de esa zona que nos daba algo de agua.
Yo sabía, porque así lo ponía en el perfil, que entre el km 35 y el km 40 picaba para arriba el circuito. Pero, según el perfil, a partir del km 40 debía ser todo bajar.
Pero, ¡ay! A unos 700 metros de la meta había que subir un repecho mortal de necesidad, y entre el calor que ya hacía (casi 30ºC a la sombra), la fatiga y esa cuesta, los últimos metros se me hicieron muy largos.
Pero acabé, que era lo importante. Y acabé contento, como debe ser.
Ahora me queda en junio el maratón de Laredo. Ya estoy inscrito y supongo que lo terminaré. Las piernas apenas sufrieron en Vitoria. De hecho ayer mi masajista me dijo que no se notaba que hubiera corrido un maratón el día antes. Pero como en Laredo haga calor, y teniendo en cuenta que es un maratón de cuatro vueltas al mismo circuito, creo que necesitaré que mi cabeza trabaje ese día al 110%. Y creo que se me está ocurriendo una idea para mantener la ilusión y la motivación bien altas hasta ese día. Ya os contaré.


El sábado con el dorsal.

Con Elena, Mark y otro amigo antes de salir. Todavía hacía fresquito.

En plena carrera.

Últimos metros.

Otra vez más feliz de acabar un maratón.

Con Elena, ya recuperados. Toda una campeona, pues pese al calor bajó de 4 horas que era su objetivo.



viernes, 1 de mayo de 2015

Un saludo, un gesto, un dejar vivir.

Cuando yo empecé a hacer deporte ni siquiera sabía que estaba haciendo deporte. Yo simplemente iba al monte con mi padre, o con mis amigos, y pasábamos el día. Más tarde comencé a montar en bici los veranos. No hacía deporte, solo es que me gustaba andar en bici.
También en mis años escolares me gustaba más correr dando vueltas a lo fuera que jugar a fútbol. Los que de pequeños éramos malos jugando al fútbol no éramos los más populares, y corriendo me lo pasaba bien. Pero poco a poco sí que empecé a tomarme esas actividades como un deporte, sobre todo la bicicleta. Y así hasta hoy.
De aquellas primeras excursiones por las montañas vascas me quedó la buena costumbre de saludar a la gente con las que me cruzaba en el monte. Era un poco como el gesto que nos hacía sentirnos partícipes de un mismo mundo, el de los montañeros.
Y esa misma costumbre la vivía también entre los que nos cruzábamos en cualquier carretera mientras íbamos en bici.
Montañeros, ciclistas, dos colectivos parecidos. Sobre todo hablando de los años 70 y 80 en los que la mayoría de la gente no hacía ninguna actividad deportiva.
Pero, por desgracia, hoy en día me encuentro con mucha gente que no saluda cuando te cruzas con ellos. En bici y en el monte sigue siendo habitual el saludo (excepto, y lo digo con pena, con algunos jóvenes ciclistas). La mayoría de los montañeros y cicloturistas siguen la tradición y te saludan o te devuelven el saludo.
Pero estos últimos años en los que también paso muchas horas corriendo por las calles de Bilbao, me encuentro que en este mundo del corredor popular, del runner (como prefieras llamarlo), no es habitual que la gente se salude al cruzarse corriendo. Yo procuro saludar a todo el mundo y sí que hay gente que me devuelve el saludo, pero muchos ni me miran. Y aquí no son solo los jóvenes o los que son nuevos en esto de correr los que no saludan, sino que me cruzo con gente con ya unos años encima y que se nota que llevan tiempo corriendo que ni me miran si les saludo.
Y es una pena, porque eso me hace pensar que aquellos viejos tiempos en los que empecé a subir al monte y a pedalear por cualquier carretera ya pasaron. Ya estamos en otra época, en otro mundo.
Muchas veces suelo leer que los que hacemos deporte, sobre todo los que hacemos deportes de los considerados "duros" (como ciclismo, correr maratones, etc.) somos algo así como seres que hemos sido tocados por una varita mágica y eso nos hace ser más resistentes a las adversidades, más perseverantes, más optimistas ante la vida y no sé cuántas cualidades más.
Yo nunca lo he creído así. Es cierto que si entrenas duro para una carrera como un maratón significa que tienes voluntad para entrenar incluso cuando las condiciones son malas y que eres alguien perseverante y que persigue sus objetivos hasta el final. Bueno, vale. Pero eso es porque nos gusta correr y queremos correr ese maratón, pero no significa que pongamos el mismo empeño en otras actividades que las hacemos por obligación, como trabajar, por ejemplo.
Lo que yo creo es que la gente que hace deporte, sobre todo en estos tiempos en los que muchísima gente lo hace, pues más o menos es igual al resto de la gente. Y si en la sociedad hay un porcentaje de gente con unas características determinadas, y la cantidad de gente que sale a correr aumenta mucho, pues entonces el porcentaje de corredores con esas características determinadas será similar. Ni más ni menos.
Por ejemplo, ¿somos más educados los corredores que las demás personas? Pues no. Y como muestra está lo del saludo o lo del montón de gente que corre por los bidegorris (carriles bici) teniendo libre un espacio al lado para correr sin poner en peligro a los ciclistas.
Otro ejemplo. Basta con entrar en la red en foros especializados en correr, en maratones, en ciclismo, etc. A poco que estés mirando los temas de lo que se escribe en estos foros de gente que hace deporte enseguida encontrarás a alguien que, de malas formas, critica la organización de tal o cual carrera sin intentar ponerse en la piel del organizador; o se dedica a poner a parir a tal o cual famoso porque sale en una revista diciendo que ha corrido un maratón; o cualquier otra cosa de este estilo. Son los menos, es cierto, pero los hay.
Vive y deja vivir. Disfrutemos corriendo, pedaleando, subiendo montañas, seamos educados, y que cada cual haga lo que quiera con su vida. La vida es muy corta para perder el tiempo en tonterías.