martes, 14 de agosto de 2018

Pirineos 2018: Tour, correr, montañas, viajar

Como a finales de julio pasé unos días en Pirineos viendo el Tour, como hago habitualmente desde hace ya 30 años, y dos días después estuve de viaje por la cordillera haciendo monte y entrenando un poco, se me ha acumulado el trabajo de publicar aquí las crónicas de estos viajes, así que subo las dos de una tacada de forma más visual que textual.



Tour de Francia 2018

Como he dicho, desde el año 1988, cuando Perico Delgado ganó la general, acudo puntualmente a  los Pirineos a ver el Tour, la carrera ciclista más importante del año. Solo he fallado algunos pocos años por causa mayor. En 2013 no fui a Pirineos, sino que fuimos a los Alpes.
Este año, el grupo del Tour de la Sociedad Ciclista Bilbaina hemos ido a ver tres etapas, casi las últimas. El jueves 26 de julio vimos la que terminaba en Pau; el viernes 27 subimos al Aubisque a ver el último puerto de montaña de este año; y el sábado 28 vimos la contrarreloj.
Fueron tres días intensos, con buen humor, deporte, buen tiempo y momentos agradables.

Subiendo al Aubisque desde Laruns. Alberto en cabeza y yo a rueda, con Verónica. La última vez que lo había subido por esta vertiente fue en 2012. Un puerto exigente de 18 km.

Esperando la carrera cerca de Pau, junto a Joseba, Verónica y Alberto.


Adam Yates, cerca de coronar el Aubisque, pasa entre Joseba a un lado, y Carlos y yo al otro.

Verónica, Carlos y Alberto se animaron a hacer el traslado desde el hotel a la contrarreloj en bici, pese a la lluvia de esa mañana.

Mi hijo Alex, con Alberto, Carlos, Verónica y Joseba esperando en la crono. Faltamos en la foto Santi y yo.

Valverde en pleno esfuerzo.

Nairo Quintana.

Mikel Landa.

Con Vero y Alberto antes de coronar el Aubisque.

Paradita a sacarme la foto con el hotel de las Crestas Blancas al fondo.

Y por fin, una vez más en la cima.

Ambiente de Tour en el Aubisque.

Llega la caravana publicitaria. Un espectáculo.


Peter Sagan, dolorido por la fuerte caída que tuvo bajando el Col de Azet.

Todo el grupo en el Aubisque, tras ver la etapa.


Geraint Thomas, un sorprendente y merecido ganador final.





Viaje a Pirineos 2018
Y dos días después de llegar del Tour, de nuevo a Pirineos por tercera vez este año, tras la visita fugaz al Tourmalet en junio y el viaje al Tour. Esta vez con Raquel y con varios días por delante para dar media vuelta a la cordillera.
Aquí están las fotos de lo que hicimos cada día.

Día 1: Viaje a Ezkaroz
El primer día fuimos hasta Ezkaroz (Navarra) pasando por algunas bonitas carreteras de Gipuzkoa y Navarra por los puertos de Aritxulegi, Agiña, Artesiega, Erro, etc. Fuimos a cenar a Otsagabia.

Bonito Otsagabia.



Monumento a Aita Donostia y capilla en el Alto de Agiña.

Las Peñas de Aia, al fondo.


Día 2: De Ezkaroz a Torla
Tras pasar la tarde anterior tranquilamente en Otsagabia, después de levantarnos fuimos desde Ezkaroz al Collado de Larrau para subir a pie hasta el Orhi desde allí. El Orhi es el primer 2.000 de los Pirineos según vienes del Cantábrico. Desde Larrau es una ascensión sencilla de una hora.
Después de bajar de la cima, seguimos viaje por Isaba, Zuriza, Ansó, Echo, Aisa, Canfranc, Jaca, Sabiñánigo y Biescas hasta la entrada al parque de Ordesa en Torla.

Algo de niebla en el puerto de Larrau.

La última parte de la subida se endurece por la pendiente.

Bonitas vistas desde la cima.

Parte final del puerto por Navarra.



Valle de Belabarze, una maravilla.

Acceso a Zuriza, siempre lleno de montañeros.


Preciosa carretera de Zuriza a Ansó.

Llegando a Aisa por una carretera secundaria desde Jasa.

Aisa.

Torla. Al fondo, las paredes de Ordesa.



Panorámica desde la cima del Orhi.

Hermoso y abandonado edificio de la estación de tren internacional de Canfranc.


Día 3: Ordesa
Para este día teníamos uno de los platos fuertes del viaje ya que íbamos a recorrer gran parte del valle de Ordesa por arriba y por abajo.
Habíamos reservado una excursión en todo-terreno hasta los miradores de Ordesa. Así, teníamos la ocasión de admirar este extraordinario valle desde las alturas. Por abajo ya lo conocíamos de otras ocasiones. Una vez arriba, y tras estar dos horas visitando los mejores miradores y atendiendo a las interesantes explicaciones del guía, el regreso lo hicimos caminando bajando primero hasta el refugio de Góriz y luego por el fondo del valle hasta el aparcamiento de la Pradera de Ordesa. Fueron 20 km muy bonitos.

Vistas desde los miradores de Ordesa.



Un edelweiss, la flor por excelencia de las altas montañas.


Al fondo la Brecha de Roland. Unos días después la vería desde el lado francés.

Lirios de montaña.

El valle de Ordesa con las tres hermanas (las tres sorores) al fondo: el Cilindro, el Monte Perdido y el Soum de Ramond (Añisclo).




Refugio de Góriz.

Bajando del refugio de Góriz a la cascada de Ordesa.


Cascada de Ordesa: la Cola de caballo.

El valle desde el fondo.

Las gradas de Soaso.







Día 4: De Torla a Andorra
El cuarto día fuimos hasta Andorra desde Torla, pasando por Boltaña, Aínsa, Campo, Castejón de Sos, La Pobla de Segur, Sort y la Seu de Urgell.
Antes de dejar Torla, corrí unos kilómetros por la pista que sube a Bujaruelo.

Cascada de Sorrosal en Broto.

Detalle en Aínsa.

Iglesia de Aínsa.


Bonitas calles medievales de Aínsa.

Corriendo de camino a Bujaruelo.




Día 5: Andorra
Este día lo dedicamos a subir por el valle d'Incles hasta el Estany del Juclar, el mayor lago de montaña de Andorra.
Primero tienes que tomar un autobús eléctrico que te deja donde se inicia la subida al lago. Una bonita ascensión con alguna dureza por la pendiente.

De camino al Estany de Juclar.


Estany de Juclar.


Refugio junto al lago.










Día 6: De Andorra a Luchon
Antes de salir, fui a correr un poco por el valle d'Incles. Luego, de Andorra pasamos a Francia por el puerto de Envalira. Hicimos una parada en Ax les Thermes, para ver la fuente de agua caliente, luego comimos en Foix y fuimos por el Portet d'Aspet y el Col de Mente hasta Luchon.

Castillo en Foix.

Pequeño pueblo de Saint Lary de camino al Portet d'Aspet.

Monumento al ciclista Fabio Casartelli, que falleció aquí por una caída en el Tour de 1995.

Placa recuerdo a la caída de Luis Ocaña en 1971 en el Col de Mente que le costó la victoria final.


Valle d'Incles.




Fuente caliente en Ax les Thermes.



Día 7: De Luchon a Gavarnie
Por la mañana subimos en el telecabina a la estación de Superbagneres, que goza de unas vistas impresionantes. Luego, por los puertos del Peyresourde, Hourquette d'Ancizan y Tourmalet, fuimos hasta Gavarnie.

El Aneto, desde Superbagneres.




Magnífico edificio de otra época en Superbagneres.

Al pie, Bagneres de Luchon.



Preciosa carretera del Peyresourde.

Bajada alpina del Hourquette d'Ancizan.

"Mounaques" en Sainte Marie de Campan, al pie del Tourmalet.

Iglesia y fuente en Sainte Marie de Campan.

Estatua a Eugéne Christophe, que protagonizó una de las historias más famosas del Tour de Francia al romper la horquilla en 1913 y tener que arreglarla él mismo en una fragua de Sainte Marie de Campan.

Una vez más, en el Tourmalet.

Vistas a la cascada de Gavarnie desde nuestra habitación.


Día 8: Gavarnie
Si Ordesa es la joya del Pirineo español, Gavarnie lo es del francés. Casi está al otro lado del valle de Ordesa y es uno de los lugares más visitados en Francia.
Para este día teníamos previsto hacer una ruta de montaña desde el Col de Tentes, frontera con España encima de Bujaruelo, y la Brecha de Roland, pero finalmente solo llegué hasta el refugio de la Brecha y Raquel se quedó algo más abajo. De todas formas, una excursión muy exigente y bonita.


Pico Taillón, desde Tentes. La ruta que seguimos pasa por debajo, aunque no se aprecia casi el sendero.

Cartel en el Puerto de Bujaruelo (Port de Bucharo), al que se accede desde Francia fácilmente desde el Pic de Tentes y por España supone una dura ascensión de unas tres horas a pie desde el Camping de Bujaruelo.




Para subir al refugio de la Brecha hay que atravesar esta pequeña cascada que complicaba el paso
 porque caía bastante agua. Raquel se quedó aquí y yo seguí hasta el refugio.



Refugio de la Brecha y la Brecha de Roland.

Las cascada de Gavarnie se ve muy bien desde aquí.


Para llegar a la Brecha me quedaba esta ascensión por la pedrera y luego un nevero final, que no se ve. Como no llevaba material adecuado no fui. En la montaña es mejor pecar de cauto.




Ya cerca del Col de Tentes terminando la jornada montañera.




Estatua al Conde Russell en Gavarnie, uno de los primeros pirineístas que dio a conocer la belleza de la cordillera.

Según se llega al pueblo de Gavarnie, la cascada es omnipresente.







Día 9: De Gavarnie a Pau
Por la mañana nos acercamos hasta la cascada de Gavarnie, Raquel andando y yo corriendo. Luego, dejamos atrás Gavarnie y por el puerto de Soulor y el Aubisque nos dirigimos hacia Pau, la capital de los Pirineos de esta zona.
Menos mal que el día que estuve en el Tour pude ver bien las hermosas vistas del Aubisque, porque desde antes de coronar el Soulor nos envolvió una densa niebla, por lo que pasamos el espectacular Circo de Litor a ciegas, lo mismo que el Aubisque, que solo se dejó ver por unos instantes en la cima.

Uno de los túneles de Litor. Poco más que esto se podía ver.

En algunos tramos, la niebla subía desde el barranco dejando clara la carretera, pero en la mayor parte de la subida del Aubisque la visibilidad era de unos 10 metros.

Por un momento se despejó la cima...

...pero enseguida se escondió.







Tunel en Litor. La niebla espera en la salida.

Recuerdos del Tour de Francia en Laruns, al pie del Aubisque.


Callejuelas en Pau.

Castillo de Pau.








Día 10: De Pau a casa
Último día del viaje. Pasamos la mañana en Pau, viendo sus calles y algunos detalles que tiene con el Tour de Francia, ya que Pau es una de las ciudades que más veces ha acogido una llegada de etapa.



Monumento "Los gigantes del Tour".



Calle de entrada a Pau con el nombre de los ciclistas que han ganado aquí.





lunes, 9 de julio de 2018

Jugando a ser ultrarunner

Para cualquier corredor que guste de coleccionar maratones y enlazarlos unos con otros, es normal que en su cabeza resuene de vez en cuando la pregunta de ¿qué hay más allá? Bueno, no sé si es normal, pero al menos es lo que me pasa a mí.
En varios de mis últimos maratones he salido con la peregrina idea de seguir corriendo una vez alcanzada la meta. ¿Hasta dónde? No lo sé. Tal vez hasta los 45 km, o quizás hasta los 50 km. Pero, por una cosa o por otra (o tal vez, sencillamente porque 42,2 km ya son suficientes) nunca he seguido corriendo una vez terminado un maratón.
Eso sí. En el ultra del Gornergrat Zermatt Marathon (45,5 km) y el día que hice Bilbao-Gorbea-Bilbao (81 km) sobrepasé los 42,2 km con bastantes tramos de correr, junto a tramos de caminar por las cuestas. Pero estas fueron dos experiencia de trail. Me quedaba la espinita de pasar de los 42 km por asfalto.
Contento con la experiencia junto al Ayuntamiento de Lekeitio. Seguimos aprendiendo.

Una de estas ideas que de vez en cuando se me asoma a la cabeza era la de ir corriendo desde Bilbao, donde vivo, hasta Lekeitio, mi pueblo donde paso los veranos. Y este año, no sé por qué, la idea me había retumbado más y más. Tanto que al final no pude desoírla y me animé a hacerla.
Como terminé muy entero el Stelvio Marathon el 16 de junio, y como tampoco quería dejarlo para más adelante para tener tiempo para descansar y preparar bien los maratones de otoño, sobre todo el del Médoc, que es a primeros de septiembre, pues me decidí a hacerlo este pasado sábado. Se anunciaba buen tiempo, no demasiado calor y sin lluvia, y me animé. Sin más. Tampoco lo tenía muy claro. Incluso el jueves salí a correr con normalidad, no haciendo un trote suave más acorde a lo que haría los días previos a un maratón. Ha sido un poco a lo Chema Martínez, "No pienses, corre", je, je.
Al principio había pensado salir de casa y llegar a mi otra casa. Pero al final me decidí por hacer el recorrido de un Ayuntamiento al otro. Más que nada porque así me ahorraba dos kilómetros y quedaba como más institucional.

Perfil del recorrido.

Por tanto, el viernes llevé el coche a Lekeitio y volví a Bilbao en autobús, y el sábado me levanté sin prisa, desayuné bien, bajé en Metro hasta el Ayuntamiento, me saqué un foto y empecé a correr. Bueno, el primer kilómetro fue casi todo andando porque subí desde la Plaza del gas a Begoña por el Parque de Etxebarria y hay una cuesta considerable.
Como equipaje me decidí por un pantalón naranja y mi camiseta Beer Runner que preparé para la Wings for life 2016, para llevar ropa bien llamativa (ya que iba a correr todo el día por carretera), una gorra blanca y mi chaleco de trail de Salomon donde llevé dos botellas de agua, el móvil, dinero, nueve geles, vaselina y crema de sol. Suficiente.
Los primeros 20 km eran en ligera ascensión hasta Amorebieta. Hasta Galdakano hay todo el rato acera o zona protegida del tráfico. Luego ya fui por el arcén con cuidado. La verdad es que no me encontré con mucho tráfico en todo el día y en ese aspecto fue una ruta tranquila.
Mi plan era correr sin parar hasta el pie de Autzagane, en Amorebieta, y luego caminar en las subidas y correr en las bajadas de los dos puertos que tenía, Autzagane y Balcón de Bizkaia. A partir de Munitibar, en los últimos 17 km hasta Lekeitio, el cuerpo me diría cuándo correr.
Con calor, llegué a Amorebieta según lo previsto, con paradas cortas para coger agua, pero casi sin parar. Puse un ritmo cómodo, de Regeneración Activa (RA) y llegué a Amorebieta (km 19,5) a un ritmo medio de 6:09 min/km, con una media de 193 vatios y 133 ppm. Hasta ahí fui guiándome por mis sensaciones y por el potenciómetro para regularme (sin pasar de 200 w) y llegar a los puertos sin haber gastado muchas balas.
Lo que sí que noté fue que el calor y la humedad me estaban afectando, ya que apenas tuve ganas de orinar en todo el día por la sudada que llevaba. En Amorebieta bebí bien, me refresqué, cogí agua fresca de la fuente de Urgozo y luego me compré un pastel antes de empezar a subir Autzagane.
Al empezar el puerto me equivoqué en un tramo y subí unos 500 metros que tuve que bajar de nuevo. Nada importante. Luego, subiendo por la vía lateral para ciclistas y peatones que esquiva el nuevo túnel, llegué al puerto sin más contratiempos. Segunda foto.

Autzagane. Primer puertito del día.

La bajada la hice corriendo tranquilo y en el cruce de Zugaztieta paré un rato en la fuente para refrescarme, pues estaba un poco fundido. Ahora venía la subida larga del día. Primero son 5,3 km hasta Urrutxua, y luego, otros 3 km con algunas zonas llanas antes.
Hasta Urrutxua casi todo el rato subí caminando, para no fundir todas las fuerzas. Ya en Urrutxua, con una buena sudada encima, entré al bar y me tomé una coca-cola y un bocadillo pequeño de tortilla de patatas. Luego seguí hasta la cima, corriendo algo en las zonas fáciles.
Por fin, en el km 35, llegué a la cima del puerto. Nueva foto. Ahora me quedaba "lo más fácil", bajar hasta Munitibar, y luego seguir el río Lea hasta Lekeitio por terreno descendente con repechos.

Balcón de Bizkaia. La subida más dura y larga del día.

La bajada, sin novedad. Luego, en Munitibar hice otra paradita, comí un pastel en un bar, me refresqué y seguí. Las sensaciones no eran muy buenas, ya que por el calor y la humedad estaba bastante tocadito. Ya veía que no iba a poder correr todo el rato hasta Lekeitio, por mucho que el terreno fuera más favorable.
Me quedaban unos 18 km con algunos repechos. El calor apretaba más de lo deseado y el cuerpo no me respondía tan bien como me hubiera gustado. Así que, desde ahí hasta Lekeitio tuve que ir alternando el correr con el caminar, de forma que esta última parte la hice a más de 7 min/km de media.
En los pueblos de Aulestia y Gizaburuaga hice otras dos paradas más, para refrescarme, comer algo y beber. Por suerte, en los últimos kilómetros el cielo se cubrió algo y acabé con mejores sensaciones que el tramo anterior.
Entré en Lekeitio algo más recuperado y me detuve en la plaza, junto al Ayuntamiento. Foto final. Muy contento y algo cansado. De piernas llegué bastante bien. Si no llega a ser por la humedad, que me hizo sudar mucho, hubiese ido mejor. Pero bueno, prueba superada con buena nota. He jugado a ultrarunner y me he divertido.
Ha sido una nueva jornada de autoconocimiento de mis capacidades tanto físicas como mentales. Las pruebas de resistencia siempre me han llamado la atención, y los ultras me atraen bastante. Poco a poco voy viendo si sirvo o no. No voy mal, por ahora. Ya veremos.

Datos del día
Distancia: 56,9 km.
Tiempo con paradas: 7:44 horas.
Tiempo sin paradas: 6:35 horas.
Desnivel según el Garmin Connect: 1.255 metros.
Desnivel según el Strava: 1.024 metros.
Calorías consumidas según Garmin Connect: 3.063 c.
Calorías consumidas según el Strava: 5.064 c.
Ritmo medio sin paradas: 6:57 min/km.
Ritmo medio con paradas: 8:09 min/km.
Comida durante el día: 7 geles, dos pasteles, un bocadillo de tortilla pequeño y un pincho de jamón, bastante agua y dos coca-colas.

Antes de empezar a correr, frente al Ayuntamiento de Bilbao.

Mapa de la ruta.