domingo, 19 de octubre de 2014

Bilbao Night Marathon

Bueno, ayer se celebró una nueva edición del Bilbao Night Marathon. Fue un gran éxito. Hubo mucha participación y había mucho público, por lo menos durante las primeras horas de la Media Maratón. En muchos lugares del circuito el gran número de gente animando recordaba a las grandes citas internacionales. Esperemos que siga así.
(Foto del 2013 tomada del fecbook de la organización).

El nuevo circuito es mucho mejor que el del año pasado, pero así y todo, y por lo que me ha comentado gente que salió en los primeros cajones, había bastantes tramos en los que era difícil correr a gusto. Yo salí en el cajón nº 4 y sin pretensiones de ir rápido, así que no noté mucho este problema, aunque sí me encontré en algún momento con dificultad para adelantar a algunos corredores.
La verdad, es que me parece muy difícil hacer un circuito sin salir de Bilbao para correr un maratón con esta cantidad de participantes (unos 10.000 en los primeros kilómetros entre las tres distancias) y tener fluidez en la carrera. Bilbao no cuenta con muchas grandes avenidas y creo que o bien se saca parte del circuito hacia las afueras (por ejemplo hacia Zorroza por la carretera de Sodupe o hacia la ría), o se limita la participación a un menor número de corredores, o bien se hace que la carrera "pirata" no coincida con la Media y la Maratón.

Me gustó:
El circuito, pese a lo comentado.
El ambiente.
El público.
El regalo del chaleco.
El servicio de Guardarropa.
La organización en general.
Los voluntarios que atienden con simpatía.

No me gustó:
El calor.
El que la carrera pirata se separase del circuito principal en el puente de Deusto para luego volver a juntarse en Abandoibarra, un tramo estrecho, con las consiguientes molestias.
El que las tres metas no estuvieran más claramente diferenciadas.
El que haya gente que salga en los grupos "rápidos" que en realidad corre "lento".
Las pocas duchas que había (no lo comprobé en persona pero parece que no eran suficientes).
Los voluntarios antipáticos.

En fin. En lo personal hice lo que había pensado y fue un buen entrenamiento. Me apunté a la carrera pirata, pero seguí hasta el km 14 acompañando a unos amigos y en total complete los 15 km que tenía previstos correr a ritmo medio suave.
Es mi tercera participación, dos en la media y este año en la pirata. No creo que me anime alguna vez a correr este maratón. Terminar a las tantas y con pocos compañeros no me motiva. Creo que esta carrera podría ser una de las mejores y más atractivas Medias Maratones de la península, pero no me termina de convencer la idea del Maratón nocturno.

jueves, 16 de octubre de 2014

km 14 y 15 del Maratón de Nueva York

Seguimos avanzando en mi novela por la carrera de la Gran Manzana. Hoy tocan los km 14 y 15.

Km 14
Corriendo ahora por el kilómetro 14 de esta carrera por Clinton Hill, en la Avenida Lafayette, la gente se agolpa en las escaleras de acceso a los portales de sus casas con carteles, con música y con gritos de ánimo.
Sí. Nueva York es una gran ciudad, pero es una gran ciudad formada por multitud de pequeños pueblos, pueblos de algunos miles de personas, a veces, pero otras son solo unos centenares los que interactúan formando pequeñas comunidades.
Km 15
Paso el kilómetro 15 de la carrera a un ritmo lento. Dejamos atrás la Avenida Lafayette y un giro a la izquierda nos introduce en la Avenida Bedford, la cual seguiremos durante un largo rato hacia Queens. Estamos ahora entrando en la zona sur de Willamsburg, el barrio de los judíos ortodoxos, por donde correremos unos cuantos minutos ante la indiferencia de algunos de ellos. Pero no nos importa. Ellos tienen su vida y nosotros la nuestra, y la nuestra, la mía, ahora solo consiste en correr, correr, correr…
Pero en un maratón hay mucha diferencia entre correr bajo los aplausos del público o correr ante su frialdad, y aquí, en las zonas en las que menos gente nos anima, es cuando empiezan a asomar las malas sensaciones por cualquier resquicio. Si hasta ahora nada me dolía, nada me importaba, nada me frenaba, desde el instante en el que momentáneamente se han dejado de oír esos fantásticos gritos de ánimo, una molestia que antes no llegaba apenas ni a sentirla se ha hecho dueña de mi gemelo derecho.
Es curioso el juego que se traen entre manos mi cuerpo y mi mente. Si la mente se distrae, el cuerpo no puede hacerse oír. Da lo mismo si el dolor es grande o no, ya que apenas me doy cuenta del mismo. Sin embargo, en cuanto la mente deja de tener estímulos en los que concentrarse, cualquier pequeña incidencia pasa a ser el centro de atención de mi cuerpo, y cuando solo llevas quince kilómetros en un maratón, con más de veintisiete kilómetros aún por correr, esa incidencia, esa molestia, puede arruinarte la moral y hacer que no corras bien por estar todo el rato pendiente de si el dolor va a más o si se mantiene. Piensas en cuál puede ser la causa. ¿He bebido poco? ¿Será el cansancio de ayer? Seguro que es porque no he dormido bien. Ayer debí haber descansado más. Tenía que haber hecho más estiramientos en la salida.
Todas estas ideas dan vueltas y vueltas en mi cabeza. Y el dolor, la molestia, empieza a preocuparme de verdad, hasta que en una esquina, un nuevo grupo musical, un nuevo gentío entusiasta, un nuevo grito de “Go, David” logran sacar mi cabeza de ese bucle demoledor, de esa sensación de que todo empieza a ir mal. Y entonces vuelvo a sonreír, vuelvo a ser optimista, vuelvo a disfrutar de correr, vuelvo a ser feliz de poder estar aquí pase lo que pase más tarde.

Así es un maratón. A veces estás bien y otras veces te sientes hundido. Así es la propia vida.

domingo, 12 de octubre de 2014

Carrera solidaria contra el cáncer de mama de Bilbao (y sigo corriendo por Brooklyn)

Este domingo he participado en la Carrera Solidaria contra el cáncer de mama de Bilbao. Como me tocaba correr 1:10, según mi plan para Sevilla'15, he corrido primero unos 6 km a ritmo suave, luego mientras iba a la salida y calentaba he sumado otros dos más, y luego ya he corrido los aproximadamente 5 km de la carrera, terminando a ritmo fuerte.
Ha sido una carrera bonita, con mucha gente y un ambiente relajado. Y muchas mujeres corriendo, muchas más que en una carrera normal. Eso es bueno.
Algunos comentarios:
- La salida oficial se ha retrasado más de 20 minutos. Menos mal que no hacía frío y no llovía. No sé la causa del retraso porque apenas podía entender lo que se decía en la megafonía, pero como es una carrera benéfica este retraso no tiene la menor importancia. Sus razones habrán tenido. Son cosas que pasan.
- Había una salida para los que iban en patines (no les he visto, o sea, que no habrá habido problemas), luego la salida para los corredores y otra para los que iban a completar el recorrido caminando. Sugerencia para los que caminan: si vas a hacer el recorrido caminando, o si sabes que vas a correr un rato y luego vas a caminar, sal atrás. Se ha montado un buen tapón porque nada más salir ya había bastante gente delante que solo caminaba, y además en paralelo mientras charlaban con los amigos impidiendo que los que querían correr les pasaran fácilmente. Y si te paras a caminar a mitad del recorrido, échate a la derecha y así el flujo de corredores es más rápido.
- No entiendo a la gente que va a estas carreras con auriculares. Primero, porque no sienten lo que pasa a su alrededor, y así, creo, se pierden el ambiente de las carreras, que es lo bonito. Y segundo, porque al ir escuchando música no oyen las peticiones de los que van detrás para poder pasarles sin problemas.
- En la meta había varios altavoces, y cuando entras solo oyes el que está justo allí, y si el "speaker" dice "no hagáis tapón allí, mejor venís para aquí, que hay menos gente", pues como no vemos desde dónde nos habla pues su "allí" es nuestro "aquí" y nos hacemos un lío para saber a dónde es mejor que nos movamos.
Pero, como os he dicho, ha sido una bonita mañana de correr por Bilbao. Cada vez se ve más gente corriendo y este tipo de eventos, además de para recaudar dinero para un fin solidario, sirven para animar a la gente a hacer deporte, que siempre es conveniente.

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Bueno, y siguiendo con la descripción del Maratón de NYC, os pongo hoy aquí los pensamientos del "prota" de mi novela mientras sigue corriendo por Brooklyn.

Km 12
Casi al final de la Cuarta Avenida, en Brooklyn, cuando ya llevo algo más de una hora de carrera, es casi imposible sentirse solo, pues entre los corredores y el público somos unos cuantos miles de personas los que ocupamos cada una de las manzanas de esta parte de la ciudad.
Sin embargo, pese a correr en Nueva York esta carrera junto a más de cincuenta mil corredores, cada uno de nosotros estamos solos con nuestros miedos, nuestras inquietudes, nuestros sentimientos y nuestras sensaciones. Y es imposible que no sea así, pues correr es un deporte individual, como el ciclismo o escalar montañas. Sí, los compañeros te ayudan y te animan, y gracias a ellos son más soportables y llevaderos el dolor, el cansancio y la aflicción que te causa el lanzarte a una aventura como es correr un maratón.
Uno de los padres del Tour de Francia, Henri Desgrange, explicó esto que siento ahora con estas palabras acerca de la montaña en el ciclismo: “En la montaña el ciclista no se enfrenta solamente al relieve, está entregado a sí mismo y toma conciencia de su terrible soledad”. Sí, es terrible esta soledad que sentimos los corredores y los ciclistas en los momentos duros. Es terrible porque estás rodeado de otros compañeros, estás sintiendo los ánimos del público, estás siendo literalmente empujado por miles de alientos hacia la meta pero, sin embargo, nadie más que tú sabe lo que sientes, sabe lo que has de luchar por seguir, por no rendirte. Nadie, por mucho empeño que ponga en animarte, puede correr por ti, puede pedalear por ti.
Y también siempre que corro, aunque sea aquí, con tanta gente, no dejo de recordar lo que escribió Alan Sillitoe sobre la soledad del corredor:
“...y entonces conocí la soledad que siente el corredor de fondo corriendo campo a través y me di cuenta que por lo que a mí se refiere esta sensación era lo único honrado y verdadero que hay en el mundo, y comprendí que nunca cambiaría, sin importar para nada lo que sienta en algunos momentos raros, y sin importar tampoco lo que me digan los demás”.
Y es que es la pura verdad. Correr es algo honrado, algo que nunca nos engaña. Si estás bien, corres bien, y si estás mal, corres mal. Así de simple. No importa nada más. Solo ser honrado contigo mismo.

Km 13
El kilómetro 13 del Maratón de Nueva York está al comienzo de la Avenida Lafayette, en la esquina con la Calle Fulton, en pleno Brooklyn. Hay un pequeño parque, ideal para que los vecinos lleven a sus hijos a jugar un rato. El Marqués de Lafayette fue un militar y aristócrata francés que, curiosamente, se convirtió en uno de los héroes de la Guerra de la Independencia de los EE.UU. contra los ingleses a las órdenes de George Washington. También tuvo un papel principal en la Revolución Francesa.
Sí. Correr este maratón sirve para conocer la historia de la ciudad de Nueva York y aprender algo de la historia de los EE.UU., una historia breve para los que vivimos en Europa, pero una historia tan interesante como la de cualquier otro país del mundo. (…)

Sí, llevo algo más de una hora corriendo, noto alguna molestia muscular que aún no debía haber llegado, pero lo único que siento es alegría y agradecimiento. La alegría por poder estar aquí, por poder sentir y vivir estos momentos únicos en mi vida. 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Seguimos recorriendo la Gran Manzana

Pues aquí sigue el protagonista de mi novela corriendo por la Gran Manzana en dirección a esa soñada meta de Central Park.
¿Te apetece seguirle?

Km 9
Mientras corro por el kilómetro 9 por esta zona de Brooklyn, más o menos en la esquina de la 4ª Avenida con la 30, pienso en lo diferente que es Nueva York según en qué parte de la ciudad estés. Al contrario que en la mayor parte de Manhattan, donde te cuesta ver el cielo por la cantidad de edificios altos que te rodean casi todo el rato, aquí los que nos rodean son prácticamente edificios bajos en calles anchas. Pero, pese a esta diversidad urbanística, no puedes sustraerte a la idea de que estás en esta gran ciudad.
Nueva York es mucho más que unos rascacielos impresionantes. Nueva York es una forma de ser, una forma de vivir. Y da lo mismo que solo seas un turista pasando unos pocos días en la ciudad, pues enseguida te das cuenta de que Nueva York es diferente a cualquier gran ciudad que conozcas y no puedes evitar sentir que esta ciudad es otra cosa, que esta ciudad tiene algo que la distingue del resto de grandes ciudades, que esta ciudad hace que la sientas como parte de ti una vez que la conoces.
Y todos los corredores que venimos a correr el Maratón de Nueva York sabemos que ya estamos ligados a la Gran Manzana para siempre, que a partir de ahora ésta será nuestra ciudad, nuestra casa, que a partir de ahora seremos un poco neoyorquinos, y todo lo que le pase a esta ciudad nos afectará como si nos ocurriera a nosotros. No podemos evitarlo. Como no podemos evitar sentirnos otra persona una vez que inicias la aventura de correr un maratón.

Km 10
El kilómetro 10 de un maratón es un momento importante en la carrera. Se puede decir que ya has terminado la primera parte de adaptación a la distancia, tu cuerpo ya está trabajando a pleno rendimiento y eres capaz de ver cómo estás respondiendo a los kilómetros y puedes ya adivinar cómo va a transcurrir el día.
Por supuesto, es demasiado pronto para tener problemas, y si los tienes debes evitar pensar mucho en ellos, porque probablemente solo sean producto de la tensión y de la ansiedad de enfrentarse a un maratón. Además, mi experiencia me dice que esos problemas que puedes tener en estos primeros kilómetros no son los que te van a poner en aprieto más tarde. Por ahora solo son pequeñas tensiones musculares debidas al propio nerviosismo de la carrera y al temor que todo corredor tiene a que un dolor le obligue a abandonar. Pero esos dolores de verdad no suelen aparecer tan pronto en un maratón, no. Los problemas serios, los dolores de verdad empiezan cuando ya te vas acercando al kilómetro 30, cuando empieza realmente un maratón.
Aquí, en Nueva York, el kilómetro 10 está en la esquina de la 4ª Avenida con la 19, más o menos a la mitad de esta larga recta que es la 4ª Avenida, en pleno Brooklyn.

Km 11
(…) solo llevo once kilómetros recorridos. Ahora solo debo pensar en correr, en avanzar por esta larga Cuarta Avenida a lo largo de Brooklyn, en retener los ánimos del público y en gozar de esta carrera tan mágica. Durante unas horas tal vez pueda olvidar lo que me espera y disfrutar como nunca antes he disfrutado corriendo.
Al fondo se ve el altivo edificio Williamsburg Bank, con su torre con cuatro relojes en las cuatro direcciones, que nos señala como un faro el punto de giro al final de la Cuarta Avenida en la Hanson Place para entrar durante un pequeño tramo por la Avenida Flatbush antes de coger la Avenida Lafayette. Es uno de los edificios icónicos de esta parte de Brooklyn y se terminó de construir en 1929, el famoso año del crack de la Bolsa de Nueva York.
Corro, pues, hacia él, hasta el final de esta recta, una más de las muchas largas rectas que se reparten a lo largo del maratón. Las rectas son malas compañeras para los corredores. Sí, en teoría son cómodas para correr y seguras para los tobillos y las rodillas, que no sufren como lo hace en los giros bruscos y en los cambios de ritmo. Sin embargo son letales para la moral del corredor, ya que nos hacen tener la incómoda sensación de que no avanzamos, de que estamos en un bucle interminable en el que nuestros pasos tan solo hacen girar una gigantesca cinta de correr que hay bajo el asfalto, como cuando corres en el gimnasio. Y cualquiera que corra sabe que la moral es muy importante, sobre todo en un maratón.
Por eso, en estas rectas escojo no mirar mucho hacia delante, sino mirar a la gente, al público, a los edificios, a los demás corredores. Hay que procurar cerrar la entrada a los malos pensamientos, a las malas sensaciones. Cualquier maniobra de distracción es válida para lograr el objetivo de correr y disfrutar corriendo.
Sí. Sabes que si lo logras todo parecerá terminar mucho antes.

domingo, 5 de octubre de 2014

Kross Popular de Bilbao La Vieja y New York, km 6 y 7

Hoy he participado en el XIII Kross Popular de la Asociación de Comerciantes de Bilbao La Vieja. Una bonita carrera de 6 km (aunque en el cartel pone 7 km) que me ha servido para terminar mi fase de pretemporada que inicié a primeros de septiembre. A partir de la semana que empieza mañana, si la salud me lo permite, ya voy a comenzar el Plan de Entrenamiento que me he preparado para intentar hacer el Maratón de Sevilla, al cual estoy preinscrito por ahora.
La idea es ir de menos a más y hacer, básicamente, lo mismo que hice a primeros de este año para el Maratón de Rotterdam de abril, en el que acabé muy satisfecho, salvo que esta vez he preparado un plan de 20 semanas en lugar de uno de 15, ya que al de Rotterdam llegué tras un breve descanso después de correr en noviembre de 2013 el Maratón de Nueva York y el de San Sebastián. Esta vez prefiero entrenar más semanas ya que vengo de un descanso largo y de una situación de salud no muy buena, así que necesito más kilómetros de base.
La carrera de hoy ha sido muy bonita. No mucha gente pero con un ambiente muy del barrio de San Francisco y Bilbao La Vieja, una zona de Bilbao con personalidad propia, nada que ver con la zona en la que me muevo yo habitualmente pero una zona interesante y a la que mucha gente le tiene un gran cariño, y muy merecido, por cierto.
He corrido como si fuera un entrenamiento, un poco más rápido, lógicamente, pero siempre intentando mantener el pulso controlado. Y he llegado a la meta muy bien y con buena recuperación. Estoy contento.

Os dejo aquí la continuación de la descripción del Maratón de Nueva York que vive el protagonista de mi novela (aún inédita):

Km 6
En el kilómetro 6 de la carrera ya estamos plenamente inmersos en una de las primeras largas rectas que tendremos que atravesar. Hemos entrado hace algo más de un kilómetro en la 4ª Avenida y nos quedan unos cuantos más hasta salir de esta primera tortura mental que es toda larga recta en una carrera de fondo. Por suerte, ahora estoy físicamente muy bien y como hace pocos kilómetros que hemos entrado en Brooklyn, donde el público nos anima muchísimo, es fácil mantener un buen ritmo y sentirnos optimistas y llenos de euforia.
Mi único deseo en este instante es que todo siga así hasta la meta. Mis piernas por ahora van muy bien, los ánimos de la gente son fabulosos y mis sentimientos y sensaciones no pueden ser más optimistas. Éste es un tramo para disfrutar del ambiente, y esto es lo que hago, tan solo disfrutar. Ni siquiera la duda de lo que me espera al cruzar la meta me impide gozar de estos momentos con la máxima intensidad. Los gritos del público acallan cualquier otro grito que pueda salir de mi alma atormentada por los hechos del año anterior.
Ojalá no cesaran nunca estos ánimos. Ojalá esto fuera así para siempre. Ojalá nunca llegue a la meta. Ojalá mi vida acabara así.

Km 7
A la altura de la calle 59 sigo corriendo por esta larga 4ª Avenida. Llevo ya siete kilómetros recorridos. Casi nada en una carrera tan larga. Se suele decir que más o menos a esta altura de la carrera es cuando empieza la fase de negación en un maratón, ya que es cuando es fácil que pensemos en que no vamos al ritmo que nos hemos marcado, o nos acordemos de que no hemos hecho alguno de los rituales previos a un maratón, como estirarnos, darnos vaselina en los puntos de fricción o que no hemos traído la tableta de glucosa que habíamos preparado para los últimos kilómetros.
Pero hoy, por suerte, no tengo ninguno de estos pensamientos negativos. Voy más lento de lo previsto, sí, pero no me importa en absoluto y me da igual si no me he preparado bien las horas previas a la salida. Hoy todo me da igual. Solo deseo disfrutar de todo el recorrido y llegar a la meta lo mejor posible. Me da lo mismo a la hora que llegue.
Hoy solo es importante vivir con la máxima intensidad este sueño de correr en Nueva York. Hoy solo importa sentir cada instante como si fuera mi última carrera, ya que es muy probable que hoy sea de verdad mi última carrera.

jueves, 2 de octubre de 2014

Del km 3 al km 5 de Nueva York.

A un mes exacto de la gran cita con la que más de 50.000 personas llevan soñando desde hace meses, os sigo poniendo aquí extractos de mi novela en la que el protagonista corre, por fin, el Maratón de Nueva York.
Hoy toca del km 3 al km 5. Unos kilómetros para calentar, para despertarse, para seguir soñando y para descubrir, por fin, qué significa correr allí.

Km 3
Poco después de completar los primeros tres kilómetros, y tras haber dejado atrás el fantástico paso en la intimidad por el Puente Verrazano-Narrows, la entrada a las calles de Brooklyn nos recibe a todos los corredores en una orgía de placer, de música, de gritos, de ánimos y de pasión desbordante. Las primeras notas que llegan a nuestros oídos mientras nos acercamos a los primeros grupos musicales que a partir de ahora jalonarán los cuarenta y dos kilómetros de la carrera estallan en nuestros sentidos como un orgasmo inevitable.
La gente, al igual que todos los que corremos, se vuelve loca según llega el maratón a las calles de Nueva York, a las calles de Brooklyn, y es imposible agradecer a todos sus gritos de ánimo, sus aplausos y la energía que nos transmiten. 
Km 4
Tras girar en la calle 92 hacia la derecha, entro poco antes del kilómetro 4 en la larga y casi interminable 4ª Avenida, que me hará avanzar unos cuantos kilómetros hacia el norte casi en línea recta. Aún estoy con el shock que supone pasar de la soledad del puente Verrazano-Narrows a la algarabía de estas primeras manzanas por Brooklyn y de los primeros minutos rodeado de aplausos, público, música y animación, y casi no puedo recuperarme de tanta emoción porque la sensación de éxtasis total sigue plenamente vigente en mi cabeza.
Las piernas corren solas ahora y empiezo a quitarme de encima el frío de la mañana que me ha inundado el cuerpo mientras esperaba la hora de la salida en Fort Wadsworth, por lo que me desprendo del fino chubasquero con el que he empezado la carrera y que no me hará falta hasta dentro de unas horas, cuando cruce la meta en Central Park.
Y este gesto, el de quitarme el chubasquero, hace que sea visible para el público mi camiseta con mi nombre impreso en ella. Y llega la emoción de sentir cientos de voces animándome por mi nombre en las calles de Nueva York, algo con lo que soñaba desde hacía meses y por lo que merece la pena pasar por todo lo que he pasado para correr esta carrera.
Km 5
El kilómetro 5 de un maratón es como la primera boya a la que hay que dar la vuelta en una regata. Sirve para comprobar el ritmo medio al que estás corriendo y sirve para recordarte que debes empezar a beber cada cinco kilómetros para no tener más tarde problemas físicos. (…)
Esta zona de Brooklyn parece muy agradable para vivir. Las casas son bajas, como las de una ciudad normal europea, la calle es ancha y el ambiente de la gente que nos anima desde los diferentes portales es fantástico. Dan ganas de pararse y charlar un rato con estas personas, sobre todo con las que nos animan con música desde algunos portales que tienen un pequeño jardín a la entrada. ¡Qué diferentes son los barrios de Nueva York! ¡Qué diversidad puede llegar a haber en esta ciudad!
También somos muy diferentes todos los que estamos corriendo hoy aquí. Miro alrededor y veo gente de todas las edades, de todos los países, de todas las razas. Pero hoy todos corremos unidos en un único objetivo, que no es otro sino disfrutar de algo único en el mundo, de sentir esto tan fuerte que estamos sintiendo todos hoy, seamos de donde seamos, seamos como seamos. Y todas estas sensaciones nos llegan tan profundamente al fondo de nuestro ser que, apenas recorridos estos breves kilómetros de la carrera, estoy seguro de que todos nosotros ya solo pensamos en que ojalá podamos repetir esta experiencia más veces en lo que nos resta de vida.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Kilómetros 1 y 2 en Nueva york

Sigo con la carrera de las carreras, pasando el puente Verrazano-Narrows, uno de los mejores momentos del recorrido. Impresiona verte ahí, entre miles de corredores.

Km1:
Solo llevamos un kilómetro corriendo y acabamos de pasar bajo el primero de los dos pilares que sujetan este magnífico puente colgante. Muchos nos detenemos de vez en cuando para sacar alguna foto del puente y de los helicópteros. El viento es bastante frío a estas horas y la gente corre abrigada por ahora. Pero no es frío lo que se refleja en nuestros rostros sino felicidad. Por fin estamos aquí. Por fin llegó el momento.
Seguro que muchos tienen ahora en mente algunas frases que, dicen, pertenecen a Emil Zátopek, (…) como “Si quieres correr, corre una milla. Si quieres experimentar una vida diferente, corre un maratón”, o “Un atleta no puede correr con dinero en los bolsillos. Ha de hacerlo con esperanza en su corazón y sueños en la cabeza”.
Sí, es cierto. Ni una sola de las más de cincuenta mil personas que hoy atravesaremos este puente ha dejado de soñar con este instante desde hace varios meses, incluso algunos desde hace varios años. Todos y cada uno de nosotros tenemos toneladas de esperanza en nuestro corazón, más que suficiente para llegar a Central Park dentro de unas horas y convertir nuestro sueño en un recuerdo real, en una experiencia única y experimentar, como dijo Zátopek, una vida diferente.
Sí, es un momento mágico. Es nuestro momento.

Km2:
El kilómetro 2 de este maratón coincide con la fase de excitación, según nos explican las diferentes teorías psicológicas que hablan de las varias etapas por las que pasamos los corredores durante la carrera. Estamos ya terminando de cruzar el puente Verrazano-Narrows y ahora corremos cómodamente cuesta abajo hacia Brooklyn mientras admiramos continuamente la espectacularidad de este gigantesco puente sobre la bahía del Río Hudson.
Tenemos toda la carrera por delante y es verdad, estamos todos los corredores realmente excitados por estar aquí, iniciando la carrera de nuestra vida, iniciando este viejo sueño de correr aquí, en Nueva York. Todos corremos con una gran sonrisa en nuestro rostro y no hay nada más que felicidad en los gritos y en los gestos que salen espontáneamente de nuestro cuerpo.

Es imposible evitar esta excitación, esta alegría. Todo lo que hemos soñado tantas veces se está haciendo por fin realidad, y los sentimientos están tan a flor de piel que se desbordan sin remisión. Todo lo que nos pase hoy lo recordaremos simplemente como algo de lo mejor que nos ha pasado en nuestra vida.

domingo, 28 de septiembre de 2014

El sueño de Nueva York

El nombre de este nuevo blog no es una casualidad. Hace unos tres años me decidí a cumplir uno de mis sueños, que no era otro sino el de correr el Maratón de Nueva York. Me costó más tiempo de lo previsto, ya que fui en 2012, el año que se canceló la carrera por la tormenta Sandy. Pero finalmente en 2013 volví y lo terminé. Y ese sueño se hizo realidad, y disfruté tanto que espero que no pasen muchos años más para regresar y volver a sentir todo lo que sentí en Nueva York el 3 de noviembre de 2013.
Así que Nueva York, su maratón, sigue siendo un sueño para mí y sigue siendo una parte importante de mi vida, tan importante que este verano he terminado una novela en la que el Maratón de Nueva York está muy presente y en cada capítulo el protagonista describe lo que siente en cada kilómetro de la carrera mientras va recordando unos hechos que vivió un año antes. Es una novela en la que hay suspense, muertes, venganza y amor, y todo ello alrededor de esta carrera.
No sé si algún día podré publicarla, espero que sí, pero por ahora, y como estamos a 35 días de una nueva edición de este maratón, he decidido que voy a ir poniendo en este blog algunos de los párrafos que van describiendo los 42 kilómetros desde el Puente Verrazano hasta Central Park.
Los que hayáis tenido la suerte de correr allí seguro que revivís todas esas sensaciones, y para los que no hayan podido ir espero que les sirva para hacerse una pequeña idea de lo que es correr en Nueva York.

Aquí va el kilómetro 0:

Apenas he dormido esta noche en esta ciudad que nunca duerme. Ha sido una noche de nervios, de ilusión, casi como cuando de niño esperaba con ansia los regalos que me dejarían los Reyes Magos y dormía mal y me despertaba muy temprano. (…)
Cerca ya del momento de empezar a correr cruzando el puente de Verrazano todos los corredores se muestran nerviosos. Algunos comen algo, ya que el madrugón les ha impedido desayunar bien en su hotel. Otros simplemente charlan mientras esperan sentados la hora de empezar la carrera de su vida. Las colas para ir al baño para eliminar la tensión son largas, pese a los cientos de baños portátiles que la organización tiene preparados. Poco a poco se van dando las diferentes salidas de la carrera, ya que es tan grande la multitud que es casi imposible hacer una salida conjunta.
Pero, salgas a la hora que salgas, la salida de tu grupo tiene toda la parafernalia de la salida que se ha dado a los corredores profesionales. La música de Frank Sinatra y su famoso “New York. New York” nos hace vibrar a todos y nos eriza el vello de todo el cuerpo mientras vamos avanzando poco a poco hacia el momento definitivo. Luego el himno de los EE.UU. termina de aportar esa emoción extra al ya de por sí emocionante instante de comenzar el maratón más famoso del mundo. Y finalmente toda la excitación y la tensión acumulada las horas previas, los días previos, los meses previos, o incluso los años previos se desborda imparable hacia la larga recta inicial que supone cruzar el Verrazano-Narrows Bridge. (…)

Y nadie echa de menos ahora, y menos yo, el no haber dormido bien hoy. Estoy tan despierto que parece un sueño hecho realidad. Pero, ¿qué digo? Es un sueño hecho realidad. Es real. Todo lo que estoy viviendo es real y al ver la cara de la gente, de los demás corredores, noto que todos sienten lo mismo que yo. Gente venida de todas las partes del mundo. Gente de todos los colores, de todas las edades, de todas las clases sociales. Ya no hay sexos, no hay clases, no hay edades, no hay colores. El maratón de Nueva York nos ha unido a todos en un único ente que abarca cuarenta y dos kilómetros, cinco barrios y una ciudad entera. Todos somos uno. Es el sueño de los idealistas, de los místicos, de los utópicos, de los ilusos. El sueño en el que toda la humanidad se une para marchar unida hacia un mismo destino. Esto es el maratón de Nueva York. Un triunfo de la gente por encima de cualquier otra cosa.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Nuevo blog. Nuevas inquietudes.

Hola, bienvenidos a mi nuevo blog.
Hasta ahora, y desde junio de 2007, he ido plasmando cosas sobre mi mundo (fotos, temas de ciclismo y cicloturismo, viajes, escritos, etc.) en mi bog EL COL DEL AGONISTIC. Pero creo que este blog, al igual que yo mismo, ha cumplido un ciclo.
Allí han quedado plasmadas muchas de mis aventuras sobre la bicicleta, desde viajes fantásticos (como la Transpirenaica) hasta marchas cicloturistas míticas (como la Luchón Bayona, las clásicas París Roubaix, Milán San Remo, Tour de Flandes y Lieja, u otras marchas muy bonitas como L'Etape du Tour, Quebrantahuesos, etc.) y Vueltas cicloturistas por etapas (como la Volta a Menorca) y otros muchos viajes (como Burdeos Bilbao).
También he puesto en ese blog muchas fotografías de viajes por muchos lugares de Europa o en EE.UU. y crónicas de mis últimos maratones de Nueva York, San Sebastián o Rotterdam.
Pero un problema en la espalda (una espondilitis) me está haciendo sufrir cada vez más sobre la bicicleta, tanto que creo que ya no voy a hacer más pruebas duras de cicloturismo.
Sin embargo, cuando corro, y también me gusta correr, mejora mi espalda.
Así que he llegado a un punto de inflexión en mi vida deportiva. Si hasta ahora yo siempre me he considerado un ciclista al que le gusta correr maratones, a partir de ahora el cuerpo me está pidiendo ser un maratoniano al que le gusta salir en bici.
Y es por ello que también voy a cambiar de blog. De un blog de un cicloturista paso a llevar un blog de un corredor.
Pero solo ése será el cambio. Espero seguir con el mismo tono optimista y la misma ilusión de siempre. Y espero seguir también hablando aquí de otras cosas, además de hablar de deporte. La vida tiene muchas facetas y es un error elegir solo una.
Bien. Bienvenidos a los viejos amigos de El Col del Agonistic. Espero que sigáis leyéndome. Y bienvenidos a los que no me conocían, espero que os guste lo que cuento.
Os dejo dos fotos a modo de transición entre mis dos aficiones. En una estoy reconociendo un tramo del pavés antes de hacer la París Roubaix cicloturista en 2012, uno de los días de mejor recuerdo en mi vida sobre la bici, y la otra es de la llegada de mi último maratón en Rotterdam en abril de 2014. Muy buenas sensaciones todo el día.
Saludos y os espero por aquí.