En la última entrada os comenté el miedo a la pesadilla de una lesión por un dolor en el tibial que me empezó de repente al comenzar el entrenamiento largo del lunes pasado.
Bueno, por suerte todo parece que no es más que una sobrecarga muscular, algo que es molesto pero que no nos frustra a los corredores dejándonos sin poder correr cuando más en forma nos encontramos.
Tras un descanso sin correr hasta el viernes, y con una buena sesión de masaje el jueves, la pierna ya está mucho mejor, sin el dolor punzante que sentí cuando tuve que parar.
Lo que me han quedado son unas buenas agujetas en los gemelos y sóleos de ambas piernas, ya que, además de la caña que me metió la masajista el jueves, el viernes, cuando retomé los entrenamientos, traté de correr pisando con la parte delantera del pie, pues, dicen, es lo mejor para evitar lesiones.
Pero he comprobado en mis piernas que cambiar de forma de correr tan bruscamente es difícil y ayer sábado y hoy domingo estoy con bastantes dolores por agujetas en las dos piernas.
Pero bueno, el dolor de agujetas no impide correr. Otra cosa es correr con dolor por una lesión, entonces sí que hay que dejar de correr.
Así que no me puedo quejar. Con dolores y todo el viernes y el sábado sumé 11 km cada día y esta mañana he corrido 20 km suaves sin demasiados problemas. No piso con la punta del pie, pero estoy concentrándome más en levantar bien las rodillas y dar los pasos algo más cortos para atacar con la planta del pie lo más plana posible y evitar el talonazo, que es lo que más hace sufrir al tibial.
Siempre hay tiempo para aprender y para mejorar.
Sigo sumando kilómetros y ya estoy cerca de la primera meta del año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario