miércoles, 25 de marzo de 2020

Un maratoniano en tiempos de confinamiento

Vivimos unas semanas (o meses) complicados. Complicados para todo el mundo, sin excepción. Es difícil pensar que a nadie le afecta esto. Es cierto que unos lo pasarán mejor que otros, pero nadie lo va a pasar bien.
Para los que somos deportistas habituales, se nos hace duro ver cómo nuestras carreras se han ido cancelando o aplazando, y cómo ahora no podemos ni siquiera salir a la calle a entrenar. La libertad individual es el bien mayor que ha conquistado la humanidad, por lo menos en los países de nuestro entorno (porque no en todo el mundo la gente goza de completa libertad de movimientos).
Por eso, para nosotros es muy duro tener que quedarnos en casa por obligación, mientras fuera la primavera se asoma y el buen tiempo empieza a ser más habitual.
¿Y qué podemos hacer? Pues, en mi opinión, poco más que aceptar que las cosas son así, que no dependen de nosotros y que no sabemos cuándo volveremos a la normalidad. Todo lo que no sea aceptar la nueva realidad y adaptarnos cuanto antes será perder el tiempo. Sí, ya sé que ahora muchos tenemos más tiempo, pero es inútil perderlo en lamentaciones pudiendo aprovecharlo para mantenernos optimistas.
No soy nadie para dar consejos, ni sobre cómo entrenar estos días ni sobre cómo mantenernos con ánimo. Para ello hay entrenadores y psicólogos especialistas. Yo solo os voy a contar aquí lo que yo estoy haciendo.

Entrenamiento:
Pues mi opción en este tema es no entrenar. No entrenar porque nuestros objetivos o se han aplazado o se han cancelado y, sobre todo, porque la mayoría no podemos entrenar, propiamente dicho. Por supuesto que tenemos que intentar hacer ejercicio. Estiramientos, trabajo de fuerza con el propio peso del cuerpo o con lo que tengamos a mano, ejercicio de cardio en la medida que podamos, etc.
Algunos afortunados tienen jardín en su casa, así que pueden correr algo. Otros, también afortunados, disponen de rodillo para la bici o una cinta de correr. No es lo mismo que correr fuera o que salir en bici pero sirve para mantener el tono. Otros afortunados tenemos un pasillo de 15 metros. Y muchos no tienen ni eso.
Yo estoy haciendo un poco de gimnasia y cada dos días he empezado a correr aunque sea media hora por el pasillo, empalmando la habitación, el pasillo y la cocina. No veo buena idea el estar mucho tiempo corriendo por un lugar pequeño, con un paso que no es el nuestro y con giros complicados. Eso solo conduce a lesiones. Con media hora ya está bien.
Mentalmente he aceptado la situación como si me hubiera lesionado y el médico me hubiera dicho que tengo que estar quieto un mes y que luego ya iremos viendo.
Además, aunque muchos no lo crean, estar unas semanas casi parados nos viene bien físicamente. Si somos de los que corremos bastantes carreras a lo largo de año, aunque estemos en forma estamos también sometiendo al cuerpo a pequeñas palizas semanales. Un tiempo de recuperación al ralentí va a mejorar mucho nuestras defensas y los valores analíticos van a normalizarse. Y si algún músculo o tendón se estaba quejando un poco, ahora se va a recuperar del todo. Así que tampoco me preocupo mucho de no entrenar.
¡Ah! y una última cosa que procuro hacer. Ya que mi actividad física es baja, procuro no comer demasiado. Engordar es mucho más fácil que adelgazar.

Mentalidad:
Los maratonianos (y los deportistas de fondo en general) teóricamente debemos estar preparados para afrontar malos momentos. Es raro que alguien que haya corrido varios maratones no haya tenido muchos momentos de sufrimiento.
Un truco que he aprendido en la vida y en mis maratones para superar malos momentos es el de saber que todo tiene un final. Todo llega y todo pasa. Cuando estamos preparando con ilusión un viaje, no vemos el momento de iniciarlo. Luego mientras lo disfrutamos el tiempo pasa rápido y para cuando nos damos cuenta ese viaje es un bonito recuerdo.
Lo mismo pasa con los malos momentos. Para cuando nos damos cuenta, quedan en el recuerdo como una experiencia más, de la que habremos aprendido algo, si somos inteligentes. Incluso podemos salir más fuertes, si somos resilientes, que no es lo mismo que resistentes.
Yo en los momentos malos suelo pensar en cómo contaré a los demás el discurrir de esos momentos malos. Incluso antes de saber de qué manera voy a salir de ellos. Mientra sufro, voy pensando en las palabras y las frases con las que contaré todo lo que me pasó, con los detalles. Tened por seguro que en breve estaremos contándonos anécdotas de estas semanas de confinamiento. El tiempo pasa rápido, demasiado rápido a partir de una edad, por desgracia.
Así que, si sabemos que esta situación va a pasar, pues solo debemos esperar a que pase. No hay que contar los días que llevamos así, ya que no sabemos cuánto tiempo va a durar. Es mejor ir pasando los días lo mejor que podamos, haciendo lo que tenemos que hacer cada día y buscando distracciones o actividades que nos hagan pasar el día sin contratiempos.
Yo estos días, además del tiempo que le dedico a mi labor docente en la Universidad (aunque sea a distancia), aprovecho para leer, estar en contacto con amigos y familiares (las tecnologías nos ayudan mucho), ver alguna película, y cosas así. Tengo la suerte de que estar tumbado en el sofá sin hacer nada sea una de mis actividades favoritas.
Otro truco que me mantiene ocupado y con la moral alta es el de planificar mis próximas carreras o viajes. Incluso aunque no los vaya a realizar nunca.
El Maratón de Rotterdam era mi primer maratón del año. Iba a ser el 5 de abril, pero se ha aplazado a octubre. He tenido suerte y KLM me ha dado un bono por el importe del vuelo, así que no pierdo el dinero.
Mi siguiente maratón iba a ser el 7 de junio en las Islas Feroe. Aún no se ha cancelado y me queda la esperanza de poder correrlo, aunque llegue muy poco entrenado. Pero mi cabeza ya ha asimilado la posiblidad de que se cancele o aplace también. Lo que sea será. Ya viví la cancelación del Maratón de Nueva York en 2012 por el huracán Sandy y tampoco pude viajar en 2010 a la Amstel God Race cicloturista por el volcán islandés Eyjafjallajökull. Así que no es una situación nueva para mí. He aprendido a aceptar este tipo de cosas.
Así que, aunque sea de manera virtual, ya estoy empezando a mirar cómo queda el calendario de maratones a partir del verano para elegir los que me gustaría correr.
Voy a tener mucho donde elegir. A los habituales de esos meses se suman ahora Rotterdam y otras carreras aplazadas. Por ahora solo los estoy mirando por encima. Rótterdam, Ámsterdam, Atenas,... Todos me llaman la atención. Pero aunque no los corra, es un buen ejercicio mental el elegir carreras, mirar el calendario, ver si encajan con mis obligaciones, ver horarios de vuelos, vuelos que tal vez no coja nunca, etc.
Esto me mantiene no solo ocupado, sino que me mantiene con ilusión.

lunes, 9 de marzo de 2020

Duatlón de Portugalete-Ballonti. Vamos mejorando

Tercer duatlón de la temporada y voy mejorando poco a poco. A este paso, calculo que en unos 30 o 40 años estaré disputando la victoria, je, je.

Negociando una curva, bajo la atenta mirada de Raúl y de Carlos.

A diferencia de los dos anteriores, este ha sido por la mañana, cosa que me gusta mucho más. Tuvimos mucha suerte con el tiempo, porque entre varios días de lluvia, el domingo hizo un día muy aceptable, sin lluvia y sin viento. Esta vez del Munay solo estuvimos Vero y yo, con la compañía de Koro Lasa, que nunca falta.
La semana anterior había metido bastantes entrenamientos y, además, en la bici, por un fallo de logística, hice tres horas sin las plantillas en las zapatillas, lo que me causó ligeras (esperemos) molestias en mi rodilla mala. Así que, esta semana he descansado y solo he hecho un día de 7 km suaves y una tirada larga muy buena de 27,5 km el viernes, además de dos sesiones de gimnasio para fortalecer la rodilla. El sábado descansé y el domingo me encontré muy bien, listo para el duatlón.
Calentamos dando una vuelta al circuito y a la salida, con ilusión.
Esta vez la salida del primer sector era en llano seguido de una ligera bajada, con lo que pude correr “rápido” (a 4:17 el primer km) sin ahogarme demasiado. En vez de tirar fuerte tratando de seguir al grupo, me lo tomé con algo más de calma procurando regularme mejor para los 5 km. De todas formas, como en Mungia, enseguida me quedé el anteúltimo, pero sin preocuparme demasiado. Antes de terminar, adelanté a otro corredor, que había “atajado” en una curva y el juez le hizo retroceder para pasarla de nuevo correctamente. Luego nos batiríamos el cobre en los siguientes sectores.


Dura pelea con Claudio, je, je.

Llegué a la transición no tan asfixiado como en Erandio y Mungia, pese a haber ido algo más rápido. Cogí la bici y sin apretar las cintas de las zapatillas corrí hasta la salida y ya montado terminé de atarlas bien. El circuito empezaba con una bajada muy rápida en la que ya pasé a algún participante, y luego nos metíamos en una vía rápida a la que había que dar dos vueltas, con dos subidas a la zona de salida en la que se clavaba mucho la bici. Al terminar la bajada rápida, entré demasiado rápido a la última curva y frené por los pelos. Luego ya empecé a regularme y entre la dura subida que me favorecía y algún otro tramo logré pasar a unos cuantos corredores. En este sector mantuve una buena lucha con el corredor al que había pasado por su error anterior, un tío muy fuerte en bici, aunque al final llegamos casi juntos a la segunda transición, él un poco por delante de mí.
Para intentar perder el menor tiempo posible, esta vez hice como los buenos, y me bajé de la bici ya descalzo dejando las zapatillas en los pedales. Salí de la transición cansado, pero me fui encontrando cada vez mejor corriendo. Ya vi que por detrás no me cogían y por delante logré pasar al corredor anterior. Ya llegando a la meta alcancé a dos chicas, una se quedó un poco y cuando ya iba a relajarme para que la otra entrara en meta antes que yo, miré atrás y vi que venían dos corredores rápido, así que esprinté a tope para no perder el puesto que tanto me había costado conseguir.
Acabé muy satisfecho. He mejorado bastante, puesto que de hacer en los dos duatlones anteriores el 8º por la cola de 170 corredores, esta vez he hecho el 12º por la cola de solo 121, además de no terminar tan asfixiado y de acabar a menos tiempo del ganador. En total empleé 1:15:28 (casi lo mismo que en Mungia) para terminar el duatlón, a casi 19:31 del ganador (me voy acercando, je, je), y a 14:57 del primero de mi categoría V2M.
Después, vimos a Koro recoger su copa de primera de su categoría y nos tomamos una cerveza antes de volver para casa. Una buena mañana.

Datos:
Puesto 110 de 121
8º de 11 de mi categoría V2M.
A 19:31 del ganador absoluto.
A 14:57 del ganador de V2M.

Primer sector:
En 21:45 según mi reloj, sin contar la transición. A 4:40 de media.
Según la clasificación en 21:38.
250 vatios de media. 188 cadencia. 146 ppm media. 152 ppm máxima.
Puesto en el sector: 122 de 123.

Segundo sector (bici):
En 37:33 según mi reloj montado en la bici. A 30,4 Km/h de media. 143 ppm media. 152 ppm máxima.
Según la clasificación en 40:15 a 26,83 km/h (incluye transición).
Puesto en el sector: 107 de 121.

Tercer sector:
En 13:37 según mi reloj, sin contar la transición. A 4:51 de media.
Según la clasificación en 13:35.
241 vatios de media. 189 cadencia. 142 ppm media. 150 ppm máxima.
Puesto en el sector: 109 de 121.

Evolución en los 3 duatlones:

Ritmo sector 1
Pulso sector 1
Potencia sector 1
Velocidad sector 2
Pulso sector 2
Ritmo sector 3
Pulso sector 3
Potencia sector 3
Erandio
4:43
147
248
32,0
147
4:56
143
235
Mungia
4:46
145
244
29,1
140
4:56
137
233
Portu
4:40
146
250
30,4
143
4:51
142
241

 Con los amigos de la S.C. Bilbaina antes de salir.


 Muerto, pero sonriendo (casi) siempre.

Ya en la meta. Buen trabajo.








lunes, 2 de marzo de 2020

¿Por qué llamamos "meta" a la llegada de una carrera?

Cuando era un crío, en EGB, en la Ikastola Lauro tuve un profesor de Lengua y Literatura que me hizo amar las palabras y los libros. Era Angel Zelaieta, un escritor vasco. Si no recuerdo mal, fue él quien nos habló de la etimología de la palabra “meta”, tanto en euskera como en castellano, una palabra que para los que corremos carreras tiene un significado especial, pues alcanzar la meta supone la superación de un reto, de un desafío, aunque muchos la hayan cruzado antes que nosotros.

La meta del Maratón de Nueva York es una de las más deseadas por quienes corremos maratones.

Me acordé el viernes de esta palabra al pasar en bicicleta por un pueblo de la costa vasca y ver una “belar-meta”. “Belar-meta” (o solo “meta”) es la palabra que en euskera designa a esos montones de hierba de forma cónica que se hacen alrededor de un poste alto para que la hierba se seque y sirva de alimento para los animales del caserío. En castellano se llama “almiar”.
¿Y qué relación tiene los que para nosotros es la meta de una carrera y la “belar-meta”? Pues mucha, y la explicación es muy bonita si os gusta conocer el origen de las palabras.
“Meta” viene del griego, meta, en su significado de “más allá” o “después de”, de donde surgen las palabras como metáfora, metafísico o metamorfosis.
Pero al castellano, y en el sentido de final de una carrera, nos viene del latín meta, relacionado con el metrum, medida, y se refiere a lo que marca o delimita un espacio. Por eso “meta”, en el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua (el DRAE) tiene como primera acepción “Término señalado a una carrera”, lo que nos indica dónde debemos dejar de correr, por fin.
En latín, el vocablo “meta” designaba a cualquier objeto de forma cónica, como eran los tres mojones que colocaban en los estadios, en las pistas de las carreras de cuadrigas, y que señalaban el lugar de finalización de la carrera, la meta, en el sentido que le damos a esta palabra.

"The Circus Maximus", de Jean-Leon Gerome. 1876. Con las tres "metas".

Pero en euskera, “meta” (o “belar-meta” –de “belarra”, hierba-), como he dicho, es el nombre que se le da al montón de hierba que se apila en torno a un poste. Y se le llama así porque este montón de hierba tiene la misma forma que las metas que se colocaban en los estadios romanos.
Es curioso cómo en el caso de la palabra “meta” en castellano, esta ha cogido el significado del latín, “final de una carrera”, mientras que en euskera la palabra “meta” ha cogido la forma cónica del objeto que señalaba la meta.
Los aficionados al ciclismo conocerán, sin duda, la marca vasca de ropa de ciclismo “Etxe Ondo”, una marca de gran prestigio. Pues bien. El logo de esta marca lo conforman las iniciales de su nombre, una E y una O, unidas en forma de una “belar-meta”, jugando con la palabra “meta” en euskera, y la meta de una carrera ciclista en castellano. 
Ya sabéis ahora por qué llamamos meta a la meta de las carreras.

"Belar-meta" en Elgoibar.


  
Logo de Etxe Ondo.Una "belar-meta".

domingo, 1 de marzo de 2020

Duatlón de Mungia. Igual pero mejor

Ayer corrí mi segundo duatlón de la temporada, esta vez en Mungia. El resultado final ha sido exactamente el mismo que en Erandio, 8º por la cola, el 163 de 170 (en Erandio fui el 162 de 169). Pero como me gusta ser optimista, el dato positivo es que la sensación al terminar la carrera no era de tanta fatiga como en Erandio, y eso que vengo de una semana de entrenos fuertes, con un día de 19 km con 4x2km, otra tirada de 24 km, y el viernes tres y pico horas de bici. Estaba cansado, eso seguro, pero creo que ayer asimilé mejor la paliza de hora y pico que en Erandio y las pulsaciones han sido algo más bajas.
Sufriendo. (Fotos de Carlos Bilbao y de Raúl Cisneros).

El primer sector era más suave que en Erandio, ya que no tenía ninguna cuesta muy dura, aunque tampoco era llano. El primer kilómetro lo corrí a 4:23, y así y todo ya iba el anteúltimo. Hay mucho nivel en estas carreras, y la mayoría de los participantes son bastante más jóvenes que yo. Luego ya no pude mantener ese ritmo y terminé los primeros 5 km (eran un poco menos) en 22:54, a 4:46 de media.
Tras una transición lenta, cogí la bici y empecé a darle a los pedales para intentar recuperar algunos puestos. El circuito es mucho más duro que el llano de Erandio, con bastantes repechos y uno de ellos muy duro, el de Fika, que hace que la bici parezca clavada al asfalto. Me encontré mejor en la bici que corriendo y adelanté a media docena de ciclistas, aunque por detrás me alcanzó el corredor al que había ganado corriendo, Rober Ortuño, del Urbiko, al que me habían presentado mis compis del Munay en la recogida de dorsales (luego le pasé otra vez en la carrera).
Terminé los 18 km de la bici a una media de 29,1 km/h y, tras otra transición lenta, empecé a sufrir de nuevo en los últimos 2,5 km de carrera, que los corrí a 4:56, pidiendo la hora al árbitro.
En total empleé 1:15:24 para terminar el duatlón, a casi 22 minutos del ganador, y a 14:30 del primero de mi categoría V2M. En la categoría terminé el 8º de 9.
Del Munay estuvimos Mikel y yo, en chicos, y Vero, Vanessa, Bego y Mariola, en chicas. Mikel quedó segundo en V2M.
Al terminar la carrera, Mikel, Vero y yo nos acercamos a la celebración del 6º aniversario del grupo Beer Runners de Bilbao. Zorionak equipo!

Datos:
Puesto 163 de 170
8º de 9 de mi categoría V2M.
A 21:43 del ganador absoluto.
A 14:30 del ganador de V2M.
Primer sector:
En 22:54 según mi reloj, sin contar la transición. A 4:46 de media.
Según la clasificación en 22:52.
244 vatios de media. 188 cadencia. 145 ppm media. 153 ppm máxima.
Puesto en el sector: 173 de 175.
Segundo sector (bici):
En 37:22 según mi reloj montado en la bici. A 29,1 Km/h de media. 140 ppm media. 148 ppm máxima.
Según la clasificación en 40:09 a 26,7 km/h (incluye transición).
Puesto en el sector: 159 de 172.
Tercer sector:
En 12:11 según mi reloj, sin contar la transición. A 4:56 de media.
Según la clasificación en 12:03.
233 vatios de media. 190 cadencia. 137 ppm media. 144 ppm máxima.
Puesto en el sector: 164 de 170.

Mariola, Bego, Vero, Mikel y Koro antes de la salida. 

 Vanessa y Vero en el pelotón.



 Mikel es el único que sonríe, ¡qué crack



Hasta el próximo du.

Mikel, Vero, Koro y yo, tras la carrera.