sábado, 27 de mayo de 2017

Listo para un nuevo maratón: Lieja

A falta de ocho días para el Beer Lovers' Marathon, mi 18º maratón (2º del año), creo que la cosa va bien. Mi objetivo es solo terminarlo y disfrutarlo, además de sumar una buena tirada larga con cuestas para mi siguiente objetivo (y principal del 2017): el Ultra del Zermatt Marathon, en Suiza el 1 de julio.
Como veis en el perfil que os pongo más abjo, este maratón belga es muy complicado, teniendo en cuenta que es un maratón de asfalto.
En el km 8 se suben las famosas escaleras Bueren Stairs, que son 374 escalones que suben una calle larga y empinada y en la que asciendes casi 200 metros de desnivel. Y luego, tras superar esta pared, tenemos otros 3 km por la Rue des Cotillages, con otro desnivel de 200 metros. Luego ya vamos bajando y desde el km 17 hasta meta ya es llano. Habrá que elegir muy bien el esfuerzo en ese tramo para no pagarlo al final.

Bueren Stairs

Desde el 1 de enero, que es cuando empecé a entrenar más en serio en este año, he corrido 1.182 km en 97 días de entrenamiento. En total han sido unas 114 horas de entrenamiento, a una media semanal de 55 km. De este total de kilómetros, 150 han sido de trail, en 8 sesiones, incluyendo dos carreras.
En siete semanas he sumado más de 60 km, con tres por encima de los 70. La semana que más km he hecho han sido 79 km.
Por meses la cosa queda así:
  • Enero - 253 km
  • Febrero - 226 km
  • Marzo - 264 km
  • Abril - 222 km
  • Mayo - 217 km (hasta hoy)

En cuanto a las tiradas largas, he hecho 5 por encima de los 25 km: una de 25, otra de 26, una de 29 (la Wings for life) y otra de 31,5 km. Además, corrí el Maratón de Madrid en abril.

Bueno. No está mal. Me encuentro bastante bien. Como mi objetivo no es correr a ritmo de MMP, creo que estoy bien de fondo para acabar en Lieja en condiciones como para llegar a Zermatt con fuerzas para completar el ultra dentro del tiempo máximo que nos dan (8 horas para 46 km casi todo en cuesta arriba hasta pasar los 3.000 metros de altitud).
Lo veremos. Ya os iré contando.

lunes, 8 de mayo de 2017

Wings for Life World Run Valencia 2017

Por segundo año consecutivo he participado en esta especial y emotiva carrera benéfica. Esta vez lo he vuelto a hacer con el equipo que creé el año pasado en recuerdo de mi gran amigo Felix, aunque con la diferencia de que este año no he movido mucho el tema entre mis amigos para que se apuntaran aunque fuera para correr virtualmente desde casa. Aún así, se inscribieron seis amigos al equipo y cuatro, Sandra, Esther, Verónica y yo, hemos estado en Valencia representando a todos.
Desde el punto de vista personal la edición de este año ha sido diferente, ya que el año pasado fue muy emotiva al estar cercano aún el fallecimiento de Felix, y además corrieron conmigo en Valencia su viuda Elena, su hijo Xabier y su cuñada Ebe. Este año ha sido menos intenso el sentimiento, aunque he corrido con Felix en el pensamiento, por supuesto.
El equipo tras la carrera.

Por otra parte, el buen tiempo y el hecho de estar en Valencia con parte del equipo Beer Runners Bilbao, ha hecho que haya disfrutado mucho del tiempo que hemos pasado allí. He vuelto a ver a algunos amigos del año pasado y, la verdad, ha sido un fin de semana corto (llegué el sábado por la noche) pero intenso.
Si miro al apartado meramente deportivo, ha sido una carrera muy buena la que me ha salido. Creía que iba a hacer bastantes menos kilómetros que el año pasado, cuando alcancé casi los 27 y me empleé a tope en los últimos kilómetros. Este año me ha coincidido esta carrera tres semanas después del Maratón de Madrid, y a cuatro del Maratón de Lieja, con lo que creía que estaría todavía cansado y además no tenía intención de exprimirme al máximo para llegar fresco a Lieja.
Así que mi intención era llegar a los 20 o 21 km. Y con esa idea empecé a correr. Además, al haber llegado a Valencia a última hora de la noche, y haberme tomado un hidratante gintonic con mis compis, la verdad es que no dormí mucho.
El primer kilómetro me lo tomé con calma y fui un rato con mis amigas. Luego paré detrás de un árbol (tanto beber antes de la carrera se nota) y después ya empecé a mantener un ritmo constante no demasiado fuerte.
Sin embargo, a medida que iban pasando los kilómetros me iba encontrando cada vez mejor, algo usual en mí. Tengo muy comprobado que yo corro mucho mejor con calor, y ayer la temperatura en Valencia al mediodía (la carrera empieza a las 13:00) era superior a los 25ºC.
Y cuando llegué a los 20 kilómetros, tras tomarme un gel y glucosa en los kilómetros anteriores, como aún veía que el catcher car iba a tardar en atraparme, decidí que iba a vender cara mi piel. No me puse a tope, pero sí que mantuve una buena velocidad, marcando todo el rato parciales de algo menos de 5 min/km.
Haciendo un pequeño cálculo veía que si no llegaba a los 27 km cerca iba a andar. Algún momento hasta apreté un poco más, pero no quería cansarme demasiado así que preferí mantener el ritmo.
Hacia el km 25 una de las bicis que nos pasaban me comentó que el catcher car estaba como a un kilómetro por detrás, por lo que me iba a atrapar hacia el 27.
Pero de repente vi que algo no iba bien. Llevaba ya un tiempo sin ver ningún cartel con el km en el que íbamos, y al salir de un tramo de autovía por donde íbamos por el arcén bastantes corredores, teníamos un giro muy raro y nos juntábamos con otros corredores que venían de otro lado. Lo comenté con un compañero y me dijo que creía que nos habíamos confundido en la ruta, cosa que lo comprobé enseguida pues pasamos junto al cartel de km 30 cuando según mi reloj llevábamos algo menos de 27 km.
Como me estaban grabando para un reportaje para Eurosport, y sabía que querían tomar planos del momento de cuando el catcher car me alcanzara, decidí pararme, pues pensaba que la furgoneta del equipo de producción, que me había pasado en el km 20 más o menos, iba por detrás. Les llamé por teléfono para situarnos y les dije que estaba un poco más adelante que el km 30. Les comenté que seguía despacio para que me alcanzaran. Retomé la carrera a ritmo suave, pero tardaban demasiado en cogerme. Así que me paré de nuevo y fui caminando medio kilómetro en sentido contrario a la carrera. Me extrañaba que no hubieran llegado y les llamé de nuevo. Resulta que estaban más allá del km 31, así que empecé a correr de nuevo, esta vez más rápido no fuera que el catcher car me pillara antes de llegar allí.
Finalmente les alcancé y cuando me cogió el catcher car pasado el km 32 pudieron grabar el momento. Ya paré definitivamente. Según mi Garmin llevaba 29 km a una media de 5:01, contando el tramo de correr despacio. La verdad es que me encontraba muy bien. Podía haber seguido corriendo sin problema unos cuantos kilómetros más.
Después la furgoneta me llevó a la salida donde me reuní con mis amigas y estuvimos allí viendo la carrera por la pantalla hasta que finalmente el catcher car alcanzó a los ganadores Chema Martínez y José Antonio Requejo, que terminaron de la mano en un bonito final tras correr 66,2 km.
En mujeres en Valencia ganó la portuguesa Betinha Pereira, con 49,35 km.
En la clasificación mundial la ganadora en mujeres hizo 68 km y el ganador en hombres corriendo hizo 88 km, aunque en Dubai el ganador global hizo 92 km en silla de ruedas, ahí es nada. Qué campeones.
Según la clasificación oficial, yo hice 32,24 km, pero en realidad, como he dicho, fueron unos 29. Si no nos llegamos a confundir calculo que por el 27 o 28 me hubiera alcanzado el coche, un km por cada grado de temperatura como les dije en broma a mis amigas los días antes, je, je.
Viendo la clasificación de mi categoría de hombres M50, estoy en el 9º puesto de 52. Curiosamente los diez primeros hicimos entre 32 y 35 kilómetros, luego el 11º corrió 29,5 km y el 12º ya baja a los 22,93 km. Seguramente de entre los 10 primeros la mayoría estaremos en el grupo grande de corredores que equivocamos la ruta, por lo que más menos tenemos oficialmente unos dos o tres kilómetros de más.

La organización
Es una pena que una carrera tan bonita y que destina el 100% de lo recaudado a la investigación del daño medular, tenga en Valencia una organización con bastantes fallos. Ya el año pasado hubo muchas quejas de participantes y este año creo que ha sido aún peor.
Además del fallo de la mala señalización del recorrido (como he dicho, muchos corrimos un buen tramo por el arcén de una autovía), el gran fallo fue que a partir del km 10, gran parte de los participantes, el grueso del pelotón, se quedó sin agua en los avituallamientos. Teniendo en cuenta que la organización ya sabía que iba a hacer calor tenían que haber previsto esto.
Luego, el servicio de autobuses para recoger a la gente, sobre todo a los que pasaron de 25 km, ha tenido también bastantes quejas.
Y por último es triste también que en la zona de salida no hubiera algún tipo de avituallamiento para los que volvían allí a retirar su mochila del servicio de guardarropa tras acabar la carrera.
Eso sí, por lo que he leído y me han contado, un 10 para los voluntarios que se desvivieron por todo el mundo.
De todas formas, estoy seguro de que la organización es consciente de los errores y sabrán corregirlos para el año que viene. La carrera lo merece. 

Cerca del final (Foto de Mtbpasion).

Hidratación post carrera.

En plena entrevista para el reportaje para Eurosport.

El gran Chemita, haciendo el Robocop tras terminar la carrera.

El catcher car que pilota Carlos Sáinz.

Con la periodista Cristina Mitre.

Con Bea, la bloguera dicharachera bilbaina bei_uri.

Con la simpática actriz y deportista Mariam Hernández.

Con otra actriz y corredora y muy simpática, Kira Miró.

El equipo antes de la salida.

Las chicas con Chema Martínez.

En el cartel del km 33. Otro año a por él.

Viéndome por el tele "en directo" antes de la salida.

Este año han dado medalla, un buen detalle.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Nuevo libro en mente, esta vez sobre mi experiencia como maratoniano

Tras mis dos últimas novelas que he publicado ("42,2 Muerte en Central Park" y "El polizón del buque fantasma") estoy trabajando en otra novela, pero a largo plazo.
De mientras me he decidido a escribir un libro sobre mi experiencia como maratoniano. Tengo un título en mente, pero aún no es definitivo así que no os lo digo por ahora.
Lo que sí tengo es más o menos decidido el índice de contenidos, en los que que habrá material que he ido publicando en este blog y material que escribiré exclusivamente para el libro. Por supuesto podréis leer las crónicas de mis 17 maratones (y de los que haga de aquí a que termine el libro).
Os pongo aquí el índice de contenidos y el primer borrador del prólogo en el que explico cómo empecé a correr maratones y por qué.
Espero que os interese.
Llegando a meta en mi primer maratón: Barcelona'96.

ÍNDICE DEL LIBRO:

Prólogo: ¿Por qué correr un maratón?
¿Y por qué el maratón mide 42,195?
Elegir tu primer maratón.
Encontrar la motivación para seguir.
Cómo preparar un maratón.
Cómo correr un maratón.
Cómo no pensar en un maratón (mientras corres un maratón).
Consejos: para la carrera, para el viaje, para entrenar...
Cómo gestionar la ansiedad previa al maratón
La importancia de la cadencia en la técnica de carrera.
¿Cuán larga debe ser la tirada larga?
Ser realistas con nuestras posibilidades.
Correr rápido o coleccionar maratones.
El punto de vista del médico deportivo.
Relación entre el test 2x6k y la prueba de esfuerzo.
El pulso como indicativo de la recuperación.
Envejecer corriendo.
Viajar y correr.
Viajar solo o con agencia.
Correr varios maratones seguidos.
Casualidades
Las redes sociales: conocer gente.
Grupos para correr: los Beer runners.
¿Por qué mi GPS me marca más distancia en cada Maratón que corro?
Maratón y ciclismo. ¿Qué es más duro?
Correr por un motivo: ayudar.
Darle la vuelta a los problemas. La experiencia de la anulación de NY’12.
Qué maratones me gustaría correr
Todo no suma.
Chi va piano va sano e va lontano
Mi blog.
Gente que me inspira
Libros que inspiran
Literatura para maratonianos.
Correr con cuestas, con frío, con calor, de noche,
Correr despacio para correr más rápido.
Barcelona’96.
San Sebastián’97.
Bilbao’00.
San Sebastián’12.
NY’13.
San Sebastián’13.
Rotterdam’14.
Sevilla’15.
Barcelona’15.
Burdeos’15.
Vitoria’15.
Laredo’15.
Washington’15.
París’16.
Berlín’16.
San Sebastián 2016.
Madrid’17.
Otras carreras: Zermatt, WFL, trails, medios maratones,...
El Tourmalet corriendo.
La Wings for Life World Run
II Subida a los Lagos de Covadonga (corriendo)
Gorbea Beat the Sun, o cómo los sueños dan dolor de piernas.
¿Solo dos maratones al año? ¿Por qué?
Mi objetivo para los siguientes 20 años.


Prólogo: ¿Por qué correr un maratón?

¿Por qué correr un maratón? Tal vez si respondo a la pregunta de por qué corrí mi primer maratón esté respondiendo a la pregunta de por qué hacerlo.
¿Qué me llevó a correr por primera vez la distancia de 42,195 km? No tengo ni idea. Fue una decisión de éstas que te van rondando en la cabeza hasta que toman forma concreta y decides llevarla a la práctica. En realidad nunca sabré cuándo empezó a rondarme esa idea, solo sé que cada vez pensaba más y más en ella y un día decidí que debía correr un maratón.
¿Cuándo me pasó esto? Pues no sé. Ya desde que estaba en edad escolar me gustaba correr. El fútbol se me daba fatal, y en nuestro entorno si eres un crío que juega mal al fútbol no eres popular. Tal vez de ahí venga mi animadversión por el fútbol. De ahí y de que me resulta tremendamente aburrido. Creo que he visto muy pocos partidos de fútbol que hayan logrado mantener mi interés los 90 minutos. Si además le sumas a esto el hecho de que el fútbol es el deporte donde más violencia se da en su entorno, incluso en las categorías escolares, pues, la verdad, no le tengo mucho cariño.
Así que, allí estaba yo, marginado en los recreos cuando se formaban partidos de fútbol. El baloncesto y otros deportes de equipo tampoco me atraían demasiado. Pero de vez en cuando algunos como yo nos juntábamos y corríamos dando vueltas a la Plaza Elíptica en el centro de Bilbao (que era nuestra pista de atletismo), y más tarde dando vueltas a la ikastola Lauro durante el recreo. A mí desde siempre me gustaban los documentales, sobre todo los de Félix Rodríguez de la Fuente de “El hombre y la Tierra”. Y me gustaba cuando contaba con su inolvidable voz cómo cazaban los lobos a sus presas, acosándolas y persiguiéndolas hasta que la mayor resistencia de los lobos las agotaban. Entonces yo no había oído nada acerca de la “caza por persistencia”. De esto he sabido no hace mucho tras leer el famoso libro “Nacidos para correr”, de Christopher MacDougall. Pero, sin saber nada de eso, a mí me gustaba imaginarme que yo era un lobo corriendo infatigable tras mis presas por el monte.
Pero estoy seguro de que ni aún entonces yo pensaba que alguna vez me iba a gustar correr maratones. Seguramente no oía hablar mucho de maratones en aquello años de finales de los 60 y principios de los 70. Sí que oía hablar de Mariano Haro, un gran fondista palentino. Pero más que nada porque mi abuela materna era de Palencia.
Cuando ya entré en la adolescencia, y tal vez porque en Euskadi el ciclismo siempre ha sido un deporte popular, me aficioné mucho a montar en bicicleta. El primer póster que recuerdo tener colgado en mi habitación era uno de Eddy Merckx, el mejor ciclista de la historia. Con 15 o 16 años, no recuerdo bien, me compraron mi primera bicicleta “de carreras”, porque mis amigos con los que pasaba el verano en Lekeitio (que eran algunos de mis antiguos compañeros de la ikastola) solían salir en bici bastante. Y como en Lekeitio se captaba la señal de la televisión francesa, en julio solíamos ver las etapas del Tour y luego recorríamos las carreteras de la zona jugando a ser Eddy Merckx, Bernard Hinault, Joop Zoetemelk, Luis Ocaña y otros héroes de la ruta. Curiosamente, de todos aquellos amigos con los que me inicié en la bicicleta yo he sido el único que ha seguido practicando ciclismo toda la vida.
Así que, en aquellos años entre los 15 y los 18, yo corría en el colegio (BUP y COU ya no seguí en la ikastola Lauro) durante el invierno, y montaba en bici durante el verano. No hacía competición, pero en ese tiempo fui formando mi cuerpo como corredor de fondo, que es lo único en lo que destaco un poco.
Después, el ciclismo empezó a ser una verdadera pasión para mí, y desde que terminé el Colegio ya empecé a salir en bici casi todos los fines de semana desde la primavera hasta el otoño, primero con la Sociedad Deportiva Indautxu y luego desde 1985 con la Sociedad Ciclista Bilbaina, mi club, del que fui presidente unos años.
¿Y cuándo corría? Pues en los meses de invierno, donde descansaba de la bici y hacía otros deportes que me gustaban, sobre todo ir al monte y correr. Corría algunas carreras cortas de la zona, y alguna vez la Behobia - San Sebastián, que para mí ya era larga por aquel entonces.
Pero aún no pensaba en correr maratones. Mis ansias de realizar grandes gestas deportivas estaban centradas en la bicicleta, sobre todo cuando ya en los 90 empecé a participar en grandes pruebas ciclistas en los Pirineos franceses subiendo los mismos puertos de montaña que tantas veces había visto por la tele y en las revistas.
Sin embargo, en algún lugar de mi cerebro tenía un maratoniano dentro, y creo que se despertó con las grandes gestas de atletas vascos, sobre todo con las de Diego García y Martín Fiz. Sus éxitos en los maratones despertaron a mi maratoniano interior y a mediados de los 90 ya empecé a pensar en alto que alguna vez me gustaría correr un maratón. Y creo que ya entonces empecé a soñar con correr un día el Maratón de Nueva York (sueño que hice realidad en 2013, tras una aventura en el 2012 que explico en otro capítulo).
Y así, de forma natural, un día le comenté a Joseba Barrón, mi compañero de la S.C. Bilbaina en muchas correrías por los Pirineos y que además es médico deportivo, que quería prepararme para correr un maratón. La idea era elegir uno que fuera a primeros de primavera, para entrenar en invierno, y luego enlazar con la temporada ciclista.
En el club teníamos también a un gran deportista que hacía duatlones y corría maratones. La verdad es que no recuerdo su nombre. Hablando con él en alguna excursión cicloturista me recomendó que para debutar en maratón eligiera un maratón con mucha gente y con mucho público para ayudarme a no venirme abajo en los momentos duros. Así que elegí debutar en Barcelona en 1996, en el que sería el último año que el Maratón de Barcelona hiciera el recorrido del maratón olímpico de 1992, con la terrible subida final a Montjuïc.
Me puse en manos de Joseba y me preparó un plan de entrenamientos. Lo primero que me preguntó es qué marca pensaba hacer. Yo no tenía ni idea. Más o menos, con los ritmos a los que corría entonces pensaba que podría poner como objetivo las 3:30 horas, a una media de 5 minutos el kilómetro.
Como necesitaba una referencia, Joseba me mandó correr una prueba de 10.000 metros para, de ahí, deducir una posible marca objetivo. No había ninguna carrera de 10 km en las siguientes semanas cerca de Bilbao, así que un día bajé al parque de Doña Casilda con la bici, que tenía un cuenta kilómetros de los de entonces, y un espray de pintura roja. Tomé un punto de referencia y fui marcando el perímetro del parque cada 100 metros. Luego, al día siguiente, y sabiendo cuántas vueltas tenía que dar para completar los 10 km, fui al parque y corrí lo más rápido que pude. Creo recordar que tenía que dar 9 vueltas y un poco, porque cada vuelta era de poco más de 1.100 metros. No recuerdo lo que tardé pero creo que dimos por bueno el objetivo de 3:30 horas.
Y así empezó mi periplo maratoniano. Tenéis la historia de cómo me fue en Barcelona en el capítulo correspondiente.
Al año siguiente también decidí que iba a correr otro maratón, pues la experiencia de Barcelona me marcó y a pesar de que me resultó una carrera durísima, según pasaba la meta ya tenía ganas de vivir otra vez ese momento mágico que supone siempre terminar un maratón.
En 1997 cambié el plan y me apunté al Maratón de San Sebastián. Al ser en noviembre podía centrarme en la bicicleta hasta julio, para las grandes citas, y luego ya empecé a entrenar para el maratón. El objetivo volvía a ser hacer un tiempo de 3:30 horas, y esta vez me quedé cerca.
Los siguientes años entre la bici y el hecho de ser padre, apenas pensé en el maratón. Pero en el año 2000, unos problemas personales de los que no me gusta hablar, me hicieron salir menos en bici y enfoqué mi motivación en completar el antiguo Maratón de Bilbao, que se celebraba en mayo. La verdad es que el tener en mente el maratón me ayudó con mis problemas y me salvó en los momentos complicados. Lo mismo me ocurrió muchas otras veces en los siguientes años al tener diferentes objetivos deportivos.
Así que el año 2000 corrí mi tercer maratón en Bilbao, en casa. No lo pude entrenar mucho, así que me lo tomé con calma.
Después, poco a poco retomé con brío la bicicleta, y aunque corría algunas carreras y algún medio maratón no fue hasta el año 2011 en el que decidí correr maratones de nuevo. Y ahí surgió como gran motivación la elección de “debutar” de nuevo en la distancia reina en Nueva York en 2012.
En 2012 no pudo ser pero sí que fue otra vez San Sebastián. En 2013 por fin corrí en Nueva York y unas semanas después también en San Sebastián. Luego en 2014 fue Rotterdam el elegido.
El año 2014 coincidió también con mi último año como ciclista de fondo, ya que unos problemas en la columna por una espondilitis me empezaron a resultar demasiado molestos en las salidas largas en bicicleta, con lo que ese año pasé de ser un ciclista que de vez en cuando corría maratones, a un maratoniano que de vez en cuando sale en bici.
Y así empezó todo. Y seguimos.