lunes, 30 de diciembre de 2019

Final de año muy deportivo

Desde mi no-maratón de Málaga he seguido descansando para que la rodilla termine de recuperarse del todo. Pero para los deportistas descansar no es parar, es seguir haciendo deporte pero a ritmos bajos o alternando disciplinas. Mi objetivo era correr poco, pero seguir con la bici, el gimnasio y el monte.
Foto de Yolan de Sope en Andra Mariko krosa.

Así que, estas dos últimas semanas del año han estado entretenidas. Os dejo fotos más abajo, pero primero os pongo las estadísticas de los kilómetros recorridos este año (a falta de la San Silvestre de mañana):

Total de km corriendo: 2.061 km.
Total de asfalto: 1.655 km.
Total de trail: 286 km.
Total horas corriendo: 215 h.
Total ascenso corriendo: 27.800 m.
Entrenos más largos: 57 km Bilbao Gorbea, trail y 50 km Marine Corps 50k, asfalto.

Total km en bici: 2.885 km.
Total horas en bici: 128 h.
Total ascenso en bici: 35.500 m.

Total km senderismo por montaña: 162 km.
Total horas senderismo: 48 h.
Total ascenso senderismo: 8.888 m.

Por meses (corriendo + bici):

Enero: 228 km + 119 km.
Febrero: 207 km + 290 km.
Marzo: 271 km + 297 km.
Abril: 192 km + 137 km. Maratón de Milán.
Mayo: 230 km + 83 km.
Junio: 237 km + 206 km. Spitsbergen Marathon.
Julio: 163 km + 290 km.
Agosto: 162 km + 220 km. Subida al Veleta y Maratón del Río Boedo.
Septiembre: 56 km + 394 km.
Octubre: 236 km + 254 km. 50 km Marine Corps Marathon.
Noviembre: 14 km + 332 km.
Diciembre: 64 km + 261 km.

Fotos de finales de diciembre:


Subida al Gorbea a ver amanecer.


Algunas salidas con la S.C. Bilbaina.



Subida al Ganeko a ver atardecer.



Subida al Otoio antes de comer con la cuadrilla Tramanak.




Y carrera divertida en Andra Mari.


miércoles, 18 de diciembre de 2019

Fin de semana en mi No-Maratón de Málaga

Estaba apuntado al Maratón de Málaga desde primavera. Al planificar mi temporada de grandes carreras quería incluir un maratón a finales de año, para descansar desde la Subida al Veleta. Pensé en Valencia, en donde correrían varios amigos, pero me fue imposible encontrar un hotel cercano a precio razonable y elegí Málaga, y así tenía más tiempo para prepararlo y además conocería una ciudad nueva.
A punto de salir. Falta la gacela, que salía con los leones.

Pero luego, tras la lesión del Maratón del Río Boedo, y a la vista que desde Washington no mejoraba la rodilla, decidí no correr el maratón y obligarme así a descansar. Por lo tanto, he ido a Málaga a disfrutar del fin de semana con varios amigos de los Beer Runners Bilbao que corrían el medio maratón, y con la intención de correr solo unos 10 km del maratón.
El fin de semana ha estado genial en cuanto a pasarlo bien. Lo he pasado pipa. No creo que haya habido ni un solo minuto en el que no hemos estado muy a gusto. Sois geniales.
La pena es que justo el viernes, poco antes de salir para el aeropuerto, me entró una gastroenteritis que me dejó fuera de juego hasta el sábado por la tarde. Solo pude ir el sábado a la mañana a por el dorsal, donde nos encontramos con el amigo Martín Fiz, con el que coincido en muchas carreras. Qué grande es. El resto del viernes y el sábado estuve en el hotel, sin comer nada hasta que ya me encontré mejor para salir a cenar.
El domingo en el maratón, tras tener que ir varias veces al baño antes de la salida (algo quedaba dentro) salí con el resto del equipo y fuimos juntos hasta el km 9. Allí, Amaia (que también está renqueante con una lesión) y yo nos detuvimos y esperamos en la zona de meta a ver llegar a los compañeros.
La rodilla no me dolió, pero tampoco tengo en ella las mismas sensaciones que en la rodilla derecha. Espero que pronto esté del todo bien, pues quería empezar a entrenar para la temporada 2020 a finales de diciembre. El año que viene, como es habitual en mi calendario deportivo de los últimos años, se presenta muy apasionante, con algunas carreras en mente en lugares muy atractivos lejos de casa. Ya os contaré según vaya confirmando el calendario.
Por ahora os dejo aquí unas fotos de Málaga.

Con Sandra, Javi y Vero. Lástima que Arantza está tapada y no se les ve a los demás, que estaban ahí cerca.

Por la mañanita temprano.

La gacela hija del viento.

Amaia, la fan number one.

Pili&Mili&Arteche

Último impulso.

Trabajo de equipo.

Virginia desencadenada.

Y Arantza dejando atrás a su media naranja.

La media naranja.


Un shock ver la calle Larios. 

Buenos locales en Málaga.

Se estaba bien en la Malagueta.

Recordando a los del reto de natación por el Tourette, que fue el sábado en Etxebarri.



Deambulando por la Alcazaba antes de volar a casa. Bonito lugar.

La portada de nuestro siguiente LP.






Un buen libro es el que te hace soñar.


sábado, 23 de noviembre de 2019

Final de la temporada maratoniana

Pues unas semanas antes de lo previsto he decidido poner punto final a este año de maratones y carreras. La lesión de la rodilla, que no parecía importante en agosto, no se me acaba de curar del todo, así que voy a olvidarme del Maratón de Málaga, la última gran cita que tenía para este año, y a ver si así se cura del todo y puedo empezar 2020 sin problemas.

No me puedo quejar. Pese a la lesión, por lo menos pude completar el 50k de Washington.

La lesión en sí no es muy importante. Según la RMN es solo una leve condropatía con un discreto edema óseo en la rótula. En principio con unas semanas de reposo sería suficiente para que remitan las molestias.
Sin embargo, desde que me empezó a doler, allá por agosto en el Maratón del Río Boedo, no he reposado todo lo que debería haber reposado y por eso sigo con molestias tres meses después.
La causa del dolor no está muy clara, pero en el informe de la RMN ya apunta a posible sobrecarga. Y creo que esa es la causa. Tras la Subida al Veleta, corrí dos semanas después ese maratón sin tenerlo previsto en mi calendario. Llegué con el cuádriceps sobrecargado (no tenía molestias pero en el masaje se notó) y además los últimos 15 km del maratón los corrí pisando mal por una dolorosa rozadura en el muslo, además de que era por pista, no por asfalto.
Total, que terminé el maratón con algo de dolor en la rodilla, y como tenía que entrenar para el 50k de Washington del 27de octubre no paré lo que me aconsejaron parar. Seguí corriendo algunos días (para probar) con la obsesión de que no podía parar mucho para poder terminar el 50k. Por si acaso, cancelé algunas carreras, como la Panes-Potes y el Medio Maratón de Plazaola.
Ya parecía recuperado y empalmé tres semanas buenas de entrenos con una tirada larga de 31 km sin molestias. Pero luego, tal vez por una salida dura en bici con unas zapatillas nuevas que no tenían las calas correctamente colocadas, empezó a molestarme otra vez a unos días de Washington e incluso tuve que abortar el último entreno largo a mitad del recorrido por dolor.
Luego en Washington tuve suerte, y aunque me molestó un poco la rodilla, no me impidió acabar la carrera. Al regresar de Washington tenía algo de dolor y me hicieron la RMN y es cuando me vieron lo del edema.
Así que, estas cuatro semanas después del 50k solo he corrido tres días, uno de 15 minutos y dos de poco más de media hora, y no noto que se me vaya del todo la molestia.
Por tanto, aunque tengo dorsal para el Maratón de San Sebastián, que es mañana, y quería correr los últimos 10 km para ayudar a mi amiga Vero a completar su primer maratón, finalmente no correré. Y en el Maratón de Málaga del 15 de diciembre, que iba a ser mi última cita importante del año, solo espero poder correr los primeros kilómetros si en estas tres semanas de reposo veo que me desaparecen del todo las molestias. Serán, en ese caso, unos primeros kilómetros de pretemporada de cara al año 2020.
En fin. No me puedo quejar. Pese a la lesión he logrado salvar la cita de Washington, que era la más importante de la segunda parte del año. Y, además, en la primera parte del año pude completar todos mis objetivos, que fueron mcuhos y muy atractivos, como el Maratón de Milán, el de Spitsbergen, la Subida al Veleta y la subida al Tourmalet. Solo alguno de esos retos ya es un objetivo importante para un año, así que haber completado todos (menos Málaga) es un éxito.
Solo espero que con esta decisión se me cure del todo la rodilla y así poder empezar el año 2020 entrenando sin problemas para los retos que me esperan, que serán muy atractivos, ya os comentaré.

viernes, 8 de noviembre de 2019

II. Talde Duatloi. II Duatlón Vía Verde Montes de Hierro

Una semana después del 50k de Washington, y todavía cansado de la carrera y del viaje y con la rodilla aún tocada, me tocaba participar junto a algunos amigos de los Beer Runners Bilbao en el 2º Duatlón por equipos de la Vía Verde de los Montes de Hierro, entre Beci (Sopuerta) y Pobeña.
En esta carrera se corre por equipos de cuatro, con un ciclista que hace el recorrido entero (37 km) y tres corredores que lo hace en tres relevos. Luego se suma el tiempo del ciclista con el total de los tres corredores.
Los dos equipos y mi hijo, después de la carrera.

Formamos dos equipos de Beer Runners Bilbao: en el primero yo era el ciclista y corrían Mario, Vero y Sandra; y en el segundo en la bici iba Belda, y corrían Jon Laviña, Kike y Luis. Además, también participaba mi hijo en bici con tres amigos suyos.
Para esta carrera he usado mi nueva bici de gravel, con la que estoy disfrutando mucho. Para este recorrido esta bici es perfecta. Con una de carretera hay tramos, sobre todo la primera bajada, en la que apenas puedes rodar seguro, y con una BTT, al ser bastante llano y con mucho asfalto el final, no vas lo rápido que te gustaría. En cambio, con la de gravel, pasas bien las zonas de tierra y pista, y en el asfalto casi vas igual que en una bici de carretera.
Llego el fin de semana de la carrera y la profunda borrasca Amelie dejó sus huellas en Bizkaia, y entre estas huellas quedó que la segunda parte del recorrido estaba cortada por la caída de un árbol.
Por ello, la organización en un principio retrasó la salida para ver si podían despejar el camino, y al final, además de un retraso de una hora, la carrera quedó reducida al primer tramo, Bezi - La Aceña, 15,5 km. Así que saldríamos primero los ciclistas hasta allí, y después corrían todos los corredores pero solo se tenía en cuenta el tiempo del primer relevista, que era quien llevaba el chip. La suerte fue que, con el retraso, para cuando salimos ya no llovió más y quedó una mañana bonita.
Una pena para todos. A mí, en parte me vino bien porque así forzaba menos tiempo la rodilla. Eso sí, al ser el esfuerzo más corto salí a tope y así seguí hasta la Aceña.
Una vez comunicado al resto del equipo la suspensión de los dos tramos finales (ya que estábamos dispersos en varios coches según la logística que nos habíamos preparado), fueron todos a Bezi. Luego se empezó a dar la salida a los ciclistas, cada minuto, y yo salí a las 10:09 y Belda justo un minuto por detrás.
Al de 200 metros de salir teníamos una bajada de menos de 900 metros por una pista de cemento muy pronunciada que la bajé muy despacio, por miedo, ya que terminaba en un par de curvas antes de entrar en un camino que ya daba paso a la Vía Verde en la antigua estación de Traslaviña. Viendo luego en Strava, mi hijo, que baja muy rápido y lleva una BTT de doble suspensión, me sacó en esos metros 1:28 minutos. Luego en meta quedó justo delante de mí por 6 segundos. Qué envidia me da la gente que baja sin miedo.
Tras esa bajada ya venía un terreno en el que podía rodar rápido en mi bici. Había muchos charcos y algo de barro, además de muchísimas ramas por el suelo, pero al ser bastante llano yo iba pedaleando a tope sin preocuparme mucho del terreno. Es un recorrido muy bonito, con varios túneles y algunos puentes de madera. A mitad del recorrido teníamos una dura subida de medio kilómetro que me costó subirla porque llegué allí con el pulso a tope. Luego una bajada otra vez difícil y ya a rodar otra vez hasta el último repecho durísimo que nos dejaba en la improvisada meta.
En meta esperé hasta que llegaron los últimos ciclistas mientras comí un arroz con leche que nos habían preparado que estaba riquísimo. Tenía que haber comido algo más, porque luego regresé en bici por carretera hasta Bezi a por el coche y llegué medio pajarón. Además, me confundí de carretera y tardé una hora en llegar hasta el coche con dos subidas.
Cuando volví a La Aceña, ya habían acabado todos los corredores y me junté con el resto del equipo. Mario hizo un carrerón y los demás disfrutaron, y sufrieron, por el recorrido y sus cuestas, tanto las dos bajadas como las dos subidas.
La verdad es que, pese al contratiempo de la anulación de los dos tramos finales, lo pasamos muy bien. Habrá que repetir el año que viene, y esperemos que haga buen tiempo.

Vero en pleno esfuerzo.

Sandra.

Luis.

Sandra.

Luis y Kike.

Salida de Alex.

Mi salida.

Salida de Belda.

Sandra en meta.


No quedamos los últimos.

Con Belda en meta.



Con Alex en meta.

Terreno ideal para una gravel.






El arroz con leche.