Km1:
Solo llevamos un kilómetro corriendo y
acabamos de pasar bajo el primero de los dos pilares que sujetan este magnífico
puente colgante. Muchos nos detenemos de vez en cuando para sacar alguna foto
del puente y de los helicópteros. El viento es bastante frío a estas horas y la
gente corre abrigada por ahora. Pero no es frío lo que se refleja en nuestros
rostros sino felicidad. Por fin estamos aquí. Por fin llegó el momento.
Seguro que muchos tienen ahora en mente
algunas frases que, dicen, pertenecen a Emil Zátopek, (…) como “Si quieres
correr, corre una milla. Si quieres experimentar una vida diferente, corre un
maratón”, o “Un atleta no puede correr con dinero en los bolsillos. Ha de
hacerlo con esperanza en su corazón y sueños en la cabeza”.
Sí, es cierto. Ni una sola de las más de
cincuenta mil personas que hoy atravesaremos este puente ha dejado de soñar con
este instante desde hace varios meses, incluso algunos desde hace varios años.
Todos y cada uno de nosotros tenemos toneladas de esperanza en nuestro corazón,
más que suficiente para llegar a Central Park dentro de unas horas y convertir
nuestro sueño en un recuerdo real, en una experiencia única y experimentar,
como dijo Zátopek, una vida diferente.
Sí, es un momento mágico. Es nuestro momento.
Km2:
El kilómetro 2 de este maratón coincide con la
fase de excitación, según nos explican las diferentes teorías psicológicas que
hablan de las varias etapas por las que pasamos los corredores durante la
carrera. Estamos ya terminando de cruzar el puente Verrazano-Narrows y ahora
corremos cómodamente cuesta abajo hacia Brooklyn mientras admiramos
continuamente la espectacularidad de este gigantesco puente sobre la bahía del
Río Hudson.
Tenemos toda la carrera por delante y es
verdad, estamos todos los corredores realmente excitados por estar aquí,
iniciando la carrera de nuestra vida, iniciando este viejo sueño de correr
aquí, en Nueva York. Todos corremos con una gran sonrisa en nuestro rostro y no
hay nada más que felicidad en los gritos y en los gestos que salen
espontáneamente de nuestro cuerpo.
Es imposible evitar esta excitación, esta
alegría. Todo lo que hemos soñado tantas veces se está haciendo por fin
realidad, y los sentimientos están tan a flor de piel que se desbordan sin
remisión. Todo lo que nos pase hoy lo recordaremos simplemente como algo de lo
mejor que nos ha pasado en nuestra vida.