También en mis años escolares me gustaba más correr dando vueltas a lo fuera que jugar a fútbol. Los que de pequeños éramos malos jugando al fútbol no éramos los más populares, y corriendo me lo pasaba bien. Pero poco a poco sí que empecé a tomarme esas actividades como un deporte, sobre todo la bicicleta. Y así hasta hoy.
De aquellas primeras excursiones por las montañas vascas me quedó la buena costumbre de saludar a la gente con las que me cruzaba en el monte. Era un poco como el gesto que nos hacía sentirnos partícipes de un mismo mundo, el de los montañeros.
Y esa misma costumbre la vivía también entre los que nos cruzábamos en cualquier carretera mientras íbamos en bici.
Montañeros, ciclistas, dos colectivos parecidos. Sobre todo hablando de los años 70 y 80 en los que la mayoría de la gente no hacía ninguna actividad deportiva.
Pero, por desgracia, hoy en día me encuentro con mucha gente que no saluda cuando te cruzas con ellos. En bici y en el monte sigue siendo habitual el saludo (excepto, y lo digo con pena, con algunos jóvenes ciclistas). La mayoría de los montañeros y cicloturistas siguen la tradición y te saludan o te devuelven el saludo.
Pero estos últimos años en los que también paso muchas horas corriendo por las calles de Bilbao, me encuentro que en este mundo del corredor popular, del runner (como prefieras llamarlo), no es habitual que la gente se salude al cruzarse corriendo. Yo procuro saludar a todo el mundo y sí que hay gente que me devuelve el saludo, pero muchos ni me miran. Y aquí no son solo los jóvenes o los que son nuevos en esto de correr los que no saludan, sino que me cruzo con gente con ya unos años encima y que se nota que llevan tiempo corriendo que ni me miran si les saludo.
Y es una pena, porque eso me hace pensar que aquellos viejos tiempos en los que empecé a subir al monte y a pedalear por cualquier carretera ya pasaron. Ya estamos en otra época, en otro mundo.
Muchas veces suelo leer que los que hacemos deporte, sobre todo los que hacemos deportes de los considerados "duros" (como ciclismo, correr maratones, etc.) somos algo así como seres que hemos sido tocados por una varita mágica y eso nos hace ser más resistentes a las adversidades, más perseverantes, más optimistas ante la vida y no sé cuántas cualidades más.
Yo nunca lo he creído así. Es cierto que si entrenas duro para una carrera como un maratón significa que tienes voluntad para entrenar incluso cuando las condiciones son malas y que eres alguien perseverante y que persigue sus objetivos hasta el final. Bueno, vale. Pero eso es porque nos gusta correr y queremos correr ese maratón, pero no significa que pongamos el mismo empeño en otras actividades que las hacemos por obligación, como trabajar, por ejemplo.
Lo que yo creo es que la gente que hace deporte, sobre todo en estos tiempos en los que muchísima gente lo hace, pues más o menos es igual al resto de la gente. Y si en la sociedad hay un porcentaje de gente con unas características determinadas, y la cantidad de gente que sale a correr aumenta mucho, pues entonces el porcentaje de corredores con esas características determinadas será similar. Ni más ni menos.
Por ejemplo, ¿somos más educados los corredores que las demás personas? Pues no. Y como muestra está lo del saludo o lo del montón de gente que corre por los bidegorris (carriles bici) teniendo libre un espacio al lado para correr sin poner en peligro a los ciclistas.
Otro ejemplo. Basta con entrar en la red en foros especializados en correr, en maratones, en ciclismo, etc. A poco que estés mirando los temas de lo que se escribe en estos foros de gente que hace deporte enseguida encontrarás a alguien que, de malas formas, critica la organización de tal o cual carrera sin intentar ponerse en la piel del organizador; o se dedica a poner a parir a tal o cual famoso porque sale en una revista diciendo que ha corrido un maratón; o cualquier otra cosa de este estilo. Son los menos, es cierto, pero los hay.
Vive y deja vivir. Disfrutemos corriendo, pedaleando, subiendo montañas, seamos educados, y que cada cual haga lo que quiera con su vida. La vida es muy corta para perder el tiempo en tonterías.
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