sábado, 9 de junio de 2018

Pioneras del maratón

Si alguien pregunta a los participantes de cualquier maratón quién fue la primera mujer en correr esta distancia, estoy seguro de que la respuesta mayoritaria sería Kathrine Switzer.
Kathrine "Kathy" Switzer corrió en 1967 el maratón de Boston, el maratón más antiguo del mundo, con el dorsal 261. Hoy, ese número es todo un símbolo de la incorporación de la mujer al deporte.
El podio de las primeras maratonianas.

Pero Kathrine Switzer no fue la primera mujer en correr un maratón. Fue la primera en correrlo con un dorsal. Hay que decir que en aquellos años las mujeres tenían prohibido correr maratones y otras pruebas deportivas ya que se consideraba perjudicial para su salud.
En 1966 y en los dos años siguientes Roberta "Bobbi" Gibb corrió el Maratón de Boston. Como no se podía inscribir oficialmente, ella se escondía bajo la capucha de su sudadera cerca de la salida y cuando empezaba la carrera se metía en el grupo y corría de incógnito. Es probable que algunos comisarios la vieran, pero al no llevar dorsal no les importaría su presencia.
En 1967, como he dicho, Kathrine Virginia Switzer (que era su nombre completo) sí tenía dorsal. Como las inscripciones se hacían a través de los clubes de atletismo, Kathrine se inscribió poniendo solo las iniciales de su nombre, K. V. Switzer, y tomó la salida junto a su novio, Tom Miller, y otros compañeros de su equipo Syrecuse Harriers. Tras unos kilómetros, uno de los comisarios, Jock Semple, la vio y se abalanzó como un loco sobre ella para echarla de la prueba gritando “Sal de mi maldita carrera y devuélveme ese dorsal”.
Por suerte para Kathrine Switzer, entre su novio y sus compañeros se quitaron al comisario de encima y pudieron seguir corriendo hasta la meta, donde Kathrine terminó con un tiempo de 4:20. Hay que decir que por delante de ella, con un tiempo de 3:27:17, había entrado Roberta Gibb.
El momento en el que Jock Semple agarró a Kathrine Switzer para echarla de la carrera fue inmortalizado por los fotógrafos que iban en un camión abierto preparado para llevar a los periodistas que cubrían la competición, y esas fotos son hoy en día todo un símbolo y un icono de la lucha de las mujeres por sus derechos.
Gracias a Kathrine Switzer y a Roberta Gibb, desde 1972 se autorizó la inscripción de mujeres en Boston y en otros maratones… de asfalto.
Sí. De asfalto.
Hace unos días he terminado de leer un bonito libro de maratones y carreras extremas por el mundo. Se trata de En busca de las carreras extremas. La ruta hacia el Grand Slam Marathon, muy bien escrito por Jorge González de Matauco y publicado en 2014 por la editorial Desnivel. En este libro, en el capítulo dedicado al Pikes Peak Marathon, un maratón de montaña que se celebra en Colorado (EE.UU.) desde el año 1956, se nos explica cómo, ya en 1959, Arlene Pieper, una mujer de la zona, completó este maratón en 9 horas y 16 minutos, convirtiéndose, por tanto, en la primera mujer en terminar oficialmente un maratón en los EE.UU. (no he encontrado el dato de si alguna mujer lo hizo antes en algún otro lugar del mundo). El año anterior Arlene también participó en la carrera, pero solo completo la primera mitad, la que asciende a la cima del Pikes Peak (4.302 m).
Así pues. Ya sabemos que en el podio de las primeras mujeres, que se sepa, que terminaron un maratón tenemos, por orden de llegada a Arlene Pieper, Roberta Gibb y a la más conocida Kathrine Switzer.

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