miércoles, 7 de agosto de 2019

Subida al Pico Veleta

El domingo pasado, como inicio de las vacaciones, corrí (más bien anduve) la Subida Internacional al Pico Veleta, que hasta hace unos años era la carretera asfaltada más alta de Europa, ahora ya no desde que la última parte es una pista no asfaltada. Ahora la carretera asfaltada más alta de Europa está en los Alpes franceses, el Col de la Bonette (2.715 m, y si añadimos el bucle que sale de ahí al Restefond son 2.802 m).
Por fin en la meta.

Quería correr esta carrera ya que por su longitud (50 km según se anuncia, pero 48 km en realidad) y por sus características especiales (altitud, toda ella en subida, etc.) me atraía como reto. Por eso este año me animé y aprovechando que íbamos a estar unos días en Andalucía de vacaciones pues incluí esta carrera granadina en mi calendario.
No había leído mucho sobre la carrera, solo algunas crónicas de compañeros en las que se incidía en su dureza y su belleza. Lo que no leí fue nada que me advirtiera de la pobre calidad de la organización en muchos aspectos, sobre todo la jornada del sábado con la entrega de dorsales.

El desastre
No me puedo creer aún que una carrera que cumple 35 años de vida organice tal desastre en la entrega de dorsales, más aún cuando estamos hablando de cientos de participantes, no de miles.
En un principio pensé que había sido por algún problema de última hora, pero hablando con la gente casi todo el mundo me dijo que es algo que ocurre todos los años.
A ver. Yo tengo experiencia como organizador de marchas cicloturistas y sé lo difícil que es que las cosas salgan como uno quiere, que hay un montón de detalles a controlar y que todo cuesta mucho para que salga perfecto. Pero también sé que de los errores se aprende y que para la tercera edición de un evento la entrega de dorsales debe ser algo que tiene que salir siempre bien, con agilidad y rapidez. No puede ser que tengas a la gente hora y media para recoger el dorsal y apuntar a un acompañante al autobús.
La entrega de dorsales era el sábado por la mañana, a partir de las 11:00 y luego por la tarde otra franja horaria. Muchos estábamos antes de las 11 esperando (sobre todo los que estábamos alojados en el hotel de la organización). Hasta las 11:20 no abrieron porque anunciaron por megafonía de algún problema con los listados. Por cierto, una megafonía que casi no se oía si no estabas al lado. Por detrás solo se oía la música.
Al parecer no tenían listados alfabéticos, solo por número de dorsal. Este es un error que veo en muchas carreras. No le cuesta nada a la organización tener varios listados alfabéticos. Todo el mundo sabe su apellido. Lo dices, te miran el número de dorsal que tienes y te lo entregan. Pero si tienes que dar el número de dorsal, por lo menos que te lo hayan notificado por email los días antes.
Aquí dejaron en una mesa, un buen rato después de que abrieran, un listado para que miráramos nuestro número de dorsal antes de ir a recogerlos. Al de unos minutos el listado estaba separado en hojas y era un lío encontrarse. Una hora larga después se les ocurrió, por fin, pegar el listado en la puerta. Pero, repito como sugerencia a la organización, es más fácil que haya varios listados alfabéticos en las mesas donde se entregan los dorsales.
Ya con el dorsal en la mano había otras mesas donde daban imperdibles. ¿No era más fácil meterlos en la bolsa junto al dorsal? También había unos papeles con los números de dorsal que eran para poner en la mochila que nos llevaban a meta. Pero como no ponía nada no me di cuenta y no recogí el mío. Menos mal que a la tarde pasé de nuevo por allí y lo pregunté y lo recogí. De nuevo, ¿no era más fácil meterlo en la bolsa?
En otra mesa los acompañantes se apuntaban para los autobuses que les llevaban arriba para seguir la carrera y para la salida de la minisubida. No había ningún cartel explicando para qué era la mesa (no había casi ningún cartel explicativo de nada, solo el reglamento bien grande pegado en una pared, con lo que algunos de la organización ante las preguntas de la gente decían "eso lo pone en el reglamento", cosa que no siempre era así).
Alrededor de la mesa había decenas de personas tratando de informarse y de apuntarse a los autobuses. No había ninguna cola organizada. El caos personificado. De vez en cuando una chica de la mesa decía algo a voz en grito que solo entendían los de la primera fila.
Por fin le tocó el "turno" a mi mujer y, tras no obtener toda la información que necesitaba, se apuntó a un autobús hasta Pradollano. No le dijeron que para ir en los minibuses que salían de ahí hacia la meta también tenía que apuntarse. Eso se lo dijeron a la tarde, cuando ya no quedaban plazas.
Como tampoco le supieron decir si en el autobús (que salía a las 7 de la mañana, tras la salida, y en el que iba a estar muchas horas) iba a tener tiempo para comer o para ir al baño (la chica que le "atendió" le dijo que en Pradollano no hay nada, y resulta que hay supermercados, bares y restaurantes), al final optó por quedarse en el hotel y no madrugar.
En fin. Que entre tanto caos organizativo me quedó un mal sabor de boca respecto a la carrera y por un momento incluso se me pasó por la cabeza no correrla.

La carrera
Bueno. Dejando lo negativo, pasemos a la carrera en sí, que estuvo bien, en general. La salida se dio con retraso (parece ser que es lo habitual), pero todo transcurrió bien. Los avituallamientos estaban muy bien, completos y bien situados, y se veía bastante organización a lo largo del recorrido. Eché en falta más carteles con los kilómetros a meta restantes, por ejemplo.
Una vez terminada la carrera, yo no tuve que esperar mucho para coger un autobús para bajar al telecabina que nos dejaba en Pradollano. Ahí había comida, entregaban el trofeo (yo personalmente prefiero las medallas) y nos podíamos duchar. Luego también tuve suerte con el autobús para volver al hotel, pero en Facebook he leído que hubo gente que tardó dos horas en bajar a Pradollano y luego tuvieron que esperar bastante para bajar a Granada.

Sobre mi experiencia deportiva puedo decir que tampoco disfruté mucho. No he llegado muy bien a la carrera. Tampoco era un objetivo de los importantes para mí. Solo quería terminarla sin acabar muy tocado, ya que después del verano tengo retos importantes, como el 50k de Washington.
Además, las últimas semanas he estado con un brote de mi artritis y eso me hace estar más cansado y con molestias en algunas articulaciones.
Por lo tanto, y siguiendo mi plan, salí muy conservador, moviendo un rango bajo de vatios y regulando las sensaciones y las pulsaciones. Lo malo fue que antes de salir me empezó a doler la tripa y en el km 7 entré a un bar para tomar un café e ir al baño. Salí más aliviado pero seguí con mal cuerpo todo el día. Eso hizo que no comiera bien y en el km 44, entre la altitud y el cansancio, casi me da un mareo por un principio de pájara pero me salvó que justo había allí un avituallamiento.
Los primeros 10 km son casi llanos. Luego seguí corriendo sin parar hasta el km 18. A partir de ahí alterné otros 5 km el correr con el caminar rápido. Los que corremos trail sabemos que a partir de un punto es más económico caminar rápido que correr, ya que corriendo gastas mucho más y apenas avanzas más rápido.
Hasta el km 40, más o menos, pude seguir andando rápido, pero los últimos km ya me noté que no iba tan bien y empecé a perder velocidad, pero en general me regulé bastante bien, salvo ese bajón que he comentado.
Los últimos km, ya por la pista que antes fue carretera, se me hicieron muy largos y estaba deseando llegar a la meta. Además, el viento soplaba cada vez más fuerte y en las zonas que te daba de cara era duro avanzar. Y por fin ya llegué a la última curva y afronté la última rampa. Objetivo cumplido. Subida al Veleta a la saca. Viendo la clasificación, quedé en el puesto 558 de 706 finishers.
Arriba recogí la mochila, hice un par de fotos y llamé a mi mujer antes de ir a la cola para el autobús de bajada. En Granada y hasta Pradollano había hecho mucho calor, pero arriba, por la altitud, hacía algo de fresco, sobre todo porque había mucho viento. Pero por suerte no hacía frío.
En general puedo resumir que no me ha gustado esta carrera. Quizás el cabreo del sábado ha pesado mucho en mi percepción general de la carrera, pero es que ni siquiera el paisaje lo compensa. Todo el recorrido, sobre todo arriba, es un secarral, no hay montañas bonitas, ni bosques ni nada que te haga detener la marcha para apreciar la belleza del paisaje.
Luego está el cómo venden la carrera con datos no muy veraces. No son 50 km, son unos 48 km (tal vez no llegue). Yo mido la distancia con el potenciómetro Stryd calibrado, no por GPS. Pero incluso a los demás compañeros les salía alrededor de 48 km de distancia, y eso que a la salida nos meten casi un kilómetro y medio extra al dar una vuelta entera al parque de donde se sale (¡qué necesidad!).
Y la meta no está a 3.396 m de altitud ni son 2.800 metros de desnivel positivo. A esa altitud está la cima del Pico Veleta, pero la meta se queda un kilómetro más abajo, en el telesilla Laguna, a 3.300 metros (según los datos de https://es-es.topographic-map.com/maps/d4ag/Pico-del-Veleta/), con lo que el desnivel acumulado desde la salida (670 m) son unos 2.630 m (puede que algunos metros más porque hay dos pequeñas bajaditas en el recorrido pero no los 2.800 que dicen).
No sé por qué en todas partes siguen poniendo que son 50 km y que se sube a 3.400 metros cuando no es así. De todas formas sigue siendo la carrera con la meta más alta de Europa. En 2017 corrí el "Gornergrat-Zermatt ultra maratón" y la meta estaba a casi 3.100 m, más baja que en la Subida al Veleta.
Recogiendo el dorsal.

Primeros kilómetros (con mal cuerpo) y pasando calor.


Casi en meta.

La camiseta Beer Runners Bilbao en lo más alto.

Haciendo cola para el autobús.

Paisaje "lunar" en la cima.

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