martes, 6 de julio de 2021

Bike packing por el Canal de Castilla

La semana pasada estuve dos días con la bici de gravel haciendo una parte del Canal de Castilla en Palencia. Mi idea era hacer los dos ramales de la Y invertida que conforma el Canal, un día desde Frómista hasta Valladolid y Medina de Rioseco, y al día siguiente ir desde Medina de Rioseco de vuelta a Frómista por el otro ramal.

Listo para empezar el viaje junto a la iglesia de San Martín de Tours, en Frómista.

Desde que tengo la bici de gravel tenía en mente hacer alguna pequeña ruta de bikepacking, esto es, con una alforja pequeña con lo justo para pasar una o dos noches viajando con la bici en plan tranquilo. Por fin, este año me he decidido y elegí el Canal de Castilla, por ser muy bonito, fácil, y perfecto para ir con la bici de gravel por sus caminos de sirga totalmente apartados de las carreteras.

El Canal tiene tres ramales: el norte, desde Alar del Rey hasta Calahorra de Ribas, donde el Pisuerga se une al río Carrión (75 km); el sur, desde ahí hasta Valladolid (54 km); y el ramal Campos, desde Calahorra de Ribas hasta Medina de Rioseco (78 km).

Mapa del Canal de Castilla.

Me decidí por empezar en Frómista porque en esa bonita localidad hay buena oferta hotelera, al ser un cruce de caminos con el Camino de Santiago, y porque de Frómista hacia el norte, hasta Osorno, ya conocía el Canal. Además, hacerlo completo desde Alar del Rey me suponían demasiados kilómetros para dos días. Desde Frómista me salía una primera etapa de 140 km, y una segunda etapa de vuelta de 100 km, una buena distancia para hacerla en dos días sin prisa.

Pero, con lo que yo no contaba era con un fuerte ataque de lumbago que me empezó justo el primer día por la mañana. Apenas pude montarme en la bici, y tuve que comprar un antiinflamatorio fuerte en una farmacia antes de empezar. Mala cosa para pretender hacer 140 kilómetros. Según iba pasando el día, con muchas molestias y dolores cada vez que cambiaba de postura en la bici, decidí, con buen criterio, acortar el viaje, y al llegar a Dueñas me detuve. Llevaba 63 kilómetros de sufrimiento, ya estaba bien. Me dio pena no seguir, aunque era una tontería alargar más el viaje en esas condiciones. Bueno, la verdad es que con el tramo que hice ya se puede apreciar suficientemente la belleza del Canal, con varias zonas de esclusas, varios puentes y mucho paisaje precioso. Ya estaba bien.

Al día siguiente el dolor seguía casi igual, y deshice el camino de vuelta a Frómista.


El Canal de Castilla

La historia de esta gran obra de ingeniería de la época de la ilustración española data del s. XVIII y fue una gran idea para romper el aislamiento de Castilla mediante un canal navegable que pretendía unir Reinosa con Segovia para transportar grano y otros bienes. Nunca se completó del todo, porque falta el Canal de Segovia, que no llegó a ser construido. La obra que sí se hizo se llevó a cabo entre los años 1753 y 1859. Fue el Marqués de la Ensenada quien propuso a Fernando VI la construcción de una red de caminos y canales de navegación para unir Castilla con el Cantábrico. Dos años más tarde, el ingeniero Antonio de Ulloa presentó el “Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para los Reinos de Castilla y León” basado en otros trabajos del ingeniero francés Carlos Lemaur.

Entre 1850 y 1860 las barcazas que surcaban el Canal fueron más de 350, remolcadas desde los caminos de sirga de las orillas por bueyes y caballos. La puesta en marcha de la línea férrea Valladolid-Alar del Rey, con un trazado casi paralelo al del Canal de Castilla, acabó con la utilidad del Canal, aunque se siguió usando como vía fluvial navegable hasta 1959. Por lo menos, sí que sirvió para industrializar la zona con fábricas de harinas, papel, cuero, etc.

Hoy en día, además de usarse para regadío, es un atractivo turístico.

Esclusas en Frómista.




Calahorra de Ribas, donde se unen el Pisuerga y el Carrión.


Mi ruta

Como he dicho, empecé y acabé el viaje en Frómista. Este pequeño pueblo cuenta como mayor atractivo con la hermosa iglesia de San Martín de Tours, joya del románico pleno y mencionada como el ejemplo más claro de arquitectura románica por múltiples autores. Data de 1066. También son bonitas las iglesias de San Pedro y la de Sta. María del Castillo. Al pasar por aquí el Camino de Santiago, el viajero cuenta con varios establecimientos donde alojarse y comer.

Plaza de Frómista.

Llegué el miércoles por la tarde y cené escuchando los chillidos de las innumerables golondrinas que sobrevuelan el pueblo.

Por la mañana es cuando noté el dolor de los lumbares. Y precisamente fue al ir a subirme a la bici, tras dejar las cosas en el coche y cargar la bolsa de bike packing bajo el sillín con lo necesario para dos días, el peor momento de todos. El dolor fue intenso e incluso pensé que no iba a poder rodar ni cien metros.

Como es un dolor recurrente debido a mi artritis que hace que de vez en cuando se me inflamen algunas articulaciones, sobre todo de esa zona, tengo la experiencia de que no me suele durar mucho, a veces solo un día o dos. Por si acaso fui a una farmacia y compré un antiinflamatorio que me recomendó mi reumatólogo.

Al ir a tomar una pastilla, esta se cayó al suelo, y me las vi y las deseé para recogerla. No podía doblarme.

Por fin pude montarme en la bici y empecé a pedalear hacia las esclusas del Canal que hay en la salida de Frómista. Ya en los primeros metros vi que casi no podía tirar de riñones para subir las cuestas. Por suerte, el Canal es casi llano.


Ya en ruta, intenté disfrutar del bonito paisaje, aunque cualquier bache fuerte o cualquier movimiento sobre la bici eran una tortura. Poco a poco el dolor fue haciéndose más llevadero, por el movimiento y por la medicación. De vez en cuando me paraba a sacar fotos, ya que la verdad es que todo el Canal es muy bonito y transmite una profunda sensación de tranquilidad. A ello contribuye el que sea muy solitario, pues al contrario que en el Camino de Santiago, hay pocos viajeros que recorran las orillas del Canal.

En Grijota dejé un momento el camino del Canal y me interné en el pueblo para coger agua y beber algo. Eché en falta fuentes a lo largo de la ruta.

Un poco más adelante, en Villamuriel, entré al pueblo a comer un bocadillo. Ahí decidí que en el siguiente pueblo, en Dueñas, me iba a quedar a dormir. Iba muy incómodo por la lumbalgia y no estaba disfrutando del viaje.

Así que, en Dueñas pregunté por un hotel y me indicaron el Hostal Restaurante Zamorano, un sitio muy concurrido con buen restaurante a unos tres kilómetros de Dueñas. Allí me duché y me tumbé un buen rato a ver la etapa del día del Tour de Francia y a descansar. Antes de cenar, fui en bici hasta Dueñas para ver el pueblo.

Dueñas.

El viernes por la mañana mis lumbares seguían igual de rígidas y doloridas. Desayuné e inicié el viaje de regreso a Frómista. Paré de nuevo en Villamuriel, a tomar un café con un viejo amigo de la S.C. Bilbaina que había visto en Facebook que yo estaba por allí.

Villamuriel.

Con molestias y cada vez con más calor fui desandando los 60 kilómetros hasta llegar de nuevo a Frómista para comer y regresar en coche a Bilbao.

Una pena no haber podido ver más kilómetros del Canal y no haber llegado por lo menos hasta Valladolid, pero, qué se le va a hacer. En otra ocasión regresaré para hacer algún otro tramo.

Track de la ida de Frómista a Dueñas:

1 comentario:

  1. Una lástima no haber podido disfrutar del viaje. Para otra ocasión seguro, y si llegas a Pucela te acompaño ;)

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