Ha sido una carrera bonita, con mucha gente y un ambiente relajado. Y muchas mujeres corriendo, muchas más que en una carrera normal. Eso es bueno.
Algunos comentarios:
- La salida oficial se ha retrasado más de 20 minutos. Menos mal que no hacía frío y no llovía. No sé la causa del retraso porque apenas podía entender lo que se decía en la megafonía, pero como es una carrera benéfica este retraso no tiene la menor importancia. Sus razones habrán tenido. Son cosas que pasan.
- Había una salida para los que iban en patines (no les he visto, o sea, que no habrá habido problemas), luego la salida para los corredores y otra para los que iban a completar el recorrido caminando. Sugerencia para los que caminan: si vas a hacer el recorrido caminando, o si sabes que vas a correr un rato y luego vas a caminar, sal atrás. Se ha montado un buen tapón porque nada más salir ya había bastante gente delante que solo caminaba, y además en paralelo mientras charlaban con los amigos impidiendo que los que querían correr les pasaran fácilmente. Y si te paras a caminar a mitad del recorrido, échate a la derecha y así el flujo de corredores es más rápido.
- No entiendo a la gente que va a estas carreras con auriculares. Primero, porque no sienten lo que pasa a su alrededor, y así, creo, se pierden el ambiente de las carreras, que es lo bonito. Y segundo, porque al ir escuchando música no oyen las peticiones de los que van detrás para poder pasarles sin problemas.
- En la meta había varios altavoces, y cuando entras solo oyes el que está justo allí, y si el "speaker" dice "no hagáis tapón allí, mejor venís para aquí, que hay menos gente", pues como no vemos desde dónde nos habla pues su "allí" es nuestro "aquí" y nos hacemos un lío para saber a dónde es mejor que nos movamos.
Pero, como os he dicho, ha sido una bonita mañana de correr por Bilbao. Cada vez se ve más gente corriendo y este tipo de eventos, además de para recaudar dinero para un fin solidario, sirven para animar a la gente a hacer deporte, que siempre es conveniente.
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Bueno, y siguiendo con la descripción del Maratón de NYC, os pongo hoy aquí los pensamientos del "prota" de mi novela mientras sigue corriendo por Brooklyn.
Km 12
Casi al final de la Cuarta Avenida, en
Brooklyn, cuando ya llevo algo más de una hora de carrera, es casi imposible
sentirse solo, pues entre los corredores y el público somos unos cuantos miles
de personas los que ocupamos cada una de las manzanas de esta parte de la
ciudad.
Sin embargo, pese a correr en Nueva York esta
carrera junto a más de cincuenta mil corredores, cada uno de nosotros estamos
solos con nuestros miedos, nuestras inquietudes, nuestros sentimientos y
nuestras sensaciones. Y es imposible que no sea así, pues correr es un deporte
individual, como el ciclismo o escalar montañas. Sí, los compañeros te ayudan y
te animan, y gracias a ellos son más soportables y llevaderos el dolor, el
cansancio y la aflicción que te causa el lanzarte a una aventura como es correr
un maratón.
Uno de los padres del Tour de Francia, Henri
Desgrange, explicó esto que siento ahora con estas palabras acerca de la
montaña en el ciclismo: “En la montaña el ciclista no se enfrenta solamente al
relieve, está entregado a sí mismo y toma conciencia de su terrible soledad”.
Sí, es terrible esta soledad que sentimos los corredores y los ciclistas en los
momentos duros. Es terrible porque estás rodeado de otros compañeros, estás
sintiendo los ánimos del público, estás siendo literalmente empujado por miles
de alientos hacia la meta pero, sin embargo, nadie más que tú sabe lo que
sientes, sabe lo que has de luchar por seguir, por no rendirte. Nadie, por
mucho empeño que ponga en animarte, puede correr por ti, puede pedalear por ti.
Y también siempre que corro, aunque sea aquí,
con tanta gente, no dejo de recordar lo que escribió Alan Sillitoe sobre la
soledad del corredor:
“...y entonces conocí la soledad que siente
el corredor de fondo corriendo campo a través y me di cuenta que por lo que a
mí se refiere esta sensación era lo único honrado y verdadero que hay en el
mundo, y comprendí que nunca cambiaría, sin importar para nada lo que sienta en
algunos momentos raros, y sin importar tampoco lo que me digan los demás”.
Y es que es la pura verdad. Correr es algo
honrado, algo que nunca nos engaña. Si estás bien, corres bien, y si estás mal,
corres mal. Así de simple. No importa nada más. Solo ser honrado contigo mismo.
Km 13
El kilómetro 13 del Maratón de Nueva York
está al comienzo de la Avenida Lafayette, en la esquina con la Calle Fulton, en
pleno Brooklyn. Hay un pequeño parque, ideal para que los vecinos lleven a sus
hijos a jugar un rato. El Marqués de Lafayette fue un militar y aristócrata
francés que, curiosamente, se convirtió en uno de los héroes de la Guerra de la
Independencia de los EE.UU. contra los ingleses a las órdenes de George
Washington. También tuvo un papel principal en la Revolución Francesa.
Sí. Correr este maratón sirve para conocer la
historia de la ciudad de Nueva York y aprender algo de la historia de los
EE.UU., una historia breve para los que vivimos en Europa, pero una historia
tan interesante como la de cualquier otro país del mundo. (…)
Sí, llevo algo más de una hora corriendo,
noto alguna molestia muscular que aún no debía haber llegado, pero lo único que
siento es alegría y agradecimiento. La alegría por poder estar aquí, por poder
sentir y vivir estos momentos únicos en mi vida.
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